Su propuesta de proyecto de investigación sobre la televisión en el Perú ha ganado el concurso de texto universitario.
He tenido la suerte de que mi proyecto haya sido uno de los seleccionados. Durante el plazo de un año debo desarrollar una investigación y concluirla en un libro de texto universitario. El proyecto tiene que ser necesariamente sobre un área poco investigada o desconocida, el mío es acerca del periodismo y la televisión: ¿cómo se enfoca, cómo se realiza? Pese a que tenemos una historia relativamente larga desde la llegada de la televisión en 1958, la bibliografía de origen nacional es escasa o nula. Son muy pocos los libros que tratan el tema de los programas periodísticos y la labor de los periodistas. Esta situación obliga a que los cursos de periodismo televisivo se desarrollen con textos de origen extranjero, que no corresponden a la realidad nacional.
Pero este libro va a servir como bibliografía.
Claro, la intención es que este libro sirva de bibliografía para aquellos estudiantes que opten por seguir una carrera en el rubro de la televisión. Yo aspiro a que sirva como bibliografía básica para todos los estudiantes de periodismo televisivo y las áreas anexas.
Bueno, definitivamente. El Vicerrectorado aprueba los proyectos que tienen un plan establecido. Voy a usar mis más de 25 años trabajando en la televisión para escribir este libro. Una de las ventajas que yo tengo es que conozco la televisión por dentro: he trabajado aquí y en el extranjero. Eso me permite tener una amplitud de criterio y conocer en profundidad cómo funciona la televisión. Con esta experiencia voy a poder hacer que el libro sea lo más didáctico y profesional posible.
Se puede decir que sus anteriores libros tienen un corte distinto: Estación Final es una investigación periodística y Polvo en el viento se puede considerar un testimonio, ¿cómo es que le interesó incursionar en la escritura de un texto universitario?
Lo que ocurre es que todos mis libros son de investigación periodística. Yo soy periodista antes que escritor. El periodista no tiene que ser una persona que se tenga que especializar en un tema, basta con que sea un investigador. El periodismo y la investigación deberían entenderse como sinónimos. Estación Final es una investigación sobre peruanos muertos en la Segunda Guerra Mundial. Tarde cinco años en poder escribir ese libro. Ese trabajo me permitió desarrollar una técnica de investigación bastante amplia: conocer fuentes bibliográficas, acceder a una serie de sistemas de búsqueda, el uso de las redes sociales, eso me dio una amplitud de conocimientos en la búsqueda de investigación.
Polvo en el viento también es producto de una investigación periodística. Durante un año y medio investigué cómo el narcotráfico penetra en nuestra sociedad desde el punto de vista de Demetrio Chávez Peñaherrera, alias vaticano, considerado en su momento el mayor narcotraficante del Perú. Ambos son trabajos de investigación, y este libro de texto también lo será.
Has trabajado en distintos medios: televisión, diarios y agencias de noticias. ¿En cuál de ellos se siente más cómodo?
Yo he tenido la gran ventaja de haber trabajado en prensa escrita y televisión. Me siento muy cómodo en ambos medios. Me gusta mucho escribir y parte de este hecho lo vuelco en mis libros y en mis artículos. Creo que ambos tienen sus aspectos positivos y negativos, limitaciones y fortalezas, y eso nos permite tener diferentes maneras de comunicar y ayudar a que nuestro mensaje trascienda. La televisión, por su propia naturaleza, tiene sus limitaciones: si no hay imágenes es muy difícil poder mostrar algo solo con las palabras.