Gabriel García Márquez periodista
…Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.
Con estas palabras el Premio Nobel de Literatura (1982) y presidente de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, Gabriel García Márquez, concluyó su discurso ante la 52° Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa –SIP- en los Ángeles, el 7 de Octubre de 1996. En estas líneas afloró la pasión descarnada del gran Gabo hacia el Periodismo. Sus palabras suenan como el llamado a una batalla final, nos insta a no rendirnos, nos arropa. Han pasado 18 años desde que enunció estas palabras, y parece que fue ayer que las leímos en el salón de clase.
El miercoles 1 de octubre se celebró el Día del Periodista, fecha oportuna para reflexionar sobre el mejor oficio del mundo, en palabras del autor de Crónica de una muerte anunciada, sentencia que podemos enarbolar como bandera. En tiempos donde la inmediatez de la noticia ha hecho que la labor del periodismo pierda su sentido único: informar bien. Vale la pena detenernos un momento y tomar conciencia de la importancia de nuestro rol en la sociedad. Con la humildad que demanda este oficio es momento de hacer un autoanálisis y ver si estamos en el camino correcto.
O en la línea de lo escrito por el argelino Albert Camus en el periódico de una sola página Le soir républicaine (25/09/1939) y cuestionarnos ¿reunimos los medios y condiciones para ser periodistas independientes y no perder nuestra libertad?, son cuatro las condiciones, nos responde el otro Premio Nobel de Literatura (1957): lucidez, rechazo, ironía y obstinación. ¿Tenemos alguna de ellas? Según el autor de El extranjero “un periodista, en 1939, no se desespera y lucha por lo que cree verdadero como si su acción pudiera influir en el curso de los acontecimientos. No publica nada que pueda excitar el odio o provocar desesperanza. Todo eso está en su poder”
Recordemos que hemos abrazado el mejor oficio del mundo. Recordemos también a todos los periodistas que hacen su trabajo en situaciones límites, y a los que dejan la vida en cualquier lugar que se encuentren.
Albert Camus un militante del periodismo