Estados financieros del Vaticano 2021
11:00 a.m. | 17 ago 22 (VTN/RNS).- Las previsiones económicas en este momento no son nada optimistas. Sin embargo, la deriva de las organizaciones de gestión económica de la Santa Sede ha hecho que el 2021 terminara mejor de lo esperado. Así lo ha señalado el prefecto de la Secretaría para la Economía, Juan Antonio Guerrero, en una entrevista para los medios vaticanos en la que anunció que el balance dejó 3 millones de euros de déficit frente a los 33 millones previstos, lo que supone un respiro tras años de duro sacrificio y compleja reorganización. Por otro lado, el P. Guerrero comentó los avances que se siguen dando con respecto a la transparencia, la tutela económica y la sostenibilidad en las finanzas de la Santa Sede.
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-Padre Guerrero, ¿cuáles son las novedades de este balance?
La primera noticia es el cambio de perímetro del consolidado. Ahí están los estados financieros de toda la Santa Sede. Sólo no están incluidos el Governatorato y el IOR. Este hecho significa un paso adelante en trasparencia y visibilidad de la situación económica completa de la Santa Sede; el camino emprendido continúa y se profundiza. En julio de 2021 el Consejo para la Economía introdujo importantes cambios que hacen que ahora el balance refleje mejor la realidad económica de la Santa Sede.
En el perímetro anterior sólo teníamos visibilidad de un 35% del total. Hemos aumentado significativamente la dimensión: hemos pasado de 60 entes del perímetro anterior a los 92 del perímetro actual; de un total activo de 2,2 mil millones de euros en el 2020 a los 3,9 en el 2021; de un pasivo de 0,8 mil millones de euros a 2,3; de un patrimonio neto de 1,4 mil millones de euros a 1,6; los ingresos han pasado de 248 millones de euros a 1.093 millones de euros; los costes de 315 millones de euros a 1.096 millones de euros; el déficit total ha resultado ser de 3 millones de euros.
-¿Cómo valora las cifras de este balance?
No buscamos superávit, sino la sostenibilidad del servicio de la Santa Sede. Un déficit de 3 millones de euros en un presupuesto de 1.100 millones no es tanto, está prácticamente equilibrado, y no parece una cifra para preocuparse. Pero si hacemos un análisis más detallado, hay algunas áreas que mejorar. El primer análisis es que hay un déficit operativo de 62 millones de euros, que los buenos resultados financieros del 2021 han mitigado para dejar el déficit en 3 millones. Cuando los resultados financieros no son tan favorables como en el 2020, surge el déficit operativo.
-Usted ha insistido mucho en años anteriores en el “balance de misión”. ¿Está creciendo esta conciencia?
Creo que toda institución curial es muy consciente de su misión de ayuda a la Misión del Santo Padre, que la lleva a cabo con dedicación y, en estos tiempos de dificultad económica, trata de hacerlo con austeridad, atendiendo lo esencial de la misión. La Curia, que es la que permite una mejor comparación con los años anteriores –el antiguo perímetro del balance consolidado– sigue mostrando una financiación insuficiente, que yo definiría como un problema eclesial. La misión del Papa no está suficientemente financiada. En el 2021, la Curia tuvo un déficit de 10 millones de euros, 56 millones de déficit menos de lo que tuvo realmente en el 2020, lo que es una buena noticia.
También es una buena noticia que la Curia haya hecho sacrificios reduciendo los gastos, controlando la parte que puede controlar mejor, mientras las entradas ordinarias siguen bajando. La Curia ha ingresado 14 millones de euros más y ha gastado 42 menos que el ejercicio anterior; pero hay que reconocer, para no engañarnos, que el déficit ordinario no ha variado, los gastos ordinarios han disminuido en 15 millones de euros, alcanzando un nuevo mínimo este año, pero no es suficiente, los ingresos ordinarios también han disminuido en 14 millones de euros, otro nuevo mínimo. Los 56 millones de euros menos de déficit se deben a los 33 millones de euros de mejores resultados en las finanzas y a los 23 de mejores resultados extraordinarios con respecto al año pasado. Es cierto que no podemos actuar sólo sobre los gastos reduciéndolos, llegará un momento en que no se podrán disminuir sin comprometer la misión, por eso estamos trabajamos sobre cómo aumentar los ingresos. El hecho es que la Santa Sede reduce su patrimonio cada año para cubrir los servicios curiales.
-¿Por qué, con un déficit menor e incluso un superávit de casi 29 millones de euros en la Curia, usted insiste en que la Santa Sede se despatrimonializa?
Ciertamente es más difícil de explicar porque, si bien tenemos un déficit de 3 millones de euros en el conjunto de los entes que se refieren a la Santa Sede, o un superávit de 28,8 millones de euros en la Santa Sede o Curia, con el Óbolo y los otros fondos papales incluidos, en realidad la Santa Sede se despatrimonializa cada año un promedio de 20-25 millones de euros. Y en esto es bastante constante. La razón, además de que los resultados financieros no son realizados, es que muchas de las donaciones que recibimos son finalistas, sirven para una cosa y no para otra.
Gran parte de los activos asignados a algunos entes está vinculada a una finalidad, y no se puede dedicar a otra cosa. Es decir, no podemos compensar los gastos de algunos entes con los ingresos de todos los demás. Son muchos los dicasterios que realizan un servicio por el que no reciben ninguna contraprestación económica, simplemente son centros de coste y prácticamente no tienen ingresos, su servicio se realiza siempre con déficit. Y debe ser así. No estamos gestionando una empresa, los criterios económicos juegan un papel relativo, la economía debe servir, no gobernar, como insiste el Santo Padre.
-¿Cómo piensan actuar?
Cuando hablamos de pasivos, no nos referimos a un déficit actual, sino que estamos reconociendo que hemos asumido algunas obligaciones que, evaluadas hoy, podríamos no ser capaces de afrontar en cierto punto del futuro con la dotación actual. O sea, o se dota con más dinero para que esa situación futura previsible no se verifique o se adecúan las prestaciones a las posibilidades. Poner más dinero o prometer menos prestaciones. Las dos últimas veces que se tomó conciencia del problema en el Fondo de pensiones la Santa Sede puso más dinero. Sin embargo, esto es sólo un paliativo a corto plazo, que no resuelve el problema estructural por lo que, a largo plazo, las contribuciones no serán suficientes para compensar las prestaciones prometidas.
-¿Cuáles son sus previsiones para el futuro?
Para el futuro se nos prospecta un tiempo muy incierto. No tenemos muchas variables sobre las que operar para enfrentar la crisis, no tenemos política fiscal ni monetaria, ni control sobre una gran parte de los ingresos. Más allá de nuestros problemas estructurales, la situación mundial –guerra, inflación, falta de suministros, incertidumbre financiera, etc.– crea para nosotros nuevos desafíos y oportunidades. No podemos decir que el tiempo de los sacrificios se haya acabado, el 2022 será un año particularmente difícil y también el 2023. Ahora tenemos que encarar el presupuesto del 2023 que no nos permite estar muy alegres, a pesar de que la presión del COVID haya disminuido.
-¿Cómo juzga los resultados en el camino de la transparencia?
Hemos dado muchos pasos en este tiempo en la justa dirección de la trasparencia, de la tutela económica de la Santa Sede y de la sostenibilidad. Los dicasterios y las instituciones curiales están implementando procedimientos y dando pasos adelante en la justa dirección. Recientemente hemos publicado las cuentas del Óbolo de San Pedro, lo que hemos recibido y cómo lo hemos utilizado; también hemos puesto en marcha el proyecto de centralización de las inversiones financieras pedido por el Papa años atrás, hemos aprobado una política de inversiones y se ha nombrado un Comité para las inversiones. Pero aún somos lentos.
Se han introducido procedimientos para protegernos, hemos realizado la venta del palacio de Londres de modo transparente y sin contratiempos, siguiendo los procedimientos correctos; la aprobación de los actos de administración extraordinaria ha introducido, a su vez, un mecanismo de control que invita a seguir los procedimientos, la abolición del secreto sobre las cuestiones económicas nos ha hecho más transparentes. Estamos en camino.
Gráficos del balance
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Fuentes
Vatican News / Religion News Service / Gráficos: Secretaría de Economía de la Santa Sede / Foto: Marco Verch – Creative Commons