Al ingresar a la universidad, el estudiante se encuentra con un mundo de letras, de textos cargados de ideas, conocimientos, opiniones respecto de una ciencia, disciplina, materia, realidad social, aspectos culturales en general. El modo de vivir y el espacio social que lo envuelve y en el que se desenvuelve se ensanchan, cobran una nueva forma, que asombra o desdeña, y que lo puede impulsar a abanderar una contracorriente. Esta nueva forma se produce en la vida académica, donde la información no solo se asume sino que se discute y se actúa a partir de ella.
Los textos académicos son construidos en un determinado contexto, bajo una forma de pensamiento, un paradigma científico imperante o en boga, la asimilación de una estructura ―por lo general ensayística― y una variedad formal con lenguaje especializado, que resultan complejos para muchos estudiantes universitarios, pero que estarían respondiendo a una necesidad de aprendizaje, de desenvolvimiento y exigencia por parte de una profesión, del campo laboral, de la sociedad y del mundo en su conjunto. Esta complejidad debe entenderse en el sentido no naturalizado: los alumnos no llegan a la universidad con toda esta información; vienen a conocer las formas y contenidos de un nuevo mundo porque lo desconocen y quieren involucrarse en él. Los profesores hemos sido alumnos y la experiencia nos indica que la adquisición de nuevas formas y contenidos responde a un proceso.
En la universidad, se leen textos porque necesitamos dar respuestas a nuestros quehaceres, a los problemas sociales que afectan nuestro entorno, al desarrollo económico que deseamos individual y colectivamente. En la universidad, leer forma parte de la actividad cotidiana del estudiante. La lectura cubre vacíos, responden dudas, genera desconcierto, revela lo no dicho, provoca la crítica y motiva a actuar, a desplegar nuestro conocimiento en la solución de problemas. Lo difícil no es aprender a leer, sino entender qué se dice en las lecturas (y qué no se dice), cómo, quién, por qué y para qué lo dice. Los textos adquieren poder porque los seres humanos, individuos y grupos sociales se lo otorgamos.
Los textos universitarios posibilitan investigar con profundidad temáticas que, por su naturaleza, son interdisciplinarias. El mundo no es un cristal fragmentado en pedazos; los acontecimientos están relacionados y se afectan unos a otros. El conocimiento especializado es necesario pero sin sesgar la interpretación integral de aspectos concomitantes y, en este contexto, los textos universitarios se convierten en uno de los medios eficaces para conocer, reinventar y contemplar múltiples miradas.
La lectura académica no tiene que verse como un enemigo o una meta inalcanzable; necesitamos leer porque con la lectura comprendemos que el mundo, las sociedades, el arte, la interacción entre las personas y la manera como se solucionan los problemas están cambiando. Los seres humanos estamos cambiando porque adoptamos ahora una actitud crítica, una conciencia social donde, mientras más conocemos o leemos, queremos actuar inmediatamente sobre nuestra vida, sobre nuestro bien y el de los demás.
La vida universitaria nos invita a leer el mundo y a trabajar sobre él. A través de los textos, debe permitir no solo el conocimiento, sino la adopción de conciencias, la postura de extrañamiento, la forma de no asumir literalmente y sin cuestionamiento lo que se nos ofrece en el papel o en el discurso. Los textos forman parte de una práctica social donde los individuos y grupos sociales no siempre coinciden con la misma interpretación y responsabilidad de enfrentarse al mundo, por lo que un solo texto no basta para conocer y actuar en la realidad pero en alguna medida lo hace la necesidad de contrastar lo que dicen otros autores.
En la universidad, nos acercamos a los textos, los vamos conociendo y aprendemos a interpretarlos.
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¿Cómo citar esta fuente?
LOVÓN CUEVA, Marco (2010). “La necesidad de leer en la universidad”. Punto Edu. Publicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú, año 6, N° 169. Lima: PUCP. p. 6. http://bit.ly/1UhAakI.
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