Archivo de la etiqueta: 2009

Nada es mio

El mayor problema del hombre, como de las naciones, es la independencia. ¿Se puede resolver? Lo que poseo parece ser mío, pero soy poseído siempre por aquello que tengo. La única propiedad incontestable debería ser el Yo, y, sin embargo, aquilatando bien, ¿dónde está el residuo absoluto, aislado, que no depende de nadie?
Los demás participan, ausentes o presentes, en nuestra vida interior y externa. No hay manera de salvarse. Aun en la soledad perfecta me siento, con espanto, átomo de un monte, célula de una colonia, gota de un mar. En mi espíritu y en mi carne hay la herencia de los muertos; mi pensamiento es deudor de los difuntos y de los vivientes; mi conducta está guiada, aun contra mi voluntad, por seres que no conozco o que desprecio.

Todo lo que sé lo he aprendido de los demás. Cualquier cosa que adquiera es obra de otros, y ¿qué tiene que ver que la haya pagado? Sin el operario, sin el artesano, sin el artista, estaría más desnudo que Calibán o que Robinsón. Si quiero moverme tengo necesidad de máquinas no fabricadas por mí y guiadas por manos que no son mías. Me veo obligado a hablar una lengua que no he inventado yo mismo; y los que han venido antes me imponen, sin que me dé cuenta, sus gustos, sus sentimientos y sus prejuicios.

Si desmonto el Yo pedazo por pedazo, encuentro siempre trozos y fragmentos que proceden de fuera; a cada uno podría ponerle una etiqueta de origen. Esto es de mi madre, esto de mi primer amigo, esto de Emerson, esto de Rousseau o de Stirner. Si realizo a fondo el inventario de las apropiaciones, el Yo se me convierte en una forma vacía, en una palabra sin contenido propio.

Pertenezco a una clase, a un pueblo, a una raza; no consigo nunca evadirme, haga lo que haga, de unos límites que no han sido trazados por mí. Cada idea es un eco, cada acto un plagio. Puedo arrojar a los hombres de mi presencia, pero una gran parte de ellos seguirá viviendo, invisible, en mi soledad.

Si tengo criados, debo soportarlos y obedecerles; si tengo amigos, tolerarles y servirles, y los dineros quieren ser guardados, cultivados, protegidos, defendidos. Potencia equivale a esclavitud. Nada en realidad me pertenece. Las pocas alegrías que disfruto las debo a la inspiración y al trabajo de hombres que ya no existen o que nunca he visto. Conozco lo que he recibido, pero ignoro quién me lo ha dado.

He conseguido reunir algunos miles de millones. No lo habría podido hacer si millones de hombres no hubiesen tenido necesidad de lo que les podía vender, si millones de hombres no hubiesen inventado las fórmulas, las máquinas, las reglas sobre las cuales se funda la vida económica de la tierra. Abandonado a mí mismo, habría sido un salvaje, un comedor de raíces y de perros muertos. ¿Dónde está, pues, el núcleo profundo y autónomo en el que ningún otro participa, que no ha sido generado por ningún otro y que pueda llamar verdaderamente mío? ¿Seré, en realidad, un coágulo de deudas, la esclava molécula de un cuerpo gigantesco? ¿Y la única cosa que creemos verdaderamente nuestra -el Yo- es, tal vez, como todo lo demás, un simple reflejo, una alucinación del orgullo?
Giovanni Papini
Tomado de: http://emocionizate.blogspot.com

