Archivo por meses: febrero 2010

EL PRIMER DEBATE POLITICO EN LA TELEVISION

Durante sus décadas de actividad periodística, el autor vivió numerosos episodios que constituyen una especie de anecdotario muy personal. A continuación uno de ellos.

Un hito de mis primero años en la televisión fue la promoción y organización del primer debate político televisivo. Fue durante la contienda municipal entre Jorge Grieve, apoyado por el Apra y el odriismo, y Luis Bedoya Reyes, respaldado por Acción Popular y el Partido Demócrata Cristiano.
Tres años antes se había realizado en los Estados Unidos el primer debate presidencial entre Richard Nixon (republicano) y John Kennedy (demócrata). La contienda produjo un gran impacto en la utilización de los medios audiovisuales y dejó muchas enseñanzas políticas. Kennedy era un senador apuesto, con poco trajinar electoral. Nixon, por el contrario, era un veterano político, con figuración nacional, como que era el Vicepresidente en el gobierno del general Dwight Eisenhower. Antes del debate, Nixon era el favorito en las encuestas. Después, Kennedy subió en ellas, tanto que al final ganó las elecciones. Para muchos analistas el debate fue decisivo.
No fue fácil convencer a Jorge Grieve, un ingeniero muy prestigioso pero que no lucía las mejores condiciones de polemista y presencia televisiva. Al comienzo Grieve rechazó la posibilidad del debate, pero fueron nuestra insistencia y argumentos los que finalmente lo persuadieron. Por supuesto, Bedoya estaba encantado, seguro de su talento como expositor y polemista.

Las Reglas de Juego
Esta primera experiencia nos enseñó que fijar las reglas de juego del debate es muy importante, al igual que la designación del moderador. Propusimos a un gran periodista deportivo, Rodolfo Espinar, que era Presidente de la Federación de Periodistas. Le encargamos que estableciera las reglas de la polémica, las cuales fueron aceptadas por ambos contendientes. Otra preocupación fue el lugar del debate. Nos decidimos por la Sala Alzedo, que acababa de ser inaugurada y tenía la mejor de las acústicas. Se trataba de un recinto pequeño, al cual no podía ingresar mucha gente.
La transmisión del debate fue otro asunto importante. Nosotros queríamos la exclusividad para Panamericana, pero Grieve exigió que todos los canales tuvieran acceso a la sala, lo cual aceptamos. En realidad, “otros canales” se refería únicamente al canal 4. Casi el 90 por ciento de los televidentes siguieron el evento por Panamericana.
Como era de esperar, Bedoya fue el que más impactó, aunque Grieve expuso planes muy interesantes para el desarrollo de la ciudad. Pero en los debates no siempre gana el que tiene los mejores proyectos sino el que luce mejor oratoria expositiva y aplica los más eficaces recursos televisivos. Candidato favorito antes del debate, Bedoya aseguró su reelección.

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BAYLY, OTRA VEZ

“El Francotirador” obtuvo le mejor sintonía del domingo 8, debido a la presentación de Silvia, la supuesta “novia” de 21 años de Jaime Bayly. Se trató de un recurso periodístico muy característico en el programa de Frecuencia Latina que, domingo a domingo, trata por todos los medios de ganar la preferencia de los televidentes (recuérdese las numerosas apariciones de Tongo y otros personajes).
Pero, lo que motiva este artículo no es la presentación de la “novia” sino la comprobación de lo que ha hecho y hará Jaime Bayly en su programa para conseguir el interés del público, en esta etapa de una anunciada candidatura a la Presidencia de la República.
No se pretende discutir el derecho de Bayly a ser candidato y a exponer un plan de gobierno con temas provocadores y motivadores de mil comentarios. Nada de eso.
Tal como lo indiqué en un artículo de este blog sobre “Periodistas y Candidaturas”, la legítima preocupación de los profesionales del periodismo es la utilización de un espacio televisivo para promover esa candidatura y su aprovechamiento para desmerecer y criticar a los probables rivales en la competencia electoral que, por supuesto, no cuentan con programas similares para responder.

