Eduardo Maldonado estudia Periodismo y está pronto a egresar de la Facultad. Vive en Chosica. Destaca en él la vena política y su interés por temas sociales, influencia que le viene de casa. Ha trabajado en el Boletín Conexión, donde era el responsable de la redacción del informativo.
Activista, sencillo, respetuoso, son algunas de las palabras que lo definirían. Aquí una conversación con él, sobre su experiencia de trabajar en el Departamento y sus intereses.
¿Por qué estudias Periodismo?
Yo ingresé a la PUCP para estudiar Antropología. Me gustaba esa carrera, en especial lo relacionado a la Antropología urbana. Pero antes de pasar a Facultad noté que el académico peruano tiende a encerrarse en un círculo elitista. El conocimiento que acumula termina guardado en estantes de bibliotecas. Yo no quería eso para mí. Descubrí que lo que en realidad quería hacer era contar. Conocer realidades, contarlas e incidir para que cambien. Ese es el rol del periodismo: iluminar cosas que pasan desapercibidas para muchos y tratar de que cambien. Los periodistas tenemos un rol importantísimo en la construcción de una mejor sociedad.
¿Qué sientes que te ha dado la Facultad?
La Facultad me ha dado muchas cosas, pero principalmente me ha dado un horizonte a seguir. En cualquier otro centro de estudios, yo hubiese aprendido a escribir, grabar y editar. Aquí, además de todo eso, aprendí para qué debo hacerlo. El periodismo no es solo un oficio, sino una profesión. Profesamos la defensa del bien común. Los periodistas contamos para eliminar las injusticias, para limitar el poder, para mejorar de a pocos el mundo. Esa visión de la carrera se la debo a la Facultad de Comunicaciones de la PUCP. Hay muchas cosas por mejorar. Creo que debemos modernizarnos, porque las comunicaciones evolucionan muy rápido, pero también creo que debemos preservar e incrementar los espacios para la teorización y la reflexión. Esta Facultad, a mi punto de vista, es la que menos de eso tiene en la universidad. Debemos revertirlo.
¿Cómo ha sido tu experiencia de trabajo en el Departamento?
Muy enriquecedora. La mayoría de alumnos llega a conocer a un pequeño porcentaje de profesores del Departamento. Yo conozco a casi todos y he aprendido mucho de cada uno de ellos. Eso ha contribuido a que mi formación sea mucho más completa. Un periodista no tendría por qué interactuar con los docentes de Artes Escénicas, Publicidad o Comunicación para el Desarrollo. Yo tuve la suerte de acceder a ellos. El ambiente laboral en la PUCP es genial. No solo por la amabilidad de la gente sino porque puedes encerrarte el día entero y abstraerte del mundo. Es una chamba complicada, pero no me arrepiento de haberla hecho.
¿Qué te deja haber trabajado cerca a Balo?
Balo es un profesor al que yo estimo muchísimo. No solo he tenido la suerte de ser su alumno, sino de que él me honre con su amistad. Es un tipo de carácter complicado, pero cuando uno lo conoce a fondo, se da cuenta de que es una fuente de conocimiento enorme. Con él no solo se aprende a escribir mejor, se aprende también de la vida. Yo creo que la palabra para definir a Balo, más que “profesor” es “maestro”.
¿De dónde nace tu interés por participar en la política?
Siempre he participado en política. Creo que influyeron muchos mis padres y mi abuelo. Mis padres son cantuteños y yo nací en un momento bastante complicado para el país. Desde muy niño escuché discusiones políticas y me fui metiendo. A los nueve años fui el primer alcalde escolar de mi colegio. Hice muy poco, porque nadie me tomaba muy en serio, pero el interés estaba allí. La universidad ha sido el espacio en el que me he definido políticamente y he aprendido a hacer política de verdad. Desde 2013 milito en Libertad Crítica, junto a compañeros que conocí en el proceso de revocatoria de Susana Villarán. Todo profesional tiene el derecho a tener una convicción política y la obligación de defenderla. Más aun los periodistas, que tenemos como misión lograr el bien común. El periodista no puede reducirse a ser una extensión del micrófono, debemos defender nuestra posición.
Cuéntame un poco de esta nueva experiencia en la política.
Hice política en Lima, a pesar de vivir en Chosica. Consideraba que mi distrito, políticamente, era un caso perdido. Tenemos el mismo alcalde hace 22 años y no hay nadie que haga frente a sus atropellos. En 2012 formé un colectivo juvenil orientado a la defensa de los usuarios del popular “Chosicano”. Así se encendió la mecha. Una crítica llevó a la otra y de pronto todos habíamos tomado una posición política. Hace cerca de dos meses, Susana Villarán nos invitó a formar parte de su lista distrital. Aceptamos con gusto, porque siempre estuvo con nosotros en la lucha por un mejor transporte. Yo creo que en ocasiones el destino te pone en situaciones complicadas en las que debes tomar decisiones difíciles. Yo decidí participar para cambiar las cosas. Eso es lo que hacemos los periodistas, luchar para cambiar lo que anda mal.
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