Las profesoras Celia Rubina y Lilian Kanashiro han publicado el libro “El Perú a través de sus discursos: Oralidad, textos e imágenes desde una perspectiva semiótica” que busca analizar el sentido de ciertos discursos particulares producidos en el Perú. El libro se divide en cuatro bloques: Nuestros Demonios, Mitos y Figuras, Puesta en Escena y Autorrepresentacion.
¿Cómo surge la idea de escribir este libro y cómo ha sido el proceso?
Lilian Kanashiro: La idea surge hace varios años, fundamentalmente era recoger ensayos que ya teníamos o estábamos haciendo. Lo que teníamos claro desde un inicio, era que queríamos trabajar experiencias o textos vinculados al Perú, una especia de semiótica chola. El apoyo del Departamento fue importante para la publicación.
Celia Rubina: Efectivamente, ha sido un trabajo de varios años, que recoge trabajos nuestros que tienen todavía más años. La idea de escribir algo juntas es porque partimos de un mismo paradigma que es la gran casa de la semiótica, pero cada una con sus propios intereses, quizás Lilian más ligada a la socio-semiótica, yo a la literatura y a los discursos visuales. Fue interesante hacer un trabajo a partir de un núcleo común pero también de nuestras diferencias. Cada una ha podido mantener su propia palabra, su propio ritmo; sin embargo, hemos encontrado nexos muy importantes al hablar sobre el Perú.
¿Cuál es la propuesta del libro para enfrentar los desencuentros cotidianos en los diferentes discursos?
Lilian Kanashiro: Lo vemos como parte de la naturaleza del discurso, no pretendemos que los discursos vayan en una misma dirección. Justamente, esa es la riqueza del lenguaje y del sentido. En cierta manera, empalma con la riqueza del país que a veces es un poco conflictiva o no nos agrada mucho, pero es parte de la naturaleza discursiva. El modelo nos une frente a una manera de trabajarlo, pero no pretendemos que las interpretaciones sean únicas.
Celia Rubina: Dentro de la misma línea, no hay una interpretación única ni estamos haciendo un dogma de la semiótica. Nosotros planteamos que en todos los discursos hay ciertos conflictos que existen en nuestra sociedad peruana y el modo de resolverlos es ponerlos primero en discusión. Al hacer una interpretación, sabemos que podemos tener otras interpretaciones porque hay otras miradas también. Nuestra idea es poder ganar en nuestros futuros lectores a futuros interlocutores para poder discutir temas diversos de nuestra sociedad.
¿Cuál es el rol que han jugado los alumnos en el contenido de este libro
Lilian Kanashiro: Yo citaría el caso del sheriff de Marca Perú porque fue muy dialogado con personas vinculadas a la publicidad que confirman que ahí hay un hallazgo interesante. En la dinámica de la clase, con los alumnos, los estudiantes fueron armando el trabajo de una manera colectiva, confirmando mis intuiciones o agregando aportes nuevos.
Celia Rubina: En mi caso personal, lo más emblemático de la presencia de los alumnos como interlocutores es mi estudio sobre la dramaturgia de Electra. Siempre en broma les decía a mis alumnos que hacía falta una Electra peruana y fue en el año 2011 que Ricardo Claret Quea, un estudiante, escribió una Electra. A partir del año siguiente, yo lo incorporo en mis clases; entonces, propongo un estudio de intertextualidad donde vamos viendo diferentes obras dramáticas con la misma historia y discutiéndolas en la clase con los estudiantes.
¿Qué otras disciplinas han incorporado para abordar la reflexión de los diferentes discursos trabajados?
Lilian Kanashiro: En mi caso, la semiótica dialoga mucho con la antropología y, en mi caso concreto, con los estudios en comunicación política. Me he ido centrando en el discurso político y no puedo ignorar lo que se dice en ese ámbito.
Celia Rubina: Considero que es una cuestión de honestidad intelectual de parte de nosotras dos, que una vez que vamos a abordar un tema, no podemos pensar que solo la semiótica nos va alumbrar en ese tema. Estamos permanentemente nutriéndonos desde otras perspectivas, siempre manteniendo ciertas herramientas y enfoques que son propios de la semiótica.
