¿Cómo se dieron las cosas en la última edición de San Sebastián?
Estuvimos allá los últimos días de septiembre. Llevamos la película para la sección de nuevos directores del Festival. La competencia era muy dura: había películas de bastantes países, de muy alto nivel y con mucho presupuesto. Así que fue una sorpresa y una gran satisfacción obtener la mención del jurado, principalmente porque “El Limpiador” es una película de poco presupuesto.
¿Es la primera vez que participas de un festival de cine?
Estuve en otros festivales, pero nunca en uno tan grande como el de San Sebastián. Por momentos, la experiencia es abrumadora: hay productores y directores a los que admiras, y te sientes como un espectador, te sientes parte del público; pero al mismo tiempo firmas autógrafos y te tomas fotos con el público.
¿Fue una experiencia muy intensa?
Fue una experiencia muy fuerte. Hay mucha expectativa del público, mucha emoción. Ver la película en pantalla grande, en estreno mundial, acompañados de más de 600 personas es una experiencia muy rica. Fue muy emocionante escuchar a la gente reír, asustarse y emocionarse. Fue una experiencia que ninguno de nosotros había vivido. La gente se interesa y entusiasma por tu trabajo, te preguntan muchas cosas.