Francisco: Ni ideologías, ni protagonismos en la liturgia

7:00 a.m. | 18 ago 22 (RNS/VTN).- La liturgia no se ha salvado de controversias. El documento del papa Francisco, Desiderio Desideravi, intenta revertir esa situación con orientaciones para una celebración que priorice -por encima de todo- el encuentro en comunidad con Jesús (su palabra y sus gestos). Una celebración en la que no puede prevalecer el protagonismo del celebrante, ni la rigidez, ni la banalización. El texto también pone mucho énfasis en que la liturgia no se utilice como campo de batalla para imponer una visión de la Iglesia que no acepta lo establecido por el Concilio Vaticano II: actualizar e involucrar más a los laicos en la liturgia. Compartimos comentarios y enlaces que ayudan a revisar esta Carta Apostólica de Francisco.

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Semanas atrás se presentó Desiderio Desideravi, una Carta Apostólica al Pueblo de Dios sobre la liturgia, para recordar el sentido profundo de la celebración eucarística surgida del Concilio e invitar a la formación litúrgica. El papa Francisco ofrece Desiderio Desideravi, que con sus 65 párrafos desarrolla los resultados de la plenaria de febrero de 2019 del Dicasterio del Culto Divino y sigue el motu proprio Traditionis Custodes, reafirmando la importancia de la comunión eclesial en torno al rito surgido de la reforma litúrgica postconciliar.

No se trata de una nueva instrucción ni de un directorio con normas específicas, sino de una meditación para comprender la belleza de la celebración litúrgica y su papel en la evangelización. Y concluye con un llamamiento: “Abandonemos las polémicas para escuchar juntos lo que el Espíritu dice a la Iglesia, mantengamos la comunión, sigamos asombrándonos por la belleza de la liturgia”. La fe cristiana, escribe Francisco, o es un encuentro vivo con Él, o no es. Y “la liturgia nos garantiza la posibilidad de tal encuentro. No nos sirve un vago recuerdo de la última Cena, necesitamos estar presentes en aquella Cena”.

Algunas anticipaciones del documento papal, publicado en la fiesta de los santos Pedro y Pablo, se encuentran en la “ponencia” que el entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires pronunció ante el pleno del Dicasterio para el Culto Divino el 1 de marzo de 2005. En aquella ocasión, hablando sobre el arte de celebrar, Jorge Mario Bergoglio sugería la importancia de “recuperar el asombro ante el misterio” y esperaba que se publicara un texto que no fuera un tratado jurídico o disciplinario, atiborrado de normas y rúbricas; tampoco un tratado sobre abusos litúrgicos. En cambio, pedía un documento con un “tono pastoral y espiritual, incluso meditativo”.

Con Desiderio Desideravi, de alguna manera, se cumple ese deseo. En la Carta, el Sucesor de Pedro acompaña un camino que llega al corazón de la celebración litúrgica, que es al mismo tiempo “el culmen hacia el que tiende la acción de la Iglesia” y “la fuente de la que emana toda su energía”, como enseña el Concilio Vaticano II. Cada párrafo del nuevo documento de Francisco está impregnado de la conciencia de que la liturgia es, ante todo, un espacio para el Otro. El Papa escribe: “Antes de nuestra respuesta a su invitación -mucho antes- está su deseo de nosotros: puede que no seamos conscientes de ello, pero cada vez que vamos a misa, el motivo principal es que nos atrae su deseo de nosotros. Por nuestra parte, la respuesta posible, la ascesis más exigente, es, como siempre, la de rendirnos a su amor, la de dejarnos atraer por él”.

La liturgia no debe estar al servicio de “una visión ideológica”

Desiderio Desideravi, una frase en latín que significa “Con ardiente deseo”, también es una respuesta a los defensores de la Misa en latín antiguo, o rito tridentino, que se cambió en favor de la Misa en lengua vernácula instituida por el Concilio Vaticano II entre 1963 y 1965. Hace un año, Francisco restableció las restricciones a la celebración de la Misa en latín antiguo, que había sido permitida por su predecesor, el papa Benedicto XVI, en 2007. A diferencia de aquel documento, dirigido a obispos y sacerdotes, Desiderio Desideravi se dirige a todos los fieles católicos.