Celia Rubina nos explica su texto “La figura del zorro y la etiología: de los mitos huarochiranos a los relatos populares del sur andino peruano”
La figura del zorro es una figura muy especial porque en realidad no es exclusiva del mundo andino. En las tradiciones europeas, el zorro en Francia es un personaje que también es recurrente en los cuentos. En los relatos andinos, el zorro tiene una ambivalencia, que puede llegar a ser un personaje muy torpe pero también puede llegar a ser un personaje muy astuto. Una de las cosas que yo he querido hacer en este artículo es hacer ver que esta es una figura sumamente antigua, porque está en el manuscrito de Huarochiri y ya aparece con este doble sentido. Eso nos puede ayudar a ver que en el mundo andino y en la lengua quechua, tenemos una tradición oral riquísima que se ha mantenido y que se sigue resemantizando.
Lilian Kanashiro nos dice sobre su texto “Oráculos de la modernidad: mediatización de los sondeos de preferencia electoral”
Si nos basamos en los procesos electorales, siempre hay un cambio y una transformación cuando se pasa del reporte estadístico a la publicación de los sondeos ya sea en televisión o en prensa. Hay muchas aristas que tocar, pero muchas veces creo que hay, por el lado de la prensa, el querer tener predicciones cuando la estadística lo que te plantea son solo tendencias. También se sabe que hay una especie de tensión entre las encuestadoras y los medios de comunicación cuando lanzan la publicación, a pesar que esté el representante de la encuestadora ahí. A veces se construyen titulares o se abordan contenidos sin hacerles la consulta a los que produjeron la información.
Si creo que hay una preocupación latente, por parte de las encuestadoras, en cómo esa información se termina convirtiendo en relatos o dramas. En estos procesos electorales, estamos viviendo lo que ha pasado en procesos pasados; sin embargo, con un elemento relativamente nuevo que tiene que ver con los procesos burocráticos. En principio, la novela está armada y hay un texto que trabajo mucho de Alan Garrigou, “La embriaguez de las encuestas”, que es una crítica feroz a todo el boom de las encuestas. Eso es muy claro cuando se prohíbe la publicación de encuestas y la gente está desesperada, creo que sucede cuando hay mucha incertidumbre. En el texto, se trabajó semióticamente cómo hay un reporte estadístico y eso muta en el formato periodístico.
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Los profesores Jorge Acevedo y Sandro Macassi son los editores del libro “Confrontación y Diálogo: Medios y conflictos en los países andinos” presentado en el Centro Cultural de la PUCP el pasado 17 de diciembre.
¿Cómo surge la iniciativa del libro?
El libro tiene como origen el congreso de ALAIC 2014, organizado por nuestra Facultad. El profesor Sandro Macassi presentó una propuesta de grupo de interés sobre el tema de comunicación y conflictos sociales. A ese grupo de interés concurrieron investigadores de la región andina: Colombia, Ecuador, Perú, entre otros países, para presentar ponencias sobre casos de conflictividad social. Se habló del rol de los medios, la comunicación en el gobierno y también del enfoque de comunicación como un espacio y un proceso de diálogo para la transformación de los conflictos en oportunidades de desarrollo social. Es en el marco de las mesas de presentación de ponencias que se piensa en publicar un libro.
¿Cómo fue el proceso de elaboración del libro?
Conjuntamente con el profesor Macassi elaboramos el proyecto de libro y recibimos el apoyo del Departamento Académico de Comunicaciones y del Centro Regional de Competencia en Comunicación de la Fundación Friedrich Ebert, de Colombia, dirigido por Omar Rincón. Tuvimos un proceso de selección, revisión de los papers y logramos finalmente la publicación de artículos principalmente de Perú, elaborados Sandro Macassi, Hildegard Willer y por mí, y tres artículos más (Ecuador, Colombia y Bolivia) que abordan procesos y dinámicas de comunicación en el contexto de conflictos socioambientales.
¿Cómo cree que el periodismo debe reinventarse para hacerle frente a las exigencias sociales en la agenda minera y medioambiental?
El periodismo tiene como principal objetivo ofrecer información, criterios de análisis y puntos de vista sobre diferentes hechos políticos económicos y sociales a nivel local, regional, nacional e internacional. Habitualmente el periodismo es objeto de presiones por parte de poderes económicos, políticos y también de organizaciones sociales. Los medios y los periodistas están inmersos en un juego de poder y tensión permanentes.
