Francisco en Hungría: “Como Jesús, seamos puertas abiertas” (migrantes)

11:00 p.m. | 2 may 23 (CX/RVN).- Ni bien llegó a Hungría, país que comparte frontera con Ucrania y cuyo primer ministro, Viktor Orban, es uno de los pocos aliados de Vladimir Putin, el Papa condenó el “rugir de nacionalismos” y el “infantilismo bélico” que predominan en el Viejo Continente y reclamó “esfuerzos creativos” por la paz. Durante el resto de su visita, en una nación con reciente historial de políticas anti-inmigrantes, han primado reflexiones sobre la necesidad de acoger sin excusas a los migrantes. Destacó también el encuentro con representantes del mundo universitario, resaltando la relevancia de la ciencia y la juventud en la vida eclesial.

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Si bien ni el presidente húngaro, Viktor Orbán, ni el papa Francisco, han mostrado interés en resaltar sus diferencias, es innegable que ambos representan versiones contrastantes del cristianismo: una centrada en la identidad, la tradición y los valores familiares, y la otra en la acogida, el diálogo y el evangelio social. Esa diferencia, aunque de forma sutil y educada, quedó patente cuando Francisco celebró una misa frente al edificio del Parlamento húngaro, presidido por Orbán y sus aliados.

Orbán y la Presidenta húngara, Katalin Novák, asistieron a la misa, junto con varios funcionarios políticos y delegaciones eclesiales de otras confesiones religiosas y cristianas. Según las autoridades locales, unas 50.000 personas acudieron a la plaza Kossuth Lajos en Budapest, y otras 30.000 a otra plaza cercana. En su homilía, el Papa subrayó la importancia de abrazar un cristianismo inclusivo, invocando la imagen del Buen Pastor como aquel que no deja a nadie atrás, independientemente de su origen o condición.

 

Francisco utilizó la palabra “puertas” unas 10 veces en su homilía del domingo, instando a no cerrarse: “¡Por favor, abran las puertas!”, dijo, en un claro aunque indirecto desafío a las políticas ampliamente restrictivas de Orban en materia de inmigración. Advirtió a los católicos de que no deben “replegarse en su propia comunidad” ni preocuparse demasiado por “delimitar su territorio individual, sino abrir sus corazones al amor mutuo”.

“No olvidemos que todos nosotros, sin excepción, estamos llamados a salir de nuestras zonas de confort y encontrar el valor para llegar a todas aquellas periferias que necesitan la luz del Evangelio”. Francisco dijo que es “triste y doloroso” ver dentro de la comunidad cristiana “las puertas cerradas de nuestro individualismo en medio de una sociedad cada vez más aislada; las puertas cerradas de nuestra indiferencia hacia los desfavorecidos; las puertas que cerramos hacia los que son extranjeros o distintos de nosotros, hacia los emigrantes o los pobres”.

 

También reprendió las “puertas cerradas” dentro de la propia comunidad eclesial, cuando los cristianos se cierran “a los demás, al mundo, a los ‘irregulares’, a los que anhelan el perdón de Dios”. Aunque no entró en detalles, Francisco ha abogado constantemente en favor de los católicos que viven en situaciones “irregulares”, ya sean divorciados y vueltos a casar, miembros de la comunidad LGBTQ u otros grupos que no encajan en las normas de la fe cristiana tradicional.

Aunque ha elogiado repetidamente a Hungría por su defensa de los valores cristianos y familiares tradicionales y ha instado a los fieles del país a no dejarse desanimar por un creciente secularismo europeo que pone en peligro esos valores, el Papa también ha desafiado a los húngaros a ampliar su fe con una práctica más visible de la doctrina social de la Iglesia, especialmente en lo que respecta a los migrantes.

 

Para concluir su homilía, Francisco rogó a los cristianos que “seamos -con nuestras palabras, obras y actividades cotidianas- como Jesús, una puerta abierta: una puerta que nunca se cierra en las narices de nadie, una puerta que permite a todos entrar y experimentar la belleza del amor y del perdón del Señor”. Esta apertura es especialmente importante para los pastores de la Iglesia, dijo, señalando específicamente a obispos y sacerdotes, diciéndoles que “un buen pastor no es un ladrón ni un salteador”. Un verdadero pastor, dijo, “no se aprovecha de su papel; no se enseñorea del rebaño confiado a su cuidado; no ocupa espacios que pertenecen a sus hermanos y hermanas laicos; no ejerce una autoridad inflexible”.

