Trump Wants A Federal Hiring Freeze, But It May Not Save Money

President-elect Donald Trump rode to electoral victory in part on discontent with Washington. He promised to “drain the swamp” — referring to the nation’s capital. And No. 2 on his “Contract With The American Voter,” listing activities for his first 100 days, is a hiring freeze on all civilian federal jobs that aren’t involved in public safety or public health.

A freeze is not unprecedented. Other administrations — Democrat and Republican — have used them. Jimmy Carter, Ronald Reagan and Bill Clinton used a host of measures to reduce the size of the federal workforce.

But even those who support the idea of paring down the federal government’s staffing say a freeze can have some unintended effects.

“If incoming President Donald Trump wants to reduce the size of the federal workforce, what he should really do is decide which programs he wants to cut or eliminate,” says Cato Institute tax policy director Chris Edwards.

Consider what the federal workforce consists of: The civilian federal workforce is about 2 million people. That’s roughly the same size as it was in the 1960s, when the U.S. population was about half what it is now.

chart public employees

But Paul Light, a public policy professor at New York University, says adding in federal contractors and grantees brings that number up to between 7 million and 9 million.

Light says Trump’s rhetoric about a hiring freeze and promises to “drain the swamp” seem to address concerns about thinning the ranks of government and making it more effective. But, in fact, hiring freezes tend not to do that, because while dislike of government is popular, he says, nearly all government programs are popular, too, from National Parks to food inspection to Medicare.

“When you start really looking at what these jobs are, Americans kind of like what most federal employees do,” Light says.

In terms of saving money, it also doesn’t work.

A 1982 report — still cited by many experts — found past hiring freezes cost the government more while also resulting in less collection of taxes and other revenue.

Federal payroll and benefits make up less than 10 percent of the federal budget, Light says, and a hiring freeze has a way of encouraging good workers to leave.

“Some of your very best employees who can get a job in the private sector will take it,” Light says. And to backfill positions that need to be filled, agencies end up hiring more expensive contract workers, instead, which are generally not included in the freeze.

Not everyone agrees.

James Sherk, a research fellow at the Heritage Foundation, says using contractors is still preferable to hiring workers directly. He says because of unions and appeals processes, it’s far too difficult to fire underperforming federal workers.

“It’s essentially a lifetime commitment, and if you’re not satisfied with the work, there’s not much you can do about it,” he says of a federal employee. “With a contractor, if you’re dissatisfied with the work, you just don’t renew the contract.

Sherk adds that without a hiring freeze, agencies have less incentive to look for fat to cut. “You’re not looking for the efficiencies, because you don’t need to find them.”

Donald Kettl, a public policy professor at the University of Maryland, says he believes the freeze is really about a desire among Americans for better-functioning government, and that a better-functioning government requires better hiring.

“The irony here is that if the goal is to make government work better to try to get it more under control, the hiring freeze is exactly the opposite of what you need to do,” Kettl says.

Kettl says government agencies don’t just need to blindly downsize; they need to do a better job of identifying the skills and talent they need, and being more nimble at attracting them.

“The bottom line here is, we have to figure out what it is that we want to do, and what it’s going to take to be able to do it well, and hire the people with the skills to make that happen, and we don’t have a very good system in the federal government right now for doing that,” Kettl says. He says it will be interesting to see how Trump, a businessman, changes government hiring.

Kettl warns that just cutting federal agencies could backfire. When they need them, he says, Americans demand robust and functional government service. Think of the aftermath of Hurricane Katrina, he says, or Sept. 11, 2001.

“This president is going to end up in the middle of some major crisis that’s going to depend on how well he makes government work to solve it,” Kettl says.

In: NPR

Por qué en Estados Unidos no dejan de ir al trabajo cuando se enferman

Considero que el sistema democrático norteamericano esta diseñado (y es la matriz) para favorecer a las grandes corporaciones y financieras sin importar el bienestar de las clases trabajadoras.

Las relaciones de trabajo han cambiado demasiado desde la revolución tecnológica y digital en los últimos veinte años.

La aspiración a vivir el sueño americano se vuelve cada vez más dificil conforme avanza el tiempo, en tanto la riqueza y el poder se concentra más y más en pocas manos, agrandándose la brecha entre ricos y pobres, siendo la clase media un estrato que se incorpora más a este último sector socioeconómico.

Como paliativo, es necesario contar con leyes laborales mas abiertas que tomen en cuenta los derechos de todo trabajador, sin embargo, ello depende de la legislación que Estados Unidos apruebe tanto a nivel del Poder Legislativo o con iniciativas del Ejecutivo.

El problema es que en los últimos años, quien tenga ingentes recursos para financiar campañas políticas generalmente tendrá a su disposición el poder político que les ayudará a que sigan manteniendo su riqueza.

