Una religiosa elegida para liderar la Ciudad del Vaticano

7:00 p.m. | 10 nov 21 (LN/EP).- La presencia femenina en la sede central de la Iglesia católica todavía está en desventaja. Sin embargo, la brecha se va reduciendo -aunque lentamente- y en estos últimos meses el papa Francisco ha perseverado aún más en posicionar más mujeres en puestos de liderazgo. Esta vez ha designado a la religiosa franciscana, Raffaella Petrini, como nueva secretaria general del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano. Es la primera vez que una mujer llega a ese cargo, que es clave en su administración central y que hasta ahora había recaído en obispos de la Curia de Roma.

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Mientras algunas voces denuncian misoginia y reclaman más acciones para que haya igualdad de género en la Iglesia católica -institución desde siempre formada y dominada por hombres y famosa por su machismo-, el papa Francisco ha ofrecido un gesto importante al nombrar a una mujer, la monja franciscana Raffaella Petrini, como nueva secretaria general del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Nacida en Roma en 1969, Petrini se licenció en Ciencias Políticas en la prestigiosa Universidad Internacional Libre de Estudios Sociales “Guido Carli” (Roma) y se doctoró en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, donde actualmente es profesora. Trabajaba desde 2005 como oficial de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos –uno de los dicasterio (ministerios) más importantes del Vaticano-, según indicó una biografía que difundió la Sala de Prensa al dar a conocer el nombramiento.

De 52 años, Petrini pasó a ser la mujer más influyente del Vaticano. Será la número dos del obispo español Fernando Vérgez Alzaga, que en octubre pasado dejó de ser secretario general del Governatorato después de más de siete años en el cargo, luego de ser nombrado presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y presidente del Governatorato de la Ciudad del Vaticano.

Mons. Fernando Vérgez es una de las personas de más confianza de Jorge Bergoglio, a quien conoce desde hace tiempo porque fue durante años secretario del cardenal argentino Eduardo Pironio (1920-1998). En septiembre pasado, cuando lo promovió a jefe máximo del Governatorato, también le confirió al mismo tiempo el título personal de arzobispo. Se espera que Vérgez sea “creado” cardenal en el próximo consistorio de Francisco, el año próximo.

Ubicado en un gran palazzo en el centro del Vaticano, el Governatorato supervisa a más de 2000 empleados, así como el funcionamiento del día a día del Estado Ciudad del Vaticano, ocupándose de sus famosos Museos Vaticanos –su principal fuente de ingresos–, su policía, bomberos, servicio de salud, el mantenimiento y el personal de oficina.

 

En un fiel reflejo del cambio enorme que ha hecho el papa Francisco en los últimos años en su intento de equilibrar las cosas, ya hay otras mujeres que ocupan puestos de número dos en departamentos del Vaticano. Pero se ocupan de cuestiones religiosas y sociales y tienen menos personal a su cargo que Petrini. En enero del año pasado el Papa designó por primera vez en la historia de la Secretaría de Estado a una mujer, la italiana Francesca Di Giovanni, en un puesto de alto nivel, como segunda subsecretaria de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado (algo así como una segunda vicecanciller), con responsabilidad específica para los temas multilaterales que tienen que ver con organismos intergubernamentales y tratados internacionales.

A lo largo de su pontificado el Papa fue designando a varias mujeres en otros cargos que siempre habían estado en manos de hombres, por ejemplo, desde 2016 al frente de los Museos Vaticanos a la italiana Barbara Jatta y en la vice dirección de la Sala de Prensa a la periodista española Paloma García Ovejero que tras dejar ese cargo a fin de 2018 fue reemplazada por la brasileña Cristiane Murray. En febrero de este año, designó como subsecretaria del Sínodo de Obispos a la hermana javeriana francesa Nathalie Becquart, que pasó a ser la primera mujer que llega a este cargo y que tendrá derecho a voto, algo que abre posibilidades de que pronto también las demás participantes de sexo femenino puedan hacerlo.

En agosto pasado, Francisco nombró a la religiosa italiana Alessandra Smerilli secretaria interina del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y delegada de la Comisión vaticana COVID-19. Esta monja salesiana ya era subsecretaria de este dicasterio desde marzo de 2021. Con el objetivo de incluir a más mujeres en la dirección de la Iglesia católica, Francisco incorporó en agosto a la Pontificia Academia de las Ciencias -que dirige el arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo- a cinco mujeres científicas, incluidas tres premios Nobel. En 2020 nombró a seis mujeres en el organismo supervisor de todas las actividades económicas del Vaticano. “Designé a estas seis mujeres por su profesionalismo pero también porque pienso que las mujeres en general son mejores administradoras que los hombres”, explicó Francisco en su reciente libro “Soñemos juntos”.

A fin de julio pasado, finalmente, nombró a la teóloga argentina, Emilce Cuda, como nueva Jefa de Oficina de la Pontificia Comisión para América latina (PCAL), organismo de la curia romana creado en 1958 con la función de “aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina” y “estudiar las cuestiones que se refieren a la vida y progreso de dichas Iglesias”. Considerada la mujer que mejor conoce el pensamiento del Papa del fin del mundo, ya que fue discípula del padre jesuita Juan Carlos Scannone –teórico de la Teología del Pueblo y maestro de Bergoglio y autora del libro Para leer a Francisco-, Cuda pasó a ser la primera mujer que ocupa semejante cargo ejecutivo.

El Pontífice también ha establecido una segunda comisión para estudiar el papel de la mujer en los primeros años del cristianismo y saber si pueden ser diaconisas, después de que una primera no lograra llegar a un consenso. El diaconado femenino es una de las grandes reivindicaciones del feminismo en la Iglesia, y sus defensoras creen que ayudaría a las mujeres a tener más protagonismo a la vez que daría un servicio en los lugares del mundo donde hay una falta de sacerdotes.

En su exhortación apostólica “Chritus vivit” (Cristo Vive), de 2019 -un documento que fue fruto del sínodo dedicado a los jóvenes de 2018-, el Papa, que suele elogiar a las mujeres, comenzando por la Virgen María, escribió que “una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista”.

Con respecto a la crítica que llega desde el sector feminista de la Iglesia, observan que los avances se limitan a puestos de mando circunscritos a la gestión de organismos que no tienen influencia en la toma de decisiones de la Iglesia universal. Ninguna de ellas, denuncian, tendrá poder para transformar en profundidad la dirección de la Iglesia en los próximos años. Ni siquiera en el mundo de las religiosas, lugar de donde procede Petrini y donde todavía se cometen a menudo abusos (sexuales y de poder) por parte de la jerarquía de la Iglesia.

Antecedentes en Buena Voz Noticias
Fuentes

La Nación / El País / La Vanguardia / Foto: Vatican Media

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