Amazonía: Iglesia y pueblos unidos por el derecho al agua

5:00 p.m. | 27 oct 25 (CL/CP).- Desde Iquitos, corazón de la Amazonía peruana, la Iglesia y los pueblos originarios alzaron una sola voz en defensa del agua como don sagrado de Dios y derecho humano fundamental. La primera Cumbre Amazónica del Agua reunió a más de 400 representantes de pueblos indígenas y comunidades de fe de diez países, que denunciaron la contaminación y la injusticia hídrica en la región. Desde la fe, la oración, el testimonio y el compromiso, la Cumbre reafirmó la misión pastoral de cuidar la creación y hacer que cada gota de agua refleje el rostro del Creador.

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Para ofrecer una mirada completa y clara sobre la Cumbre Amazónica del Agua, esta publicación se estructura en cuatro bloques. El primero presenta los antecedentes, las motivaciones y el desarrollo general del encuentro; el segundo recoge momentos e intervenciones significativas de la Eucaristía inaugural y de las jornadas de reflexión; el tercero reseña la declaración final de la cumbre, con enlace al documento íntegro; y el cuarto sintetiza el balance pastoral elaborado por monseñor Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos, a pocos días de la clausura del evento. Cada espacio además complementado con videos de los momentos de reflexión, mensajes y entrevistas de los medios que acudieron a la cita.

Presentación general de la cumbre

Durante tres días, la Cumbre Amazónica del Agua tuvo lugar en Iquitos, la ciudad más importante de la Amazonía peruana. Este encuentro reunió a aproximadamente 400 delegados de diversas comunidades, incluyendo pueblos indígenas, comunidades campesinas, quilombos, organizaciones sociales, líderes religiosos y representantes de la sociedad civil, provenientes de 10 países y 14 regiones del Perú. Fue un evento cargado de simbolismo y compromiso en la defensa de los ríos amazónicos, bajo el liderazgo de la Iglesia católica.

La Cumbre buscó reflexionar y articular acciones concretas para garantizar el derecho humano al agua y proteger los ríos amazónicos frente a amenazas crecientes como la minería ilegal, los derrames petroleros, la deforestación y el cambio climático. También ha servido como plataforma para reiterar denuncias sobre las amenazas a los ecosistemas acuáticos, como ocurre con la minería ilegal, que ha experimentado una expansión desproporcionada ligada al aumento del precio del oro y se ha convertido en un problema transfronterizo. En el Perú, se ha extendido por nueve regiones, afectando gravemente a Loreto, Huánuco, San Martín, Madre de Dios y Amazonas.

Se estima que en los últimos diez años se han destruido más de 100,000 hectáreas de bosques tropicales. El impacto hidrológico es profundo: se han identificado más de 180 cuerpos de agua con presencia de dragas mineras, las cuales alteran los sistemas, incrementan los sedimentos y contaminan con mercurio y arsénico. Un estudio sobre el río Nanay reveló que el 80% de las personas examinadas presentan niveles elevados de mercurio debido al consumo de agua y pescado contaminados. Además, Iquitos, rodeada por los ríos Amazonas, Nanay e Itaya y por el lago Moronacocha, enfrenta una alarmante escasez de agua potable: el 60 % de su población carece de acceso continuo, según el INEI. Miles de familias deben consumir agua de esos ríos contaminados o depender de cisternas irregulares, aumentando los riesgos de enfermedades. En este contexto, la Cumbre se convirtió en un espacio de esperanza y acción compartida.

La iniciativa puso además en evidencia la resiliencia de las comunidades afectadas por la contaminación. El Vicariato Apostólico de Iquitos compartió experiencias de acompañamiento a poblaciones impactadas por derrames de petróleo en el Marañón y por asentamientos sin acceso a agua y saneamiento en Punchana. Tras una larga lucha legal, el Tribunal Constitucional reconoció en 2023 la violación de derechos fundamentales, ordenando al Estado garantizar agua potable, un precedente que inspira a otras comunidades amazónicas.