Así las cosas, es obvia la existencia de un círculo vicioso que tiene como protagonistas a unos pocos que poseen riqueza y que financian a quienes se encuentran en el poder para que éstos, a su vez, aseguren la riqueza de los primeros con normativas, políticas o legislación que les permita perpetuamente mantener su riqueza, siendo la población un factor accesorio que debe ser controlado y distraído para dedicare a trabajar toda su vida.

Así, contar con trabajadores en constante competencia interna (entre trabajadores de una misma compañía) y externa (entre trabajadores de los Estados Unidos y otros mas “baratos” en países como China, Bangladesh, Pakistán, Camboya, etc), en situación de inestablidad laboral con un salario mínimo por hora; facilita un enorme control a traves del temor y el miedo, a perder su unica fuente de sustento, mas aun si se tiene hijos u otros dependientes.

La población no pone mucha atencion en estos detalles porque el poder los entretiene y los aleja de la realidad a través de distintos medios. Este abuso al trabajador debe ser erradicado y el modelo norteamericano reformado para una justa relacion entre riqueza y poder.

Un detalle en USA es que debemos diferenciar entre trabajadores con educación superior y quienes no la tuvieron. Generalmente los primeros estan en una mejor situación que estos ultimos (Low-paid shift workers). Es verdad que no hay derechos laborales amplios en este país, solo los básicos referidos a jornada laboral, derecho de sindicación (union), seguro médico, etc., y otros que no se encuentran reconocidos o desarrollados por completo, como por ejemplo: licencia por maternidad, paternidad, vacaciones de un mes, licencias remuneradas, etc..). Si fallas en cualquiera de ellos simplemente te botan de trabajo, porque habrá otra persona detrás tuyo con ganas de trabajar y ser explotado por necesidad.

El sistema norteamericano es muy deshumanizado e individualista al máximo. Si para los trabajadores manuales y obreros nacionales y residentes legales es injusto, es posible imaginar el también el tipo de desigualdad tan grande que se genera cuando se hablamos de trabajadores ilegales en este país. Una de sus consecuencias es el uso de los trabajadores, exigiéndoles más en nombre de las ganancias de las empresas para finalmente quemarlos y darles de baja con un cuerpo cansado y enfermo (tanto física como psicológicamente). Como leí una vez, al final de tu vida mirarás hacia atras y pensarás: “mi vida se resumió en trabajar y trabajar, sin parar para otros y no pude gozar a mi familia”. Triste pero cierto.

En mi opinión, no importa quien salga electo presidente de los Estados Unidos, sea demócrata o republicano, el sistema norteamericano está diseñado para mantener en el poder a una élite a perpetuidad. Los políticos y personas que deciden el destino de un país, le deben pleitesía a un grupo de billonarios que los financian, son en suma sus espantapájaros o títeres según como deseen utilizarles. 

Estados Unidos dejó de ser el paraíso que muchos idealizaron. Considero que si un migrante quiere buscar un mejor futuro, solo le beneficiará venir a los Estados Unidos para recolectar o juntar dinero y enviarlo a su familia o retornar a su país después de un tiempo, asi como las mismas corporaciones y entidades financieras hacen con sus inversiones en todo el mundo (a modo de capitales golondrinos).

Hillary Clinton fue a trabajar enferma, el día en que se conmemoraba el aniversario de los ataques de las Torres Gemelas en Nueva York.

Hillary Clinton fue a trabajar enferma, el día en que se conmemoraba el aniversario de los ataques de las Torres Gemelas en Nueva York.

Hillary Clinton no es la única estadounidense que esta semana fue a trabajar pese a estar enferma.

Al presentarse el domingo en la ceremonia de conmemoración de los atentados del 11-S tras haberle sido diagnosticada una neumonía, la candidata presidencial demócrata hacía lo mismo que millones en su país cada día: ignorar sus síntomas y tratar de sobrellevar un día de trabajo.

“A nadie se le permite estar enfermo. La enfermedad es vista como una debilidad”, dice Leanne DeRigne, profesora de trabajo social en la Universidad Florida Atlantic.

“Hay una actitud de decir ‘soy insustituible, si no me presento, mi trabajo no se hará’. Parte del problema es también la preocupación por la forma en que las personas van a ser juzgadas como empleadas: si son personas confiables o no. A quienes le preocupa que al tomarse demasiados días por enfermedad, acumular demasiadas ausencias, ya no sean consideradas como fiables”.

Y añade: “En el núcleo mismo de la identidad de los estadounidenses está la idea de ser un trabajador abnegado”.

Sin alternativa

No es que la mayoría de los estadounidenses puedan escoger.

