La coma es un signo de puntuación que nos permite organizar la información discursiva. Esta nos posibilita, por ejemplo, marcar el final de una condición y dar paso a una consecuencia (Si fuera futbolista, llevaría a mi equipo al Mundial); cuando la condición se encuentra detrás de la consecuencia no es necesaria (Llevaría a mi equipo al Mundial si fuera futbolista). La coma, en este contexto, tiene un valor crucial para separar la condición de la consecuencia. Si usted tuviera esta información de antemano, dónde colocaría la coma en el enunciado del título de esta nota de publicación, ¿después de “tiene” o después de “mujer”? Esta pregunta se plantea en el diálogo que recrea el Ciudadano universal (un bloguero) con Julio Cortázar:

JULIO: Lea y analice la siguiente frase: “Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda”.
YO: Julio, ¿has pensado en las implicaciones de esta frase? ¿Qué tal que yo sea mujer?
JULIO:
Si usted es mujer, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra mujer.
YO: ¿Y si soy hombre?

JULIO:
Si usted es hombre, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra tiene.
(Diálogo tomado de © Ciudadano universal. Correspondencia con Julio Cortázar, sobre la importancia de la coma. 14 mayo 2010 http://tinyurl.com/24rogqj)

Julio responde de acuerdo a las implicaciones que tiene cada frase para una mujer y para un hombre. Para ambos sexos, la coma tiene un lugar de ubicación diferente. En el caso de las mujeres, tenemos “Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer, (él) andaría en cuatro patas en su búsqueda”; en el caso de los hombres “Si el hombre supiera realmente el valor que tiene, la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda”. La coma para separar la condición de la consecuencia, en cada caso, se aplica de acuerdo con la intención de los hablantes, en relación con las formas de pensar de los hombres y las mujeres.

Este diálogo deja entrever, pues, que la coma es decisiva para reproducir relaciones de poder desigual entre mujeres y hombres. Por un lado, la coma después de “tiene” establece una representación subordinada de la mujer y reproduce los prejuicios y creencias del discurso y la práctica social machista, que asume que la relación es de dependencia y jerarquización (es posible que un hombre comente que, aunque no supiera puntuar, colocaría la coma antes de “tiene”; como el machismo es una conducta que se aprende se asume este tipo de respuesta, considerándose algunas veces como ‘algo’ normal y hasta divertido). Por otro lado, la coma antes de “andaría” empodera la imagen de la mujer y aminora la del hombre, convierte al “sexo fuerte” en “débil”. Para las mujeres, esa coma tiene sentido y valor (no es raro que para una mujer, aunque tenga problemas con la puntuación, la coma vaya después de “mujer”, y añada “es obvio”, porque son las primeras que se consideran a sí mismas como valiosas; en una sociedad donde está sometida a la discriminación es ella quien debe apreciarse y valorarse, y frente a la injusticia reclamar sus derechos de igualdad, es así que, en un entorno de marginación, el feminismo se aprende). La colocación de la coma antes o después de una palabra determina cuál es la condición y cuál es la consecuencia del enunciado: quién reconoce el valor del otro y quién iría en cuatro patas.

Sin lugar a dudas, los usuarios del lenguaje solemos producir discursos que construyen roles, relaciones e identidades de género que pueden tener efectos ideológicos de peso, empezamos a situar a las personas, las encasillamos, fomentamos prejuicios, y generamos discriminaciones (excluimos, prohibimos, incluso maltratamos física y verbalmente); en consecuencia, estas formas de cómo situamos a las personas tienen repercusiones en el desenvolvimiento de una sociedad: se legitima la subordinación, el desprecio, la violencia, la inseguridad y la segregación. En este contexto, el lenguaje se convierte, por la forma en cómo se usa, en un arma para separar a las personas.

Si usted es mujer o si usted es hombre, sabe, por tanto, cuál es el valor que tiene la coma y cuáles son las implicancias que conlleva su uso en la organización del discurso. Las formas de pensar moldean los discursos, pero, a su vez, los usos del lenguaje estructuran y reproducen lo social: constituyen, por ejemplo, las situaciones y relaciones entre las personas, los géneros, las mayorías y minorías, ricos y pobres, nativos y foráneos.

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¿Cómo citar esta fuente?
LOVÓN CUEVA, Marco (2010). “Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda” Blog de Marco Antonio LOVÓN CUEVA. Lima: PUCP. http://bit.ly/bgFwQ1
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