Islam publica su carta ecológica, evoca Laudato si’

6:00 p.m. | 23 mar 24 (NCR/OBP).- En un documento trascendental, descrito como el “hermano musulmán” de la encíclica ecológica Laudato si’ del papa Francisco, destacados expertos musulmanes -profesionales y académicos de todo el mundo, de diversas instituciones- dejan claro que su tradición religiosa exige un cuidado activo de la Creación. Más que solo un texto, se busca impulsar una iniciativa global que, a partir de las enseñanzas del islam, se consiga una transformación social en favor de la ecología. Entre varios llamados y acciones, se insta a países y empresas islámicas a “abandonar los combustibles fósiles” en favor de energías renovables.

——————————————————————————————–

El texto, titulado Al-Mizan: Un pacto por la Tierra, subraya la enseñanza islámica de que todas las criaturas tienen un valor inherente y reflejan la presencia divina, lo que lleva a sus autores a considerar la destrucción de ecosistemas y la extinción de especies a manos de los seres humanos como “ecocidio” y análogo al genocidio y a los crímenes contra la humanidad.

Al tiempo que instan a gobiernos y empresas, los autores piden a la comunidad musulmana mundial, el grupo religioso de más rápido crecimiento en el mundo y que representa aproximadamente una cuarta parte de la población global, que contribuya a resolver las múltiples crisis medioambientales a las que se enfrenta el planeta. Esto incluye la creación de nuevas instituciones y programas y la puesta en marcha de una iniciativa de diez años para poner en práctica las enseñanzas del nuevo texto en ciudades, universidades, mezquitas y otros lugares.

“La gravedad de la crisis medioambiental que se avecina amenaza con eclipsar todas las demás crisis de la historia de la humanidad”, escribieron los académicos. “Sus efectos no hacen distinción de raza, religión, cultura ni de las líneas que trazamos en los mapas. Debería recordarnos que estamos irrevocablemente conectados con el Señor de todo en el mundo natural”.

Al-Mizan contempla la posibilidad de coaliciones y colaboraciones inesperadas de tradiciones religiosas y espirituales, de pueblos indígenas, de pensadores religiosos y científicos para buscar soluciones. Su propuesta no se caracteriza por tópicos o ideales teóricos; al contrario, se caracteriza por dilemas éticos reales. No rehúye abordar cuestiones difíciles y espinosas, como el crecimiento de la población humana, la producción de energía, los combustibles fósiles y el cambio climático, el insaciable sistema económico mundial, la forma en que los seres humanos producimos y cosechamos los alimentos que comemos, los organismos modificados genéticamente, la pérdida de biodiversidad, y la falta de cultura ecológica en las instituciones educativas de todo el mundo.


Al-Mizan
: “Equilibrio” con la naturaleza

Al-Mizan, expresión árabe que en español significa equilibro o balance, se publicó en febrero durante la sexta sesión de la Asamblea del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que se celebró en Nairobi (Kenia), que se convocó bajo el título: “Acciones multilaterales eficaces, inclusivas y sostenibles para hacer frente al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”. En la Asamblea se hizo un fuerte llamado a una acción mundial más enérgica para hacer frente a la “triple crisis planetaria”: cambio climático, la contaminación y la pérdida de la naturaleza.

El evento central de la Asamblea fue la presentación de Al-Mizan. Tras cuatro años de elaboración, el documento fue impulsado por la Fundación Islámica para la Ecología y las Ciencias Medioambientales, con sede en el Reino Unido, y facilitado por la Iniciativa Fe para la Tierra del PNUMA. Fue redactado por un equipo de 12 expertos musulmanes, entre ellos dos mujeres, especializados en cuestiones medioambientales de todo el mundo, y en consulta con más de 300 organizaciones islámicas e internacionales.

El imán Saffet Catovic, miembro del Grupo de Trabajo de Acción por el Clima del Parlamento de las Religiones del Mundo y miembro del equipo de redacción, explicó durante el evento de presentación de Al-Mizan: Un pacto por la Tierra, que el trabajo es producto de una docena de profesionales y académicos/activistas musulmanes de todo el mundo en los campos de la conservación de la biodiversidad, la planificación de áreas protegidas, liderazgo en espacios naturales, personas que han dedicado sus vidas a abordar y resolver problemas medioambientales y a luchar por la justicia climática.