LICENCIAS

Imagen en BBC

Estados Unidos es el único país industrial desarrollado que no garantiza por ley la licencia pagada por enfermedad a todos sus trabajadores.

Hillary Clinton regresó al trabajo este jueves.

Hillary Clinton regresó al trabajo este jueves.

En virtud de la Ley de Ausencia Familiar y Médica, a ciertos trabajadores se les permite tomar hasta 12 semanas de descanso por enfermedad o por haber tenido un hijo. La norma fue promulgada por Bill Clinton en 1993.

Muchas compañías ofrecen a su personal unos cuantos días de licencia por enfermedad como parte de su paquete de beneficios.

Pero para millones de trabajadores con salarios bajos, la regla es simple: si usted no se presenta a trabajar, va a perder un día de salario.

Amenazados

Casi un cuarta parte de los adultos estadounidenses han sido despedidos o amenazados con ser despedidos por tomarse días para recuperarse de una enfermedad o para cuidar a un ser querido enfermo, según afirma Family Values at Work (Valores Familiares en el Trabajo), una ONG que hace campaña por el derecho a licencias remuneradas para los trabajadores.

Este clima es particularmente difícil para las mujeres que siguen enfrentando la responsabilidad principal de cuidar a niños pequeños y familiares ancianos, dice Leanne DeRigne.

En Europa y otras regiones, los empleados tienen derechos mucho más amplios en cuanto a las licencias por enfermedad.

En Europa y otras regiones, los empleados tienen derechos mucho más amplios en cuanto a las licencias por enfermedad.

Sus investigaciones sugieren que algunas familias pueden estar gastando más en tratamientos médicos debido a que están retrasándolo ante las dificultades de ausentarse de su lugar de trabajo.

Esta situación también puede tener graves consecuencias para la salud pública.

En febrero, la cadena de comida rápida mexicana Chipotle le echó en parte la culpa de un brote de norovirus en 2015 a algunos empleados que habían ido a trabajar enfermos a sucursales en Boston y Simi Valley, California.

La compañía, que emplea a 50.000 personas en EE.UU., ahora requiere que los empleados se tomen una licencia remunerada en sus casas por cinco días luego de que sus síntomas hayan desaparecido.

Acuerdo tácito

Pero incluso cuando tienen derecho a licencia por enfermedad, muchos estadounidenses no la toman.

Más de una cuarta parte de los trabajadores encuestados en 2014 por la agencia de salud pública NSF dijeron que siempre van a trabajar cuando están enfermos.

La cadena de restaurantes Chipotle dijo que un brote de norovirus se presentó en sus instalaciones, entre otras razones, porque algunos empleados fueron a trabajar enfermos.

La cadena de restaurantes Chipotle dijo que un brote de norovirus se presentó en sus instalaciones, entre otras razones, porque algunos empleados fueron a trabajar enfermos.

La cultura de los sitios de trabajo estadounidenses, caracterizada por largas horas de jornada laboral, no es el sitio adecuado para correr el riesgo de ser etiquetado como “vago”.

“En cualquier empresa distinta al sector público, cuando usted dice que tiene una jornada de “nueve a cinco”, en realidad se espera que trabaje de ocho a siete, al menos en la ciudad de Washington y particularmente en Nueva York”, asegura Nicholas Scheeberger, de 30 años de edad, ejecutivo de ventas de tecnología basado en la capital estadounidense.

“Es como un acuerdo tácito. Su jefe no le va a decir que necesita quedarse y trabajar más, pero si usted es la persona que llega a las nueve y se va a su casa a las cinco todos los días, es probable que no vaya a durar mucho en ese puesto”.

Por la resaca

Scheeberger dice que no le molestaba la falta de licencias pagadas cuando trabajaba como camarero, un empleo en el que las propinas formaban la mayoría de sus ingresos.

Ahora que tiene un trabajo de oficina, tiene dos semanas de vacaciones y “siete a 10 días de enfermedad”, pero hay presión por no utilizar ese derecho.

La cultura laboral estadounidense no mira con buenos ojos que los empleados se tomen días por enfermedad.

La cultura laboral estadounidense no mira con buenos ojos que los empleados se tomen días por enfermedad.

“No me malinterpreten, hay un montón de personas que piden licencia cuando en realidad están con resaca, pero hay más que eso. Incluso si uno está enfermo y hay algo importante pendiente, es absolutamente necesario estar en el trabajo”.

Si hay una reunión con un cliente grande o un seminario, añade, “a menos que usted esté moribundo, lo más probable es que va a ir a trabajar”.

Leyes

Las encuestas sugieren que el público estadounidense está fuertemente a favor de la licencia por enfermedad, pero el progreso hacia ella ha sido lento.

