El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), pone a disposición del público usuario, el documento Perú: “Brechas de Género, 2023: Avances hacia la igualdad de mujeres y hombres”; publicación que permite conocer la situación de mujeres y hombres en los diferentes ámbitos de la vida.

Pueden descargar el documento en el siguiente link: libro.pdf (inei.gob.pe)

A continuación transcribo algunas ideas centrales para que puedan interesarse en en la lectura del documento o de alguno de sus capítulos.

En el documento de Brechas de Género en el Perú 2023, en el marco de la creciente preocupación por la igualdad de género, se explora la situación relativa de las mujeres respecto de los hombres mediante la elaboración de un Índice de Desigualdad de Género (IDG).

El IDG es una metodología desarrollada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que captura estas dimensiones en un índice sintético. Este índice constituye un avance importante para las medidas sobre igualdad de género disponibles. Medir las desventajas que enfrentan las mujeres genera conciencia en torno a estos problemas, permite vigilar el progreso en pos de los objetivos de equidad de género e impulsa a los gobiernos a asumir responsabilidades.

El IDG estima la pérdida de logros en dimensiones claves debido a la desigualdad de género. Fluctúa entre 0 (no hay desigualdad en las dimensiones incluidas) a 1 (hay desigualdad completa).

El IDG aumenta cuando las desventajas están vinculadas; entonces, cuanto mayor sea la correlación de las disparidades de género en todas las dimensiones, más alto será el valor del índice. De este modo, se reconoce que las dimensiones son complementarias y que la desigualdad en escolaridad suele estar asociada, por ejemplo, con el acceso a oportunidades laborales y con la mortalidad materna

Dimensiones del Índice de Desigualdad de Género

Salud reproductiva: La salud reproductiva de la mujer se mide a través de dos indicadores: coeficiente de mortalidad materna y tasa de fecundidad entre adolescentes. El bienestar de la mujer durante el parto tiene importancia intrínseca, y señala el lugar que ocupa la mujer en la sociedad. La reproducción no solo conlleva riesgos, con frecuencia también se inicia prematuramente y compromete la salud y restringe las oportunidades futuras. La procreación a edad temprana, medida a través de la tasa de fecundidad de adolescentes, aumenta los riesgos sanitarios para la madre y el bebé y suele impedir a las jóvenes asistir a la escuela, destinándolas muchas veces a trabajos que, en el mejor de los casos, son poco especializados.

Empoderamiento: La mujer ha estado en una situación de desventaja en el aspecto político en todos los niveles de gobierno. Para medir esta desventaja, se usa la relación de representantes hombre-mujer en el parlamento. Asimismo, la libertad de la mujer aumenta si ésta cuenta con mayor nivel de instrucción, ya que mejora su capacidad de crítica, reflexión y acción para cambiar su condición y aumenta su acceso a información. Una mujer con más educación tiene mayores posibilidades de disfrutar de un trabajo decente, participar en el debate público, cuidar su salud y la de su familia; y otras oportunidades. En este sentido, se centra la atención en las estadísticas a las mujeres que alcanzan el nivel educativo secundaria y superior respecto a sin nivel y primaria.

Mercado laboral: La participación de la mujer en la fuerza de trabajo, que incluye tanto a las empleadas como a las desempleadas (que buscan activamente un trabajo), así como a las que buscan un empleo en horario parcial

El IDG aumenta cuando las desventajas están vinculadas; entonces, cuanto mayor sea la correlación de las disparidades de género en todas las dimensiones, más alto será el valor del índice. De este modo, se reconoce que las dimensiones son complementarias y que la desigualdad en escolaridad suele estar asociada, por ejemplo, con el acceso a oportunidades laborales y con la mortalidad materna. La simultaneidad de las desventajas es uno de los aspectos importantes en la desigualdad de género y una de las principales ventajas del IDG es que logra captarla. Asimismo, el método asegura que un bajo desempeño en un área no pueda ser compensado del todo por un buen resultado en otra.

Dimensiones del Índice de Desigualdad de Género

 

¿Cuáles son los criterios para utilizar los indicadores de salud reproductiva que no cuentan con equivalentes para los varones?

Los indicadores de salud reproductiva utilizados en el Índice de Desigualdad de Género no tienen indicadores equivalentes para los hombres. En esta dimensión, la salud reproductiva de las niñas y las mujeres se compara a lo que deberían ser objetivos sociales, es decir, que no haya muertes maternas ni embarazos de adolescentes. La razón es que la maternidad refleja la importancia que la sociedad le confiere a la función reproductiva de las mujeres. La maternidad temprana, medida por la tasa de partos adolescentes, está asociada con mayores riesgos para la salud de las madres y de los bebés. Asimismo, las madres adolescentes suelen quedar excluidas de la educación y se ven obligadas a desempeñar labores de perfil bajo.

¿Cuál es la relevancia política del Índice de Desigualdad de Género?

El Índice de Desigualdad de Género desvela las disparidades de género en salud, empoderamiento y mercado laboral. Puede ayudar al gobierno y otros organismos a comprender las brechas existentes entre mujeres y varones.