“En el proceso de redacción de Al-Mizan, nosotros, sus autores, hicimos un esfuerzo deliberado para obtener aportaciones de un espectro diverso de pensadores de todo el mundo islámico, incluyendo: Suníes, chiíes, ibadíes, tradicionalistas, modernistas, salafíes, sufíes, intelectuales, activistas, mujeres, hombres, jóvenes y mayores”, detalló Catovic.

Además se ha considerado diversas aportaciones de muchas de las principales organizaciones e instituciones islámicas de todo el mundo, incluso de donde proceden los expertos: la Organización Islámica Mundial para la Educación, la Ciencia y la Cultura (ICESCO), la Fundación Islámica para la Ecología y las Ciencias Ambientales (IFEES), la Universidad de Uskudar, la Universidad de Hamad, el Jardín Botánico Coránico, entre otros. El documento, disponible en árabe e inglés, también cuenta con el aval del Consejo Musulmán de Ancianos, una organización no gubernamental presidida por el Gran Imán egipcio Ahmad al-Tayeb, uno de los principales clérigos suníes, y ha sido revisado por más de 300 organizaciones islámicas e internacionales.

Con Al-Mizan, los autores no pretenden dar respuestas, sino utilizar los valores y enseñanzas del islam para plantear preguntas y desafíos sobre el medio ambiente, explicó Kamran Shezad, director de la Fundación Islámica para la Ecología y las Ciencias Medioambientales y también miembro del comité de redacción. “No se han propuesto decir a los musulmanes o a los no musulmanes lo que tienen que creer o imponer soluciones a las crisis medioambientales, sino más bien desafiar a los musulmanes y a los no musulmanes a buscar soluciones en el contexto de los valores y las enseñanzas islámicas”, afirmó.

Aunque no es la primera iniciativa de académicos islámicos sobre cuestiones medioambientales -antes de la adopción en 2015 del Acuerdo de París se emitió una declaración conjunta a favor de la acción por el clima-, Al-Mizan representa “la voz colectiva de la comunidad islámica sobre cuestiones medioambientales”, escriben sus autores. Llama a todos los musulmanes a ser “jalifas” o administradores responsables de la Tierra y a “adoptar la sostenibilidad en su vida cotidiana y trabajar juntos para proteger nuestra casa común”.

Durante el acto de presentación, se aludió varias veces a Al-Mizan como “complemento” o “hermano” de Laudato si’, sobre el cuidado de nuestra casa común. La histórica encíclica de Francisco, dirigida al mundo entero, recopila la enseñanza católica sobre la creación y la relación de la humanidad con la naturaleza y aborda cuestiones como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y las respuestas a los desafíos ecológicos.

El arzobispo Hubertus van Megen, observador permanente de la Santa Sede ante el PNUMA, dijo en la presentación que Al-Mizan hace eco en muchos aspectos de las enseñanzas de Laudato si’ e invitó a la gente “a leerlos en tándem, mientras elevan juntos un armonioso canto de alabanza a Dios, creador del universo”. Juntos, los dos documentos medioambientales se dirigen aproximadamente a la mitad de la población mundial que se identifica como seguidora del cristianismo o del islam.

Cuatro años después de la publicación de la encíclica del Papa, la octava Conferencia Islámica de Ministros de Medioambiente de 2019 autorizó una estrategia para promover las funciones religiosas y culturales en la protección del medioambiente. Se reunió a instituciones y expertos musulmanes para elaborar un documento que vinculara las enseñanzas islámicas con las cuestiones medioambientales y presentara un panorama completo de las opiniones y valores islámicos sobre la naturaleza, la protección y las cuestiones ecológicas actuales. El título Al-Mizan procede de un pasaje del Corán que dice: “Él (Dios) dispuso el equilibrio (al-mīzān) para evitar los excesos del hombre. Sopesa con justicia y debes estar a la altura a la hora de equilibrar la balanza. Él ha destinado la Tierra para todos los seres vivos”.

