Ignorantes versus “quienes ignoran”

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“Sin ser consciente al principio de la inferioridad de mis calificaciones, (y de mi) experiencia a mis propios ojos, y tal vez aún más a los ojos de los demás, ha reforzado los motivos de desconfianza en mí mismo; y (siento) cada día el peso creciente de los años me amonesta más y más que la sombra del retiro (que) me es tan necesaria, (la doy) como bienvenida.” (palabras de despedida al término de su segundo mandato del presidente George Washington, Fuente). Que el primer presidente de USA, admita haber sido un ignorante al asumir el encargo de presidir el novel gobierno lo pinta de cuerpo entero, salvan explicaciones, y corresponde a la verdad, sin educación formal, Washington apelo a una obligación patriótica superior de responsabilidad, deber que no requiere ser apuntalado, que impulsa a la acción en las motivaciones intrínsecas y extrínsecas, pero principalmente transcendentes. Es el mismo impulso que mueve a los más desposeídos y relegados de la sociedad a asumir retos, desafíos y riesgos, los cuales son incomprensibles para quienes solo viven mirándose el ombligo, que está dispuesto a creer nimiedades y sandeces para conservar y señalar sus privilegios y ventajas, como necesarios, aún a costa del detrimento y pauperización de la calidad de vida de las grandes mayorías.

La Constitución de 1993, está agotada y rancia, no es más útil, no por lo que tiene, sino por lo que no tiene, ni tendrá, ser un contrato social inclusivo y justo, ser una hoja de ruta para el progreso común, ser una apuesta por un futuro de bienestar sostenible. No me sorprende que gente “que ignora”, ya no digo a un compatriota de las alturas o de lo profundo de la selva, que ignora a sus vecinos de otros distritos, construyendo muros de la vergüenza, construyendo reglamentos para limitar la educación a otros, que como ellos no tienen por “merito” su prosapia estrecha, construyendo barreras a los espacios públicos que nos fueron robados por sus presidentes, por sus alcaldes, por sus congresistas para el usufructo de unos pocos. La peor ignorancia es no saber, que no se sabe. Una nueva constitución es necesaria, para una construcción de país distinta, una donde simplemente todos nos veamos como iguales, con derechos y deberes, lejos de una que promueva una visión y prácticas coercitivas y delincuenciales como el servilismo, “el terruqueo”, la demonización, la extorsión y el gamonalismo que usan los grupos de poder y mediáticos para mantener el “statu quo”, que les sirve a sus propios intereses. Ya fue suficiente “privilegiados ignorantes”, ya tuvieron 30 años y fracasaron. No creamos valor agregado, no creamos innovación de forma masiva, no construimos una sociedad inclusiva, no hay justicia social, ni bienestar sustentable, todos “logros” de la Constitución de 1993.

Anexo algunas reflexiones sobre lineamientos de acción para construir una nueva Constitución basados en acuerdos que busquen la paz social luego de conflictos (basado en Fuente):

  1. Asegurar la legitimidad como una construcción sostenible para el largo plazo, una Constitución institucionaliza el acuerdo y sólo debe modificarse mediante
    rigurosos procedimientos de enmienda concursal de las partes. No puede pasar que de forma grosera la actual Comisión de Constitución del Congreso golpista, presidida por una Señora relacionada a uno de los alcaldes más corruptos que han pasado por la Municipalidad de Lima (Fuente), cambie a su capricho e interés, y el de los fracasados políticos y financistas de sus partidos políticos, las leyes.
  2. Generar garantías creíbles y medibles. La construcción de una confianza obliga a una relación horizontal y de beneficio mutuo de las partes. El Estado debe saber comunicar, y la ley castigar el chantaje de una prensa corrupta, cuyos intentos de engaño como el criptofraude  y las acusaciones sin confirmar, quedan impunes, el uso del espectro electromagnético es una concesión pública y debe perderla quien incumpla la ley, así también debe terminar en cárcel efectiva, el titereteado periodista, ejecutivos y accionistas que contribuyen al clima de caos y terror que hoy imprimen todos los dias.
  3. Definir un proceso de aplicación de los acuerdos. Los cambios en el sistema electoral,
    la reforma del poder judicial, las normas de los servicios de seguridad, administración y otras instituciones deben ser parte de la educación secundaria, un ciudadano no puede ejercer su ciudadanía sin conocimiento del mismo, de sus deberes y derechos.
  4. Construir y profundizar un acuerdo: Mediante un proceso participativo y transparente se debe actualizar los acuerdos, medir los resultados, tener protocolos de revisión pues no pueden quedar desfasados con los intereses y necesidades que son cambiantes por naturaleza.
  5. Decidir por la construcción de una nación: Para esto se requiere la construcción de una identidad nacional, dejar de lado las posiciones extremas, dejar de lado la mediocridad del costo mínimo. Y principalmente dejar de tener miedo por el otro.
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