Mujeres científicas ganadoras del Nobel convocadas por el Papa

7:00 p.m. | 25 ago 21 (AM/CP).- Francisco convocó a tres mujeres ganadoras del premio Nobel para la Academia Pontificia de las Ciencias: la física Donna Strickland, y las químicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, ambas reconocidas por el desarrollo de un método para la edición del genoma, avance de interés por su potencial y debate bioético. Se unen a un prestigioso grupo de unos 80 científicos en la Academia, de los cuales otros 20 son también premios Nobel. Su membresía es vitalicia y no necesitan ser católicos, al priorizar el diálogo entre fe y ciencia. A propósito de los nombramientos, America Magazine explica la función y origen de la Academia.

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Emmanuelle Marie Charpentier y Jennifer Anne Doudna, Premios Nobel de Química en 2020, han sido designadas por Francisco como miembros de la Pontificia Academia de las Ciencias. En 2020, ambas recibieron el Nobel tras desarrollar el método de edición del genoma CRISPR-Cas9. Este innovador procedimiento es considerado por la Academia de Estocolmo como un método revolucionario. Los miembros de la institución han considerado que, al modificar el ADN de plantas, animales y microorganismos con una gran precisión, “ha tenido un gran impacto en las ciencias de la vida, está contribuyendo a nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar las enfermedades hereditarias”.

Además de su labor de investigación, la carrera de Charpentier se ha desarrollado en las aulas. En la actualidad, la nobel es profesora honoraria de Microbiología en el Institut für Biologie de la alemana Universidad de Berlin. Anteriormente enseñó en la Universidad de Umea (Suecia). También es la fundadora y directora de Max Planck Unit of the Science of Patogens de Berlín. Charpentier es miembro de otras asociaciones además de la Academia de las Ciencias. La científica también pertenece a la Academia de Tecnología y la Academia de las Ciencias de Francia, la homónima de la institución pontificia. Por su parte, la profesora Doudna estudió química en el Pomona College de Claremont, se especializó en bioquímica en la Facultad de Medicina de Harvard, en Cambridge, y continuó sus estudios en la Universidad de Colorado, en Boulder. Actualmente es profesora de química molecular en la Universidad de California en Berkeley.

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Una semana antes de la convocatoria de Charpentier y Doudna, Francisco designó también a Donna Theo Strickland, premio Nobel de Física en 2018. Catedrática de Física Óptica en el Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Waterloo (Canadá), la profesora Strickland, de 62 años, nacida el 27 de mayo de 1959 en Guelph, se licenció en Ingeniería en la Universidad McMaster de Hamilton (Canadá), y se doctoró en Física, con especialización en Óptica, en la Universidad de Rochester, en Estados Unidos.

En octubre de 2018, ella y el profesor Gérard Mourou fueron galardonados con el Premio Nobel de Física por inventar, en 1985, la amplificación de pulsos chirp láser, pulsos ópticos ultracortos y de alta intensidad con láser que se utilizan en millones de cirugías oculares correctivas que se realizan cada año en todo el mundo, especialmente las de miopía. A ella y a Mourou se les atribuye el descubrimiento del método “para generar los pulsos de láser más cortos e intensos creados por la humanidad”, según la motivación del Nobel.

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¿Qué es la Pontificia Academia de las Ciencias?

Una academia pontificia es, esencialmente, una sociedad académica honorífica que reúne eruditos para discutir temas importantes en sus campos. Las diez academias tienen un doble objetivo para el Vaticano: señalar el compromiso del Papa o de la Iglesia con un área de estudio y reunir a un grupo de los académicos más brillantes del mundo para asesorar al Papa. La primera academia pontificia fue la de Bellas Artes y Letras, fundada en 1542, y la más reciente es la Academia Pontificia para el Latín, creada en 2012.

Mostrar el apoyo a las ciencias duras era especialmente importante para el Vaticano tras la Revolución Industrial, cuando el mundo se había transformado rápida e irreversiblemente por las nuevas tecnologías. Con la esperanza de librar a la Iglesia de su reputación anticientífica, cimentada por la persecución del Vaticano a Galileo Galilei por la herejía del heliocentrismo (la creencia de que la Tierra gira alrededor del Sol), el Papa Pío IX creó la Pontificia Academia de los Nuevos Linces en 1847. La academia pretendía ser un resurgimiento de la Academia de los Linces del siglo XVII, que contaba con Galileo como miembro.

Después de que el mundo viera la destrucción causada por los avances de la tecnología armamentística en la Primera Guerra Mundial, el Papa Pío XI reconstituyó la academia de nuevo en 1936, nombrándola Academia Pontificia de las Ciencias. Desde entonces, la Academia ha asesorado regularmente al Papa en cuestiones de ciencia y tecnología. Durante la Guerra Fría, por ejemplo, la academia elaboró un informe sobre las armas nucleares, el que no fue publicado por presión e influencia de los Estados Unidos a la Santa Sede según un informe de Thomas Reese SJ, publicado en America Magazine en 1978.

En la actualidad, la academia organiza conferencias y elabora documentos basados en sus debates sobre una amplia gama de temas, entre los que se incluyen este año la robótica y la inteligencia artificial, los sistemas alimentarios sostenibles y el desarrollo de normas internacionales para la donación de órganos. También conceden un premio cada dos años a un científico prometedor menor de 45 años. Aunque está patrocinada por la Santa Sede, la academia se considera un organismo independiente con libertad académica.


¿Quiénes son los miembros?

Pueden ser miembros científicos de cualquier nacionalidad o religión, que son elegidos en función de sus contribuciones a su campo y de “su reconocida trayectoria moral”, según el sitio web de la academia. Monseñor Georges Lemaître, que desarrolló la teoría del “Big Bang”, fue miembro. En la actualidad, la academia cuenta con el premio Nobel y ex secretario de Energía de Estados Unidos Steven Chu; Yves Coppens, descubridor del fósil “Lucy”; y Fabiola Gianotti, la primera mujer que dirigió el CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear. También se reservan plazas en la academia para el director del Observatorio Vaticano y de su laboratorio de astrofísica, así como para los prefectos de la Biblioteca Vaticana y del Archivo Secreto.

Dos de las mujeres nombradas en la academia en esta última etapa, Emmanuelle Marie Charpentier y Jennifer Anne Doudna, ganaron juntas el Premio Nobel de Química 2020 por desarrollar el método CRISPR-Cas9 de edición del genoma. El Vaticano lleva años interesándose por la bioética y el potencial curativo de la edición del genoma. El Consejo Pontificio para la Cultura coorganizó una conferencia muy publicitada en el Vaticano sobre el tema en 2018. Además de las científicas del CRISPR, el papa Francisco también nombró recientemente a Donna Theo Strickland como miembro de la academia. La doctora Strickland ganó el Premio Nobel de Física de 2018 con el doctor Gérard Mourou por la investigación que ambos publicaron sobre la amplificación de pulsos en láseres en 1985. La técnica que desarrollaron hace que los láseres sean más potentes estirando y comprimiendo sus pulsos. Se utiliza en los láseres de mayor potencia del mundo.

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Fuentes

America Magazine / COPE / Vatican News / Videos: ULL y Rome Reports / Foto: Eloy Alonso (Reuters)

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