“Migrar debería ser siempre una decisión libre”

9:00 p.m. | 18 may 23 (VTN/AM).- “Es necesario un esfuerzo de cada uno de los países y de la comunidad internacional para asegurar el derecho a no tener que emigrar: vivir en paz y con dignidad en la propia tierra“. Ese es el nuevo llamado del Papa en su Mensaje para la 109ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que este año lleva por título “Libres de elegir si migrar o quedarse”. Francisco clama que para abordar las causas de las migraciones forzadas, es necesario “preguntarnos qué podemos hacer, pero también qué debemos dejar de hacer: la carrera de armamentos, el colonialismo económico, la usurpación de recursos ajenos, la devastación de nuestra casa común”.

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“Los flujos migratorios de nuestros días son expresión de un fenómeno complejo y articulado, cuya comprensión exige el análisis atento de todos los aspectos que caracterizan las diversas etapas de la experiencia migratoria, desde la partida hasta la llegada, incluyendo un eventual regreso”, expresa el Santo Padre en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrantes 2023 que será celebrada el domingo 24 de septiembre de 2023.

Como ejemplo de una migración forzada, recuerda en el mensaje la huida de la Sagrada Familia: “El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mt 2,13). “Migrar debería ser siempre una decisión libre; pero, de hecho, en muchísimos casos, hoy tampoco lo es”, denuncia Francisco. Indicando además que los “conflictos, desastres naturales, o más sencillamente la imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra de origen obligan a millones de personas a partir”.

En el mensaje menciona algunas de las causas más visibles de la migración forzada contemporánea: las persecuciones, las guerras, los fenómenos atmosféricos y la miseria. Los migrantes escapan debido a la pobreza, al miedo, a la desesperación. “Para eliminar estas causas y acabar finalmente con las migraciones forzadas es necesario el trabajo común de todos, cada uno de acuerdo a sus propias responsabilidades”, dice Francisco. Insistiendo también en la urgencia “por detener la carrera de armamentos, el colonialismo económico, la usurpación de los recursos ajenos, la devastación de nuestra casa común”.

“Para que la migración sea una decisión realmente libre –señala Francisco en el mensaje-, es necesario esforzarse por garantizar a todos una participación equitativa en el bien común, el respeto de los derechos fundamentales y el acceso al desarrollo humano integral. Sólo así se podrá ofrecer a cada uno la posibilidad de vivir dignamente y realizarse personalmente y como familia”.

 

Políticas transparentes

El Papa advierte que la tarea principal para que la migración sea libre, corresponde a los países de origen y a sus gobernantes: “llamados a ejercitar la buena política, transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables”. Sin embargo, asegura también ellos “han de estar en condiciones de realizar tal cosa sin ser despojados de los propios recursos naturales y humanos, y sin injerencias externas dirigidas a favorecer los intereses de unos pocos”. Y, refiriéndose también a las circunstancias donde sí se permite elegir si migrar o quedarse, “también habrá de garantizarse que esa decisión sea informada y ponderada, para evitar que tantos hombres, mujeres y niños sean víctimas de ilusiones peligrosas o de traficantes sin escrúpulos”.

Finalmente, hace resonar las palabras del Evangelio: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver” (Mt 25,35-36), invitando a todos a practicar las obras de misericordia con los migrantes mientras se trabaja “para que toda migración pueda ser fruto de una decisión libre”.

“Y esto significa –dice el Papa- acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular. Dondequiera que decidamos construir nuestro futuro, en el país donde hemos nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre allí una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera”.

LEER. Mensaje completo para la 109ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

Una gobernanza mundial para que la migración sea una opción libre

El derecho a permanecer es anterior, más profundo y más amplio que el derecho a emigrar. El padre Fabio Baggio, subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y responsable de la Sección Migrantes y Refugiados y de Proyectos Especiales comentó el mensaje del Papa en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. El sacerdote se centró en lo que es “un derecho todavía no codificado a nivel internacional: el derecho a no tener que emigrar, a poder permanecer en la propia tierra”.

