Un Papa para la plena unidad de los cristianos
6:00 p.m. | 26 jun 24 (TP/LOR).- La primacía del Papa ha sido uno de los mayores obstáculos hacia la plena unidad de las Iglesias cristianas. Con un mayor esfuerzo de todas las partes, el intercambio ecuménico avanza y la Santa Sede anunció un documento de estudio sobre la primacía y sinodalidad que, por primera vez, reúne los aportes de diversos diálogos de las últimas décadas. El contenido, revisado por decenas de especialistas, propone sugerencias concretas y marca una pauta hacia un renovado ejercicio del ministerio papal que permita que sea “reconocido por todos y cada uno”. Compartimos una síntesis, guía de lectura y comentarios de involucrados en la propuesta.
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El documento, firmado por el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos con la aprobación del papa Francisco, lleva el título: “El Obispo de Roma. Primacía y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y respuestas a la encíclica Ut unum sint“. El texto, presentado en una conferencia de prensa en la Santa Sede, recoge el fruto de los diálogos ecuménicos sobre el ministerio del Papa en respuesta a la invitación de hace casi treinta años de Juan Pablo II a raíz de los pasos dados desde el Concilio Vaticano II. Se trata de buscar una forma de ejercicio del primado que sea compartida por las Iglesias que vivieron en plena comunión en los primeros siglos. Aunque no todos los diálogos teológicos “han tratado el tema al mismo nivel o con la misma profundidad”, sí es posible señalar algunos “nuevos enfoques” de las cuestiones teológicas más controvertidas.
“El objetivo del documento –dijo en la presentación el Prefecto del Dicasterio, el Cardenal Kurt Koch– es ofrecer una síntesis objetiva de los recientes desarrollos en la discusión ecuménica reflejando las ideas y limitaciones de los documentos de diálogo y una breve propuesta del pleno del Dicasterio que identifica las sugerencias más significativas sobre el ministerio de unidad del Obispo de Roma”. El documento incorpora unas 30 respuestas a la encíclica Ut unum sint y 50 documentos de diálogo sobre el tema, así como las opiniones de expertos católicos, protestantes y ortodoxos.
Repensar el primado en sentido ecuménico
Es la historia de un camino común, de siglos de unidad, pero también de cismas, excomuniones recíprocas, divisiones y luchas determinadas más por la política que por las diferencias teológicas. Tras casi dos milenios de historia cristiana, a pesar de viejas y nuevas crisis en el seno de las distintas confesiones, el camino ecuménico está dando pasos significativos. El documento que acaba de publicarse, atestigua cómo la voluntad y la apertura para discutir las formas de ejercicio del primado petrino manifestadas en 1995 por san Juan Pablo II no han quedado en letra muerta.
El diálogo ha avanzado y el camino sinodal que vive la Iglesia católica a todos los niveles forma parte de él. En efecto, los católicos están redescubriendo y profundizando la importancia de la sinodalidad como forma concreta de vivir la comunión en la Iglesia, una conciencia ya presente y experimentada por otras tradiciones cristianas. Al mismo tiempo, el papel del Obispo de Roma y su primacía ya no son considerados por los demás cristianos sólo como un obstáculo o un problema en el camino ecuménico: de hecho, la sinodalidad contempla siempre la presencia de un “protos”, de una primacía.
Ciertamente, para las demás Iglesias sigue siendo inaceptable el primado petrino tal como lo han ejercido los Papas en el segundo milenio y, sobre todo, tal como lo sancionó el Concilio Vaticano I. Pero también sobre esto el documento del Dicasterio para la promoción de la Unidad de los Cristianos muestra pasos significativos: el trabajo en los diálogos ecuménicos ha sugerido, de hecho, distinguir el primado papal que ejerce la jurisdicción sobre la Iglesia latina (u occidental, como les gusta llamarla a los orientales) del primado en la caridad de la Iglesia de Roma, “primera Sede”. Un primado de “diaconía”, es decir, de servicio, y no de poder. Un primado de unidad, ejercido en la sinodalidad para buscar el consenso de todos los obispos.