Algunos estados, como California y Nueva York, han aprobado sus propias leyes. Como resultado, se estima que 11,3 millones de trabajadores estadounidenses ahora tienen derecho a algún tipo de licencia pagada.

Obama no tuvo suerte en sus intentos por establecer la licencia no remunerada.

Obama no tuvo suerte en sus intentos por establecer la licencia no remunerada.

Hillary Clinton se ha comprometido a consagrar una licencia familiar remunerada de 12 semanas por enfermedad si gana la elección presidencial. Donald Trump no se ha pronunciado sobre el tema, a pesar de que ha respaldado el permiso pagado por maternidad.

Los intentos del gobierno de Barack Obama por establecer la licencia remunerada se encontraron con una fuerte oposición en el Congreso, dominado por el Partido Republicano.

Los republicanos argumentaron que podría afectar a las pequeñas empresas y dar lugar a la pérdida de empleos, y se burlaron de la idea de que Estados Unidos podría aprender lecciones de las naciones europeas en ese aspecto.

En: BBC

Puede leer además: Present at work yet far from in good health 

The China Factor in America’s State and Local Economies

As the world’s second-largest economy falters, pensions and tax revenues here are feeling the pinch.

(Shutterstock)

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BY LIZ FARMER | AUGUST 2016

Earlier this summer, New York state’s pension fund announced a mediocre year. Investment earnings were essentially flat, and as a result the fund lost $5 billion because its other receipts — contributions from government and from current employees — didn’t cover retiree payouts.

The New York pension system was the victim of a global event that began halfway across the world a year ago this month. In August 2015, the world’s second-largest economy officially began to stumble. China’s central bank stunned investors by devaluing the yuan, lending credence to what outsiders had long been suspecting: China’s years of astounding annual economic growth — at times cresting at double digits — was slowing down.

Toward the end of that month, China’s stock market endured its biggest one-day fall since 2007. The state media dubbed it “Black Monday” and the result shocked the world. Emerging market currencies slumped, commodity prices fell and Western financial markets reeled. At one point, General Electric’s stock was down by more than 20 percent. The markets seemed to recover just in time for a January report from China that the country’s growth rate for 2015 — 6.9 percent — was the weakest in a quarter-century. Although robust by U.S. standards — GDP growth in the United States last year was 2.4 percent — the bad news from Beijing once again sparked market volatility here and abroad.

In short, China has made it a difficult year for institutional investors, public pension plans prominent among them. But financial markets aren’t the only way China’s economy can impact states and localities.

For the last decade, with China a reliable engine for economic growth, other countries around the world have been feeding off it. China is the leading destination for a handful of states’ exports and accounts for more than $115 billion in goods shipped annually from the U.S. The country is a key consumer of U.S.-made airplanes, cars and medical equipment. Meanwhile, Chinese companies have stepped up their investment in U.S. cities and industries, building auto plants, investing in oil fields and buying real estate — a Beijing-based company now owns the Waldorf-Astoria hotel in New York. There is essentially no region in the U.S. without some connection to China, and at least some vulnerability to a downdraft.

U.S. economists and state development officials are familiar with the ways negative economic events in Europe, such as Britain’s recent vote to leave the European Union, can have an effect here at home. And for the near future, events in Western Europe and some other developed powers, such as Japan, will continue to have the greatest impact on states and localities. But if things in China worsen, the economic pain for governments in this country could be severe.

Even before China’s crisis rattled the U.S. stock market, state and local pension plans were struggling. Last year, annual investment returns were meager. Because of the 2015 market plunge in China, most pension plans in the United States will likely report even worse returns for 2016. The two-year hit, says a Moody’s Investors Service analysis, will effectively wipe out the funding improvements seen in 2013 and 2014.

Under Moody’s most optimistic scenario, according to which U.S. investment returns average 5 percent for this year, overall pension plan liabilities will increase by 10 percent. Under the credit rating agency’s most pessimistic outlook, where investment losses are 10 percent for the year, Moody’s sees liabilities growing by more than half. In that case, governments would be faced with demands to put significantly more general fund money into pension plans than was previously forecast.

Market volatility doesn’t just affect pension plans. A number of state governments find their tax base is significantly exposed when investment income — capital gains revenue — has a bad year. California, Connecticut and New York all tend to “get clobbered” when financial markets have a down year, says Donald Boyd, the Rockefeller Institute of Government’s fiscal studies director. These three states and Oregon (which banks heavily on personal income tax payments in general), have the highest reliance in the nation on capital gains revenue. “If you have a lot of rich people and you tax them relatively heavily,” Boyd says, “then you’re going to be most affected by this kind of scenario.”