En el marco de los conflictos sociales, estos escenarios habituales se tornan más complejos al haber controversias que involucran a gobiernos, grandes empresas y comunidades. En algunos casos, un sector del periodismo está jugado en favor de uno de los actores protagónicos del conflicto, es casi un vocero o forma parte de una coalición que tiene como objetivo que sus intereses o propuestas finalmente sean las que predominen. Eso no ayuda a una comprensión más compleja del conflicto, a sus causas, los contextos en los que emergen los conflictos, y las consecuencias posibles. En otros casos el periodismo toma cierta distancia, teniendo una postura propia de investigación, análisis, reflexión, generando espacios de diálogo para los diferentes actores y un espacio para propuestas.
La idea en el libro es explorar estos roles y lograr identificar las condiciones que podrían hacer posible un periodismo más autónomo con una agenda propia, que ofrezca elementos para entender el contexto y pueda provocar también algún tipo de espacio o de dinámicas de diálogo. Es muy difícil pensar en un periodismo de paz practicado por todos los medios de comunicación, porque como señala Omar Rincón en la introducción del libro, el periodismo vive en y de la conflictividad social. Sí será importante que los periodistas ofrezcan, con rigor, información sobre el contexto para entender las causas y la complejidad de los conflictos sociales, sus consecuencias y posibilidades de un procesamiento por la vía del diálogo.
¿Qué rol cumplirían los medios de comunicación durante el proceso de facilitación de diálogo para contribuir a un mejor tratamiento del conflicto?
Es clave la alerta que los medios puedan ofrecer en relación con un conflicto social. Considero que el periodismo puede ofrecer información valiosa en los inicios de una relación de conflicto social, informar oportunamente sobre (posibles) controversias entre Estado, empresas y comunidades. La idea es que acompañe adecuadamente el ciclo del conflicto en sus diferentes etapas, desde el inicio, pasando por el escalamiento y la crisis, brindando información, criterios de análisis y puntos de vista que contribuyan a entender el conflicto y generar puentes entre los actores para el diálogo.
Ciertamente el énfasis del tratamiento periodístico en la etapa de crisis y violencia no va a cesar. El periodismo vive en gran parte de los conflictos, se ha construido una cultura periodística y también un interés vigoroso en las audiencias por conocer diversos hechos de confrontación y de violencia también. Pero ese patrón tradicional en la cobertura periodística puede ser matizado incorporando nuevas voces y puntos de vista conducentes a lograr una mejor comprensión de los conflictos y contribuir a la construcción de procesos de diálogo.
¿Por qué cree usted que la empresa privada fácilmente establece relaciones clientelares con los medios locales o regionales?
Yo creo que por la vulnerabilidad de los medios locales o regionales. La precariedad económica, que tiene que ver en gran parte con la concentración mediática en Lima y la captación de publicidad por los grupos mediáticos limeños, lo cual hace más difícil que los periodistas de medios provincianos, quienes difícilmente tienen una remuneración fija y condiciones laborales básicas, mantengan independencia y sentido crítico autónomo ante una situación de conflictividad.
Los atores como el Estado o las empresas extractivas, con gran capacidad de inversión publicitaria o de contratación para diversos servicios, tienen mayores posibilidades de influir en la prensa. El dilema entre la autonomía periodística y la estabilidad económica se resuelve muchas veces en favor de esta última.
¿Cuál es la ruta que se podría seguir para que los procesos de diálogo alcancen o logren su verdadero objetivo y se vuelvan materia relevante para los medios de comunicación, ya sean locales o capitalinos?
Considero que el futuro de los procesos de diálogo está marcado en buena medida por la voluntad política de las partes para abrirse a una auténtica negociación, es decir un proceso en el cual se logran ciertos objetivos pero se renuncia a otros. Algunas veces los actores en el marco de un conflicto, especialmente los gobiernos, consideran que las mesas de diálogo tienen como objetivo central persuadir, convencer a las comunidades de las bondades de un proyecto determinado y no se dan cuenta que ya es tarde para ello. Diálogo es negociación, es lograr consensos pero también identificar los disensos y, a partir de ese ejercicio, evaluar y tratar de construir la viabilidad social y política de un proyecto.
El diálogo en el marco de un conflicto social podrá ser un hecho relevante para los medios en tanto los actores participantes tengan voluntad política de negociación, se logren acuerdos y estos se cumplan. De lo contrario, será muy difícil que el periodismo se enfoque en conversaciones que no conducirán a la transformación de los conflictos.
Jorge Acevedo y Sandro Macassi, a los extremos, junto a Giselle Huamaní, Hugo Aguirre y Rolando Luque.