¿Cómo fue que surgió el proyecto “Ciudades imaginadas”?
Este proyecto comenzó en Bogotá y Sao Paulo, con la publicación de mi libro “Imaginarios urbanos, Bogotá y Sao Paulo: Cultura y comunicación en América Latina” en el año 92. Después comencé con la aplicación de la metodología que planteaba en el libro en los países andinos. Primero fue Lima, luego Bogotá, La Paz y Santiago. Después otras universidades pidieron que aplicáramos la metodología en el resto de América y en Estados Unidos y España. El proyecto cuenta ahora con quince ciudades en las que se aplica la metodología que yo diseñé. De cada ciudad sale por lo menos un libro, pero también pueden salir películas o audios en la radio o en otros medios.
El archivo, la descripción detallada y estética que se hace de las ciudades en base a estos imaginarios, funcionan también como una construcción literaria…
Sí. En cierto modo, pero tiene como base instrumentos de investigación científica: se trabaja con estadísticas, con semiótica de la imagen y con análisis e investigación. Lo que se conoce como técnicas de las disciplinas del lenguaje. Y por otra parte, tiene un lado creativo que te propone, por ejemplo, una forma de visualizar el problema de McDonald’s en Caracas a través de un video cargado de estética. Este proyecto es una combinación entre ciencia y estética.