La belleza de la liturgia, escribe Francisco, no tiene que ver únicamente con “la búsqueda de un esteticismo ritual” que se centre en el “cuidado de la formalidad exterior de un rito” o “en la escrupulosa observancia de las rúbricas”. Tampoco desea que la misa católica se reduzca a “una dejadez banal” o a una “superficialidad ignorante”.

Semejante a una representación artística, la liturgia debe ser ensayada y cuidadosamente preparada, escribió el Papa, para que los fieles puedan participar con asombro en el sacramento en el que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Jesús. “Pero, incluso, si la calidad y la norma de la acción celebrativa estuvieran garantizadas, esto no sería suficiente para que nuestra participación fuera plena”, afirma el documento. Algunos prelados y laicos conservadores han defendido el rito latino anterior al Vaticano II para expresar su disconformidad con Francisco, que creen que está impulsando la secularización en la Iglesia. Los defensores del antiguo rito afirman que las celebraciones llenas de incienso y oro brillante funcionan como una atracción hacia lo divino, desestimando la liturgia actual como demasiado austera.

“Si la reforma hubiera eliminado ese ‘sentido del misterio’, más que una acusación sería un mérito”, escribió Francisco. “La belleza, al igual que la verdad, siempre engendra asombro, y cuando éste se refiere al misterio de Dios, conduce a la adoración”.

El documento publicado aborda directamente el faccionalismo sobre la misa en latín. “Detrás de las batallas relativas al rito, en el fondo, se esconden visiones diferentes de la Iglesia”, escribió Andrea Tornielli, el jefe del departamento de comunicación del Vaticano, en un artículo que acompaña al documento. El propio Francisco expresa su consternación en Desiderio Desideravi por el rechazo que el Vaticano II sigue encontrando en la actualidad. Como Papa, ha abierto con cautela pero con determinación la Iglesia y la Eucaristía a las parejas divorciadas y vueltas a casar, y a personas que han abortado.

“El mundo todavía no lo sabe, pero todos están invitados al banquete de bodas del Cordero”, dijo el Papa en el documento, aludiendo a un pasaje del Libro del Apocalipsis. “Lo único que se necesita para acceder es el vestido nupcial de la fe que viene por medio de la escucha de su Palabra”. Francisco subrayó que la liturgia “no tiene nada que ver con un moralismo ascético”, y la frase “desear ardientemente” es a su vez una cita del Evangelio de Lucas que describe el deseo de Jesús de compartir la Pascua, una de las bases de la misa, con sus apóstoles.

El Papa también ofreció algunas palabras de advertencia para los sacerdotes que se ponen a sí mismos en el centro de la liturgia, advirtiéndoles contra “un exagerado personalismo en el estilo celebrativo que, en ocasiones, expresa una mal disimulada manía de protagonismo”. Esto ocurre especialmente cuando las misas se celebran por Internet, escribió el Papa, un fenómeno que ha crecido en popularidad desde el inicio de la pandemia.

¿La Carta cumple su objetivo? (P. Thomas Reese SJ)

El texto de Francisco contiene numerosas líneas citables, como las mencionadas anteriormente, que pueden inspirar y educar a los católicos en su participación en la Eucaristía, pero a pesar de las intenciones de Francisco, esta carta será más útil para los profesores de seminario que para los fieles en general. Está llena de exhortaciones sobre la necesidad de la formación litúrgica, pero no es en sí misma una obra catequética.

La carta es un grito sincero para acabar con las guerras litúrgicas y entrar en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Francisco lo señala explícitamente en su primera línea al relacionarlo con su motu proprio Traditionis Custodes de 2021, que ponía límites a la celebración del rito antiguo. “La no aceptación de la reforma litúrgica”, escribe, “nos distrae de la tarea de encontrar las respuestas a la pregunta que repito: ¿cómo podemos crecer en la capacidad de vivir plenamente la acción litúrgica? ¿Cómo podemos seguir asombrándonos de lo que ocurre ante nuestros ojos en la celebración? Necesitamos una formación litúrgica seria y vital”.