En un ambiente de interculturalidad y solidaridad, bajo el lema “Somos Agua, Somos Vida, Somos Esperanza”, los participantes se unieron en un poderoso llamado por el derecho al agua, inspirados en las enseñanzas de Jesús como fuente de agua viva y guiados por documentos papales como Querida Amazonía, Laudato si’ y Laudate deum. Además de las problemáticas mencionadas, se celebró la resistencia de los pueblos indígenas y las comunidades de fe que defienden la vida. Se destacó la paradoja de la falta de agua potable en una Amazonía rica en agua dulce, y se subrayó que la defensa del agua es inseparable de la defensa de la dignidad humana y del cuidado de la creación.

La Cumbre Amazónica del Agua desarrolló una agenda participativa que incluyó foros temáticos sobre agua, cosmovisión indígena, cambio climático, seguridad alimentaria, derechos de los pueblos originarios y extractivismo; talleres comunitarios para compartir experiencias y alternativas de gestión sostenible; encuentros interculturales en comunidades cercanas, fomentando el diálogo directo entre visitantes y pobladores locales; y mesas juveniles que empoderaron a adolescentes y jóvenes en la defensa del agua. La metodología priorizó la escucha activa y la construcción de consensos, siguiendo la enseñanza del Sínodo de la Amazonía: caminar juntos en la defensa del agua. Como parte de la programación cultural, se realizó la proyección del audiovisual “Agua y Amazonía” en el Centro Pastoral del Vicariato de Iquitos.

VIDEO. Reflexiones sobre la #CumbreAmazonicaDelAgua 

 

Durante la cumbre, se presentaron testimonios conmovedores sobre el impacto de la contaminación en los ríos, con especial énfasis en la participación de mujeres afectadas por la degradación de sus fuentes de agua y territorios. Los asistentes reafirmaron que el agua es un don sagrado y se comprometieron a protegerla para garantizar la supervivencia de los ecosistemas amazónicos y de todos sus habitantes, tanto humanos como no humanos. A lo largo del encuentro, resonó el clamor del agua que fluye por los ríos amazónicos, recordándonos constantemente la interconexión entre los pueblos y la urgente necesidad de actuar para preservar este recurso vital.

El cardenal Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, sostuvo que hay un clamor humano que cada día crece más, destacando el testimonio de una lideresa indígena sobre el envenenamiento sistemático que sufren las poblaciones a causa del derrame de petróleo, y afirmó que esto forma parte de una política internacional: “Los gobernantes están implementando políticas generalizadas de exterminio”. En respuesta a esta situación, instó a la población a organizarse y aprender de aquellos sectores que son ejemplo de resistencia ante el sufrimiento que amenaza con destruirnos. Monseñor Castillo concluyó su mensaje con un llamado a la transformación, no para terminar esta etapa con un exterminio, sino como una resurrección de nuestros pueblos.

El cardenal Pedro Barreto, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), subrayó que la Iglesia católica siempre ha sido una defensora de la creación de Dios. “Desde hace 11 años trabajamos en una red eclesial panamazónica. Contamos con una Conferencia Eclesial que incluye a los nueve países amazónicos. Hay un esfuerzo conjunto de la Iglesia para articular no solo en los ámbitos estrictamente eclesiales, sino también con el sector empresarial y el sector social”.

Y desde Roma, el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, envió un mensaje a los participantes: “El agua no se posee, no se vende, no se negocia: se comparte, se defiende y se celebra. Hablar del agua es hablar de la vida misma, de la dignidad de los pueblos y del respeto a la creación”. Czerny subrayó que los ríos amazónicos son “como venas que dan vida, donde cada gota refleja el rostro del Creador”, y destacó el valor de la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas, quienes enseñan que el agua es un bien compartido, no una mercancía. Su mensaje fue un llamado global a la defensa del agua como derecho humano y bien común.