Aunque Francisco y Orbán encarnan versiones diferentes del cristianismo, ambos comparten una especie de extraña sinergia en la cuestión de Ucrania y su guerra con Rusia. Ambos hombres han instado a la compasión por las víctimas de la guerra, especialmente los refugiados ucranianos que han huido, pero ninguno es partidario de aislar a Rusia ni se consideran aliados fiables de Occidente.

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El Papa ha sido criticado en repetidas ocasiones por no ser más crítico con Rusia y, en ocasiones, incluso por sugerir que tenían preocupaciones legítimas en materia de seguridad antes de la guerra. Su encuentro con el metropolita ortodoxo ruso Hilarión en Budapest el fin de semana puso aún más de manifiesto lo mucho que está intentando dialogar con Rusia en medio del conflicto.

“Es hermoso cuando las fronteras no representan límites que separan, sino puntos de contacto, y cuando los creyentes en Cristo destacan ante todo la caridad que nos une, antes que las diferencias históricas, culturales y religiosas que nos dividen”, dijo el Papa en su discurso del Regina Coeli tras la Misa. Rezó para que María “infunda en el corazón de los pueblos y de sus gobernantes el deseo de construir la paz y de dar a las jóvenes generaciones un futuro de esperanza, no de guerra, un futuro lleno de cunas y no de tumbas, un mundo de hermanos y hermanas, no de muros y barricadas”.

Mejores frases y recuento de actividades de la visita del Papa a Hungría

Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático

1) A pesar de todo, en el mundo en que vivimos, la pasión por la política comunitaria y por la multilateralidad parece un bonito recuerdo del pasado; parece que asistiéramos al triste ocaso del sueño coral de paz, mientras los solistas de la guerra se imponen.
2) Parece incluso que la política a nivel internacional tuviera como efecto enardecer los ánimos más que resolver problemas, olvidando la madurez que alcanzó después de los horrores de la guerra y retrocediendo a una especie de infantilismo bélico.
3) La paz nunca vendrá de la persecución de los propios intereses estratégicos, sino más bien de políticas capaces de mirar al conjunto, al desarrollo de todos; atentas a las personas, a los pobres y al mañana; no sólo al poder, a las ganancias y a las oportunidades del presente.
4) Es esencial volver a encontrar el alma europea: el entusiasmo y el sueño de los padres fundadores, estadistas que supieron mirar más allá del propio tiempo, de las fronteras nacionales y las necesidades inmediatas, generando diplomacias capaces de recomponer la unidad, en vez de agrandar las divisiones.

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Encuentro con obispos, sacerdotes, consagrados, consagradas y seminaristas

5) Vemos que también en este país, donde la tradición de fe permanece firmemente arraigada, presenciamos la difusión del secularismo y de cuanto lo acompaña, que a menudo amenaza la integridad y la belleza de la familia, expone a los jóvenes a modelos de vida marcados por el materialismo y el hedonismo, y polariza el debate sobre las nuevas cuestiones y los nuevos desafíos. Y entonces la tentación puede ser la de volverse rígidos, la de encerrarse y la de adoptar una actitud de “combatientes”.
6) Si estamos distanciados o divididos, si nos volvemos rígidos en nuestras posiciones y en los grupos, no damos fruto; pensamos en nosotros mismos, en nuestras ideas y en nuestras teologías. Causa tristeza cuando nos dividimos porque, en vez de jugar en equipo, jugamos al juego del enemigo: el diablo es el que divide, y es un artista en hacer esto, es su especialidad.
7) Nos polarizamos en temas que afectan a la vida de la Iglesia, pero también en aspectos políticos y sociales, atrincherándonos en posiciones ideológicas. No dejen entrar las ideologías. La vida de fe, el acto de fe no puede reducirse a una ideología; esto es del diablo.

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Encuentro con los pobres y los refugiados en la iglesia de Santa Isabel

8) Que la fe que profesamos no sea prisionera de un culto alejado de la vida y no se convierta en presa de una especie de “egoísmo espiritual”, es decir, de una espiritualidad que me construyo a la medida de mi tranquilidad interior y de mi satisfacción.
9) ¡No es suficiente dar el pan que alimenta el estómago, es necesario alimentar el corazón de las personas! La caridad no es una simple asistencia material y social, sino que se preocupa de toda la persona y desea volver a ponerla en pie con el amor de Jesús: un amor que ayuda a recuperar belleza y dignidad.

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Encuentro con los jóvenes en el Papp László Budapest Sportaréna

10) Jesús no da muchas lecciones, no, camina, camina con cada uno de nosotros; Jesús camina junto a cada uno de nosotros. No quiere que sus discípulos sean alumnos repitiendo una lección, sino que sean jóvenes libres y que caminen; compañeros de camino de un Dios que escucha, que escucha sus necesidades y está atento a sus sueños (…) Uno no se hace grande pasando por encima de los demás, sino abajándose hacia los demás; sirviendo a los demás.
11) La vida es real, no virtual; no sucede en una pantalla, ¡la vida sucede en el mundo! Por favor, no virtualizar la vida. Lo repito: no virtualizar la vida, que es concreta.
12) Rezar no es aburrido. Somos nosotros los que lo hacemos aburrido. Rezar es un encuentro, un encuentro con el Señor. Esto es hermoso. Y cuando recen, no tengan miedo de llevar a Jesús todo lo que pasa en vuestro mundo interior: los afectos, los miedos, los problemas, las expectativas, los recuerdos, las esperanzas, todo, también los pecados. Él entiende todo.
13) Nadie puede ocupar su lugar en la historia del mundo, en la historia de la Iglesia; nadie puede ocupar tu lugar, nadie puede hacer lo que sólo tú puedes hacer.

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Santa Misa en la plaza Kossuth Lajos

14) Todos estamos llamados a cultivar relaciones de fraternidad y colaboración, sin dividirnos entre nosotros, sin considerar nuestra comunidad como un ambiente reservado, sin dejarnos arrastrar por la preocupación de defender cada uno el propio espacio, sino abriéndonos al amor mutuo.
15) Hermanos y hermanas, estar “en salida” significa para cada uno de nosotros convertirse, como Jesús, en una puerta abierta. Es triste y hace daño ver puertas cerradas: las puertas cerradas de nuestro egoísmo hacia quien camina con nosotros cada día, las puertas cerradas de nuestro individualismo en una sociedad que corre el riesgo de atrofiarse en la soledad; las puertas cerradas de nuestra indiferencia ante quien está sumido en el sufrimiento y en la pobreza; las puertas cerradas al extranjero, al que es diferente, al migrante, al pobre.
16) Hermanos y hermanas, por favor, por favor, ¡abramos las puertas! También nosotros intentemos —con las palabras, los gestos, las actividades cotidianas— ser como Jesús, una puerta abierta, una puerta que nunca se le cierra en la cara a nadie, una puerta que permite entrar a experimentar la belleza del amor y del perdón del Señor.
17) Es hermoso que las fronteras no representen barreras que separan, sino zonas de contacto; y que los creyentes en Cristo pongan en primer lugar la caridad que une y no las diferencias históricas, culturales y religiosas que dividen.

LEER. Reseña de la celebración de la misa / Homilía completa

 

Encuentro con el mundo universitario y de la cultura – Universidad Católica Péter Pázmány

18) Cuántos individuos aislados, muy “de redes sociales” y poco sociales, recurren, como en un círculo vicioso, a los consuelos de la técnica para llenar el vacío que experimentan, corriendo de manera aún más frenética mientras, esclavos de un capitalismo salvaje, sienten de manera aún más dolorosa las propias debilidades, en una sociedad donde la velocidad exterior va a la par de la fragilidad interior.
19) No quiero generar pesimismo —sería contrario a la fe que tengo la alegría de profesar—, sino reflexionar sobre esta “arrogancia de ser y de tener”, que ya en los albores de la cultura europea Homero veía como una amenaza y que el paradigma tecnocrático exaspera, con un cierto uso de los algoritmos que puede representar un ulterior riesgo de desestabilización de lo humano.
20) En todas partes se predica un nuevo “humanismo” que suprime las diferencias, anulando la vida de los pueblos y aboliendo las religiones, aboliendo todo. Ideologías opuestas convergen en una homologación que coloniza ideológicamente (…) Pienso en el riesgo del paso del comunismo al consumismo. En ambos “ismos” hay una falsa idea de libertad; la del comunismo era una “libertad” forzada, limitada desde fuera, decidida por otro; la del consumismo es una “libertad” libertina, hedonista, aplanada, que nos vuelve esclavos del consumo y de las cosas.

LEER. Reseña del encuentro / Mensaje completo

Información adicional
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Fuentes

Crux Now / Revista Vida Nueva / Videos: Vatican Media – Rome Reports – Télam – Euronews – DW Español / Foto: Oficina de Prensa Vaticana

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