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13/05/14: La desigualdades de la pobreza y del empleo

LA DESIGUALDAD DE LA POBREZA Y DEL SUB EMPLEO

Efraín Gonzales de Olarte*

Bajar la pobreza en un país con alta desigualdad no es fácil, por ello es necesario reconocer que la reducción promedio de la pobreza el 2013 es una buena noticia, pero que ocho regiones no la hayan reducido o  hayan aumentado es una mala noticia. Las preguntas cruciales son: ¿por qué no todas las regiones bajan su pobreza de manera convergente? es decir, ¿por qué Cajamarca tiene 52.9% de pobreza monetaria, mientras que Arequipa, Moquegua, Tacna, Ica y Madre de Dios están por debajo de 10%? ¿qué clase de economía de mercado tenemos que no logra igualar resultados económicos? ¿a lo mejor es el modelo económico y la geografía que inhiben la reducción igualitaria de la pobreza? o ¿por qué los esfuerzos del Estado son insuficientes para tal fin? Son preguntas que no tienen hasta ahora respuesta.

En mi opinión, la forma más efectiva de reducir la pobreza es generando “empleo decente”, definido por la Organización Internacional del Trabajo como aquel trabajo formal, adecuadamente remunerado y con buenas condiciones laborales. Por ello, que la mejor forma de disminuir la pobreza es reduciendo la tasa de subempleo, la cual es definida como el porcentaje de trabajadores que trabajan menos de 30 horas a la semana no alcanzan el sueldo mínimo vital o trabajan más de 40 horas y reciben menores ingresos al referencial de 711 soles.

En el Perú el 48% de los trabajadores están subempleados en promedio, sin embargo la mayor tasa de subempleo la tiene Huánuco con 68%, Puno 61% y Apurimac 60%, y tienen las menores tasas: Lima 34%, Callao 36% y Tacna 38%. Nuevamente, estamos frente a un problema de desigualdad, que tiene que ver con la capacidad de absorción que tienen los mercados de trabajo  por regiones, es decir de las robustez de las economías regionales.

La ventaja de atacar el problema de la pobreza a través de la reducción del sub empleo y de la generación de empleo decente  es que  nos concentramos en tres puntos importantes: 1. Relacionamos la producción con el empleo, es decir nos preocupamos de conectar los sueldos y salarios con la productividad, lo que  hace de la reducción de la pobreza el efecto directo del crecimiento del centro de trabajo o del sector productivo, en cada región. 2. Dejamos de esperar que el crecimiento macroeconómico resuelva el problema de la pobreza promedio y comenzamos a priorizar el crecimiento regional y a revalorizar las políticas sectoriales capaces de generar mayor producción, productividad y empleo decente en cada región. 3. Dado que la mayor pobreza está en el campo, sobre todo en las zonas rurales de sierra y selva, es absolutamente necesario incorporar a los productores y trabajadores del ámbito rural en las políticas sectoriales. Ahora se los incorpora básicamente a través de las políticas sociales, lo cual es insuficiente, pasajero  y no resuelve el problema del punto 1.

Una de las principales causas de la desigualdad en la reducción de la pobreza a nivel regional es la poca conexión económica que hay entre  las ciudades y su entorno rural. El crecimiento de las ciudades es casi independiente de las economías rurales, lo que significa que el desarrollo de los mercados regionales de bienes, de trabajo y de crédito es insuficiente, por lo que la pobreza rural no disminuye con el crecimiento de las ciudades de cada región y tenemos –y seguiremos teniendo- los resultados que comentamos si no cambiamos de enfoque.

El modelo económico peruano ha llegado a un punto en el que la pobreza no va seguir disminuyendo si se espera que el crecimiento macroeconómico resuelva el problema. Es imprescindible pasar a otra etapa del modelo, en la que se dé mayor prioridad a las políticas sectoriales-regionales, para promover la inversión en las regiones con dos criterios: 1. Apoyar aquellas inversiones en sectores que transformen la producción rural, lo que ciertamente desarrollará los mercados de trabajo regionales. 2. Para esto es imprescindible la asociación del capital privado con el estado, sobre la base de planes de inversión, con la activa participación de los gobiernos regionales y locales.