VIDEO. Panel y debate: Agua y justicia

Misa y jornadas: “Demos esperanza defendiendo la vida”

En la Iglesia Matriz de Iquitos, se celebró la Eucaristía inaugural de la Cumbre Amazónica del Agua. La misa, presidida por el obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos, monseñor Miguel Ángel Cadenas Cardo, OSA, marcó el inicio de un espacio de oración, reflexión y compromiso en defensa de la Casa Común. En su homilía, Mons. Cadenas recordó que rezar es una forma de custodiar la creación: “Rezar nos acerca a Dios y a reconocernos como criaturas suyas. Por tanto, a custodiar la creación de Dios”. Basándose en la carta a los Colosenses, remarcó la centralidad de Jesucristo: “En él fueron hechas todas las cosas y todo fue creado por Él y para Él. El mundo no es fruto del azar, sino que todo está unido a Cristo Jesús”. El prelado advirtió que “atentar contra la creación de Dios es atentar contra el mismo Dios creador” y llamó a no dejarse dominar por la prisa y el agobio de la vida moderna.

Condujo a los presentes a observar las pinturas del altar del templo, obra de César Calvo de Arauco. Entre ellas, destacó la imagen de la Virgen María “sobre las aguas del río Amazonas, frente a Iquitos”, como signo de la relación entre fe y agua en la tradición amazónica. También señaló la fragilidad de la vida ribereña: “Podemos encontrar estadísticas de accidentes en carretera, pero no de personas que caen en los ríos amazónicos. Como si la gente de los ríos no existiera”. El obispo pidió a la Virgen “que está en medio del Amazonas” cuidar a las comunidades y animó a entregar la creación en mejores condiciones a las siguientes generaciones. Al final, condujo a los asistentes a proclamar juntos el lema de la cumbre: “Somos agua, somos vida, somos esperanza”.

La Eucaristía transcurrió con signos que animaron a proteger, defender y dignificar la vida para vivir en sinodalidad: agua, árbol, artesanía multicolor, pan y vino. Antes de la bendición final, tomaron la palabra varios representantes eclesiales de los diferentes países. Inició el cardenal Pedro Barreto, quien expresó un saludo especial de la CEAMA, creada por el papa Francisco en 2020 y ratificó la entrega de la Iglesia en la defensa de la vida y de la Casa Común, animando a los participantes de la cumbre a mantener vivo el lema que convoca el encuentro: “Somos agua, somos vida, somos esperanza”.

Mons. Rafael Cob, presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y obispo del Vicariato de Puyo (Ecuador), cuestionó: “Si todo era bueno, ¿por qué hoy destruimos eso que es bueno? Nuestros ríos, nuestros árboles, nuestra tierra”. Felicitó a quienes defienden la Amazonía: “Nuestro mundo necesita esperanza, demos esperanza defendiendo la vida”. Por su parte, el vicepresidente de la REPAM, Mons. David Martínez, obispo de Puerto Maldonado, resaltó que “el agua del bautismo nos hermana. El agua de la Amazonía nos hermana también y nos compromete a hacer respetar a nuestros pueblos”.

También, Mons. Alfredo Vizcarra, arzobispo de Trujillo y administrador apostólico de Jaén, denunció los daños de la minería ilegal: “Estamos en un momento muy duro (…) el agua también está siendo contaminada”. Llamó a “cambiar la perspectiva codiciosa de querer adueñarse” de los recursos. Desde Ecuador, Mons. Adalberto Jiménez, vicario de Guarico, compartió la realidad regional: “Vivimos guerras internas, represión y violencia, pero también hay signos de vida. Aunque sabemos que es tarde, nos llama a salvar lo que todavía vive”.