VIDEO. IFEES presenta conferencia sobre Al-Mizan

 

Palabras duras sobre la responsabilidad humana

Al-Mizan, de 105 páginas, se desarrolla en cinco capítulos, junto con una lista de pasos a seguir. Los capítulos exploran enseñanzas y principios del Corán, de la sharia y del profeta Mahoma relacionados con la naturaleza y otras criaturas, y cómo deberían aplicarse hoy en día. Al igual que Laudato si’, el texto comienza con una valoración del estado de la Tierra. Aunque se publicaron con nueve años de diferencia, llegan a conclusiones similares en el sentido de que, si bien la creación refleja la presencia de Dios en el mundo, los seres humanos no han hecho bien en cuidarla.

“En su corazón, esta Tierra, con su evanescente comunidad de vida, de la que formamos parte, es exquisita más allá de todo relato, y más preciosa de lo que los seres humanos mortales pueden comprender, porque también refleja la gracia y la misericordia del Señor de todo”, escriben. “Pero el mundo en que vivimos está degradado, corrompido y es peligrosamente inestable. Hemos cambiado la faz de la Tierra, y hoy nos está costando restablecer su equilibrio”.

Contaminantes tóxicos en el aire y el agua. Gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fósiles que se acumulan en la atmósfera. Suelos degradados, océanos llenos de plástico, glaciares que se derriten, arrecifes de coral que se blanquean, especies invasoras. “Todo esto trae muerte y sufrimiento a los más vulnerables”, escriben los expertos. “Los empobrecidos, los desposeídos, los perseguidos, los refugiados, los niños, las mujeres, los ancianos y los discapacitados: los que menos culpa tienen de la corrupción y la devastación pagan el precio más alto“.

En la raíz de los retos ecológicos actuales, argumentan los académicos, están la actitud explotadora de la humanidad hacia la naturaleza, que remontan a la Ilustración del siglo XVIII, y un sistema monetario global que impulsa la desigualdad y actúa “como un virus que carcome el tejido del mundo natural cada vez que lo utilizamos”.

“Como especie, hemos estado modificando el medio ambiente en nuestro beneficio durante milenios, pero ahora estamos sobrepasando con creces los límites de lo que los ecosistemas naturales pueden sanar en un lapso de tiempo que podemos asimilar”, escribieron. “El Corán nos advierte de que cambiar la naturaleza de la creación de Dios es satánico (…) Nuestra difícil situación es consecuencia directa de la prioridad que estamos dando al crecimiento económico frente al cuidado de la Tierra y sus comunidades de vida”, añaden más adelante.

Aunque la civilización humana ha alcanzado logros monumentales como la división del átomo y la llegada a la Luna, el documento musulmán señala que ahora se enfrenta al colapso de los ecosistemas, y que las amenazas más graves son la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. La extracción mundial de combustibles fósiles para producir energía ha esquilmado la tierra y llenado la atmósfera con emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor y “ha interferido drásticamente con el equilibrio, mīzān en el lenguaje del Corán, de los sistemas interrelacionados de la Tierra”, se explica en Al-Mizan.

Si bien reconocen los esfuerzos internacionales para establecer un fondo de pérdidas y daños para ayudar a los países más vulnerables a recuperarse de los impactos climáticos -aunque creen que las promesas actuales son insuficientes- los expertos musulmanes dijeron que los países se quedaron cortos en la cumbre del clima COP28 al comprometerse recién a una transición de los combustibles fósiles, “muy lejos de la óptima eliminación gradual”, explicaron.

Ante la lentitud de los gobiernos, los académicos musulmanes ofrecieron su adhesión a una propuesta de Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, que ha obtenido el respaldo de una docena de países, en su mayoría insulares, y del Parlamento Europeo. Cientos de funcionarios elegidos y organizaciones ecologistas y religiosas, entre ellas más de una docena de instituciones católicas, también han respaldado el tratado.