Existe pues, o al menos podría existir, una forma de primado petrino aceptable para las demás Iglesias. Es lo que hace algunos años el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé llamaba primacía “ejercida con humildad y compasión, más que como una especie de imposición sobre el resto del colegio episcopal”, como “verdadero reflejo del amor crucificado del Señor, más que en términos de poder terreno”. Un modo concreto de caminar hacia la realización de aquel sueño expresado por el Papa Wojtyla hace casi treinta años.
VIDEO. La delicada cuestión del primado y la infalibilidad papal
¿Qué es y qué dice este nuevo texto? ¿Qué ocurrirá después? Síntesis y guía de lectura
¿Qué es un “documento de estudio”?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que “El Obispo de Roma” es un documento largo, de unas 43.000 palabras, lo que significa que habrá que dedicar varias horas para leerlo con detenimiento. Considerando que fue anunciado por la Santa Sede, ¿qué tipo de texto es? No se trata de una encíclica, una instrucción o una carta apostólica, sino de un “documento de estudio” del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. En el prefacio, el cardenal Koch, afirma que esto significa que el texto “no pretende agotar el tema ni compendiar el magisterio católico al respecto”. Más bien, “su propósito es ofrecer una síntesis objetiva de los recientes desarrollos ecuménicos sobre el tema, reflejando así los aportes, y también las limitaciones, de los propios documentos del diálogo”.
Así pues, no se trata de un texto que ofrezca una enseñanza autorizada a los católicos sobre el significado de la primacía y la sinodalidad. En su lugar, explora el debate actual en torno a esos términos en el mundo cristiano en general. No es un texto papal, aunque ha sido publicado “con el consentimiento” del papa Francisco. Más bien, representa la visión del dicasterio para la unidad de los cristianos sobre los debates actuales. El documento no pretende zanjar el debate sobre la primacía papal, sino más bien informarlo, y tal vez también ser una especie de hoja de ruta o referencia para los próximos años.
Hay una sección importante al final, “Hacia un ejercicio del primado en el siglo XXI”, que resume lo que el cardenal Koch llama “las sugerencias más significativas” para el ejercicio renovado del ministerio de unidad del Obispo de Roma. Si se tiene poco tiempo, se puede pasar directamente a esa parte (que comienza en la página 116).
¿Cuáles son los antecedentes?
Podría decirse que el trasfondo del documento se remonta a los tiempos bíblicos, concretamente al momento en que Jesús confió a Pedro “las llaves del reino de los cielos”, según consta en Mateo 16:19. Como señalaba el decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II (Unitatis redintegratio), “las Iglesias del Oriente y del Occidente, durante muchos siglos siguieron su propio camino unidas en la comunión fraterna de la fe y de la vida sacramental, siendo la Sede Romana, con el consentimiento común, árbitro si surgía entre ellas algún disentimiento en cuenta a la fe y a la disciplina”.
Pero después de un milenio de esta forma un tanto laxa de unidad, los cristianos orientales y occidentales adoptaron caminos separados. Unos cinco siglos más tarde, el cristianismo occidental se fragmentó con la Reforma. Pero la convicción de que el Obispo de Roma ejercía un ministerio de unidad en nombre de todos los cristianos persistió a pesar de todas las dolorosas divisiones. El Concilio Vaticano I, que comenzó en 1868, ofreció definiciones precisas de la primacía de jurisdicción del Papa y de la infalibilidad papal que parecieron ganar poco favor fuera de la Iglesia católica.
Este nuevo documento sostiene que “la comprensión y el ejercicio del ministerio del Obispo de Roma entraron en una nueva fase” con el Vaticano II, que destacó la colegialidad episcopal junto con la primacía papal. Después de unos 30 años de diálogo teológico entre católicos y otros cristianos, Juan Pablo II expresó su esperanza, en Ut unum sint, de que “busquemos -por supuesto juntos- las formas con las que este ministerio pueda realizar un servicio de fe y de amor reconocido por unos y otros” (UUS 95).
El nuevo documento pretende presentar de forma esquematizada lo siguiente, que delimita sus cuatro puntos o secciones principales:
1) Las respuestas a Ut unum sint de Juan Pablo II, así como a los documentos de los diálogos teológicos dedicados a la cuestión del primado.
