Fraternidad en la diversidad religiosa y cultural

1:00 p.m. | 10 feb 21 (VTN).- Se celebró la primera Jornada Internacional de la Fraternidad Humana, inspirada en la firma del documento histórico entre el papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmed al Tayyeb, referente religioso de los musulmanes suníes. Ese pacto resaltó la hermandad que nos une -todos descendientes del mismo Padre- y que se consolida en el respeto de la diversidad de culturas, creencias y tradiciones. En el mensaje de Francisco por la jornada ha sido tajante: “Es el momento de la certeza de que un mundo sin hermanos es un mundo de enemigos. Hoy no hay tiempo para la indiferencia”. Palabras precisas ahora que el mundo necesita más que nunca los efectos de la fraternidad.

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El Papa participó en la celebración del Día Internacional de la Fraternidad Humana. El evento virtual organizado por el jeque Mohammed Bin Zayed en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, contó también con la participación del Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb; el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres y otras personalidades.

“Hermanas y hermanos, esa es la palabra: hermanas y hermanos”: al iniciar su intervención el Santo Padre Francisco quiso afirmar el concepto de fraternidad, dirigiéndose, de modo especial, a su “hermano, amigo, compañero de desafíos y de riesgos en la lucha por la fraternidad”, el Gran Imán Ahmed el Tayeb, a quien expresó su gratitud por la compañía “en el camino por la reflexión y la redacción” del Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y Convivencia común, presentado hace dos años, en ocasión de su Viaje Apostólico a los Emiratos Árabes Unidos.

“Su testimonio –expresó el Sumo Pontífice al Gran Imán– me ayudó mucho porque fue un testimonio valiente. Yo sé que no era una tarea fácil. Pero con usted pudimos hacerla juntos, y ayudarnos mutuamente. Lo más lindo de todo es que ese primer deseo de fraternidad se fue consolidando en verdadera fraternidad… Gracias a todos por apostar por la fraternidad, porque hoy la fraternidad es la nueva frontera de la humanidad. O somos hermanos, o nos destruimos mutuamente”.

Para el Papa, “hoy no hay tiempo para la indiferencia, no nos podemos lavar las manos con la distancia, con la prescindencia, con el menosprecio. O somos hermanos —sentenció—, o se viene todo abajo. Y es que la fraternidad es ‘la frontera’ sobre la cual tenemos que construir. Se trata del desafío de nuestro siglo”, aseveró Francisco. “Fraternidad quiere decir mano tendida, fraternidad quiere decir respeto. Fraternidad quiere decir escuchar con el corazón abierto. Fraternidad quiere decir firmeza en las propias convicciones. Porque no hay verdadera fraternidad si se negocian las propias convicciones”.

Con el mismo espíritu de esa “invitación a la reconciliación y a la fraternidad entre todos los creyentes, incluso entre creyentes y no creyentes, y entre todas las personas de buena voluntad”, en la Jornada Mundial sobre la Fraternidad Humana, Francisco reafirmó una paternidad compartida, al subrayar que “Somos hermanos, nacidos de un mismo Padre: Con culturas, tradiciones diferentes, pero todos hermanos. Y respetando nuestras culturas y tradiciones diferentes, nuestras ciudadanías diferentes, hay que construir esta fraternidad. No negociándola”.

Y porque el desafío de la fraternidad es nuestro, de nuestro tiempo, de nuestro siglo, es que el Santo Padre señaló que “es el momento de la escucha” y “de la aceptación sincera”: Es el momento de la certeza que un mundo sin hermanos es un mundo de enemigos. Quiero subrayar esto. No podemos decir: o hermanos o no hermanos. Digámoslo bien: o hermanos, o enemigos. Porque la prescindencia es una forma muy sutil de la enemistad. No sólo hace falta una guerra para hacer enemigos.

Por último el Papa ha felicitado a Guterres y a Latifa Ibn Ziaten, ambos galardonados en la segunda edición del Premio Zayed sobre la fraternidad, que el año pasado reconocía al Gran Imán y al Papa. “Quiero felicitar al secretario general de la ONU y agradecerle todos los esfuerzos que hace por la paz. Una paz que solo se va a lograr con un corazón fraterno. Gracias por lo que hace”.

Sobre Ibn Ziaten ha dicho: “Te jugaste tu vida por la sonrisa, jugaste tu vida por el no resentimiento y a través del dolor de perder un hijo —solamente una madre sabe lo que es perder un hijo— a través de ese dolor tú te animas a decir ‘somos todos hermanos’ y a sembrar palabras de amor. Gracias por tu testimonio. Y gracias por ser madre de tu hijo, de tantos chicos y chicas; por ser madre hoy de esta humanidad que te está escuchando y que aprende de ti”.

Latifa Ibn Ziaten, una madre al servicio de la paz

Latifa Ibn Ziaten, ganadora del Premio Zayed, es presidenta de la asociación IMAD, que trabaja por la reconciliación y el diálogo, especialmente en las escuelas. Ha sido reconocido el valor y la resistencia de una madre que nunca se rindió. Nacida en Tetuán (Marruecos) en 1960, a los 17 años se traslada a Francia, donde se une a su marido, trabajador ferroviario de la red nacional. Al criar a sus cuatro hijos y a su hija, dio especial importancia al seguimiento de sus estudios. Su vida cambiará el 11 de marzo de 2012: su hijo Imad, paracaidista militar, es asesinado por el terrorista Mohamed Merah frente a su cuartel en Toulouse.

Para Latifa, detrás del dolor de la pérdida de un hijo, ya está la voluntad de superar el ciclo infernal de la violencia. El 24 de abril de 2012, crea la asociación IMAD para la juventud y la paz. Convertida en una figura pública a su pesar, Latifa Ibn Ziaten invierte su energía en comprender las raíces de esta violencia. Visitó la ciudad donde creció Mohamed Merah, el asesino de su hijo. Desde entonces, no deja de viajar por Francia para entablar el diálogo y hacer hablar a los más jóvenes, en barrios difíciles, teniendo en cuenta la importancia de respetar a los demás y preservar la cohesión social (click aquí para leer artículo completo).

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Fuentes:

Vatican News

 

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