“Que los pueblos tengan vida”

El Vaticano estuvo representado por el padre Patricio Sarlat, del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien transmitió los saludos del papa León XIV: “Nos unimos a los esfuerzos y procesos que hacen como agentes de pastoral para que los pueblos tengan vida y la tengan en abundancia”. El padre César Caro, vicario general de San José del Amazonas, resaltó el simbolismo y el compromiso de la cumbre: “Deseo que de esta cumbre del agua saquemos acciones concretas en incidencia, en trabajo en red, para que los pueblos tengan vida”.

La misa también contó con representantes de Requena, Pucallpa y delegaciones internacionales de México, Brasil, Colombia, Bolivia y Ecuador. Entre los asistentes hubo líderes comunitarios amenazados por su defensa de la Amazonía. Mons. Cadenas recordó que la Cumbre del Agua es fruto del trabajo conjunto de muchas organizaciones y de la nueva Vicaría del Agua: “Esta es una cumbre de todas las personas que sienten el agua de la Amazonía como propia”. La celebración concluyó con la bendición colectiva de los obispos presentes y la proclamación final: “Somos agua, somos vida, somos esperanza”.

VIDEO. Mons. Cadenas llama a trabajar por la dignidad de la creación y la dignidad humana

Exposición de testimonios, de la realidad

Después de la ceremonia de inicio, se presentó un segundo momento de reflexión y espiritualidad que contó con representación de los pueblos indígenas, la juventud, la iglesia amazónica y la misma Santa Sede. Allí resaltaron las palabras de Mariluz Canaquiri, presidente de Federacion Kukama Huaynakana Katawara Kana, quien en una frase puede resumir gran parte del sentido de la cumbre: “Defender los ríos nos da vida y dejará vida a nuestras futuras generaciones. Nuestros bosques toman agua, nuestras tierras toman agua. Los alimentos del día están ahí por nuestros ríos. El agua que cae del grifo viene de los ríos. ¿El día que el agua no se pueda tomar qué tomaremos? ¿cuándo la tierra no produzca, qué comeremos? Sin ríos no hay bosque y sin bosque no hay vida”.

El pueblo Kukama, presente en la zona de influencia del río Marañón y con un territorio que se extiende hasta la jurisdicción de Brasil, ha sido protagonista en la lucha por la defensa de las fuentes de agua. Mariluz Canaquiri, resaltó la importancia de las mujeres kukama y su papel en la defensa de los ríos: “Nosotras las mujeres emprendimos una gran lucha en defensa de nuestra vida. Demandamos al gobierno para que se resguarden nuestros ríos. Todos consumimos agua, los seres humanos, las plantas y seres de diferentes especies. Sin ello, no podemos vivir”.

Es válido mencionar que, hoy en día el río Marañón es considerado sujeto de derechos, luego de que la lucha de mujeres kukama desembocara en la promulgación de una sentencia que así lo establece; sin embargo, este dictamen judicial no se cumple en la práctica y los daños al río y al ecosistema persisten.

VIDEO. Panel: Agua y Comunidades. Diversidad e interconexiones biológicas y culturales

Luego, en una nueva intervención posterior a la misa, Mons. Cadenas resaltó la importancia del sentir los ríos para conocer el papel que juegan en el equilibrio de la vida. “Citando a Juan Carlos Galeano: la mejor manera de conocer a un río es sintiéndolo” afirmó Mons. Cadenas. En ese sentido, recordó dos escenarios claves para entender la problemática por la que pasan las fuentes de agua en el departamento de Loreto y que impactan al bioma amazónico. En primer lugar, el obispo de Iquitos hizo referencia al derrame de petróleo ocurrido el 3 de octubre del 2000 en San José de Saramuro; el registro oficial habló de unos 5500 barriles de petróleo que impactaron las aguas del río Pastaza, deteriorando la situación de la flora y fauna de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, afectando el pescado para el consumo local y los cultivos de las comunidades aledañas.

El segundo escenario citado por Miguel Cadenas fue la situación que viven los asentamientos humanos 21 de Septiembre e Iván Vásquez, en el distrito de Punchana-Iquitos. “Los pobladores de estos asentamientos están en un desagüe abierto, con una sentencia del tribunal constitucional que no se cumple”. Las más de 4000 personas de la zona ven como el acceso al agua potable está lejos de materializarse y como los desechos residuales de un hospital, una estación de gasolina y un CAMAL (matadero municipal) circulan por el sector generando afecciones a la salud, de niños, jóvenes y adultos. Mons. Miguel Ángel Cadenas calificó la cumbre como un espacio de audacia en donde se debe recalcar la consigna “somos agua, somos vida, somos esperanza”.

VIDEO. Reflexiones. Hacia los sueños de “Querida Amazonía”: Mons. Rafael Cob

 

Más voces y actividades en la Cumbre

La Cumbre Amazónica del Agua buscó diversificar la participación de distintos grupos organizados. Durante la apertura se recordó la pre-cumbre juvenil que se tuvo en Iquitos, semanas atrás y que resaltó el papel de los jóvenes para defender la Amazonía, el agua y los bosques. Micaela Mercado Flores, representante de la Cumbre Juvenil Amazónica, afirmó que “el evento es un espacio en donde podemos alzar la voz como jóvenes. Esta no es una lucha de edades, es una lucha de todos. El agua es cultura, es identidad”.

El abogado Abel Chiroque, representante de la Defensoría del Pueblo-oficina Loreto, sentenció que “la cumbre es un llamado a la acción, no es un evento para hacer un pronunciamiento, es unir esfuerzos para atender el llamado del río Amazonas. Hoy en día la minería ilegal está en expansión desproporcionada y sin control (aumento del precio del oro). Debemos reflexionar sobre la necesidad de unir esfuerzos para motivar a la acción”.

Durante la primera mañana, la organización de la cumbre llevó a cabo el espacio de análisis participativo denominado “Café Global”, para concluir el primer día de cumbre se desarrollaron los paneles “Agua y Justicia” y el conversatorio “Agua y comunidades: Diversidad e interconexiones biológicas y culturales en la Amazonía”. El jueves 2 de octubre, la agenda se marcó con la ejecución de 13 talleres en simultáneo y el compartir de experiencias. Y el viernes 3 de octubre, se llevó a cabo la lectura y aprobación de la declaración de la cumbre.

LEER. Tribuna: “Somos Agua, somos Vida, somos Esperanza” (testimonio)

VIDEO. Misa de la Custodia de la Creación, cierre de la Cumbre

Declaración final: Dolor y denuncia ante la destrucción

La declaración final, inspirada en los mensajes del papa Francisco en Laudato si’, Querida Amazonía y Laudate deum, abre con una convicción compartida: “Llegamos a nuestra cumbre unidos en el mismo espíritu de Jesús, fuente de agua viva”. Desde ese horizonte espiritual, las comunidades denunciaron “la contradicción de vivir en la mayor fuente de agua dulce del planeta, sin acceso al agua potable segura y saludable”. Desde el corazón amazónico, los pueblos que participaron en la Cumbre del Agua dejan un mensaje de esperanza: El agua no es solo recurso: es vida, es espíritu, es futuro.

El pronunciamiento expresa el dolor de los pueblos ante los impactos de “la minería, la explotación del petróleo, la deforestación y el desmedido incremento de la basura”. Denuncian también “los hechos de muerte en nuestros territorios”, entre ellos la contaminación provocada por derrames petroleros, el narcotráfico, el extractivismo y la depredación ambiental.

