Hace unos meses, cuando escribía sobre Maldita Ternura, señalé que plantear que una novela se basa en una historia real me parecía un truco bastante sencillo para enganchar al autor. Con El Clan esta idea se refuerza pero he aquí que hay que hacer una salvedad. Una cosa es enganchar y otra cosa es redondear una buena historia. El Clan lo logra y déjame contarte el porqué.
La primera vez que vi el tráiler de El Clan, saqué mi celular y googleé (¡!) la película lo cual me llevó a la historia detrás de la historia. Así que, si he de ser sincero, debo confesar que me engancharon desde el saque anunciándome el relato de una familia completa de secuestradores. Además, ese segmento del viejo Arquímedes compartiendo momentos (Kodak) de familia y llevando el plato de comida a su víctima es una joya porque apunta a borrar los límites entre lo insano y lo cotidiano.
Y quiero hacer una pausa aquí porque hasta este punto no he dicho algo que pueda arruinar la película a quien quiera verla después de leer esta reseña (¿?). Y aunque me he propuesto esbozar un análisis de la película que me exime de spoilear , es indudable que algo debo revelar. Así que cuidado y asume la responsabilidad de ello.