En realidad, por eso no encuentro la carta tan útil, porque nunca responde plenamente a estas preguntas. El Papa se ha dejado distraer por los disidentes, centrándose en las preocupaciones de una pequeña pero ruidosa minoría opuesta a las reformas del Concilio. Esto hace que la carta tenga poco interés para la gran mayoría de los católicos que no se oponen a las reformas, pero que necesitan profundizar en el misterio de la Eucaristía.

Lamentablemente, hay mucha ignorancia entre los católicos (incluidos los obispos y sacerdotes) sobre la Eucaristía. Demasiados católicos siguen pensando que el propósito de la Eucaristía es hacer presente a Cristo en el altar para que podamos adorarlo. Eso está bien para algún momento específico como la Bendición, pero la Eucaristía es donde la comunidad cristiana recuerda la vida, muerte y resurrección de Jesús, da alabanzas y gracias al Padre, se une al sacrificio de Cristo y pide que el Espíritu nos transforme en el cuerpo de Cristo para que podamos continuar su misión en la tierra. Este es el corazón de la Eucaristía, como se ve en la oración eucarística proclamada en la misa.

Francisco, necesitamos otra carta, una que ayude al católico medio a entender y participar en la Eucaristía.

Sacrosanctum Concilium, Concilio Vaticano II y la cuestión sobre la liturgia

Entrevista al arzobispo Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:

-Pronto se cumplirán 60 años de Sacrosanctum Concilium. Este documento del Concilio sobre liturgia deseaba que el misterio pascual llegase a ser el centro de la vida cristiana. ¿Cómo se plantea hoy ese enfoque?

Sesenta años es poco tiempo en la historia de la Iglesia. Una dificultad importante en la Iglesia es el aumento del individualismo. Las personas plantean sus deseos como seres individuales, pero no como comunidad. Ahora bien, la Iglesia es precisamente una comunidad, y celebra todos los sacramentos en un sentido comunitario; entre ellos, también la misa, porque no está previsto que se celebre sin la presencia de otra persona, y normalmente los fieles se congregan en un número elevado. En este momento el liberalismo, el individualismo que existen esta sociedad son un reto para la Iglesia. Es fácil pensar en mi preferencia personal, en un tipo específico de liturgia, en una expresión particular de la celebración, en este sacerdote en lugar de este otro sacerdote; pero este individualismo no es del carácter de la Iglesia. Y debemos considerar los efectos de estas influencias en la vida espiritual de la Iglesia, como está subrayado claramente en Sacrosanctum Concilium, pero también en Lumen Gentium.

-Permítame mencionar dos aspectos particulares de Sacrosancutm Concilium. El primero es la inculturación litúrgica.

Se trata de que hay algunas culturas, en determinadas sociedades fuera de Europa, especialmente en los países de misión, en las que el rito romano puede enriquecerse con el genio de cada lugar, lo cual no siempre es fácil. Sobre este tema, he dicho muchas veces a los obispos que nos hemos pasado los últimos cincuenta años preparando la traducción de los textos litúrgicos; y ahora hemos de pasar a la segunda fase, que ya está prevista por Sacrosanctum Concilium, y es la inculturación o adaptación de la liturgia a las otras culturas diferentes, manteniendo la unidad. Es importante entender lo que significa que Jesús haya compartido nuestra naturaleza, y en un momento histórico. Tenemos que considerar la importancia de la Encarnación y, si podemos decirlo así, de la acción de la gracia que se encarna en otras culturas, con varias expresiones que son completamente diversas de lo que hemos visto y apreciado en Europa durante tantos años… (click aquí para leer la entrevista completa).

Información adicional
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Fuentes

Religion News Service (2) / Vatican News (2) / Videos: Rome Reports / Foto: Eric Mok – Creative Commons

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