Los participantes señalaron la responsabilidad directa de gobiernos que, “promoviendo y legitimando políticas de destrucción y aniquilamiento de tierras, pueblos y culturas”, perpetúan la impunidad. También condenaron “el asesinato de defensoras y defensores del agua por intereses de poder que pretenden convertirla en mercancía y lucro”, así como el deterioro de las relaciones humanas a causa de “la mala distribución del agua, que deja heridas abiertas en las comunidades”. La declaración advierte, además, que las consecuencias de esta crisis recaen de manera desproporcionada sobre mujeres, pueblos indígenas, comunidades campesinas y quilombolas, y que “privan injustamente a los niños y niñas de su derecho a un futuro seguro, saludable y digno”.

 

Una resistencia que genera esperanza y una nueva alianza

A pesar del dolor, el documento resalta la esperanza que brota de la resistencia. “Nos esperanzan las incansables luchas de nuestros hermanos y hermanas defensoras del agua y los bosques”, afirma el texto, resaltando su “perseverancia, fidelidad y resistencia”. También se reconoce “el derecho de fluir que tienen ríos, quebradas y lagos, libres de contaminación”, afirmando que “el agua es un ser vivo y caminamos a su ritmo”. La presencia activa de jóvenes, laicos y laicas comprometidos con la justicia ecológica, y las experiencias comunitarias de gestión sostenible del agua son, según la Cumbre, signos concretos de que “otro mundo es posible”.

Las cosmovisiones indígenas y las espiritualidades cristianas fueron reconocidas como fuentes de sabiduría complementarias. Ambas coinciden en que “el agua es sagrada, sanadora y digna de protección”. Desde Iquitos, los delegados hicieron un llamado a los pueblos andinos, amazónicos, costeros y de las llanuras sudamericanas para “fortalecer la articulación en la defensa del agua y los territorios”, reconociendo la interdependencia entre biomas y culturas.

La Cumbre exhorta a las autoridades a cumplir su deber de “garantizar el derecho humano al agua y la integridad de los ecosistemas acuáticos”, adoptando políticas públicas eficaces, presupuestos adecuados y la implementación de sentencias judiciales que protejan los recursos hídricos. Entre los compromisos asumidos, se insta a “generar una amplia alianza de actores eclesiales y sociales” frente a los impactos en la Amazonía, y a “educar desde la ecología integral a niños, niñas y jóvenes para fortalecer la conciencia y la identidad en la protección del territorio”. El documento también llama a “promover la sabiduría del buen vivir de los pueblos originarios como alternativa a una cultura consumista” y a “construir narrativas ecológicas inspiradas en las cosmovisiones amazónicas”.

 

Compromisos de fe y acción

Los participantes asumieron compromisos desde la fe, la pastoral y la acción ciudadana. Se proponen convertir las comunidades eclesiales en espacios de articulación para la defensa del agua, acompañar a los agentes pastorales en su misión de cuidar el territorio, y fortalecer procesos de formación política y ética en favor de la casa común.

Lo espiritual también estuvo presente: “Fortalecer las espiritualidades ancestrales de nuestros pueblos en la defensa del agua y protección de sus territorios” y “optar por la sobriedad feliz”, reduciendo el consumo de agua mediante modos de vida sostenibles. La Cumbre con una promesa que atraviesa generaciones: “Seguiremos defendiendo nuestra agua, nuestra selva, porque somos capaces de dar nuestra vida por la vida de las próximas generaciones”.

 

Próxima cumbre

Durante la clausura de la I Cumbre Amazónica del Agua, el obispo agustino, Mons. Miguel Ángel Cadenas, anunció que la próxima Cumbre Amazónica del Agua se realizará en 2027 en Puerto Maldonado, capital del Departamento de Madre de Dios, también en Perú, lugar recordado por haber recibido al Papa Francisco en 2018 y por ser cuna del Sínodo Amazónico. “Hemos prendido la llama del fuego por el agua en Iquitos y ahora pasamos el testigo a Madre de Dios”, expresó con esperanza.

