[Visto: 1025 veces]
Alerta. Millones de personas de zonas secas de África e islas bajas del Pacífico están en riesgo de perder su sustento por sequías e inundaciones
La pista de aterrizaje en Lokichoggio, en las calcinadas tierras al norte de Kenya (África) fue en otros tiempos el punto central de arribo de la ayuda alimentaria. Durante la guerra civil en Sudán, los vuelos desde ese lugar mantuvieron con vida a millones de personas.
En los galpones hay mayor tranquilidad ahora, aunque las ONG mantienen un pie allí, para el caso de que la guerra se reanude y para abordar lo que los comentaristas llaman la “emergencia permanente” de la migración “inducida por el ambiente”.
Un caso a considerar es el de la población turkana de Kenya. Su número creció en las últimas décadas y se duplicará antes de 2040. Sin embargo, a medida que la zona se hace cada vez más caliente y seca, tiene menos agua, pasturas y madera. El ciclo de sequía en el norte de Kenya pasó de ocurrir una vez cada ocho años a una frecuencia de tres años o menos. Eso significa que los turkana y sus animales de cría no tienen tiempo de recuperación. El resultado es un creciente traslado con desesperación de un lugar seco a otro.
¿Una crisis local con causas locales? Sólo parcialmente. Los científicos consideran que es parte de un fenómeno global: personas alrededor del mundo que se mudan como consecuencia de la degradación del ambiente. Resulta, de todos modos, poco claro cuántos se están desplazando o están a punto de hacerlo.
La Organización Internacional de Migraciones, estima que habrá 200 millones de migrantes provocados por el cambio climático en 2050, cuando la población mundial llegará a 9.000 millones. Otros sitúan el total en 700 millones.
Estas cifras impactantes pueden formar un cuadro de masas enormes y desesperadas que caminan distancias largas y si es necesario derriban defensas fronterizas, debido a que las tierras de sus patrias se secaron o quedaron sumergidas. La situación en Kenya y otras partes de África, quizá sea más típica: una población que ya es pobre, cuya perpetua búsqueda de pasturas apropiadas y refugio se hace cada vez más difícil. En esas condiciones, las disputas locales -hasta las mezquinas entre clanes y familias extendidas- pueden empeorar y quedar enzarzadas en luchas religiosas y políticas más amplias. Eso, a su vez, hace más difícil para todos en la zona la tarea de sobrevivir, así como crea más desesperación para encontrar nuevos lugares adonde vivir, aunque no estén lejos.
Un nuevo informe titulado “En busca de refugio”, realizado por la Universidad de Naciones Unidas, la organización de caridad CARE y la Universidad de Columbia, enumera los lugares calientes de la eco-migración: zonas secas de África, sistemas fluviales en Asia, el interior y la costa de México y el Caribe, y las islas bajas en los océanos Índico y Pacífico.
Sigue leyendo →