Los expertos también afirmaron que “pedirán a las autoridades y empresas de los países islámicos y de otros países que tomen las medidas necesarias para abandonar rápidamente los combustibles fósiles, para dar paso a una economía mundial impulsada por el sol, el viento y el agua, y para reducir progresivamente el impacto ecológico de estas fuentes de energía verde”. Muchos de los principales países productores de petróleo y gas del mundo, incluidos los miembros de la OPEP, son de mayoría musulmana.

En cuanto a la biodiversidad, los especialistas dedicaron algunas de sus palabras más duras a las acciones humanas que han destruido ecosistemas y han puesto en peligro especies o las han forzado a la extinción. Recuerdan una historia del profeta Mahoma sobre un hombre picado por una hormiga que luego quemó todo el hormiguero, sólo para ser reprendido por Dios por “destruir toda una comunidad (ummah) que proclama Mi gloria trascendente”.

“En ninguna parte ha manifestado Dios que otras criaturas fueron creadas sólo -o incluso principalmente- para el beneficio de los seres humanos”, afirmaron. “Sería absurdo imaginar que fueron creadas simplemente para nuestro disfrute, y el colmo de la arrogancia suponer que tenemos derecho a erradicar cualquier especie en la que no veamos ningún beneficio”. Los eruditos islámicos afirmaron que el “ecocidio”, o la eliminación de especies y ecosistemas enteros, “se puede entender mejor pensando en los horrores del genocidio”.

“Los crímenes contra la creación –al-khalq, al-‘ālamīn– son análogos a los crímenes contra la humanidad y no son menos graves”, afirmaron. A lo largo de Al-Mizan, se abordan muchas otras cuestiones medioambientales, como la agricultura industrial -que consideran quizá el principal factor de pérdida de biodiversidad y cambio climático-, los derechos de los animales, el crecimiento demográfico, el desarrollo, los estilos de vida modernos, la recolección y el consumo de alimentos, los organismos modificados genéticamente e incluso el tratamiento de plagas y especies invasoras.

VIDEO. Entrevista al Dr. Iyad Abumoghli (Fe para la Tierra) sobre Al-Mizan

 

Vivir con moderación en la Tierra de hoy

Gran parte de Al-Mizan explora cómo las enseñanzas y principios islámicos se refieren a la forma en que los musulmanes deben interactuar con el medio ambiente. Aunque esa palabra nunca aparece en el Corán, señalan que la creación, al-khalq, aparece en más de 250 versículos. “El Señor Todo Misericordioso de todos los seres nos ha colocado junto a las demás comunidades de criaturas vivas en este exquisito y hermoso planeta para que vivamos nuestras vidas en armonía con ellas y nos ha encargado su cuidado”, escriben.

Dadas las “funciones asignadas por Dios”, todas las plantas, animales y tierras contribuyen al bienestar de todo el planeta, lo que “conduce a una simbiosis cósmica mediante la cual Dios sostiene a todos los seres vivos”. Los seres humanos, que tienen la responsabilidad de cuidar la Tierra, están llamados a tratar a todas las criaturas con reverencia y cuidado (taqwā), compasión (rahmah) y a esforzarse por hacer el máximo bien (ihsān). Destacan cómo el Profeta Mahoma “vivía suavemente en la Tierra”, ya fuera tratando con cuidado a los camellos o prohibiendo la tala de árboles que dieran sombra o sustento.

Los académicos animaron a las instituciones educativas a redoblar sus esfuerzos para desarrollar en los estudiantes las habilidades y la comprensión de lo que significa y requiere cuidar la Tierra. Parte de ello, dijeron, debería incluir pasar más tiempo en la naturaleza, siguiendo la tradición de los profetas islámicos, como Moisés, Elías, Jesús y Mahoma, que iban al desierto para encontrarse con Dios.

Asimismo, sugirieron a los musulmanes formas de incorporar el cuidado del medio ambiente a las prácticas de su fe. Por ejemplo, dedicando las donaciones caritativas islámicas (awqāf) a la conservación, revitalizando sus técnicas agrícolas tradicionales para conservar mejor los recursos finitos, estableciendo zonas protegidas para la naturaleza que reflejen los santuarios sagrados de La Meca y Medina, y entrando en armonía con toda la creación durante los periodos de oración y ayuno.

