Una ontología para la lucha contra la corrupción, crisis nacional

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En general, no tener un marco de referencia común para el análisis de la información causa problemas, como lo señalan Uschold y Gruninger (1996), para el caso de las tecnologías de la información, estas son: (i) mala comunicación entre los usuarios (ii) métodos, lenguajes y herramientas limitados y (iii) esfuerzos innecesarios. Para resolver estos problemas, los autores antes mencionados en su obra, definen la necesidad de una ontología, entendida esta última como un método para estandarizar y definir la “comprensión del conocimiento de interés común”.
Según IMF (2016), la corrupción es: el abuso del uso del cargo público para obtener ganancias privadas. El puesto público cubre todo el ámbito de la estructura del estado sea del ámbito local; regional o nacional, e incluye a todos los funcionarios, estén en el menor escalafón, como inspector municipal de un pueblo aislado del país hasta el de mayor grado, como aquel que ejerce el puesto de Presidente de la República. Corrupción es pues, asegurarse de un beneficio para sí mismo, sea 10 soles por facilitar un trámite, 20 millones de dólares por beneficiar la entrega de contratos a un proveedor de obra pública, así como facilitar el robo de 6000 millones como fue en los diez años del gobierno fujimorista.
Como bien lo describe Quiroz (2013), en el país la corrupción ha estado presente desde la colonia, no es una novedad que una empresa privada apele al ejercicio de pagar sobornos a los funcionarios públicos para beneficiarse de contratos lesivos a los intereses de los contribuyentes, antes de Odebrecht, hubo y hay “odebreches” nacionales, los cuales actúan y pretenden seguir actuando con total impunidad. La corrupción existe porque en 200 años de vida republicana se ha construido una arquitectura en el estado y sociedad, que favorecen su ejercicio, esta arquitectura en el caso del estado ha institucionalizado y “legalizado” de modo perverso la ausencia de (a) visibilidad, (b) estandarización y (c) control en los sistemas, procesos y funciones, de quienes son responsables de la gestión de los presupuestos en el estado. Iniciativas legislativas en USA, para las empresas de los sectores de Petróleo, Gas y Minería, como la Ley de Prácticas Corruptas (1997), la Ley para la Honestidad de los Líderes y el Gobierno Abierto (2007) o la Ley de Divulgación sobre la Transparencia de las Industrias Extractivas (2008) u otras que limitan y visibilizan el actuar de los “gestores de interés” en nuestro país están ausentes, esto demuestra que en el Perú hay mucho por hacer. Pero esto no sorprende sabiendo que el congreso se ha manejado, se maneja y se seguirá manejando con intereses subalternos, lejos del interés por el “bien común”.
En el caso de la sociedad, la delincuencia y la corrupción, requiere en el fondo de la complicidad, sea activa o pasiva de la población, por ejemplo; los hijos usando objetos que no les fueron compradas, los padres usando para su beneficio privado recursos de la empresa, no respetar la cola de espera en un banco, no respetar las señales de tránsito por parte del conductor, desconocer el significado de las señales de tránsito por parte del peatón, “retwittear” mensajes injuriosos y calumniadores para desvalorar a los enemigos políticos, etc. todo esto refuerza ideas como; “puedes violar las reglas”, “puedes robar”, “puedes matar la honra”, o “nosotros matamos menos”…las obligaciones y deberes son para los “otros”. El respeto por las normas, las leyes deben expresarse por calidad de la relación con los “otros”: los vecinos, los colegas, los parientes, los compatriotas, si no es así por su acción o inacción se contribuye al estado de complicidad antes mencionado.
Llegar a este estado de “crisis social”, donde la civilidad y el republicanismo de los ciudadanos ha retrocedido, es lograr un concepto que Peter Drucker llamo una “idea preconcebida”, es decir creer algo de modo ciego, que motiva la acción, sin evaluar las consecuencias, sean estas positivas o negativas. A este estado de crisis, lo que corresponde a los ciudadanos es asumir la responsabilidad de su entorno sea familiar, amical o profesional, pero principalmente la suya propia y construir una ontología de la lucha contra la corrupción y la delincuencia, donde quede claro, lo que significa, cómo se produce, cómo acabarlo y cómo evitarlo.

Uschold, M. and Gruninger, M. (1996) ‘Ontologies: principles, methods and applications’, The Knowledge Engineering Review, 11(2), pp. 93–136. doi: 10.1017/S0269888900007797.
IMF (2016) Corruption: Costs and Mitigating Strategies, International Monetary Fund, SDN/16/05, May 2016, disponible en https://www.imf.org/external/pubs/ft/sdn/2016/sdn1605.pdf
Quiroz, A.W. (2013) Historia de la corrupción en el Perú. (2013) Instituto de Estudios Peruanos e Instituto de Defensa Legal, pp. 615, Lima.
Drucker, P.F. (1999), “Management Challenges for the 21st Century”, Harper Collins Publisher, New York.

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