El profesor Juan Gargurevich ha sido por seis años Decano de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación. En las elecciones realizadas hace pocas semanas, fue elegida para reemplazarlo la profesora Celia Rubina, quien asumirá el cargo el 1ro de Julio por un lapso de tres años. CONEXIÓN le ha pedido a Gargurevich que nos cuente y converse de manera informal sobre su gestión, problemas, logros, aciertos, lo que se hizo y lo que no se pudo hacer, etc.
¿Ha preparado un balance de su gestión, una memoria formal?
Algunos decanos salientes, como yo, han preparado documentos para testimoniar qué hicieron, qué pasó en su gestión. Y poco antes de la elección de la profesora Rubina alguien me preguntó si leería una memoria. Les dije a los asistentes que no los aburriría con una lista de realizaciones, pero que les pedía que hicieran memoria… Parece un mal chiste pero lo que estaba pidiendo realmente era que me bastaba con que recordaran, que, repito, hicieran memoria de estos últimos años en la Facultad, porque ese recuerdo era, al final, más duradero e importante que un texto que casi nadie conservaría.
Pero existen memorias formales, por supuesto, que reúnen decisiones administrativas, cifras, toda una serie de documentos archivados que sirven, además, para la memoria anual del rectorado. La transparencia más absoluta es una tradición en esta Facultad.
¿Cuál es el balance personal de su gestión, en pocas palabras…?
Al comenzar la reunión para la elección decanal dije que había recibido una perfecta y bien afinada Facultad del profesor Rómulo Franco y que mis esfuerzos se habían dirigido a mantenerla y devolverla tal cual. He cumplido y con creces, me parece. Con una Facultad no más grande porque eso no es posible debido a muchos problemas, pero sí enriquecida por la experiencia, con profesores mejor preparados, equipos nuevos, renovación de cursos para adaptarnos a las exigencias laborales porque nuestras especialidades son profesionalizantes. Con algunas cosas no pude porque estuvieron siempre fuera de mi alcance, como la ampliación de espacios, porque dependemos de un Plan Maestro de la Universidad que maneja proyectos que están más allá de nuestros requerimientos inmediatos. Pero así y todo hemos funcionado.
Quisiera detenerme para explicar algo. El Decanato es un sistema que el decano de turno articula, organiza y procura que funcione en armonía. Está, de un lado, la Secretaría Académica en la que tuve la suerte de contar con la ayuda de Víctor Casallo, Lucho Ancajima y su equipo secretarial; de otro, la Administración donde José Carlos Cano y Silvia del Águila manejan presupuestos y espacios; luego están los informáticos a cargo del experimentado Marco Lazo; y, por supuesto, los Coordinadores de Especialidad, claves para el sistema. Todo esto coordinado con el Consejo de Facultad en el que participan los alumnos.
Perdimos la Especialidad de Artes Escénicas…
No, más bien Artes Escénicas logró por fin un espacio propio en el que ya no dependen de autoridades ajenas a su interés, su vocación. Lucho Peirano es el decano y teniendo en cuenta sus virtudes para la organización y empeño en lograr lo que se propone, no tengo dudas de que pronto esa nueva Facultad se hará prestigiosa y hasta famosa.
Entonces, nos quedamos con cuatro especialidades que han estado a cargo, y cito en desorden, a profesionales de alto nivel como Jorge Acevedo en Comunicación para el Desarrollo, Mario Munive en Periodismo, Susana Pastor en Comunicación Audiovisual y Rocío Trigoso en Publicidad. Margarita Ramírez se hizo cargo de la Dirección de Estudios y avanzó en la propuesta del nuevo e indispensable plan de estudios.
¿Algún logro en especial para destacar en sus seis años?
Bueno, aparte de hacer que todo el sistema funcione y con cerca de mil graduados y un aumento significativo de tesis y titulados, me gustaría señalar que pudimos organizar en el 2014 el gran Congreso de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación, ALAIC. Participaron más de mil investigadores peruanos y latinoamericanos, y fue un éxito notable en el aspecto académico, pero sobre todo en la impecable organización que dirigió el profesor Pablo Espinoza. Me consta que nuestro congreso ha sido tomado como referencia para eventos parecidos.
También creo necesario destacar el trabajo cotidiano en armonía con el Departamento de Comunicaciones a cargo del profesor Sánchez León. Como ustedes saben, la Facultad tiene la responsabilidad de los cursos y sus contenidos, la relación con los alumnos, etc. Y el Departamento provee de profesores, promueve la investigación, y publica la revista Conexión que va en camino de ser indizada, un deseo que compartimos todos.
Para que todo esto se mueva en beneficio de los objetivos de la Universidad, la Facultad y el Departamento deben ser excelentes socios y para mí ha sido un privilegio contar con la ayuda de un intelectual y académico tan importante como Balo Sánchez León.
¿Algo sobre el futuro de la Facultad… y el suyo?
No tengo duda sobre el futuro prometedor de la Facultad en cuanto a renovación de planes de estudio, etc. En fin, todos sabemos que cuando una nueva gestión se hace cargo se ingresa con nuevas ideas, entusiasmos, ganas de revisar, renovar, refrescar. Celia Rubina tiene las armas personales para todo esto. Debemos confiar en que la Facultad seguirá destacando y afrontando los cambios impuestos por la nueva ley universitaria. Por ejemplo, aquello de volver a la tesis de bachillerato para luego hacer otra tesis para el título, será un reto de proporciones, entre otros desafíos que imponen los nuevos escenarios de la comunicación.
¿Y yo? Luego del trabajo activo en el periodismo, me dediqué a la docencia y a la investigación de la historia de los medios de información, especialmente el periodismo impreso.
He publicado una docena de libros sobre los medios y ahora tengo la ambición de hacer la historia de la prensa diaria de izquierda que va desde el diario La Razón publicado por José Carlos Mariátegui en 1919 hasta el diario La Voz de 1986, dirigido por Efraín Ruiz Caro. Habrá que dedicar buen espacio, claro, al diario de Marka, fundado en 1980.
También seguiré trabajando el tema, que ya tengo avanzado, de los nuevos géneros periodísticos impuestos por Internet. Y tengo tareas académicas en la Facultad donde seguiré con el curso virtual de Deontología que me precio de haber logrado, igual que hice con el curso de Historia del Periodismo, y claro está, lo que decida el nuevo jefe de Departamento.
¿Algo que añadir?
Cómo no. Un enorme agradecimiento a todo el equipo, al personal que me ha acompañado en estos seis años que serán inolvidables. Tendría que citar a más de cincuenta personas, pero creo que todos saben que les estoy muy agradecido y les envío un gran abrazo virtual.