» Leer más

crónica sin título

Me he hecho amigo de la televisión. Incluso más de lo que yo mismo quisiera. Suelo llegar e ir directamente a mi cuarto para prender la televisión incluso cuando tenga otras cosas que hacer como cocinar, limpiar u ordenar algunos libros. Es como un engaño: me da la ilusión de estar acompañado cuando en el fondo – y en la superficie también- estoy solo.
También me aturde. Mi trabajo es pensar: pensar pacientes, pensar emociones, pensar situaciones, pensar alumnos, pensar profesores, pensar instituciones, pensar colegas… pensar. Cuando no estoy trabajando sigo pensando hasta que llego a casa.
Con la televisión prendida no es posible pensar (mucho). Si veo Friends no cuestiono el situation comedy, no pienso en el carácter obsesivo-compulsivo de Mónica ni pienso en el psicoanálisis clásico y la propuesta de que la amistad es un erotismo sublimado. Cuando veo Two and Half Man no pienso en el narcisismo y la cultura postmoderna. Cuando veo The Simpsons lo más que hago es descubrir las referencias cinematográficas de cada episodio.
Hasta esa noche.
Había llegado más temprano que de costumbre y me resistía a ver las noticias (mi dosis de realidad). Cuando vi que en AXN anunciaban el Exorcismo de Emily Rose –con el tentador aviso de: “Basado en hechos reales”- supe que algo malo iba a pasar.
Me detuve, ya no podía avanzar. Todas las luces de mi casa estaban apagadas. No había cerrado la puerta de mi cuarto y eso me daba vista hacia la sala. Arriba, mis vecinos, parecían dormidos.
Quien haya visto el Exorcismo de Emily Rose no me dejara mentir. No es cualquier película de terror. Es engañosa. A diferencia del resto de películas del género, ésta inicia planteando un tema trillado pero igualmente interesante: la fe frente a la ciencia ¡Es un truco! Mientras vas pensando en dicha controversia te vas convirtiendo en uno de los personajes y, casi sin querer, llenándote de terror.
Bajo miedo, la televisión se hace insoportable.
La soledad también.
Como los gatos, los hombres también se pueden adaptar a la oscuridad hasta descubrir sombras dentro de las mismas sombras.
Sombras que son solo sombras.
Sombras que también son fantasmas.
Yo no le temo a los fantasmas pero estoy lleno de ellos.

» Leer más

Alegría de muchos, ¿consuelo de uno?

De cómo la nostalgia se abre paso en cada cambio
En estos días he recibido varios mensajes felicitándome por mi nuevo hogar y el domingo, el día en el que decidí mudarme, tuve una pesadilla con temblores y casas. Si algo se puede concluir de todo esto es que la alegría viene desde afuera porque adentro se vive una procesión.
No recuerdo si ya lo dije antes pero no es la primera mudanza que afronto. Tampoco será la última. Valga esta crónica en recuerdo de algunos lugares memorables en los que viví.

» Leer más

Un fragmento sobre la educación

“(la educación) es el punto en el cual decidimos si amamos al mundo lo suficiente como para asumir una responsabilidad por él, y de esa manera salvarlo de la ruina inevitable que sobrevendría si no apareciera lo nuevo, lo joven. Y la educación también es donde decidimos si amamos a nuestros niños lo suficiente como para no expulsarlos de nuestro mundo y dejarlos librados a sus propios recursos, ni robarles de las manos la posibilidad de llevar a cabo algo nuevo, algo que nosotros no previmos; si los amamos lo suficiente para prepararlos por adelantado para la tarea de renovar un mundo común” (Hannah Arendt en “La crisis de la educación”)

» Leer más

Narrando el malestar en la escena educativa

Me reúno con C., una alumna de IV, para evaluar la posibilidad de cambiarse de grupo de estudio de las áreas de Ciencias y Matemáticas. En toda su secundaria C. ha pertenecido al Nivel A, un grupo en el que si bien se puede trabajar temas y ejercicios con mayor complejidad y profundidad, se vivencia tal grado de competitividad que muchos de sus integrantes han planteado el mismo cambio que ella solicita.
Desde el inicio, C. me plantea sus dudas: no está segura de que el cambio sea lo mejor para ella. Le pregunto el porqué de su cambio y me dice que no le ve sentido estudiar tanto algo que quizá no le vaya a servir más adelante. Luego añade que tampoco sabe que es lo que le gustaría estudiar cuando salga del colegio, incluso pudiera ser algo relacionado a las ciencias.

» Leer más

Contra el tiempo (construir un vinculo ya!)

(Una mirada a la ley que impulsará la responsabilidad paterna)

Al trabajo con el nene!
Alberto Fernández, Director del Instituto de Neurociencias Aplicadas en Lima, debería sentarse a tomar un café con Mercedes Caballinas, reputada congresista aprista. Superadas las formalidades, Fernández diría:
– Pero Congresista, ¿Realmente Ud. cree que bastan 4 días para compartir la parte afectiva del nacimiento de un hijo? (Fuente: RPP).

» Leer más