Un fin no un medio
Desde hace decenas de años, los periodistas tratamos de respetar el principio elemental que no se puede utilizar los medios de comunicación para propósitos personales. Hacerlo es ir contra la ética de la profesión.
Estuvimos convencidos de que el periodismo es un fin y no un medio para alcanzar intereses y propósitos ajenos a la profesión. Y los que tuvimos la oportunidad de formar a futuros periodistas en la práctica diaria y en la cátedra universitaria pusimos todo el empeño para que ese comportamiento ético fuera como una Biblia.
Y ahora vemos que un programa periodístico tira por la borda toda esa línea de conducta.
Es cierto que Bayly no es aún candidato. Es una intención, acogida y estimulada por una agrupación política menor. Pero, lo que se aprecia en el programa es una reiterada refutación, muchas veces con comentarios hirientes, a todos los que se atreven a formular algún comentario sobre esa posible candidatura. Con ello, desacredita y desmerece a todos los que no están de acuerdo con su determinación.
Y no vale que diga que todos pueden estar en el programa para las entrevistas correspondientes, porque se sabe que esas entrevistas no serán objetivas e imparciales y resultarán poco menos que suicidios políticos, debido a la reconocida habilidad y experiencia de un personaje televisivo curtido e implacable para ridiculizar y mostrar los aspectos más negativos de sus entrevistados.

La Responsabilidad del Medio
Sin embargo, hay otro aspecto que debe tenerse en cuenta: la responsabilidad del medio.
Es indudable, que un diario, una emisora o un canal de televisión manejados por empresarios siempre buscarán el beneficio económico, sobre todas las cosas. Y lo que está ocurriendo con “El Francotirador” es una muestra de ello. A los empresarios del canal les interesa el rating del programa. De ahí el indudable respaldo que cuenta y seguirá contando Bayly…siempre y cuando logre una audiencia justificatoria para su permanencia en el aire. Por ello, apreciaremos recursos periodísticos extremos, como la presentación de la “noviecita”.

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COMIENZOS EN LA TELEVISION

Durante sus décadas de actividad periodística, el autor vivió numerosos episodios que constituyen una especie de anecdotario muy personal. A continuación algunos de de ellos.

A fines de diciembre de 1965, después de haber trabajado 10 años en el periodismo escrito -La Prensa y Correo- fui invitado por Genaro Delgado Parker para reemplazar a Alfonso Tealdo en la dirección del noticiero El Panamericano. Alfonso, cuya capacidad y talento periodísticos nadie ponía en duda, faltaba con gran frecuencia a sus obligaciones por sus costumbres bohemias. Acepté temporalmente, sólo por los tres meses de vacaciones escolares. En esa época ya tenía decidido consagrarme a la educación, profesión que había estudiado en San Marcos.
Al cumplirse el plazo acordado acudí a la oficina de Genaro, quien era uno de los propietarios y Gerente General del Canal 5. Le agradecí haberme confiado la dirección del noticiero más importante de la televisión, aunque si la comparamos con lo que se haría años después, era una tarea bastante elemental. Recuerdo que Genaro se sorprendió y me dijo: “No, Julio, usted no se va de Panamericana. ¿Quiere un aumento?… dígame cuánto”.
En realidad, el canal me pagaba muy buen sueldo, mucho más de lo que podría ganar jamás como profesor. Fueron tan convincentes sus diversos argumentos que, finalmente, decidí continuar en Panamericana y reducir al mínimo mi actividad docente, algo que después tendría que dejar del todo por las agotadoras exigencias del trabajo televisivo. En pocas palabras: ingresé a la televisión sólo por tres meses y me quedé 32 años.
Cuando inicié mis labores en la televisión, no sabía casi nada del nuevo medio. Nadie enseñaba la especialidad. Lo que inicialmente me favoreció fue mi severa formación profesional en el periodismo escrito, formación que me permitió desarrollar un aceptable “sentido de la noticia”, cualidad básica y esencial de nuestra profesión. También me sirvió mi convicción acerca del necesario cumplimiento de las responsabilidades y compromisos asumidos.

