Religión de nativos. Clave en crisis por construcción de oleoducto

4:00 p m| 11 nov 16 (NCR/BV).- En las últimas semanas, las protestas contra la construcción del oleoducto que transportaría petróleo desde Dakota del Norte hasta Illinois han aumentado. Ancianos, familias y niños nativos americanos han establecido tipis y carpas en un campamento cerca de la vía del oleoducto con la esperanza de detener su construcción. Dave Archambault Jr., líder de la Tribu Sioux de Standing Rock, que lidera los esfuerzos para detener el avance de la construcción, comentó el problema principal en una breve declaración ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: “Las compañías petroleras están causando la destrucción deliberada de nuestros lugares sagrados”. Reflexión de Rosalyn LaPier, profesora del Harvard Divinity School, a partir de sus estudios y el testimonio de sus antepasados.

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Como nativa americana experta en historia ambiental y estudios religiosos, con frecuencia me preguntan qué significa para los líderes nativos cuando dicen que ciertos paisajes son “lugares sagrados” o “sitios sagrados”.

¿Qué hace que una montaña, una colina o una pradera sea un lugar “sagrado”?


Significado de espacios sagrados

Aprendí de mis abuelos sobre las áreas sagradas dentro del territorio tribal Blackfeet en Montana y Alberta, que no está lejos del territorio tribal de Lakota en Dakota.

Mis abuelos dijeron que las áreas sagradas son lugares apartados de la presencia humana. Identificaron dos tipos principales: los destinados a lo divino, como un lugar de morada, y los reservados para el recuerdo humano, como un sitio de entierro o de batalla.

Las historias de mis abuelos revelaron que los Blackfeet creen en un universo donde los seres sobrenaturales existen en el mismo tiempo y espacio que los seres humanos y nuestro mundo natural. Las deidades podrían existir simultáneamente tanto en la realidad visible como en la invisible. Es decir, podrían vivir invisibles, pero conocidos, dentro de un lugar físico visible para los seres humanos.

Uno de esos lugares para los Blackfeet es Nínaiistáko o Chief Mountain en el Glacier National Park. Esta montaña es el hogar de Ksiistsikomm o Thunder, una deidad primordial. Mis abuelos contaron cómo esta montaña es un espacio liminal, un lugar entre dos reinos.

Los ciudadanos tribales de Blackfeet pueden acercarse a este lugar sagrado para percibir lo divino, pero no pueden internarse en la montaña porque es el hogar de una deidad. Los ancianos de la tribu creen que la actividad humana, o cambiar el paisaje físico en estos lugares, perturba la vida de las deidades. Ven esto como un sacrilegio y una profanación.


Un texto vivo

Los lugares sagrados, sin embargo, no siempre se apartan de la presencia de la humanidad. Algunos lugares sagrados están destinados a la interacción humana constante.

El antropólogo Keith Basso argumentó en su obra “Wisdom Sits in Places” que un propósito de los lugares sagrados era perfeccionar la mente humana. Los ancianos Apaches occidentales con los que Basso trabajó le dijeron que cuando alguien repetía los nombres y las historias de sus lugares sagrados, se los entendía como “repetir el discurso de nuestros antepasados”.

Para estos ancianos apaches, los lugares no eran sólo nombres e historias -el propio paisaje era un texto sagrado viviente. A medida que estos ancianos viajaban de un lugar a otro, contando los nombres y las historias de su texto sagrado, le dijeron a Basso que sus mentes se volvieron más “resistentes”, más “suaves” y capaces de soportar la adversidad.


La sacralidad del sitio del oleoducto

En diferentes actividades nacionales e internacionales, el líder de Lakota, Dave Archambault Jr., ha declarado que los Lakota ven el área cercana a la potencial construcción del ducto Dakota Access como un “lugar sagrado” y un “cementerio”, o como lugares apartados de la presencia humana y solo para veneración.

El experto sobre Lakota, Vine Deloria Jr., describió las “piedras sagradas” en Dakota del Norte en su libro “The World We Used to Live In”, como si pudieran “advertir los acontecimientos futuros”.

Deloria describió cómo los líderes religiosos de Lakota fueron donde estas piedras una mañana a primera hora para leer sus mensajes. Deloria compartió las experiencias de un ministro episcopal de 1919.

“Una roca de este tipo estaba anteriormente en Medicine Hill cerca de Cannon Ball… Los viejos indios vinieron a mí… y dijeron que el rayo golpearía a alguien ese día, porque un dibujo (wowapi) en esta roca santa indicó tal acontecimiento… Y el rayo golpeó una tienda en el campamento y casi mató a una mujer… Y me han contado varios casos como ese, en que se predicen los acontecimientos, pero no puedo dar cuenta de ello”.

Deloria explicó que eran “aves, dirigidas por el espíritu del lugar, [que] hacen el dibujo real de las imágenes”. Los Lakota llamaron a este sitio Ínyanwakagapi por las grandes piedras que servían como oráculos para su pueblo. Los estadounidenses lo llamaron Cannonball.


No sólo Dakota

Los historiadores, los antropólogos y los pensadores religiosos continúan aprendiendo y escribiendo acerca de las ideas religiosas nativas americanas de diferentes sitios. Al hacerlo, buscan analizar conceptos religiosos complejos de transformación y trascendencia que estos lugares evocan.

Sin embargo, a pesar de sus contribuciones a la interpretación académica de la religión, estos entendimientos no se traducen necesariamente en la protección de lugares nativos americanos por su significado religioso. Como nos dice el experto legal Stephen Pevar, “no hay un estatuto federal que proteja expresamente los sitios sagrados indios… de hecho, el gobierno federal a sabiendas profana estos sitios”.

En el último año hemos visto protestas sobre la posible profanación de lugares sagrados en: Mauna Kea en Hawai (sobre la construcción de otro telescopio en un volcán sagrado), Oak Flats en Arizona (sobre una potencial mina de cobre en tierra sagrada) y ahora en Standing Rock en Dakota del Norte.


Falta de comprensión de lo sagrado

William Graham, ex decano de la Escuela de Divinidad de Harvard, escribió que “La religión… continuará siendo un factor crítico en la vida individual, social y política en todo el mundo, y necesitamos entenderla”.

La conexión íntima entre el paisaje y la religión está en el centro de las sociedades nativas americanas. Es la razón por la que miles de nativos americanos de todo Estados Unidos y pueblos indígenas de todo el mundo han viajado a las praderas de Dakota del Norte.

Pero, a pesar de nuestros más de 200 años de contacto, en los Estados Unidos aún no han comenzado a entender la singularidad de las religiones de los nativos americanos y sus vínculos con la tierra. Y hasta que esto suceda, seguirán habiendo conflictos por las ideas religiosas de la tierra y el paisaje, y lo que hace un lugar sagrado.


Fuente:

“Why understanding Native American religion is key to resolving Dakota Access Pipeline crisis” de Rosalyn LaPier. Publicado en el National Catholic Reporter.

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