“Hacer que toda migración sea una elección libre es, sin duda, un objetivo a largo plazo. Los cambios necesarios requieren mucho tiempo”. Por eso, según el padre Baggio, “es inevitable esperar flujos migratorios masivos” y “es necesario comprometerse en el desarrollo de una gobernanza global, con acciones eficaces, adecuadas y con visión de futuro, que apunten al bien de todos los implicados”.

Sobre la necesidad expresada por Francisco de que se proporcione información previa a la partida a quienes deciden partir, el padre Baggio destacó la extraordinaria labor que llevan a cabo muchas iglesias locales en todo el mundo. La intención del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral es presentar próximamente en su página web “muchos ejemplos de buenas prácticas”.


Prepararse antes de partir

Especialmente conmovedor fue el testimonio de Dullal Ghosh, emigrante de Bangladesh, que lleva diez años en Italia y dio un consejo a todos los que desean emigrar: “Antes de partir hay que prepararse: el idioma, los documentos y saber encontrar trabajo son muy importantes, porque cuando llegué a Italia tuve grandes dificultades”. Dullal, primogénito hindú, se marchó impulsado por el deber de ayudar económicamente a su familia. “No tenía otra opción. En Roma vendía pañuelos y mecheros en los semáforos”, cuenta. Después, el encuentro con un sacerdote que le presentó la Cooperativa Sophia – Impresa Sociale de la que ahora es socio. “Mi primer trabajo con él fue arreglar carpetas. Me ayudaron a encontrar un hogar de acogida, a conseguir mis documentos, a encontrar la escuela para aprender italiano y a obtener mi diploma de educación media. Me echaron una gran mano; la otra me la puse yo: fuerza, paciencia, confianza y coraje”.

Su historia se cuenta ahora en un libro que constituye la estructura de un proyecto destinado a las escuelas y cuyo objetivo es crear un puente entre los jóvenes italianos y los migrantes. “Con la Cooperativa Sophia -continuó- estamos llevando también el proyecto ‘Educare Senza Confini’ a las escuelas de Senegal, para dar la información adecuada, para que la migración sea, como dice el papa Francisco en su Mensaje, informada y bien pensada, a fin de evitar que tantos hombres, mujeres y niños sean víctimas de ilusiones arriesgadas o de traficantes sin escrúpulos”.

Por su parte, monseñor Francesco Savino, obispo de Cassano all’Ionio, destacó el “impacto político, económico, cultural, afectivo, espiritual que concierne a todos y cada uno” presente en el mensaje del Papa. La conferencia de prensa también brindó la oportunidad de presentar el primer vídeo de una campaña de comunicación destinada a favorecer una comprensión más profunda del mensaje del Papa, organizada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

¿Quieres entender la actitud del Papa respecto a la inmigración? Mira su espiritualidad ignaciana

Estos últimos 10 años, Francisco ha recurrido a su ministerio para advertir la fragmentación de la sociedad y las amenazas del individualismo radical, el nacionalismo agresivo y el consumismo. Ha denunciado nuestra cultura de usar y tirar y ha reconocido el impacto persistente de la colonización. Ciertamente, otros antes que Francisco utilizaron esos términos. Pero como es el líder de una iglesia mundial, Francisco ha dado a las personas de fe el vocabulario que necesitamos para hablar de la migración global.

Quienes estén de acuerdo con Francisco quizá no necesiten más explicaciones sobre sus acciones o sus palabras. Pero para aquellos que no están de acuerdo y creen que el Papa está siendo excesivamente político, creo que les ayudará mirar más de cerca su espiritualidad jesuita. En sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, articula el “Primer Principio y Fundamento” de la espiritualidad ignaciana. Yo diría que es un buen punto de partida para quienes quieran entender a Francisco:

Dios creó a los seres humanos para glorificar, reverenciar y servir a Dios y, al hacerlo, salvar sus almas.