SOURCE: Rockefeller Institute of Government

SOURCE: Rockefeller Institute of Government

While there’s unlikely to be anything like the 20 percent revenue drops seen during the U.S. financial crisis in 2008 and 2009, states are already starting to feel the revenue impact of the past year’s stock market reactions to China’s slowdown. Income tax collections make up about one-third of the average state’s total revenue. In April, the single biggest income tax collection month for states, the average state’s income tax revenue was down nearly 10 percent from the previous year, according to a Reuters analysis.

It’s a taste of what could happen if China falters further. California had to trim its overall income tax revenue expectations for the 2016 fiscal year by nearly $2 billion, thanks to an April shortage of about $1 billion in collections. Connecticut, Massachusetts, New Jersey and Pennsylvania also announced declines in actual or projected income tax receipts after April.

What made this issue doubly challenging was that the news came in around the time state lawmakers were in the midst of the tricky business of drawing up the next year’s budgets. “This throws a monkey wrench into it,” Boyd says, noting that it creates future problems as well. “When you’re dealing with a budget shortfall with only a few weeks to go in the fiscal year, there’s a good chance lawmakers aren’t going to find some kind of [permanent] solution. So that sets them up a year down the road for more trouble.”

Washington sends about one-fifth of its exports to China from the Port of Seattle. (AP)

Washington sends about one-fifth of its exports to China from the Port of Seattle. (AP)

Over the past decade, states and localities have jumped at chances to increase their business with fast-growing China. U.S. merchandise exports to China increased by 177 percent between 2005 and 2015. Chinese investment in U.S. companies and properties went up exponentially over the same time period, from $2.5 billion in total investment across 24 states to nearly $63 billion spread over all but three states.

Admittedly, the growth represents only a tiny slice of overall U.S international business. Exports to China account for less than 8 percent of overall outbound U.S. shipments. Chinese foreign direct investment totals less than 1 percent of all foreign investment here.

Some regions, however, have more established business ties. When it comes to exports, Washington state-based businesses are by far the most exposed to fluctuations in China. Last year, Washington businesses exported $19.4 billion in goods to the Asian nation — about one-fifth of all the state’s exports. Over the past year, Washington’s dealings with China have been ratcheting down. Last year saw a 5 percent drop in exports to China; data through May of this year shows exports to China down by about 25 percent. Robert Hamilton, Gov. Jay Inslee’s trade adviser, says trade activity is being driven down from weak economies “everywhere — not just China.” Indeed, overall U.S. exports fell 5 percent last year, the largest decrease since the recession.

Data compiled by Amber Tong, from state trade offices and U.S. Census Bureau

Data compiled by Amber Tong, from state trade offices and U.S. Census Bureau

Still, Washington state’s exposure creates some concerns. Trade directly and indirectly accounts for one out of every four jobs in the state. Last year, Moody’s flagged it for being an at-risk state thanks to a slower China. This year, Moody’s has been careful not to sound apocalyptic about Washington state’s situation. “They’re pretty well insulated,” says Moody’s Washington analyst Kenneth Kurtz. But China-watchers in the state remain nervous.

Other regions in the U.S. will see an impact if China’s demand for consumer products wanes significantly. Computer equipment, for example, is a top export to China. Companies based in San Jose, Calif.; Boise, Idaho; and Austin, Texas, are the nation’s top producers of those products, and will feel a pinch if Chinese shoppers stop buying. Detroit and other regions reliant on auto manufacturing could also see a dip in business if China’s high demand for U.S.-made cars slows.

Chinese investment in the United States has grown rapidly over the past decade, although it has been concentrated on a limited number of targets. The vast majority of the investments from China have been in mergers and acquisitions. These ownership changes tend to grab headlines — like when Chinese insurance giant Anbang bought the Waldorf from the Hilton hotel chain for nearly $2 bllion last year. In most cases, new Chinese ownership does not change a company’s economic footprint. Hilton, for example, remains the Waldorf’s operator.

One other area where Chinese investment has had an impact is in so-called greenfield purchases. Those are investments where the parent company builds its operations here from the ground up, such as Yuhuang Chemical’s $1.85 billion methanol plant in Louisiana or Tranlin Paper’s $2 billion paper plant in Virginia, both of which broke ground last year. In the San Francisco Bay Area, which has long been a favorite of Chinese companies, more than one-quarter of greenfield investment value in the region comes from China, according to the Brookings Institution’s Joseph Parilla. Other top areas in the country for greenfield purchases are Chicago, New York City, San Jose and Seattle.

Most greenfield investments are typically made with a long-term view, so a Chinese slowdown like the current one might not have much immediate effect on them. It’s possible that a slower economy at home could cause Chinese companies to direct more new investment toward stable economies like the United States and away from riskier markets in emerging countries. But it’s also possible that a weaker economy at home could force Chinese investors to pull back in all world markets as foreign development becomes a more expensive proposition than the country’s corporations want to make.

