“Subestimé fuerzas oscuras que hay en el Vaticano”

2:00 p.m. | 18 jun 21 (VN/VTN).- Una condena le supuso pasar 404 días preso al cardenal George Pell, quien siempre se declaró inocente, hasta que el Tribunal Superior australiano le absolvió y liberó. Recuerda que si bien tuvo el apoyo constante del Papa, no fue así por parte del Vaticano. Esto se puede vincular con la forma frontal que Pell inició el encargo de Francisco de reformar la economía vaticana, poco antes de ir a prisión. Sus esfuerzos por apuntar a una mayor transparencia financiera causó mucha incomodidad en la curia vaticana. El avance actual de la reforma y la investigación a inversiones de la Secretaría de Estado le darían la razón.

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En una entrevista con Vida Nueva, el cardenal cuenta cómo ha salido de la cárcel, “agradecido por las muchas cosas buenas que he tenido y recibido en mi vida”, y analiza la situación económica del Vaticano, cuya gestión trató de modernizar y hacer más transparente. Pell recuerda las resistencias que encontró en parte de la Curia para lograr una mayor transparencia y asegura que no se topó con una guerra cultural, sino que se trató de un choque entre “quienes queríamos luchar contra la corrupción, quienes estaban involucrados en ella” y los que “cerraban un ojo”.

-¿Cuál fue su momento más duro en la cárcel?

De todo el tiempo que estuve allí lo más difícil fue cuando me sentenciaron culpable en el segundo juicio, el de apelación. Aquello fue para mí una enorme sorpresa, porque los cargos eran absurdos. Se decía que yo había atacado a dos muchachos, a los que ni siquiera conocía, y en la sacristía, en un momento en el que allí habría cuatro o cinco personas y varios cientos en toda la zona. El juez pensó que era inocente, pero tenía que llevar adelante el proceso por la decisión del jurado, que actuó de manera errónea y arrogante. Para mí, aquello fue muy difícil, recuerdo que les miraba a la cara diciéndoles que aquello era falso e injusto. Fue todo muy extraño, como lo eran las acusaciones.

-¿Qué opinión tiene de quien le denunció?

Nunca cometí ningún acto de violencia contra esa persona, que tiene muchas enfermedades psicológicas debido al uso de drogas. No creo que esté en paz ni siquiera ahora. Tal vez haya creado toda esta historia como una fantasía, le pasó lo que dice con otra persona o haya establecido un paralelismo con otro suceso similar acaecido en Estados Unidos, que luego se supo que también era falso. Las acusaciones son muy parecidas. La persona que me acusó ha cambiado 24 veces su declaración, tal vez alguien la ha dirigido, pero no sé de quién puede tratarse.

-¿Qué les diría a las asociaciones de víctimas?

Siento una gran simpatía por las víctimas auténticas y pienso que la mejor protección es siempre la verdad. Tenemos que trabajar por ella, la verdad tiene que ser la base de la justicia. En mi recorrido como obispo, siempre he estado a favor de las víctimas, como ocurrió en Melbourne, cuando pusimos en marcha un proceso de justicia con las víctimas, a las que pagamos compensaciones. Una acusación siempre tiene que ser evaluada, aunque haya ocasiones en las que algunas personas mientan o su mente les juegue malas pasadas debido a la droga, al alcohol o a otros motivos.

-¿Sintió el apoyo del Papa y del Vaticano durante su permanencia en prisión?

Siempre sentí un fuerte apoyo, tanto del papa Francisco como de Benedicto XVI, que también me mandó un mensaje. Estoy muy agradecido por ello. Los comunicados vaticanos, en cambio, eran algo más tibios y reflejaban también un respeto por la justicia australiana que podría resultar demasiado optimista.

La reforma económica en el Vaticano

-¿Está satisfecho con las reformas económicas de los últimos años en el Vaticano? ¿Son los cambios que usted pedía cuando era prefecto?

Indudablemente, se han dado pasos adelante y se continúa progresando. Mi sucesor, el padre Juan Antonio Guerrero, es un hombre capaz y honesto. Tuve al principio una larga charla con él, pero no interfiero en su trabajo ni me veo regularmente con él. Confío en él y cuenta ciertamente con las capacidades necesarias. El Papa tomó una buena decisión al elegirle, aunque me gustaría verle como cardenal para que su papel se vea aún más reconocido y para que su autoridad se respete aún más. Además, Francisco anunció un grupo de expertos en inversiones para que verificaran cómo se invierten los recursos del Vaticano. Muchos de los que han trabajado con las inversiones del Vaticano se han comportado de manera sospechosa.

-¿Cuál cree que fue su mayor error cuando era prefecto de la Secretaría para la Economía?

Mi mayor error fue subestimar las fuerzas de la oscuridad y su persistencia. Una de las mayores resistencias fue para evitar la entrada de auditores en la Secretaría de Estado. Explicaban su resistencia argumentando que esto era la Iglesia y no un negocio. Que las los secretos del Estado Vaticano no pueden darse a conocer a otras entidades. Pero la verdadera razón es que se querían ocultar situaciones incómodas, como lo de la inversión en el edificio en Londres, en las que se actuó con gran incompetencia y hubo algunos comportamientos criminales.

-A usted le echaban en cara que entró en el Vaticano como un elefante en una cacharrería ¿Qué cambiaría si pudiera volver atrás?

No cambiaría nada si volviera al pasado. Parte de la defensa de los que estaban incómodos con mi trabajo era quejarse de que fuera demasiado directo. Trataban de impedir así que luchara contra la corrupción y descubriera su incompetencia.

-¿Le preocupa la imagen que está ofreciendo la Iglesia católica ante los fieles con los casos de investigación y los problemas financieros?

Claro que me preocupa cómo influyen estas cosas en las personas, que pueden sentirse escandalizadas, pero lo cierto es que la gente tiene una fe fuerte. Para que se mantenga así, debemos presentar la verdad de manera clara y poner en marcha procesos para verificar lo sucedido, de manera que los fieles puedan confiar en que sus donaciones no van a acabar siendo robadas.

ENLACE. Entrevista completa en la revista Vida Nueva

Sobre el escándalo de la pederastia

-¿Puede el escándalo de la pederastia ser una ocasión para la renovación de la Iglesia?

Debe serlo. No podemos seguir en la misma línea. Es un tipo de cáncer espiritual y moral. Me parece que aquí en Australia hemos trabajado seriamente para erradicarlo, pero es un deber de todos los sacerdotes y de todos los obispos del mundo asegurar que estos escándalos no se repitan. Demasiado sufrimiento, demasiado dolor. El fenómeno de los abusos en la Iglesia demuestra una vez más que a menudo no hemos seguido las enseñanzas de Jesús. Si hubiéramos seguido los mandamientos del Decálogo, todo esto no habría ocurrido.

ENLACE. Entrevista completa sobre su publicación “Diario en prisión” en Vatican News

 

 

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Fuentes

Revista Vida Nueva / Vatican News / Foto: NCR

 

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