Los expertos también se comprometieron a emprender ellos mismos una serie de iniciativas, entre ellas la creación de una academia islámica de enseñanzas medioambientales junto a una nueva organización que lidere la aplicación de las enseñanzas e ideas expresadas en Al-Mizan. Como parte de ello, afirmaron que pondrán en marcha una “Década de Acción Al-Mizan” para ciudades, escuelas y otras instituciones. Ese planteamiento es similar a la Plataforma de Acción Laudato si’ lanzada por el Vaticano, que invita a los católicos de todos los niveles a asumir compromisos de siete años en favor de la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente, tal como se refleja en la encíclica de Francisco.

Iyad Abumoghli, director de la Coalición Fe por la Tierra del PNUMA, calificó la publicación del documento de “hito significativo en nuestro camino hacia la sostenibilidad y la gobernanza medioambientales” e indicó que podrían surgir documentos similares de otras religiones del mundo. “Ver en todas partes el acto creador de Dios y ser plenamente conscientes de la presencia divina que rodea e impregna tanto el mundo de la naturaleza como el de la cultura humana, refuerza la dimensión moral de las personas y las motiva a actuar en consecuencia”, dice el documento. “Si se practican conscientemente, con conciencia, estas prácticas pueden cambiar la forma en que vivimos nuestras vidas”.

Los retos ecológicos actuales exigen ese cambio, añade el texto, para evitar la destrucción de la red de vida de las diversas especies entre las que nos hemos desarrollado y a las que nuestro destino está inextricablemente ligado. “En el Corán se nos advierte repetidamente sobre civilizaciones anteriores que han sobrepasado los límites y diezmado sus propios recursos y las bendiciones del mundo natural, y que Dios es capaz de sustituirnos por una nueva creación”.

VIDEO. Presentación de Al-Mizan. Un pacto por la Tierra

Antecedentes cercanos en el islam por la ecología

Las tradiciones religiosas pueden jugar un papel importante en la construcción de caminos para promover la cooperación entre diferentes grupos de actores y conseguir una transformación social, económica, moral y política. Su relevancia reside sobre todo en su potencial de movilizar a grandes cantidades de personas con el fin de emprender acciones y conseguir cambios sociales enfocados en la protección y el cuidado del hogar común que es la Tierra. Adicionalmente, el enorme patrimonio económico del que disponen determinadas organizaciones e instituciones religiosas puede desempeñar un papel fundamental si dichas entidades deciden convertir sus inversiones en sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

En agosto de 2015, unos meses después de la carta encíclica Laudato si’ del papa Francisco sobre el “cuidado de la casa común”, se adoptó la Declaración Islámica sobre el Cambio Climático durante el Simposio Internacional sobre el Cambio Climático celebrado en Estambul, Turquía. Dicha declaración, un trabajo fundacional que fue redactado por un conjunto de estudiosos islámicos y expertos en ecología de distintos países, había sido promovida por varias organizaciones incluyendo Islamic Relief WorldWide y la Fundación Islámica para la Ecología y las Ciencias Medioambientales.

Dos años después, en noviembre de 2017, el PNUMA creó la iniciativa Fe para la Tierra. Se trata de un espacio de reunión y diálogo desde donde se busca fortalecer los vínculos entre líderes, organizaciones y otros actores religiosos con las autoridades encargadas de tomar las decisiones políticas. El proyecto pretende estimular la realización de buenas prácticas en el ámbito de la acción medioambiental por parte de actores religiosos, fomentando la participación intersectorial y multilateral. Asimismo, busca lograr que las inversiones y operaciones de instituciones religiosas sean más ecológicas y que la combinación del conocimiento basado en los textos religiosos con la evidencia científica sirva para la difusión de mensajes espirituales más poderosos.

