Archivo por meses: junio 2009

Pensar desde los zapatos

(o un ejemplo que la banalidad sirve para algo)
mis zapatos

Hace un par de meses me compré unos zapatos negros bastante cómodos y para toda ocasión. Los vi, me encantaron –cosa harto difícil- y me los compré. Al inicio los usé casi a diario pero hoy en día si lo uso más de dos veces por semana es algo raro.
Hoy me los he puesto y mientras viajaba en el bus, he recordado porqué me resisto a usarlos. Como son negros, es bastante fácil que se ensucien.
Lo peor de todo es que esto pareciera afectarme tanto que hoy me he sorprendido a mi mismo ideando estrategias para evitar que alguien me ensucie los zapatos. Como mi recorrido es breve suelo ubicarme cerca de las puertas y si alguien subía rápidamente intentaban descubrir en su rostro alguna señal que me permitiera saber si esa persona me iba a pisar o no.
Buscaba en el rostro, la ropa, los ojos, en la manera de subir los escalones, de mirar o de avanzar. Buscaba en todas esas cosas que no tenían relación alguna con la posibilidad de ser pisado. Pero para mí era bastante obvio que si alguien estaba despeinado, con alguna señal de cansancio o con un gesto en el rostro; era peligro potencial.
Solo cuando llegué a mi trabajo me pude dar cuenta de todas esas cosas absurdas que unos zapatos te hacen pensar.
¿Y si pasara lo mismo en un plano social? ¿Y si todos pre-juzgáramos a la gente por lo que viste, por como camina, por como nos impresiona?
No hay que hacer mucho esfuerzo para encontrarse con situaciones como estas. Sin ir muy lejos el Baguazo, ¿No fue una clara muestra de cómo miramos y concebimos a los nativos selváticos? ¿No evidenciamos un total desconocimiento de la cosmovisión de los awajún?
Los prejuicios son una estrategia cognitiva que nos ayudan a economizar recursos para predecir el comportamiento de las personas. Por otro lado, un prejuicio procura ocultar el desconocimiento, la ignorancia. Y bien sabemos, existe en nosotros una fuerte inclinación en controlar, en conocer. Es por ello que nos cuesta tanto poder dejar de lados los prejuicios y abrir un espacio para la incertidumbre.
Conclusión: La ignorancia esta subestimada.

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