La puntuación media global en el Índice de Desigualdad de Género en el Perú para el año 2022 se ubicó en 0,323, en el 2023 ha mejorado el IDG a 0.390.

El documento también contiene capítulos sobre:

  • Autonomía de las mujeres peruanas: Al hablar de la autonomía de las mujeres se refiere a tres áreas consideradas críticas: física, económica y toma de decisiones.
  • Población: El tamaño y la estructura de la población por sexo y edad son de significativa importancia para la producción de estadísticas de género. Esta información resulta esencial para la construcción de indicadores que expresan en términos cuantitativos la situación de mujeres y hombres. 
  • Equidad de género en la salud: Se entiende la ausencia de disparidades innecesarias, evitables e injustas entre mujeres y hombres. Significa que las mujeres y los hombres tienen la misma oportunidad de gozar de las condiciones de vida y servicios que les permiten mantenerse en buena salud, sin enfermarse o morir por causas que son injustas y evitables.
  • Educación: Llave para la igualdad de género. La educación contribuye a mejorar la calidad de vida y a erradicar el círculo vicioso de la pobreza y la enfermedad, preparando el terreno para un desarrollo sostenible. A través de una educación básica de calidad, las niñas y niños adquieren el conocimiento y las aptitudes necesarios para adoptar formas de vida saludables, protegerse del VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, y asumir un papel activo en la toma de decisiones de índole social, económica y política a medida que transitan desde la adolescencia a la edad adulta. Los adultos que han recibido una formación suelen tener menos descendencia, están más informados acerca de las prácticas óptimas para criar a sus hijos/hijas y se preocupan de que comiencen la escuela a su debido momento y que estén preparados para aprender.
  • Empleo e ingresos: La condición de actividad de la población en edad de trabajar suele clasificar a ésta en dos grandes grupos: la población económicamente activa (PEA), que incluye tanto a los que se encuentran ocupados y reciben una remuneración por su trabajo como los que se encuentran buscando un empleo o desocupados, que pueden ser a su vez, cesantes (han trabajado antes) o aspirantes (buscando trabajo por primera vez). La segunda conformada por la población económicamente no activa, a la que pertenecen las personas que no están buscando trabajo remunerado y que no reciben remuneración por la actividad que realizan. Integran este grupo mujeres y hombres que se dedican principalmente al estudio o a los quehaceres en el hogar, así como también las personas incapacitadas para trabajar, jubilados y los que viven del producto de sus rentas.
  • Brecha digital de género: La Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995 definió los medios de información y las nuevas tecnologías (TIC) como un sector crucial para lograr mayor igualdad, democracia y justicia social. Esta iniciativa se dio en primer lugar, ante la existencia de una gran desigualdad para las mujeres en el acceso a las tecnologías de la información a escala mundial. Un análisis del fenómeno de las nuevas tecnologías que no tenga en cuenta esta realidad es un análisis incompleto, puesto que la comprensión de este factor determinante se convierte en clave para entender la situación real del acceso de las mujeres a las nuevas tecnologías y, sobre todo, permite establecer las acciones positivas necesarias para poner estas tecnologías al alcance de toda la población.
  • Violencia de género: En todas y cada una de sus múltiples formas, la violencia atenta contra la libertad y los derechos humanos, y provoca daños, sufrimiento o muerte en cada mujer que la padece, las asesinadas con saña feminicida; la violencia conyugal (malos tratos, violencia psicológica, económica), la cual incluye en algunos casos la violencia sexual; la violencia contra las niñas y las adultas mayores; contra las que sufren algún tipo de discapacidad, entre otros tipos. La violencia contra las mujeres tiene sus raíces en: – Las relaciones sociales de dominación masculina y subordinación femenina: unos mandan más que otros en la sociedad. – La construcción de identidades de género desiguales: las identidades femeninas son menos valoradas que las masculinas. – La división sexual del trabajo: las mujeres dedicadas al cuidado y responsabilidades familiares y los varones a los trabajos productivos.
  • La mujer en actividades agropecuarias: La investigación indica que, si bien las mujeres predominan en el comercio agrícola interno, la participación masculina suele ser más activa en la comercialización de productos agrícolas tradicionales y no tradicionales en los mercados internacionales. Por lo general, las mujeres tienen la responsabilidad de los hijos y de otros dependientes, haya o no en el hogar un hombre que funcione como punto de referencia, y ellas suelen ser también las responsables de la seguridad alimentaria de la familia. Los datos indican que en el país está aumentando el número de hogares encabezados por mujeres. Independientemente de la presencia o ausencia del cónyuge masculino en el hogar, corresponde a las mujeres la elaboración y preparación de los alimentos, el suministro y obtención de atención médica y de vestido para los hijos. Diversos estudios demuestran que cuando los recursos están a cargo de las mujeres, es más probable que se destinen a incrementar el consumo de alimentos, la protección y el bienestar general de la familia, así como a reducir la malnutrición de los niños.
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