From time to time, there are fears about a local real estate market in the United States “being gobbled up” by the Chinese and other private global investors. “If they all pull back, then all of a sudden, you’ve got this glut of really high-end real estate built for folks who are not necessarily in your metro area,” Parilla says, adding that this is something to watch in New York City and San Francisco, and to a lesser extent Chicago and Seattle.

For now, China is a lesson in perspective. Long isolated from the rest of the world, it has taken advantage of its rapid growth and fast-growing connections to other countries to become a major force in global markets. As state and local governments in the United States have become more enmeshed with the Chinese economy, opening offices in China to attract more direct development, they have increased their exposure. Fears about the effects of a prolonged Chinese downturn played a big role in the psychological contagion that roiled U.S. financial markets last year.

So far, most of the negative fallout in this country has been confined to a limited number of regions and economic sectors. But if the Chinese economy remains sluggish for a long period, the effects will be felt much more broadly by American investors and state and local governments. That is why even governments that haven’t felt the effects so far may want to train a wary eye on the fiscal picture in Beijing.

In: governing

Donald Trump supera el número mágico de delegados y asegura la nominación republicana

Según la agencia de noticias AP, este jueves el magnate logró acumular 1,238 delegados necesarios para convertirse en candidato presidencial.

Imagen: getty images

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La agencia de noticias Associated Press (AP) informó este jueves que el virtual nominado presidencial republicano Donald Trump ya cuenta con la cantidad de delegados necesarios para ser el candidato de su partido.

Según la agencia, Trump alcanzó el número por un pequeño grupo de delegados no comprometidos -que son libres para votar a cualquier candidato- que le dijeron a AP que apoyarían al empresario en la convención nacional que se realizará en julio en Cleveland, Ohio.

La agencia AP es considerada como un referente para los medios de comunicación en materia electoral de los Estados Unidos.

Para llegar a la nominación republicana son necesarios 1,237 delegados. Trump ha llegado a 1,238 con el apoyo de estos delegados.

El cierre de la temporada de primarias para los republicanos es el próximo 7 de junio. Hasta allí, aún quedan cinco elecciones en California, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México y Dakota del Sur. En esos estados quedan 303 delegados en juego todavía, que el magnate puede sumar.

Trump había ganado el pasado martes las primarias en el estado de Washington con 76% de los votos, frente a apenas un 20% que se repartieron en partes iguales los ex precandidatos el senador por Texas Ted Cruz y gobernador de Ohio John Kasich, cuyos nombres estaban en las boletas pese a que habían suspendido sus campañas semanas atrás.

Con esa victoria Trump llegó a los 1,196 delegados y aún no alcanzaba el número de delagados requeridos para la nominación automática, algo que cambió este jueves con la noticia de que delegados no comprometidos lo apoyarán en Cleveland.

En: univision

About the Presidential Veto

A presidential veto is the rejection of a bill passed by the majority votes of both the House of Representatives and the Senate. While Congress can vote to override a presidential veto, causing the bill to become law without the president’s approval, this is rarely done. More often than not, the threat of presidential veto is sufficient motivation for Congress to modify the bill prior to its final passage. This article provides a brief overview of procedures involved in vetoing a bill and the ways Congress can respond to a presidential veto.

The Veto Process

When a bill is passed by both the House and Senate, it is sent to the president for his signature. All bills and joint resolutions, except those proposing amendments to the Constitution, must be signed by the president before they become law. Amendments to the Constitution, which require a two-thirds vote of approval in each chamber, are sent directly to the states for ratification. When presented with legislation passed by both houses of Congress, the president is constitutionally required to act on it in one of four ways: sign it into law within the 10-day period prescribed in the Constitution, issue a regular veto, let the bill become law without his signature or issue a “pocket” veto.

Regular Veto

When Congress is in session, the president may, within the 10-day period, exercise a regular veto by sending the unsigned bill back to the chamber of Congress from which it originated along with a veto message stating his reasons for rejecting it. Currently, the president must veto the bill in its entirety. He may not veto individual provisions of the bill while approving others. Rejecting individual provisions of a bill is called a “line-item” veto. In 1996, Congress passed a law granting President Clinton the power to issue line-item vetoes, only to have the Supreme Court declare it unconstitutional in 1998.

Bill Becomes Law Without President’s Signature

When Congress is not adjourned, and the president fails to either sign or veto a bill sent to him by the end of the 10-day period, it becomes law without his signature.

The Pocket Veto

When Congress is adjourned, the president can reject a bill by simply refusing to sign it. This action is known as a “pocket veto,” coming from the analogy of the president simply putting the bill in his pocket and forgetting about it. Unlike a regular veto, Congress has neither the opportunity or constitutional authority to override a pocket veto.