Dios creó todas las demás cosas sobre la faz de la tierra para ayudar a cumplir este propósito.

De esto se deduce que debemos estar dispuestos a aprender a usar todas las cosas en la medida en que nos ayuden a todos a lograr ese propósito; y a rechazarlas, en la medida en que no nos ayuden a conseguirlo.

Para ello es necesario que, en la medida de nuestras posibilidades, nos tornemos indiferentes (objetivos e imparciales) a todas las cosas creadas, de modo que no deseemos necesariamente la salud en lugar de la enfermedad, la riqueza en lugar de la pobreza, el honor en lugar del deshonor, una vida larga en lugar de corta, y así en todo lo demás, de modo que al final deseemos y elijamos sólo lo que más nos conduce al fin para el que Dios nos creó.

San Ignacio define al ser humano en función de su relación con Dios. El resto de la creación existe para ayudar a cumplir este objetivo primario de alabar, reverenciar y servir a Dios. Nada -ni la salud, ni el dinero, ni el honor- debe interponerse en el camino del propósito para el que Dios nos ha creado.

Pero, como Francisco ha señalado a menudo, hay muchas cosas que permitimos que se interpongan en nuestro camino. Cuando nos entregamos al consumismo, anteponemos los objetos materiales a Dios. Cuando nos dejamos arrastrar por un nacionalismo agresivo, anteponemos nuestro país a Dios. Cuando insistimos en el individualismo radical, nos ponemos a nosotros mismos antes que a Dios. Está claro que el Papa no es un político. Es un pastor. No le importa mucho por quién votamos, pero sí le importa por quién vivimos. Y si vivimos nuestras vidas para Dios, eso significará necesariamente vivir nuestras vidas al servicio de los demás.

“Hablar de una ‘cultura del encuentro’ significa que nosotros, como pueblo, nos apasiona encontrarnos con los demás, buscar puntos de contacto, tender puentes, planificar un proyecto que incluya a todos“, escribió el Papa en Fratelli Tutti. “Esto se convierte en una aspiración y en un estilo de vida”. Para establecer esta cultura, nos ha dicho Francisco, debemos superar muchas barreras. Nuestra sociedad está fragmentada, a menudo en líneas políticas. La sociedad margina a muchos de sus miembros: la cultura de usar y tirar del consumismo a menudo desecha a otros seres humanos. Francisco reconoce que estas tendencias que nos dividen y nos enfrentan unos contra otros contradicen por completo la finalidad para la que Dios nos ha creado.

“En realidad, todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad”, escribió Francisco en su mensaje de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado de 2021.

Este “nosotros” que todo lo abarca, nos ha enseñado el papa Francisco, solo se producirá mediante la reconciliación, la cooperación con el poder sanador del Espíritu Santo y el reconocimiento de que formamos parte de la misma familia humana. Solo nos veremos como hermanos si estamos dispuestos a acompañarnos.

“Los flujos migratorios contemporáneos constituyen una nueva ‘frontera’ misionera, una ocasión privilegiada para anunciar a Jesucristo y su Evangelio sin moverse del propio ambiente, de dar un testimonio concreto de la fe cristiana en la caridad y en el profundo respeto por otras expresiones religiosas”, dijo el papa Francisco en 2017 en su discurso a los Directores Nacionales de Pastoral de Migrantes.

No son las palabras de un político. Francamente, no son las palabras de alguien que es solo un humanitario. Son las palabras de un jesuita, de una persona que ha comprometido su vida a acercar a sus semejantes a Dios y entre sí. Haríamos bien en asumir el mismo compromiso en nuestro actual debate sobre la inmigración.

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Fuentes

Vatican News (2) / America Magazine / Videos: Vatican IHD / Foto: Vatican Media – UN

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