Pensar en Imágenes
Con el tiempo me fui entrenando y adecuando a “pensar en imágenes”, característica suprema del lenguaje televisivo, que lo hace muy diferente a los lenguajes del periodismo escrito o radial. Mi posterior experiencia confirmó que si no se domina esa exigencia, no se puede tener éxito en la televisión. Muchos colegas destacadísimos en los otros lenguajes fracasaron en el mundo de las cámaras, las luces y los micrófonos, porque nunca pudieron “pensar en imágenes”.
Una de mis primeras lecciones las recibí del mismo Genaro Delgado cuando me llamó a su oficina para hacerme observaciones sobre el noticiero. Sus comentarios fueron tan diversos como minuciosos. Recuerdo uno: “la mayoría de los televidentes ven las imágenes en televisores pequeños. Si los camarógrafos apelan a planos muy abiertos en sus tomas, los personajes y los detalles no se podrán apreciar debidamente. Conclusión: hay que evitar en lo posible esos planos y utilizar más los medios y cerrados, para que los detalles puedan ser presentados convenientemente. Es la diferencia de la televisión con el cine, que utiliza pantallas de gran tamaño en las salas de exhibición”.

Cámaras a Cuerda
Cuando ingresé a la televisión, la cobertura informativa utilizaba cámaras cinematográficas de 16 mm. , menos de la mitad de las cámaras del cine profesional. Eran cámaras adaptadas para el reporterismo televisivo, compactas y operativas. Las primeras fueron silentes, funcionaban a cuerda y con carretes para filmar sólo dos minutos y medio. Posteriormente vendrían cámaras más grandes para filmaciones sonoras, con chasis pesados que permitían labores de hasta once minutos. Pero estas cámaras trajeron un problema técnico: el uso de baterías pesadas cuya capacidad energética era limitada o requerían de la conexión a la corriente eléctrica que sólo se podía hacer en interiores. Otro problema grave y costoso era el procesado de la película en un laboratorio. En el mejor de los casos una filmación estaba lista para su montaje o edición luego de dos horas. Además, la película no podía ser reutilizada, e iba a incrementar el archivo fílmico.
Ahora se podrá entender lo que significó la invención del videotape, en los años 70. Con las cámaras electrónicas conectadas a caseteras, se podían tener las imágenes de los sucesos listas para su difusión inmediata, pues no necesitaban ser procesadas por ningún laboratorio. Más aún, el videocasete podía ser reutilizado tantas veces como lo permitiera la resistencia de la cinta. A veces era de más de un mes con uso diario. La invención del video fue para la televisión lo que el jet fue para la aviación a hélice. Para los camarógrafos formados en la época de la película no les fue nada fácil adaptarse a la nueva y revolucionaria tecnología. Especialmente aprovecharla en toda su magnitud, como la posibilidad de grabar el sonido ambiental o natural permanentemente.

Experiencia Singular
Recuerdo una experiencia singular en este aspecto de la introducción del videotape al periodismo televisivo. Fue en una visita a la poderosa cadena CBS de Nueva York en 1975. Era un viernes por la tarde. Me asignaron como anfitrión a un periodista de gran autoridad y veteranía. Se trataba de John Little, cuyo tamaño desmentía su nombre, pues era un gringo gigantesco. Luego de presenciar la emisión del noticiero más famoso de Estados Unidos -con Walter Cronkite, su conductor y director- John me invitó a tomar unos tragos en el bar de la esquina, lugar de cita obligatoria de los periodistas de la cadena, para relajarse luego de una semana agitada.
Cuando la conversación sobre el periodismo se puso más interesante, John me invito a acompañarlo de regreso al edificio de la CBS. Me condujo por largos pasadizos hasta llegar a una puerta que abrió con las llaves que portaba. Lo que vi fue sorprendente: se trataba de la primera isla de edición para videotape. Era un proyecto desarrollado en secreto entre la CBS y la Sony de Japón. El asunto tenía todas las características de experimental. Pronto, el sistema se vendería a todas las televisoras del mundo. Gracias a mi amigo John Little tuve el privilegio de ser una de las primeras personas en conocer lo que sería una transformación completa en los sistemas del tratamiento de la imagen y sonido. En el Perú, con el video llegó también el color a los noticieros, en correspondencia con la nueva tecnología que implantaron los canales de televisión a comienzos de los 80.