How Congress Responds to a Veto

When the President returns a bill to the chamber of Congress from which it came, along with his objections in the form of a veto message, that chamber is constitutionally required to “reconsider” the bill. The Constitution is silent, however, on the meaning of “reconsideration.” According to the Congressional Research Service, procedure and tradition govern the treatment of vetoed bills. “On receipt of the vetoed bill, the President’s veto message is read into the journal of the receiving house. After entering the message into the journal, the House of Representatives or the Senate complies with the constitutional requirement to ‘reconsider’ by laying the measure on the table (essentially stopping further action on it), referring the bill to committee, postponing consideration to a certain day, or immediately voting on reconsideration (vote on override).”

Overriding a Veto

Action by both the House and the Senate is required to override a presidential veto. A two-thirds, supermajority vote of the Members present is required to override a presidential veto. If one house fails to override a veto, the other house does not attempt to override, even if the votes are present to succeed. The House and Senate may attempt to override a veto anytime during the Congress in which the veto is issued. Should both houses of Congress successfully vote to override a presidential veto, the bill becomes law. According the the Congressional Research service, from 1789 through 2004, only 106 of 1,484 regular presidential vetoes were overridden by Congress.

In: usgovinfo

¿Pagas “Union Due” (Cuota Sindical)?: Leyes sobre Derecho al Trabajo (Right-to-Work) en Kentucky

Imagen en: http://www.notiuno.com

Imagen en: http://www.notiuno.com

Desde los caballos y la energía, el carbón y los coches, el Estado del Bluegrass trabaja muy duro. Y en gran parte, los sindicatos han trabajado duro en nombre de los empleados para proteger sus intereses. Como la mayoría de los residentes de Kentucky saben, la relación entre trabajo y  gestión a menudo puede ser motivo de controversia, por decirlo suavemente, y requiere la cooperación de todas las partes a mantener las relaciones cordiales. En los últimos años, muchos estados han aprobado leyes para alterar la forma en la que los empleados, los empleadores y los sindicatos trabajan en conjunto.

Esta es una introducción a lo que se conoce como la leyes de “Derecho al Trabajo” en Kentucky.

Leyes de Derecho al Trabajo (Right-to-Work laws)

En total, 24 estados de la unión tienen leyes de “derecho al trabajo”, ya sean reconocidas en la constitución del estado o en un estatuto legal, aprobadas en los últimos años. En general, estas leyes prohíben a los empleadores exigir la afiliación sindical, o el pago de la cuota sindical, como requisito previo a los empleados para conseguir y mantener un trabajo.

Regulación del Derecho al Trabajo (Right-to-Work laws) en Kentucky

La legislación de derecho al trabajo llegó a un comité de la cámara de representantes del Estado de Kentucky en el año 2014, pero quedó allí. Tanto los republicanos como los demócratas predijeron que la cuestión del Derecho al Trabajo jugaría un papel en futuras elecciones y otro proyecto de ley podría ser propuesto pronto, a finales de 2014 no hay ninguna ley referida al Derecho al Trabajo en los registros de Kentucky.

¿Qué hacen las leyes de Derecho al Trabajo?

Las leyes del Derecho al Trabajo rigen la relación entre los sindicatos, los empleados y los empleadores. Prohíben a los empleadores o sindicatos exigir a los empleados unirse a un sindicato o pagar cuotas sindicales. Asimismo, los empleadores no están autorizados a excluir a los trabajadores no sindicalizados del proceso de contratación. Muchos estados del sur han tenido durante mucho tiempo las leyes de Derecho al Trabajo, pero Kentucky se resiste al cambio al ser un Estado pro-sindicato.

Aunque muchos estados del Norte y del Medio Oeste han añadido sus propios estatutos sobre Derecho a Trabajo en los últimos años, el impacto global de las leyes sobre salarios, afiliación sindical, y convenios colectivos de trabajo aún no se ha determinado con precisión. Naturalmente, los sindicatos se han opuesto universalmente a las leyes de Derecho al Trabajo, mientras que la mayoría de empresas y cámaras de comercio han presionado fuertemente a su favor.

Leyes de Derecho al Trabajo en Kentucky: Recursos relacionados

Si bien actualmente no existen leyes de Derecho al Trabajo en vigor en Kentucky, esto siempre puede cambiar dependiendo de las elecciones y el apoyo de los votantes. Puede ponerse en contacto con un abogado laboral de Kentucky en su área si desea asesoría legal en relación con una cuestión sindical o laboral. También puede visitar Centro de Derechos del Trabajador de FindLaw para revisar artículos adicionales e información sobre este tema.

