Gabriela Núñez es investigadora y profesora del Departamento de Comunicaciones y defendió con éxito, a fines de 2014, su Tesis de Doctorado en la Universidad de Pittsburgh.
Título de la Tesis: Leyendo las cartas de José María Arguedas: construyendo puentes comunicativos en la mitad del siglo XX en la sociedad peruana.
¿Cómo se da su acercamiento al tema de las comunicaciones?
Estudié Filosofía en la Universidad Católica y luego hice la Maestría en Comunicaciones. Siempre he tenido interés por los temas de Lenguaje y la relación entre la oralidad y la escritura. Pronto ingresará a imprenta la edición de mi Tesis de Maestría que trata justamente sobre este tema.
¿La dedicación por seguir investigando la llevó a la Universidad de Pittsburgh?
Sí. Busqué Posgrados en Comunicaciones. En la Universidad de Pittsburgh encontré al profesor que había sido mi asesor, Ronald Zboray. Él desarrolla el tema de discursos orales y escritos. Además, ha desarrollado una metodología específica sobre la historia oral, con un uso paralelo de la información de archivo.
¿En qué momento se produce su encuentro con José María Arguedas en Estados Unidos?
Empecé en el Departamento de Comunicaciones y luego completé el estudio con una Maestría en Literatura. Llevé el curso de Literatura Andina y logré revisar el valioso archivo con el que cuenta la universidad. Ellos tienen un Centro de Estudios Latinoamericanos muy completo. En su excelente biblioteca leí la revista Amauta con una emoción única. Luego proseguí con José María Arguedas. Después de leer las publicaciones de los años 20 y 30, como El Boletín Titicaca y Amauta, recobré la esperanza en la gente del Perú.
¿Cómo comienza a delimitar su objeto de estudio?
Mis trabajos y monografías comenzaron a girar en torno a la obra de Arguedas. Al final opté por desarrollar el tema epistolar. Las cartas son un medio de comunicación hibrido, porque es escrito y, a su vez, se acerca a la informalidad o espontaneidad de la oralidad. Me interesan los intersticios, lo que se filtra entre ellas, y creo que las cartas permiten esas filtraciones.
¿Qué trató de buscar en esas cartas?
Traté de buscar lo común. Cuando empecé a leerlas me di cuenta de las similitudes con la que escribía Arguedas a sus destinatarios, sin importar quien fuera. Él era una persona muy afectiva y siempre andaba rompiendo barreras. Sus cartas casi siempre empiezan en un tono formal, pero a la tercera misiva ya se han desarrollado temas profesionales y personales. Al final Arguedas es uno solo, siempre autentico.
¿Qué le brindó la Universidad de Pittsburgh a nivel de investigación?
Rescaté el concepto de historia oral y el trabajo de archivo. Realicé diversas entrevistas a los amigos más cercanos de José María Arguedas, y a todas iba con el concepto de que la historia oral es recuperar la historia de lo que no está escrito. Otro punto importante es la cantidad de becas que brindan a la investigación.