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ADIOS, EMILIO

Ha muerto Emilio Laferranderie “El Veco”, un verdadero maestro del periodismo deportivo. Tuve la satisfacción de trabajar con él más de diez años en los noticieros de Panamericana, en especial en “24 Horas”, hasta 1997.
El recuerdo que nos deja es el de un profesional apasionado, casi insuperable en su manera elegante y privilegiada de enfocar la información, que dominaba profundamente. Impuso un estilo y una escuela que han dado frutos en muchos de los nuevos periodistas especializados.
“El Veco” afirmaba, reiteradamente, que la mejor lección que recibió en su vida se la dio Constancio C. Vigil, el fundador de “El Gráfico. Repetía en toda ocasión: Si una nota no provoca una sonrisa, no suscita una lágrima o no genera una discusión, esa nota no sirve para nada. Un periodista debe generar algún tipo de sentimiento.
De Emilio se pueden contar algunos detalles poco divulgados sobre su actividad profesional en la televisión.
Era un periodista a la antigua, en esa época poco aficionado a dominar los adelantos tecnológicos. Cuando hubo que cambiar las ruidosas máquinas de escribir por las computadoras, “El Veco” insistió en mantener su máquina de escribir, con sus hojas bond y papel de copia. “Cuando escribo yo necesito escuchar el sonido de las teclas. Me ayuda a ponerme en ambiente”. Esta actitud la he apreciado en más de un veterano periodista peruano, que se resistieron o resisten al uso de la computadora.
Emilio escribía todo lo que iba a enfocar en su sección del noticiero, que duraba unos 10 minutos. Sus textos eran incorporados a una computadora que en el momento del programa los exhibía en el teleprompter que “El Veco” leía y dar la impresión de estar improvisando. Esta característica era una muestra más de su pasión por la exactitud de la información que brindaba. Con seguridad, en sus posteriores años en RPP se acostumbró a improvisar y no requerir mucho de textos.
Emilio no tenía facilidad para los idiomas. Pero era tan responsable que preguntaba por la pronunciación de los términos extranjeros, en especial nombres de los deportistas y ciudades. Luego de su indagación permanente, escribía la pronunciación fonética en los textos que leería ante las cámaras. Por ejemplo, redactaba Copa “Deibis”, en lugar de Copa Davis.
“El Veco” llegó a ser uno de los periodistas mejor pagados del país. Y si se tiene en cuenta la duración de su gestión diaria- no más de tres horas – largamente el más recompensado. En sus últimos meses en la televisión ganaba 15 mil dólares mensuales.
El fallecido periodista uruguayo consideraba al Perú como su segunda patria. Decía orgulloso que sus nietos eran peruanos. Era muy estimado por deportistas, dirigentes y auspiciadores del medio deportivo: nunca utilizó la información negativa, denigrante. Por el contrario siempre buscó los ángulos más positivos, a veces exagerados, tratándose de jóvenes elementos a los que dedicaba adjetivos entusiastas. Para algunos periodistas peruanos, “El Veco” era muy “amiguero” – con todas las implicancias que tenía ese término en un ambiente no muy honesto-y ocultaba o minimizaba defectos o fallas.
Emilio fue muy resistido por muchos colegas. Después de lo sucedido con Pocho Rospigliosi – se quedó con el programa en Panamericana- cobró fama de “serruchador”. Su ingreso a RPP no fue fácil, por esa razón. “El Veco” se defendía indicando que él quería sumar no restar ni quitar el puesto nadie. Hay que indicar que Emilio encontró en la radio el mejor medio para practicar un periodismo muy personal. Su programa en RPP gozaba de apreciable audiencia y era uno de los más gratificantes financieramente.
Para los que trabajamos con él y lo conocimos bien, “El Veco” deja la imagen de un excepcional periodista, un escritor notable y, sobre todo, un amigo sincero y fraterno. Descansa en paz, Emilio.