LEER. Declaración final por el derecho al agua (completa)

VIDEO. Lectura de la Declaración final y reflexiones

Balance de la Cumbre Amazónica del Agua: nueve claves desde Iquitos

El obispo vicario de Iquitos, Miguel Ángel Cadenas, presentó un primer balance de la Cumbre Amazónica del Agua. En un texto reflexivo subtitulado Una incipiente mirada, propuso nueve claves para comprender el significado espiritual, pastoral y social del encuentro.

1. Espiritualidad transformadora. Mons. Cadenas subraya que lo más impactante para muchos asistentes fue “la fuerte espiritualidad” vivida durante la Cumbre. Incluso el relator de la ONU para el agua potable destacó la eucaristía de apertura con numerosos obispos como “un signo movilizador”. El obispo explicó que en opinión del relator, los símbolos y la espiritualidad “son muy importantes para movilizar a las personas”.

2. Participación eclesial amplia. Mons. Cadenas comentó que la diversidad de participantes, especialmente agentes pastorales y representantes de los vicariatos, dio a la Cumbre un “colorido cristiano” y un espíritu de colaboración decisivo. La implicación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y del cardenal Pedro Barreto fue, según el obispo, fundamental.

3. Espacios sinodales de diálogo. Según el obispo Cadenas, las mesas circulares instaladas en la cancha del Complejo Padres Agustinos favorecieron el encuentro entre indígenas, académicos y pastores. “Es la práctica del método del Sínodo de la Sinodalidad sobre un tema concreto: el agua”, señaló.

4. Testimonios que interpelan. Monseñor destacó historias conmovedoras como la de Julia Chuje Ruíz, indígena kichwa del río Tigre, y Reges Mendoza Chota, herido en una protesta contra una petrolera. Recordó también a defensores ambientales amenazados y pidió “rezar, actuar y protegerlos”. Contó que el relator de la ONU escuchó directamente a comunidades afectadas por el petróleo y la minería.

5. Juventud y nueva percepción de la Iglesia. Destacó que la participación juvenil sorprendió por su convicción. Algunos adolescentes que mantenían una imagen negativa de la Iglesia manifestaron interés en recibir el bautismo. Para Cadenas, esto confirma “la necesidad de escuchar y acompañar para ver dónde y cómo habla el Espíritu”.

6. Continuidad del proceso amazónico. Mons. Cadenas adelantó que el Vicariato de Puerto Maldonado se ofreció a organizar la próxima Cumbre Amazónica del Agua, asegurando la continuidad del proceso nacido del Sínodo Amazónico. Mons. David Martínez transmitió ese deseo, explicando además que la misma comunidad se lo había pedido. “Qué bonito que la gente pida a su obispo que los acompañe. Estas cumbres no son eventos aislados”, afirmó Mons. Cadenas.

7. Comunicación y desafíos mediáticos. El obispo reconoció el “excelente trabajo” de medios eclesiales como Radio Ucamara, Radio Madre de Dios, CELAM, Vatican News y el CAAAP, aunque lamentó el silencio de gran parte de la prensa local. “Esto nos debe hacer reflexionar sobre la presencia de la Iglesia en un contexto plural. Necesitamos una mayor implicación de todos”.

8. Vocación personal y esperanza. El obispo recordó a participantes que, aun enfrentando enfermedades graves, encontraron en la defensa del agua una fuente de vida. “La defensa del agua les da vida a ellas”, escribió conmovido.

9. Un cierre fraternal. Con un sentido agradecimiento, Mons. Cadenas concluyó con las palabras que resumen el espíritu del encuentro: “Somos agua, somos vida, somos esperanza”, ampliadas por el cardenal Barreto: “Somos Iglesia, somos agua, somos vida, somos esperanza en acción”.

LEER. Documento con el balance completo de Mons. Cadenas

VIDEO. Mensaje de Mons. Carlos Castillo a la Cumbre

VIDEO. Ronda de entrevistas, primer día: Cardenal Barreto y líderes de comunidades

VIDEO. Ronda de entrevistas en Radio Voz de la Selva y Radio Madre de Dios, tercer día

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