Estados con leyes de Derecho al Trabajo

Alabama | Arizona | Arkansas | Florida | Georgia | Guam | IdahoIndiana | Iowa | Kansas |Louisiana | Michigan (Private/Public) | Mississippi | Nebraska | Nevada | North Carolina | North Dakota | Oklahoma |South Carolina | South Dakota | Tennessee | Texas | Utah | Virginia | Wisconsin| Wyoming

Información traducida con fines educativos de: findlaw y The National Right to Work Legal Defense Foundation

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Estados con Derecho al Trabajo Right-to-Work States 

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Cámara de Representantes del Estado de Kentucky

China crea cinco nuevas “zonas de combate” en un plan de reforma del Ejército

El presidente Xi Jinping toma la decisión en un momento en el que su país mantiene disputas territoriales en los mares de China Oriental y Meridional.

El presidente de China, Xi Jinping. Reuters

El presidente de China, Xi Jinping. Reuters

El Ministerio de Defensa de China informó el lunes de la entrada en vigor de sus cinco nuevas “zonas de combate”, la última etapa en la iniciativa del presidente Xi Jinping para reformar las fuerzas armadas del país.

El impulso de Xi para reformar al Ejército coincide con el papel más asertivo de China en sus disputas territoriales en los mares de la China Oriental y Meridional, así como la inversión de su Marina en submarinos y portaaviones y el desarrollo de cazas de combate “invisibles” por parte de su Fuerza Aérea.

Las reformas incluyen el establecimiento de una estructura de mando operativo conjunto para 2020 y la reorganización de las regiones militares, además de la reducción del número de tropas en 300.000 efectivos, un anuncio inesperado realizado en septiembre.

A finales del año pasado, Xi, jefe del gobernante Partido Comunista y también presidente de la Comisión Militar Central, órgano que dirige al Ejército, inauguró una unidad general de mando para el Ejército Popular de Liberación (EPL), una fuerza de misiles y una unidad de apoyo estratégico.

Semanas después, dividió las cuatro sedes centrales militares del EPL en 15 nuevas unidades que lo cubren todo, desde la logística al desarrollo de equipos, trabajo político y combate a la corrupción.

La decisión del lunes, que ya había sido adelantada por los medios estatales, reclasificó siete regiones militares en cinco: zonas de combate del Este, Oeste, Sur, Norte y Centro. Constituirán lo que el Ministerio de Defensa calificó en un comunicado como “la estructura de mando conjunto de combate de mayor nivel” en cada zona.

Xi dijo que las nuevas zonas tienen las responsabilidad de responder a sus respectivas “amenazas de seguridad, mantenimiento de la paz y restricción de los conflictos”.

Asimismo, declaró que “todas las zonas de combate deben escuchar con firmeza a la dirección del Partido e insistir en el liderazgo absoluto del Partido”. Los medios estatales mostraron a Xi entregando banderas a los nuevos comandantes de las zonas.

En: economiahoy

Didáctico video te muestra en de diez minutos la crisis en Siria

¿Muchos nombres como abundante información te hace difícil entender el contexto que vive Siria? Para felicidad nuestra, dos jóvenes españoles realizaron un video donde condensan en 10 minutos casi 100 años de historia sobre este país árabe que recientemente fue bombardeado por Francia, en respuesta al atentado terrorista que dejó más de 150 muertos en París.

Sergio de Pazos y Bruno Teixidor explicaron en su video subido a Youtube la crisis interna de Siria, los intereses del mundo entero por la riqueza petrolera de la región, el desborde de la Primavera Árabe, la aparición del grupo terrorista ISIS y la guerra del régimen Assad contra el pueblo Kurdo.

Además, narran los conflictos religiosos en medio oriente en 15 didácticos mapas con algunos plumones de colores.

El video fue publicado el 8 de octubre y cuenta con más de 1 millón 400 reproducciones en YouTube.

No obstante, este video ha recibido críticas por algunos medios españoles. El diario español El Confidencial indicó que la publicación es “simplista” y contiene datos inexactos como decir que Siria es “un gran desierto”, cuando el 21% del PBI sirio se basa en la agricultura.

“En definitiva, la pieza fracasa en su intento de dar una explicación sencilla a una de las cuestiones más complejas del siglo XXI”, asegura El Confidencial.

En: canalN

China warns United States over patrol by warship

Defense Ministry: Chinese army resolute in safeguarding national sovereignty.

China’s Ministry of National Defense on Thursday repeated its resolute opposition to a patrol by the USS Lassen near islands and reefs of China’s Nansha Islands in the South China Sea. The Military said it “has both the will and capability to tackle the issue, and will take measures needed.”

https://youtu.be/HWz6twbeYMc

In: CCTV

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