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PARADIGMAS DE LA INVESTIGACIÓN PERIODISTICA

Lo que debió ser una simple nota informativa sobre la detención de cinco individuos disfrazados de operarios y acusados de robar en oficinas del Partido Demócrata, ubicadas en el complejo del Hotel Watergate de Washington el 17 de junio de 1972, se transformó por el tesón de dos periodistas y la firmeza de una editora-propietaria y su director, en el mayor escándalo político del siglo XX. Fue la investigación periodística que le costó la presidencia al trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.
Esta historia, ocurrida hace más de 30 años, se convirtió en el paradigma del periodismo de investigación, y puesta como ejemplo típico en medios y en escuelas de comunicación de lo que significa el periodismo de profundidad. En realidad, la investigación periodística tiene características especiales que la diferencian de la investigación académica.
En primer lugar, toda investigación periodística debe basarse en la actualidad. No procede ni se emprende, sino está basada en un suceso, hecho o acontecimiento que, en su momento, como simple información noticiosa, fue de conocimiento público. Como juega con la actualidad, una investigación periodística no puede gozar de un tiempo indeterminado. En los casos más apremiantes dura apenas algunos días tratándose de reportajes o, excepcionalmente, semanas.
En segundo lugar, debe ser de interés general, es decir interesar al mayor número de personas. En el periodismo no se concibe una investigación que va a merecer la atención de minorías, por más exigentes que éstas sean. Una investigación en periodismo busca impactar en todos los estratos sociales. Una investigación académica puede, por ejemplo, preocuparse de demostrar la influencia barroca en las iglesias de una pequeña ciudad serrana. Esta investigación puede inclusive merecer su publicación como libro. Pero nunca tal tipo de investigación será objeto de la preocupación periodística.
En tercer lugar, la investigación tiene como objetivo ser difundida por un medio de comunicación. La investigación periodística no está hecha para ser archivada o ser conservada en una biblioteca o en una videoteca, según sea el soporte en que ha sido realizada. Toda investigación periodística busca causar diferentes matices de impacto en la Opinión Pública, de acuerdo con la envergadura y gravedad de lo investigado. Y sólo se puede lograr ese propósito si la investigación consigue una amplia difusión en los diarios, la radio y, especialmente, en la televisión, el medio reconocido y aceptado como la principal fuente informativa de la gente, en el mundo entero.
En cuarto lugar, la investigación periodística debe contar con todo el respaldo de su medio tanto para la financiación de la búsqueda como para mediatizar o anular influencias o acciones que podrían frustrar la investigación. Toda investigación requiere que varias profesionales contribuyan a la búsqueda, hallazgo y desarrollo de los logros obtenidos. Igualmente necesita un presupuesto para afrontar los gastos diversos que exige la investigación. Por otra parte, en periodismo es común que las personas e instituciones que puedan verse afectadas o comprometidas por la investigación ejerzan presiones de todo tipo para impedir la acción reporteril. Tanto que en no pocas ocasiones pueden significar grave riesgo y hasta la muerte del investigador y/o de los denunciantes. Muchos periodistas e informantes han sido asesinados cuando se ha intentado profundizar casos relacionados con el narcotráfico, el terrorismo y el delito en general.
En quinto lugar, una investigación periodística procura hacer revelaciones y denuncias que, muchas veces, ayudan a conocer mejor a hechos y personas y, en algunos casos, promuevan la corrección de conductas o denuncias de diversos alcances. Desde luego en este aspecto hay criterios que tienen que ver con la ética profesional más exigente. La búsqueda objetiva e imparcial, guiada por un estricto respeto a la verdad deben ser los pilares de esta fase de la investigación. El periodista, en consecuencia, debe realizar su investigación libre de compromisos políticos o económicos y sin un afán de hacerla para ganar a la competencia con un trabajo efectista e irresponsable, que busque sólo ganar titulares y provocar escándalo.

Todas las Fuentes
La veracidad de la investigación depende fundamentalmente en las fuentes informativas. Una investigación debe tener acceso a todas las fuentes posibles. En el proceso debe cruzar constantemente la información en diversas fuentes. Una de las razones por las que una investigación puede merecer la credibilidad del caso- anhelo de toda gestión periodística- es dar la oportunidad a las personas e instituciones que merecen denuncias a dar sus versiones de los hechos. Constantemente, sobre todo en las investigaciones televisivas, se escuchan las protestan de los afectados por no haber tenido la ocasión de ser consultados sobre los cargos. Esto da lugar a no pocas denuncias judiciales por difamación.
Hay un aspecto que debe tener presente toda gestión periodística. El reportero jamás debe judicializar sus investigaciones. Es decir, jamás debe considerarse fiscal o juez. No es su rol. Jamás debe pretender asumir responsabilidades que no sean las simplemente periodísticas. Por ejemplo, una investigación que demuestre un acto de corrupción no debe ir más allá de la revelación y la denuncia. Pretender, en base al logro de la investigación, proclamar culpabilidades penales e insistir en ellas, es forzar el debido límite profesional. Corresponde sólo a la justicia y a los jueces establecer culpabilidades y sanciones.
Un periodista español, José Manuel de Pablos, ha sistematizado la investigación en diferentes fases en lo que el denomina las cinco “P”, que son la pista, la pesquisa, la publicación, la presión y la prisión

Una Obligación General
En la actualidad, la investigación dejó de ser un ejercicio reservado a un grupo de periodistas privilegiados, a una élite envidiable. El concepto se ha transformado, así como se han ajustado las metodologías de trabajo. Hoy la investigación es un componente esencial de cualquier tipo de actividad informativa o interpretativa. Se investiga hasta para verificar el dato mínimo, en procura de un periodismo de precisión. Investigar es un propósito común, no una especialidad particular.
Se investiga en todas las áreas, conforme con las líneas que se tracen en la agenda informativa, y no en una sola unidad sigilosa y distante. Uno de los campos de mayor interés es el del periodismo urbano. Se tiene la certidumbre de que una ciudad estará mejor administrada si los medios periodísticos vigilan de modo continuo, critican con ponderación pero sin reservas, señalan errores, estimulan aciertos, le dicen la verdad al mandatario y, en fin, velan por el bien común y se mantienen atentos a los reclamos legítimos de los ciudadanos. No siempre se reconoce en el sector público la pertinencia y la conveniencia de este tipo de investigación.
En otros términos, la investigación dejó de ser un objeto de culto, como lo fue treinta años atrás, para convertirse en práctica normal y constante sin la cual es imposible avanzar en la búsqueda de la verdad y el sentido de los fenómenos de actualidad. Si una investigación periodística motiva un proceso penal, administrativo o contable, tanto mejor, pero no porque sea aceptable desplegar una suerte de acción judicial paralela o mediática basada en juicios a priori o en piezas procesales desarticuladas. En conclusión, el deber de investigar se ha fortalecido, con todo y los riesgos que comporta. Y todo es investigable. Hasta en las interioridades del episodio más irrelevante de la realidad podría esconderse el núcleo de una investigación que genere resultados sorprendentes y de un impacto social insospechado.

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DEPRESIÓN POR USO EXCESIVO DE INTERNET.

Los periodistas son, sin duda, los profesionales que más utilizan Internet, especialmente como fuente informativa. En consecuencia, los resultados de la investigación que divulgamos a continuación deben interesarles mucho.
La Universidad de Leed en el Reino Unido hizo un estudio que llegó a la conclusión que navegar por Internet más tiempo de lo recomendable puede ocasionar graves consecuencias para la salud mental. Publicado por la revista Psycopathology la investigación afirma que los adictos a la Red reemplazan su vida social por ‘chats’, webs y redes sociales.
Catriona Morrison, directora del estudio, precisó que si bien Internet juega ahora un gran papel en la vida moderna, sus beneficios están acompañados por un lado oscuro. Sostiene la investigadora británica: “Aunque muchos de nosotros utilizamos la red para pagar facturas, comprar y enviar mails, existe un subgrupo de la población que encuentra difícil controlar el tiempo que pasan conectados, hasta el punto que esto interfiere con sus actividades diarias.”
La investigación indica que el uso excesivo de Internet está asociado con la depresión pero no se sabe qué es lo que viene primero, si las personas deprimidas son absorbidas por Internet o bien si Internet causa depresión. Lo que está claro es que para un pequeño subgrupo de personas, el uso excesivo de Internet podría ser una señal de alarma sobre tendencias depresivas.
El estudio confirma que los jóvenes son los más propensos a la adicción a Internet que los de mediana edad. El grupo de adictos de la investigación tenía una edad media de 21 años.
La investigación refuerza la especulación pública de que un enganche excesivo a páginas web que sirven para reemplazar el funcionamiento social normal podría estar vinculado con trastornos psicológicos como la depresión y la adicción.
Sin embargo, los estudiosos aceptan que se necesita considerar implicaciones sociales más amplias de esta relación y establecer claramente los efectos del uso excesivo de Internet sobre la salud mental.
En el estudio se evaluó el uso de Internet y los niveles de depresión en 1.319 personas de entre 16 y 51 años y de ellas, un 1,2% se clasificaron como adictos a Internet.

Una Encuesta

Como el tema es de enorme importancia para los que utilizan Internet, como los que leen este blog, cabe plantear una encuesta con la pregunta:
¿Se ha sentido deprimido por usar Internet o ha usado Internet porque estaba deprimido?

 Si estoy deprimido paso más tiempo en Internet
 Si paso demasiado tiempo en Internet me deprimo
 La depresión e Internet no tienen ninguna relación entre sí
 No me deprimo nunca

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EL CELO POR LA VERACIDAD INFORMATIVA

El celo periodístico por la veracidad de sus informes es una de las grandes virtudes de los medios de comunicación norteamericanos. Cuando comprueban que un informe ha fallado en la exactitud exigible, adoptan las medidas más drásticas que incluyen el despido de los responsables.
Como se sostuvo en una entrega anterior, la credibilidad es el principal capital de toda empresa periodística seria y cualquier amenaza contra ese principio debe ser severamente sancionada, para evitar erosionar la confianza depositada por la opinión pública en un medio de comunicación. Al respecto, cabe recordar el caso de la poderosa cadena televisiva CBS.
Hace cuatro años, esa cadena divulgó, en un documento de 224 páginas, los resultados de una minuciosa investigación de cuatro meses, con el propósito de determinar por qué se cometieron tantos errores éticos y profesionales en la difusión de un informe televisivo en el prestigioso programa noticioso “60 Minutos”, dirigido por Dan Rather.
El segmento se trasmitió en la campaña electoral del 2004 y en él se atribuía a los familiares de George W. Bush, quien iba por la reelección, el uso de influencias inapropiadas para que el ex presidente eludiera los rigores del servicio militar, en plena guerra con Vietnam. La acusación se sustentaba en documentos que más tarde resultaron falsos.
El episodio estremeció los cimientos del periodismo investigador estadounidense, y puso en duda el rigor de un género periodístico- y de un programa en particular -que tenía, antes de salir al aire, pautas y reglas de conducta interna sumamente exigentes para verificar hasta el cansancio todas y cada una de las imágenes y palabras que se propalan y pronuncian.

La Comisión

CBS encargó a Dick Thornburgh (ex fiscal general) y Louis Boccardi (ex presidente de la Associated Press) llevar hasta sus últimas consecuencias esa pasión por la verdad y la objetividad que distingue al periodismo serio. Ambos escribieron una autopsia descarnada y precisa, desprovista de emociones y conjeturas, donde se hilvanaon con rigor de cirujano los hechos y las circunstancias que precedieron a la elaboración del segmento noticioso.
El informe comienza describiendo el momento exacto en que arriba a la mesa de redacción la idea de elaborar una pieza sobre los recursos utilizados por Bush para escapar de la guerra de Vietnam. Y a partir de allí, se rastrea el lento y gradual proceso de transformación de una inexactitud en una mentira, así como el papel que desempeñaron los periodistas y productores involucrados, hasta culminar finalmente determinando a algunos de los directivos de la cadena con el propósito de ocultar los errores cometidos y evitar que la verdad salga a flote.
El documento final debería ser el nuevo libro de consulta de cualquier profesional de la comunicación contemporánea. Allí se detallan, por ejemplo, los rigurosos procedimientos que acompañan a cualquier investigación, antes de que se propale; las distintas pruebas de verificación de los datos; la validez de las fuentes independientes; los pasos que se siguen para evitar contaminar la información con criterios subjetivos; la necesidad de separar la opinión de la información; la obligación de contrastar versiones y evitar prejuicios políticos o raciales o de cualquier otra índole a la hora de interpretar los datos y, sobre todo, tratar de vivir lo más lejos posible de las nefastas influencias del temido tótem del ráting: el sometimiento, en suma, a los rigores implacables de la verdad. Como decía Sherlock Holmes:”Déme solo los hechos, señora, los hechos”.

Las Sanciones

La actitud de los directivos de CBS fue quirúrgica, si cabe el término. Despidió a tres altos ejecutivos, lo mismo que a los productores del informe. También aceptó la renuncia de Dan Rather, sin lugar a dudas, el periodista más serio y famosos de la cadena.
Y lo que ha sido realmente un paso adelante en esa maniática obsesión por conquistar la verdad y en respeto a la opinión pública,. se creó una nueva división ejecutiva, a cargo de un alto responsable de la cadena para que se dedique exclusivamente a verificar que todos y cada uno de los pasos previstos en una investigación se cumplan religiosamente. Antes de difundir un informe cualquiera, el periodista tiene que demostrarle a su cadena que dice la verdad. Fue la primera prueba de fuego.
Según los autores de la investigación se tiene que conseguir que el televidente encienda su pantalla y sintonice un programa noticioso, sabiendo a ciencia cierta que todo lo que allí se dice es verdad, confiando en que no se le va a engañar.

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