Lo que debió ser una simple nota informativa sobre la detención de cinco individuos disfrazados de operarios y acusados de robar en oficinas del Partido Demócrata, ubicadas en el complejo del Hotel Watergate de Washington el 17 de junio de 1972, se transformó por el tesón de dos periodistas y la firmeza de una editora-propietaria y su director, en el mayor escándalo político del siglo XX. Fue la investigación periodística que le costó la presidencia al trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.
Esta historia, ocurrida hace más de 30 años, se convirtió en el paradigma del periodismo de investigación, y puesta como ejemplo típico en medios y en escuelas de comunicación de lo que significa el periodismo de profundidad. En realidad, la investigación periodística tiene características especiales que la diferencian de la investigación académica.
En primer lugar, toda investigación periodística debe basarse en la actualidad. No procede ni se emprende, sino está basada en un suceso, hecho o acontecimiento que, en su momento, como simple información noticiosa, fue de conocimiento público. Como juega con la actualidad, una investigación periodística no puede gozar de un tiempo indeterminado. En los casos más apremiantes dura apenas algunos días tratándose de reportajes o, excepcionalmente, semanas.
En segundo lugar, debe ser de interés general, es decir interesar al mayor número de personas. En el periodismo no se concibe una investigación que va a merecer la atención de minorías, por más exigentes que éstas sean. Una investigación en periodismo busca impactar en todos los estratos sociales. Una investigación académica puede, por ejemplo, preocuparse de demostrar la influencia barroca en las iglesias de una pequeña ciudad serrana. Esta investigación puede inclusive merecer su publicación como libro. Pero nunca tal tipo de investigación será objeto de la preocupación periodística.
En tercer lugar, la investigación tiene como objetivo ser difundida por un medio de comunicación. La investigación periodística no está hecha para ser archivada o ser conservada en una biblioteca o en una videoteca, según sea el soporte en que ha sido realizada. Toda investigación periodística busca causar diferentes matices de impacto en la Opinión Pública, de acuerdo con la envergadura y gravedad de lo investigado. Y sólo se puede lograr ese propósito si la investigación consigue una amplia difusión en los diarios, la radio y, especialmente, en la televisión, el medio reconocido y aceptado como la principal fuente informativa de la gente, en el mundo entero.
En cuarto lugar, la investigación periodística debe contar con todo el respaldo de su medio tanto para la financiación de la búsqueda como para mediatizar o anular influencias o acciones que podrían frustrar la investigación. Toda investigación requiere que varias profesionales contribuyan a la búsqueda, hallazgo y desarrollo de los logros obtenidos. Igualmente necesita un presupuesto para afrontar los gastos diversos que exige la investigación. Por otra parte, en periodismo es común que las personas e instituciones que puedan verse afectadas o comprometidas por la investigación ejerzan presiones de todo tipo para impedir la acción reporteril. Tanto que en no pocas ocasiones pueden significar grave riesgo y hasta la muerte del investigador y/o de los denunciantes. Muchos periodistas e informantes han sido asesinados cuando se ha intentado profundizar casos relacionados con el narcotráfico, el terrorismo y el delito en general.
En quinto lugar, una investigación periodística procura hacer revelaciones y denuncias que, muchas veces, ayudan a conocer mejor a hechos y personas y, en algunos casos, promuevan la corrección de conductas o denuncias de diversos alcances. Desde luego en este aspecto hay criterios que tienen que ver con la ética profesional más exigente. La búsqueda objetiva e imparcial, guiada por un estricto respeto a la verdad deben ser los pilares de esta fase de la investigación. El periodista, en consecuencia, debe realizar su investigación libre de compromisos políticos o económicos y sin un afán de hacerla para ganar a la competencia con un trabajo efectista e irresponsable, que busque sólo ganar titulares y provocar escándalo.
Todas las Fuentes
La veracidad de la investigación depende fundamentalmente en las fuentes informativas. Una investigación debe tener acceso a todas las fuentes posibles. En el proceso debe cruzar constantemente la información en diversas fuentes. Una de las razones por las que una investigación puede merecer la credibilidad del caso- anhelo de toda gestión periodística- es dar la oportunidad a las personas e instituciones que merecen denuncias a dar sus versiones de los hechos. Constantemente, sobre todo en las investigaciones televisivas, se escuchan las protestan de los afectados por no haber tenido la ocasión de ser consultados sobre los cargos. Esto da lugar a no pocas denuncias judiciales por difamación.
Hay un aspecto que debe tener presente toda gestión periodística. El reportero jamás debe judicializar sus investigaciones. Es decir, jamás debe considerarse fiscal o juez. No es su rol. Jamás debe pretender asumir responsabilidades que no sean las simplemente periodísticas. Por ejemplo, una investigación que demuestre un acto de corrupción no debe ir más allá de la revelación y la denuncia. Pretender, en base al logro de la investigación, proclamar culpabilidades penales e insistir en ellas, es forzar el debido límite profesional. Corresponde sólo a la justicia y a los jueces establecer culpabilidades y sanciones.
Un periodista español, José Manuel de Pablos, ha sistematizado la investigación en diferentes fases en lo que el denomina las cinco “P”, que son la pista, la pesquisa, la publicación, la presión y la prisión
Una Obligación General
En la actualidad, la investigación dejó de ser un ejercicio reservado a un grupo de periodistas privilegiados, a una élite envidiable. El concepto se ha transformado, así como se han ajustado las metodologías de trabajo. Hoy la investigación es un componente esencial de cualquier tipo de actividad informativa o interpretativa. Se investiga hasta para verificar el dato mínimo, en procura de un periodismo de precisión. Investigar es un propósito común, no una especialidad particular.
Se investiga en todas las áreas, conforme con las líneas que se tracen en la agenda informativa, y no en una sola unidad sigilosa y distante. Uno de los campos de mayor interés es el del periodismo urbano. Se tiene la certidumbre de que una ciudad estará mejor administrada si los medios periodísticos vigilan de modo continuo, critican con ponderación pero sin reservas, señalan errores, estimulan aciertos, le dicen la verdad al mandatario y, en fin, velan por el bien común y se mantienen atentos a los reclamos legítimos de los ciudadanos. No siempre se reconoce en el sector público la pertinencia y la conveniencia de este tipo de investigación.
En otros términos, la investigación dejó de ser un objeto de culto, como lo fue treinta años atrás, para convertirse en práctica normal y constante sin la cual es imposible avanzar en la búsqueda de la verdad y el sentido de los fenómenos de actualidad. Si una investigación periodística motiva un proceso penal, administrativo o contable, tanto mejor, pero no porque sea aceptable desplegar una suerte de acción judicial paralela o mediática basada en juicios a priori o en piezas procesales desarticuladas. En conclusión, el deber de investigar se ha fortalecido, con todo y los riesgos que comporta. Y todo es investigable. Hasta en las interioridades del episodio más irrelevante de la realidad podría esconderse el núcleo de una investigación que genere resultados sorprendentes y de un impacto social insospechado.