Es obvio que para que esto suceda se requiere que el Ministerio de la Producción pase a ser el más importante, como lo fue el Ministerio de Industria en el milagro japonés, y que el Ministerio de Economía sea sólo el guardián de la sanidad macroeconómica y apoye decididamente al primero. La segunda condición es que  los gobiernos regionales deben coordinar la promoción y el seguimiento de la política de inversión regional con el Ministerio de la Producción.   Si todo esto sucede la creación de “empleo decente” será un resultado efectivo y, en consecuencia, la pobreza disminuirá de manera estable.

*Profesor  Principal del Departamento de Economía de la PUCP. Artículo publicado en La República del 13 de mayo 2014

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21/04/14: ¿Son las personas un capital?

CAPITAL HUMANO Y DESARROLLO HUMANO

Efraín Gonzales de Olarte

 

El capital humano es considerado como el cuarto factor de desarrollo, al lado de los recursos naturales, el capital físico y la fuerza de trabajo. La idea es que el capital humano es el conjunto de capacidades y talentos productivos de los trabajadores acumulados durante su vida, gracias al cual el crecimiento puede ser mayor o menor dependiendo de su calidad. Por otro lado, el desarrollo humano es el proceso de expansión de las capacidades y desempeños de las personas, con los cuales pueden ser y hacer lo que aspiran.

El asunto es que el concepto de capital humano “cosifica” a las personas, pues se las considera un “stock” de calificaciones, talentos y conocimientos capaz de comprarse casi como se compra  una máquina. En el desarrollo humano el adquirir distintas competencias o conocimientos es parte del enriquecimiento de la persona, independientemente de que las use para provecho propio o para beneficio de un empleador.

Desde la perspectiva de las políticas de desarrollo ambas concepciones pueden converger en que es muy importante mejorar los niveles educativos pues mejoran la calidad de las personas. Pero difieren en la utilidad de estas calificaciones, para la corriente neoclásica personas educadas y bien calificadas son “factor” de desarrollo, es decir algo que se puede echar mano cuando se necesita, con un pago que depende no sólo de la calificación sino de la oferta y demanda de trabajo. Para el desarrollo humano la mayor calificación es un fin casi en sí mismo, pues le permite a la persona tener mejores capacidades en primer lugar para su propia superación y, segundo, le permite poder escoger uno u otro trabajo, no sólo en función del salario sino también en función de que el trabajo le permita desarrollarse aún más, casi independientemente de lo que le pida la empresa. La actividad laboral es una realización o desempeño en si misma.

Por ello, estos dos enfoques, pareciendo complementarios, en realidad son antitéticos en la medida que para uno las mejores capacidades humanas o mayor capital humano es un medio para producir más o para aumentar la productividad de la empresa o institución que lo contrata, mientras que para el otro enfoque tener mayores capacidades es un fin que le permite a la personas trabajar en lo que quiera y cuanto mayor calificación su libertad de escoger donde trabajar y en qué condiciones será también mayor.

Por ello, el desarrollo de un país interpretado desde la perspectiva del capital humano se medirá en la mayor producción, ingresos, productividades y competitividad, es decir, se medirá por los resultados materiales finales. Pero desde la perspectiva del desarrollo humano se medirá por la mejora de las personas.

 

Abril 2014

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18/02/14: Sueldos estatales y carrera pública

SUELDOS Y CARRERA PÚBLICA

Efraín Gonzales de Olarte

 

Los sueldos de un estado moderno deben responder a un organigrama, a una estructura burocrática y a una carrera pública. 

Una de las paradojas del crecimiento peruano es que se ha dado con un estado que no se ha reformado en paralelo con los cambios estructurales del sector privado. Han faltado varias reformas de tercera generación, entre ellas la reforma del estado, para convertirlo en un estado del siglo XXI regulador y promotor del desarrollo humano.

La reforma del estado no sólo debe redefinir sus roles, su organización y niveles de gobierno, sino también la estructura burocrática que lo haga funcionar con eficacia  cumpliendo sus funciones políticas, económica y sociales. Pero todo esto lo hacen funcionar personas con distintos niveles y variedades de formación, que requieren de  un conjunto de  condiciones y reglas para cumplir sus tareas.

Por ello, uno de los principales ingredientes de esta reforma es establecer una CARRERA PUBLICA, es decir, un sistema que aproveche de las calidades y experiencia de las personas y al mismo tiempo les dé la posibilidad de tener una movilidad ascendente en la administración pública, basada en el principio de a mayor formación profesional, mayores responsabilidades y experiencia mayor sueldo.  Esto haría que el estado sea visto como una alternativa de progreso en la vida, tal como sucede en el sector privado.

En consecuencia, la fijación de sueldos tiene sentido dentro de la carrera pública, en la que se ha establecido un escalafón y los puestos hacen parte de un organigrama estatal, en el cual cada puesto tiene definido sus funciones, sus requisitos y su sueldo. Esto haría del estado una institución atractiva para trabajar y para progresar. Esto no está sucediendo con el estado peruano, que tiene un gran desorden.

Por ejemplo,  una forma de ordenar este tema es que el sueldo mensual del presidente sea de 10 UITs, el de los vocales, ministros, congresistas 8 UITs, el siguiente escalón 7, técnicos 6 y así hasta establecer que el sueldo mínimo para entrar en la burocracia sea una o media UIT. Es decir, es necesario una carrera pública ordenada con sueldos previsibles, que además se ajustarían al variar la UIT y no por una decisión del gobernante de turno. Esto permitiría además que los cargos políticos tengan asignados sueldos respondiendo al organigrama de los niveles de gobierno y de los otros poderes del estado.

* Publicado en D1 Suplemento de El Comercio, lunes 17 de febrero 2014

 

 

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20/01/14: Política universitaria y desarrollo

NECESITAMOS UNA POLITICA UNIVERSITARIA

Efraín Gonzales de Olarte 

La universidad peruana requiere de una política de educación superior para el desarrollo nacional y humano, antes que una ley ordenadora. 

Es probable que el debate sobre la ley universitaria se entrampe debido al conjunto de opiniones discrepantes y a intereses diversos, tanto en las universidades públicas como en las universidades empresariales.  Frente a esta eventualidad sería mejor ir por otro camino: establecer una “política universitaria para el desarrollo nacional” (PUPDN). 

Para ello hay que comenzar por reconocer que en el Perú existen universidades de tres tipos. 1. Las universidades stricto senso, que enseñan, investigan y tienen responsabilidad social. 2. Las universidades en transición que enseñan decentemente, pero investigan poco o nada. 3. Las universidades anodinas, que enseñan por debajo de los estándares mínimos, son más bien centros de desocupación disfrazada. La PUPDN debería tener dos planos: el primero es cómo hacer para que todas las universidades tengan como meta estar en la primera categoría. Segundo, cómo hacer para que las universidades de la primera categoría lleguen a ser de nivel internacional. En el largo plazo ambas metas deberían coincidir. 

Es el Estado quien debe asumir un rol de apoyo y orientación para que las universidades alcancen estas metas. Por un lado, se requiere de un proceso de acreditación permanente, con dos instrumentos paralelos: por un lado un sistema de acreditación supervisado internacionalmente, por otro, mayor presupuesto de inversión para las universidades públicas y un sistema de crédito de largo plazo para las universidades privadas, además de un plan estratégico con metas y plazos bien establecidos. Además, es necesario establecer un fondo concursable público/privado para que las mejores universidades (públicas y privadas) financien sus planes de desarrollo y se acrediten internacionalmente. 

Es obvio, que una política de esta naturaleza si podría ser llevada a cabo por el Ministerio de Educación, como ente coordinador y promotor, quizás acompañado de un consejo consultivo en el que estén representados el Estado peruano, los sectores empresariales y la sociedad civil. La idea es que sea una política nacional con una meta clara: hacer de las universidades instrumentos del desarrollo. 

El elemento fundamental para este propósito es un gobierno con una visión clara sobre el papel de la universidad peruana en el desarrollo. La ley en debate, está lejos de esta posibilidad.

 

*Publicado en el Suplemento D1 de “El Comercio” lunes 20 de enero 2014

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30/12/13: Educación y desarrollo

SISTEMA EDUCATIVO Y DESARROLLO

Efraín Gonzales de Olarte

 

El Perú tiene un sistema educativo desarticulado, que no permite pasar a una nueva etapa de crecimiento, basada en el factor humano.

 

El modelo primario-exportador actual ha dado al Perú una senda de crecimiento estable, que depende mucho de la cantidad y calidad de los recursos naturales y del crecimiento de otros países que nos compran nuestros comodities. Esta es una historia con final conocido: una fuerte crisis externa nos hará retroceder buena parte de lo avanzado. Este es un modelo que no depende de  nuestras propias fuerzas y que es independiente de su sistema educativo.

 

La mayor parte de países desarrollados han avanzado porque sus sistemas educativos han sido la base de su progreso, es decir han suministrado dos factores indispensables: profesionales bien calificados y conocimiento científico y tecnológico aplicados a la producción. Para llegar a ello, se requiere que el sistema educativo: (primaria-secundaria-técnica-universitaria) esté articulado y tenga estándares de calidad más o menos homogéneos.

 

En el Perú, nuestros alumnos de primaria no pasan masivamente las pruebas PISA, los de secundaria apenas pasan un examen de ingreso a la universidad y nuestros egresados universitarios tienen calidades muy dispares, tanto así que los egresados de la mayor parte de universidades no pasan estándares internacionales. Con esta educación es difícil pasar a una etapa de crecimiento cuyo factor dinámico sean las personas calificadas y no los recursos naturales.

Por ello, es necesario reconocer que: 1. Tenemos un sistema educativo desarticulado y segmentado. 2. Que no hay política educativa más allá de mejorar la calidad de lo existente. 3. Que no se le da a la universidad el rol de ser la locomotora del sistema educativo, la nueva ley universitaria está lejos de plantear algo así. Es sobre estos tres temas que hay que trabajar una propuesta de un sistema educativo para el desarrollo.

Si al finalizar la secundaria los estudiantes pasaran una prueba nacional de conocimientos y aptitudes, y a los 5mil mejores el Estado les otorgara la Beca 18, con  derecho a escoger en qué universidad estudiar. Esto obligaría a mejorar la calidad de los colegios públicos y privados, pues la competencia sería por quienes hacen pasar la prueba  a más alumnos y las universidades competirían por quien ofrece la mejor formación para atraer alumnos. Este sería un sistema educativo articulado.

Publicado en el Suplemento D1 El Comercio 23 diciembre 2013

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08/11/13: EL ENTRAMPAMIENTO DEL CORTO PLAZO POLITICO

EL CORTO Y LARGO PLAZO EN LA POLÍTICA

Efraín Gonzales de Olarte

El largo plazo político es el próximo gobierno, el corto plazo es lo que diga la próxima encuesta de popularidad del gobierno. Con estos plazos el estado democrático no podrá promover desarrollo.

Las decisiones que toma un gobierno en materia de gasto corriente son fundamentales para mantener, incrementar o disminuir el nivel de actividad económica en el corto plazo, en cambio las decisiones tomadas para invertir tienen que ver con el crecimiento de largo plazo. En ambos casos, la calidad del gasto público es crucial.

En general las decisiones de gasto de corto plazo tienen que ver con el suministro de servicios públicos: educación, salud, seguridad, o con programas de lucha contra la pobreza. La calidad y la amplitud de estos generan reacciones de parte de la población, que se traducen en las encuestas de popularidad del gobierno. Por ejemplo, la reciente caída de la popularidad del gobierno de Ollanta Humala se debe a que la inseguridad ha empeorado y el programa “k’ali huarma” tiene problemas. La respuesta serán probablemente gastar más y mejor para resolver estos problemas, pero los problemas de fondo no se resolverán, porque estos tienen que ver con la estructura económica y social.

Las políticas sociales se originan en la pobreza y desigualdad existentes, mientras que la inseguridad se origina en un ambiente de desigualdad de oportunidades, un estado mal organizado para afrontar y una crisis moral que atraviesa toda la sociedad. Estos son problemas de largo plazo, para los cuales el estado debe invertir, por ejemplo en mejorar la calidad de la educación, incrementar el empleo “decente”, reformar y reorganizar todo el sistema de seguridad del estado. Una mejor educación es un resultado que se obtiene en el largo plazo, cuando probablemente el gobierno no esté, en consecuencia una decisión como esta no ha de aumentar su popularidad. La Beca 18 va en esta dirección y es una política de largo plazo, que sus resultados no verá este gobierno, pese a lo importante de esta decisión no le da réditos al gobierno en su popularidad.

En el largo plazo, mejora de la calidad de la educación, mayor empleo y mejor estado, ciertamente reducirá la pobreza, la desigualdad y la inseguridad. Pero los réditos en popularidad del gobierno y la percepción de la población sobre la situación actual no están para esperar cinco años. El corto placismo político atenta contra el largo plazo del desarrollo ¿cómo romper esta trampa del desarrollo?

 

Lima, noviembre 2013

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01/10/13: EXPORTANDO CULTURA

EXPORTANDO SERVICIOS CULTURALES

Efraín Gonzales de Olarte

Para países que llegaron tarde a la industrialización o no llegaron, como el Perú, y que se quedaron en la exportación de materias primas, de pronto hay una oportunidad en la exportación de servicios culturales.

El crecimiento económico del Perú se debe en buena parte a sus ventajas comparativas naturales, es decir aquellas en las cuales somos competitivos por tener rentas diferenciales debido a la calidad de los minerales por ejemplo. No hemos logrado crear ventajas comparativas basadas en la especialización y en altas productividades en otros sectores, mucho menos, ventajas competitivas basadas en la innovación tecnológica y empresarial, sobre todo en la industria.

El asunto es que nunca pudimos tener una política industrial como los países del sud este asiático, que los llevó no sólo al crecimiento sino al desarrollo. Pese a este contexto adverso a intentar hacer cualquier otra cosa que exportar minerales, se está generando en el Perú una corriente exportadora de servicios.

El ejemplo más claro es el de la exportación de los servicios gastronómicos, con Gastón Acurio a la cabeza, cuya mejor potencialidad es la de integrar a toda una cadena de productores de bienes y servicios en la oferta gastronómica. Mistura es un buen ejemplo de este “modelo de desarrollo” basado en la integración de productores de materias primas (agricultores, pescadores, etc.), los que las transforman (los chefs), la comercializan (los restaurantes), que finalmente se termina exportando, tanto a través de los visitantes que vienen al Perú atraídos por su gastronomía, como a través del establecimiento de restaurantes peruanos en el exterior,  los cuales usan nuestras materias primas (exportación tradicional) y emplean a nuestros chefs (exportación de capital humano). Todo debido a la biodiversidad y a la tradición culinaria peruana puesta en valor.

Pero lo que está por desarrollarse es la exportación  de servicios culturales, sobre la base de nuestra inmensa riqueza cultural (música, danza, arqueología, teatro, cine, televisión), que tanto como la gastronomía requiere de un Gastón para liderarla. Solo hay que seguir el ejemplo de los coreanos que hoy también exportan su cultura a través de telenovelas, grupos de rock,  aun cuando  tienen menos diversidad cultural que la nuestra. Sin embargo, para promover la exportación de cultura necesitamos una política estatal, como lo hacen otros países sin ser tildados de populistas.

*Publicado en el suplemento D1 de El Comercio, 30 de setiembre del 2013

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02/09/13: Diez años de descentralización y se estanca

LA DESCENTRALIZACIÓN PASMADA

Efraín Gonzales de Olarte

La única reforma estatal prometedora de cambios en la estructura del Estado ha entrado en un proceso de estancamiento. Además, pareciera que la descentralización está comenzando a retroceder.

El Perú tiene tres niveles de gobierno, cada uno de ellos con funciones y presupuestos asignados. En este momento todas las competencias de los gobiernos regionales han sido transferidas de acuerdo a lo previsto. Han pasado diez años del reinicio de la descentralización y, sin embargo, hay la sensación que los resultados no son los que se esperaban  y que hoy no estamos mejor que antes, en términos del suministro de servicios públicos y de calidad de la gobernanza..

Sin embargo, desde el punto de vista de la construcción de un estado democrático, la descentralización está generando un cambio importante en la representación y participación política de los ciudadanos. Estamos aprendiendo a gobernarnos, a manejar presupuestos de manera participativa, a fiscalizar a los gobernantes, a reclamar derechos, con todos los defectos de un proceso de aprendizaje y, por cierto, con todos los riesgos, como la descentralización de la corrupción.

Obviamente, ir gobernando y gestionando e ir aprendiendo simultáneamente con la práctica, no ofrece buenos resultados, de hecho la cantidad de municipalidades y  gobiernos regionales que no pueden ejecutar sus presupuestos es una muestra de ello. Por esto, pareciera que la descentralización se ha pasmado La razón es que hay déficit de capacidades de gestión que difícilmente permiten que los gobiernos locales y regionales puedan alcanzar sus metas anuales y menos las metas óptimas. De esto,  se aprovecha el gobierno central para manejar recursos que deberían estar bajo la administración de los gobiernos subnacionales. Este es un indicador de retroceso.

Frente a esta situación es necesario relanzar la descentralización, dado que es un proceso imprescindible para transformar la estructura del estado y de la política en el Perú. En el futuro debería “empoderar” a los gobiernos locales y regionales como promotores del desarrollo. Para ello se requiere: un nuevo liderazgo político muy claro, descentralizar las capacidades administrativas y técnicas del gobierno central y plantear una “hoja de ruta” para la descentralización de aquí al 2021. Sin embargo, la condición sine quanon es que el MEF deje de ser el contralor y se convierta en el promotor de la descentralización.

* Publicado en el suplemento D1  de El Comercio, lunes 2 de setiembre 2013

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14/08/13: Las universidades y el desarrollo

LA LEY Y LAS UNIVERSIDADES

Efraín Gonzales de Olarte

 

El problema de la universidad peruana no es de falta de supervisión, su problema es de falta de visión de su importancia y su  rol en el desarrollo. Esto no se resuelve con una nueva ley sino con una política universitaria.

 

De aprobarse la ley universitaria con las características del proyecto en discusión, nada, absolutamente nada, garantiza que la situación futura de las universidades vaya a mejorar. Todo lo contrario, si se aprueba la elección universal de autoridades y su no reelección, el resultado sería catastrófico. Por un lado, se desatará  un populismo pernicioso, parecido o peor al de la política nacional. Serán elegidas autoridades que prometan todo, así no tengan capacidades y credenciales académicas y de gestión. Si a esto se agrega la no reelección de autoridades, cada periodo de gobierno se convertirá en un reparto del botín. La razón de fondo de estas dos situaciones es que las planas docentes de la mayor parte de universidades son de baja calidad académica. Esto llevaría en el futuro, que la mediocridad se institucionalice, gracias a la norma que se quiere aprobar.

 

Si se creara una superintendencia de universidades, se debería cerrar un  considerable número de universidades, por las razones anteriores. Pero lo más probable que esto no suceda, primero porque la elección de los miembros de la superintendencia provenientes del ejecutivo tendría los mismos defectos que la elección de los miembros del TC, es decir estaría politizada. Segundo, porque se abrirían grandes posibilidades de fomentar la corrupción, en la medida que la superintendencia dará permiso para nuevas universidades, carreras, maestrías, etc.

 

Es obvio, que una ley no resuelve el problema central de la universidad peruana que es su calidad. La calidad, en cualquier parte del mundo, depende de tres factores: una plana de profesores en su mayoría doctores de universidades serias, recursos financieros suficientes para pagarles sueldos adecuados, una infraestructura adecuada y recursos para la investigación. Para esto, el gobierno debería promover una política de desarrollo universitario que pasa por proponer metas de calidad e incrementar drásticamente el presupuesto de las universidades públicas, sobre cuya base estas deberían fijar los estándares académicos para las universidades privadas, que tendrían que invertir para estar a la altura de las públicas.

 

*Publicado en el Suplemento D1 de El Comercio el 5 de agosto del 2013

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08/07/13: El Banco Mundial y la opción por los pobres

EL BANCO MUNDIAL Y LA TEOLOGIA DE LA LIBERACIÓN

Efraín Gonzales de Olarte

 

El Presidente del Banco Mundial Dr. Jim Yong Kim en su presentación en la PUCP, señaló que la “Opción preferencial por los pobres” del Teólogo Gustavo Gutiérrez inspira y orientará las acciones del Banco. 

El Banco Mundial (BM) ha sido y es un actor importante en el desarrollo desde hace más de cincuenta años. Sus préstamos para proyectos de reducción de la pobreza y las desigualdades han orientado, en casi todos los países en desarrollo, las acciones de los gobiernos. Pero también ha sido un duro conductor de los llamados “ajustes estructurales” del siglo pasado, que contribuyeron a ordenar las economías de los países en base a drásticas reformas económicas e institucionales, con resultados mixtos, pues por un lado ordenaron y estabilizaron las economías, pero por el otro generaron más pobreza y desigualdad, por lo menos en los primeros años.

Por ello, fue sorprendente escuchar al Presidente del BM citar “la opción preferencial por los pobres”,  eje de la Teología de la Liberación del padre Gutiérrez,  como la idea que debe inspirar a todos los programas y políticas de reducción de la pobreza del Banco. Es probable que este cambio se haya originado al constatar que sus acciones anteriores no dieron los resultados esperados. Creemos que hubo tres elementos que no funcionaron bien: medir la pobreza sólo de manera monetaria, considerar a los pobres como receptores pasivos de cualquier ayuda y partir de la pregunta: ¿qué podemos hacer por los pobres?

Al parecer, estos tres elementos fueron evaluados por el enorme “Think Tank” que tiene el BM, con el asesoramiento de economistas como A. Sen o K. Basu, y cambiaron su diagnóstico y recetas: primero la pobreza es multidimensional y tiene aspectos cuantitativos y cualitativos a tomar en cuenta en las políticas de desarrollo, segundo, los pobres tienen voz y dignidad que hay que  incorporar en el pensamiento y la acción y,  se cambió de pregunta por: ¿qué pueden hacer los pobres por ellos mismos?

Es obvio, que bajo estas nuevas premisas la “opción preferencial por los pobres” adquiere un carácter instrumental, que sin duda será mucho más efectiva en la reducción de la pobreza y más promotora del desarrollo humano. Felicitaciones al Presidente del BM.

 

*Publicado en el Suplemento D1, de El Comercio, del 8 de julio del 2013

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