En los últimos años, y partiendo de esta perspectiva islámica de la ecología, se han emprendido numerosos proyectos internacionales, regionales y locales. En 2020, se creó Umma4Earth, una alianza entre la ONG ambientalista internacional Greenpeace y distintas entidades musulmanas con el objetivo de empoderar a las comunidades musulmanas frente a las crisis y de trabajar a favor de la justicia climática en todo el planeta. En la actualidad, Umma4Earth cuenta con más de 30 entidades de inspiración islámica establecidas sobre todo en países de mayoría musulmana –como Líbano, Egipto, Marruecos, Indonesia, Malasia, Iraq y Paquistán– pero también en Reino Unido, Canadá y Nigeria, así como con individuos expertos en materia de sostenibilidad medioambiental.

Ubicados en diferentes continentes, estos actores comparten el propósito de poner en práctica la intersección entre la fe islámica y la acción climática mediante la organización de actividades a favor del cuidado de la Tierra y sus habitantes. Un ejemplo concreto de estas iniciativas ha sido la elaboración de una guía –acompañada de una app– con instrucciones para realizar las peregrinaciones a la Meca de forma más sostenible. Otros proyectos de Umma4Earth consisten en el desarrollo de un sistema de finanzas sociales islámicas para la acción climática y el programa de las mezquitas verdes, que promueve la adaptación de estas a la energía solar.

También a nivel local contamos con acciones concretas emprendidas con el fin de conseguir cambios sociales centrados en la protección del medio ambiente. Recientemente, el proyecto de la escuela de formación en jardinería cerca de Rabat en Marruecos, desarrollado por la Fundación de Cultura Islámica (FUNCI), ganó un premio como finalista de la convocatoria Green Skills Award 2023. En dicho centro, con vocación social y medioambiental, hombres y mujeres marroquíes procedentes de situaciones socioeconómicas marginadas, reciben una formación profesional cualificada avalada por el Ministerio marroquí de Empleo. Su formación de tres años consiste en la teoría y la práctica de jardinería, del cuidado de plantas y del riego, entre otros valores verdes. Esta iniciativa, basada en las enseñanzas islámicas y llevada a cabo por la FUNCI en cooperación con varias entidades marroquíes, promueve una regeneración social y paisajística, así como una sensibilización ambiental y cultural.

Interesante también, aunque más teórica, es la propuesta de un Green Caliphate o califato verde de la socióloga del islam y human ecologist Wardah Alkatiri, que defiende una visión política alternativa: una gobernanza medioambiental global movida por la fe. Alkatiri propone actuar contra la emergencia climática desde la justicia social, el intercambio de conocimientos –por la necesidad de encontrar soluciones que combinan el saber y las habilidades provenientes de todas las áreas de conocimiento– y la transformación cultural.

Abogando por la puesta en marcha de prácticas de “relocalización”, un término usado en la sociología de los movimientos comunitarios verdes y que remite, en el contexto de emergencia ecologista, a un enfoque descentralizado de las políticas verdes, es partidaria de cooperar con otras redes de relocalización como Transition Network o Global Ecovillage Network. Teniendo en cuenta el fracaso del medioambientalismo convencional y el crecimiento de las desigualdades y crisis en el mundo musulmán, la autora considera que se trata de un asunto de máxima urgencia del que debería ocuparse un actor intergubernamental como la Organización de Cooperación Islámica.

VIDEO. Dr. Ibrahim Ozdemir: El enfoque coránico del medio ambiente y el cambio climático

Información adicional
Publicaciones relacionadas en Buena Voz Católica
Fuentes

National Catholic Reporter / Parlamento de las Religiones del Mundo / Consejo Musulmán de Ancianos / Observatorio del Pluralismo Religioso en España / Videos: New Stewards Podcast – Faith Pavilion – The Godly Life Podcast / Foto: Kiara Worth (UNEP)

Puntuación: 0 / Votos: 0

Buena Voz

Buena Voz es un Servicio de Información y Documentación religiosa y de la Iglesia que llega a personas interesadas de nuestra comunidad universitaria. Este servicio ayuda a afianzar nuestra identidad como católicos, y es un punto de partida para conversar sobre los temas tratados en las informaciones o documentos enviados. No se trata de un vocero oficial, ni un organismo formal, sino la iniciativa libre y espontánea de un grupo de interesados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *