Superliga: La crítica desde la Santa Sede

1:00 p.m. | 28 abr 21 (LOR/VN).- “Sólo el deporte pierde en la ‘Superliga’ de los ricos” titula el L’Osservatore Romano en un balance sobre el intento de crear una competición exclusiva para los clubes de más prestigio del fútbol europeo. Una propuesta excluyente, sin el respaldo del “sistema”, y desaprobado por hinchas y fanáticos del fútbol. En 48 horas terminó con una reunión de urgencia de los promotores y una cascada de renuncias de equipos. “La superliga no es más que eso: una forma poco elegante, incluso cínica, de ganar más dinero. El fútbol, como deporte, debería practicar la inclusión como uno de sus valores fundamentales”, apuntó el diario vaticano.

——————————————————————————————–

“El dinero, demasiado dinero, suele acabar arruinándolo todo. Incluso las cosas más bonitas. Porque el dinero, la posibilidad de poder comprar todo o casi todo, es lo contrario de los sueños”, señala el redactor Gaetano Vallini en su análisis en el periódico de la Santa Sede. “Que el dinero también habría arruinado el mundo del fútbol se comprendió hace tiempo, desde las primeras compras de jugadores a precios exhobitantes hasta la dictadura de la televisión de pago. A estas alturas, para los clubes de fútbol, los hinchas en el estadio son sólo un marco -en tiempos de pandemia se ha entendido claramente- porque el verdadero dinero proviene de los derechos de televisión”, señala.

Un deporte sin valores

Con esta propuesta de competición, “el frágil vínculo que aún existía entre el fútbol actual y el del pasado se ha roto definitivamente. El proyecto de crear una superliga continental de clubes prestigiosos, exitosos y, sobre todo, ricos, se ha hecho realidad”, comentaba el diario Vaticano al día siguiente de su anuncio, antes que el proyecto terminara por fracasar.

Y luego, apunta directamente a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, quien desde 2009 ha planteado en público esta propuesta con la que “doce clubes, autoproclamados los mejores, financiados por un gran banco de negocios internacional, jugarán su propio campeonato, la Superliga Europea”. Los intereses televisivos son la prioridad de estos equipos que pretenden “explotar la máximo” su “gallina de los huevos de oro”.

“La Superliga no es más que eso: una forma poco elegante, incluso cínica, de ganar más dinero”, sentencia Vallini. “Lo que se acaba de presentar parece un grupo excluyente, cuando en cambio el fútbol, como deporte, debería practicar la inclusión como uno de sus valores fundamentales”. Pero, “en el ámbito deportivo, en el fútbol profesional en particular, hablar de valores al más alto nivel parece cada vez más un mero ejercicio de retórica. Palabras vacías en un mundo en el que conceptos como la sana competencia, el respeto al adversario, la integración, la integridad, la lealtad parecen estar relegados a los escalones más bajos”. Valores que además no se podrán transmitir a los más jóvenes, “que ven en el fútbol de las estrellas a sus ídolos, la realización de sus sueños”.

Por eso, desde el periódico vaticano aplauden a los organismos, clubes, gobiernos y aficionados que se plantaron ante las consecuencias de esta iniciativa. Una propuesta que “además de acabar con lo poco que queda de credibilidad en el mundo del fútbol, corría el riesgo de causar un daño incalculable a todo el movimiento, incluido el profesional, dado el presumible menor interés por los campeonatos nacionales y las copas de Europa, que de hecho se verían afectados”.

“A los que todavía se emocionan con la hazaña de un campeón, a los que todavía se emocionan con la hazaña inesperada de un equipo ‘pequeño’ capaz de vencer a un equipo ‘grande’ o incluso de ganar un trofeo; A los que tienen un poco más de edad y recuerdan campeonatos épicos peleados hasta el último día, jugadores que eran las banderas de un equipo, clubes dirigidos por presidentes que eran hinchas primero; a los que hoy sufren el fútbol por costumbre sin emocionarse; bueno, sobre todo a ellos esta decisión sin estilo no les va”

Una reseña de lo ocurrido

El 19 de abril se anunciaba la creación de una Superliga de doce clubes, los más poderosos de Europa: tres ingleses, tres españoles y tres italianos, que dejaba prácticamente fuera de la nueva competición a casi todos los demás. El criterio para haber sido seleccionado o no, era puramente económico, por encima de cualquier otro tipo de mérito.

Las reacciones no se hicieron esperar, y dos días después sólo eran tres los equipos que seguían en el barco. Los creadores de esta nueva competición no tuvieron mucho tacto a la hora de anunciar su invento: hicieron público su manifiesto fundacional sólo unas horas después de que la UEFA presentara el cambio de formato de la Champions League. El desbarajuste fue tal que incluso se produjeron manifestaciones de protesta, como la que llevaron a cabo los seguidores del Chelsea.

En el caso concreto del Real Madrid, la polémica ha estallado porque su presidente, Florentino Pérez, impulsó el proyecto de Superliga sin haber consultado con los socios de su club, cuando los estatutos le obligaban a ello. No fueron los únicos que rechazaron el proyecto: Gianni Infantino, presidente de la FIFA, se manifestó radicalmente en contra de la creación de la Superliga a los pocos minutos de lanzarse la iniciativa. Infantino denunciaba un intento de convertir las instituciones deportivas europeas en negocios privados.

Lo que pretendían Florentino Pérez y quienes le apoyaban parecía un intento de monopolio para copar los partidos mediáticos durante la temporada. Y le han llovido críticas: Josep Guardiola, entrenador del Manchester City y ex jugador y entrenador del FC Barcelona, afirmó que “no es deporte cuando no hay relación entre esfuerzo y recompensa”.

La sensación entre los periodistas deportivos era que la propuesta se había realizado tarde y mal, y que en todo el embrollo no se había tenido en cuenta en ningún momento a las aficiones de los equipos. Enrique Yunta (ABC) tituló su crónica del pasado 24 de abril con la expresión: “Un ridículo mundial”. Lo que vendría a sugerirnos que posiblemente el ansia de negocio desbocada está llegando a eclipsar el sentido mismo de la competición deportiva, que es lo que menos importaría en esta Superliga de gigantes financieros.

Información relacionada
Antecedentes en Buena Voz Noticias
Fuentes

L’Osservatore Romano / Vida Nueva / Al Día

 

Puntuación: 0 / Votos: 0

Buena Voz

Buena Voz es un Servicio de Información y Documentación religiosa y de la Iglesia que llega a personas interesadas de nuestra comunidad universitaria. Este servicio ayuda a afianzar nuestra identidad como católicos, y es un punto de partida para conversar sobre los temas tratados en las informaciones o documentos enviados. No se trata de un vocero oficial, ni un organismo formal, sino la iniciativa libre y espontánea de un grupo de interesados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *