¿Cómo surgió la idea de viajar y fotografiar el sudeste asiático?
Cuando salí de Lima no tenía ni idea de lo que me esperaba allá y tampoco tenía pensado hacer este trabajo. Los fines de semana los aprovechaba para irme a las playas y viajar un poco, fue así como me di cuenta que era muy fácil movilizarte por esa zona. Entonces decidí comprar un Lonely Planet (la guía turística más famosa del mundo), un chip para tener Internet en el Iphone y, armado con una cámara de bolsillo de siete megapíxeles y un pequeño trípode, comencé esta aventura. Durante cuatro meses recorrí, mochila al hombro y en bicicleta o moto, todos estos países. Me hospedaba en cualquier parte. Lo único que quería era retratar la vida cotidiana de todo el sudeste asiático. Tomé cerca de 3 mil fotos. Tengo muy claro que es mejor que sobre material antes que falte.
¿Cómo hacías para comunicarte?
La mayoría de las veces usaba el inglés, pero en algunos casos también usaba gestos y señas. Al final logras entenderte de todas formas. En realidad es sorprendente cómo puede ser que veas algo tan distinto, tan diferente, tan alejado de tu propia cultura y contexto, pero aún así logres comprender y apreciar eso diferente. Yo creo que ser periodista te da mucha experiencia para poder desenvolverte.
Como todos los fotógrafos, he usado el Photoshop solo para algunos retoques y lograr mayor contraste, y el PhotoZoom Pro para agrandar las imágenes y no perder tanta calidad. Sin embargo, el retocado de las imágenes ha sido mínimo. Yo creo que tomar fotos con una cámara de bolsillo es como ponerte un reto. El periodista debe demostrar que con poco equipo técnico se pueden hacer grandes cosas. Eso es parte de lo que nos diferencia del usuario común: nuestra capacidad, nuestro manejo técnico impecable.
¿En la Universidad hubo algún curso en particular que te haya servido para lograr esta clase de trabajos? ¿Has llevado muchos cursos electivos de fotografía?
No podría decir algo en particular porque en realidad yo creo que la Universidad, que es mi segunda casa, es todo un conjunto. Jugar fútbol, llevar cursos en otras especialidades, los profesores, las amistades, todo es un conjunto, todo esto te ayuda a poder crear un paquete de elementos propios. No he llevado ningún curso de fotografía aparte del obligatorio. Además de la Universidad, creo que me sirvió de mucho trabajar en Caretas. Enrique Zileri pregonaba el lema: “si no hay foto, no hay nota”. Allí gané mucha experiencia, mucha perspectiva visual.
¿Qué nos puedes decir sobre la experiencia de conocer el sudeste asiático?
Realmente increíble. Yo les daría un consejo a todos los estudiantes de periodismo: terminen, consigan un trabajo, ahorren y viajen, viajen todo lo que puedan. Periodista que no viaja no es periodista. Yo estoy totalmente de acuerdo con esto de las tecnologías digitales, pero considero que nunca van a reemplazar el hecho de que tú vayas al lugar, que vivas la experiencia. Hay mucha gente que a veces no quiere salir de la oficina. No, tienes que salir. Si no sales no lo ves y si no lo ves no lo cuentas bien. Es diferente. Mejora tu performance. Es como un futbolista que va mejorando conforme practica y juega. El entrenarte como periodista. El sudeste asiático es alucinante. Fuera de lo común, no es como viajar a Europa o a Estados Unidos. No. Es como viajar a Marte. Es caminar un par de cuadras y toparte con un avión B29 enorme adornando el paisaje de Hanoi. Es llegar a un templo decorado por diez mil budas en los que la gente talla su nombre.
La exposición, compuesta por numerosas fotografías, fue presentada en el Centro Cultural José María Arguedas, en la PUCP (del jueves 7 al viernes 15) y en julio será exhibida en el Real Plaza del Centro Cívico.