Cuando un poeta muere la vida está triste

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El sábado 6 de octubre, a las 6 de la mañana, falleció en su casa materna el poeta Antonio Cisneros. La vida le permitió morir en su cuarto de adolescente, cuando soñaba con ser poeta. Cisneros es un convencido de que el poeta nace, no se hace. Y él lo supo desde su más tierna edad. Murió a dos meses de cumplir 60 años. Además de ser poeta fue un gran periodista: dirigió el mítico suplemento cultural El Caballo Rojo del Diario de Marka y de El Búho, entre otras revistas. Hizo radio y televisión con sus programas El oso hormiguero y Conversando con Antonio Cisneros. Leamos un poema suyo.

NACIMIENTO DE SOLEDAD CISNEROS

Corrí, caballo rojo, bajo el blanquísimo cielo del invierno,

aterrado y alegre entre los cuervos,

hasta hallar ese taxi brillante como hoja de afeitar.

El Arca de la Alianza.

Y fue entonces el día de la nieve.

Y Nora era el dolor del duraznero.

Y yo el vigía,

guardián de las hogueras en un corredor del hospital.

(Todo el fuego robado a Budapest.)

Fue el día de la nieve.

Y naciste mi dama. Y yo tu caballero.

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