2) “Las principales cuestiones teológicas que tradicionalmente cuestionan el primado papal, y algunos avances significativos en la reflexión ecuménica contemporánea”.
3) “Algunas perspectivas para un ministerio de la unidad en una Iglesia reunificada”.
4) “Sugerencias o peticiones prácticas dirigidas a la Iglesia católica”.
¿Qué desarrolla el documento respecto a esos cuatro planteamientos?
Afortunadamente, el texto tiene una sección que resume las cuatro principales (a partir de la página 106).
1) En cuanto a las respuestas a Ut unum sint, el documento dice que la cuestión de la primacía papal se está debatiendo en “un nuevo y positivo espíritu ecuménico”. Luego señala que “este nuevo clima es indicativo de las buenas relaciones establecidas entre las comuniones cristianas, y especialmente entre sus líderes”.
2) En cuanto a las cuestiones teológicas más complicadas, el texto acoge con satisfacción lo que denomina “una lectura renovada” de los clásicos “textos petrinos”, que establecen el papel del apóstol Pedro en la Iglesia. “Sobre la base de la exégesis contemporánea y de la investigación patrística, se han logrado nuevas percepciones y un enriquecimiento mutuo, desafiando algunas interpretaciones confesionales tradicionales”, explica.
Una cuestión particularmente controvertida, dice, es la convicción católica de que la primacía del Obispo de Roma fue establecida de iure divino (por ley divina), “mientras que la mayoría de los demás cristianos la entienden como instituida meramente de iure humano” (por ley humana). Pero el documento afirma que las nuevas interpretaciones están ayudando a superar “esta dicotomía tradicional, al considerar la primacía tanto de iure divino como de iure humano, es decir, como parte de la voluntad de Dios para la Iglesia y mediada a través de la historia humana”.
Otro obstáculo duradero es el Concilio Vaticano I. Pero el documento dice que aquí también ha habido “progresos prometedores”, gracias a los diálogos ecuménicos que buscan “una relectura o re-recepción” de los decretos del Concilio. Este enfoque, dice, “subraya la importancia de interpretar las declaraciones dogmáticas del Vaticano I no aisladamente, sino a la luz de su contexto histórico, de su intención y de su recepción -especialmente a través de la enseñanza del Vaticano II”.
Abordando este punto, en una entrevista concedida a L’Osservatore Romano, el cardenal Koch dijo que, “como sus definiciones dogmáticas estaban profundamente condicionadas por las circunstancias históricas”, los interlocutores ecuménicos animan a la Iglesia católica a “busque nuevas expresiones y vocabulario fieles a la intención original, integrándolos en una eclesiología de comunión y adaptándolos al contexto cultural y ecuménico actual (…) se habla, pues, de una ‘re-recepción’, o incluso de una ‘reformulación’, de las enseñanzas del Vaticano I”, explicó el cardenal suizo.
3) Resumiendo la tercera sección del documento, el texto dice que los nuevos enfoques de las cuestiones controvertidas han “abierto nuevas perspectivas para un ministerio de unidad en una Iglesia reconciliada”. Un aspecto crucial es que el documento sugiere que existe un entendimiento común de que, aunque el primer milenio de la historia cristiana es “decisivo”, “no debe idealizarse ni recrearse sin más, ya que no pueden ignorarse los desarrollos del segundo milenio y también porque una primacía a nivel universal debe responder a los desafíos contemporáneos”.
De los diálogos ecuménicos es posible deducir “principios para el ejercicio de la primacía en el siglo XXI”, dice el texto. Uno de ellos es que debe haber una interacción entre primacía y sinodalidad en todos los niveles de la Iglesia. En otras palabras, es necesario “un ejercicio sinodal de la primacía”. Si bien no ha sido fácil explicar la definición y alcance de lo que es sinodalidad, el documento la describe en un punto como “la práctica renovada del Sínodo de los Obispos, incluyendo una consulta más amplia a todo el Pueblo de Dios”.
4) Entre las sugerencias prácticas para un ejercicio renovado del ministerio de la unidad, el documento destaca la posibilidad de “una ‘re-recepción’, ‘reinterpretación’, ‘interpretación oficial’, ‘comentario actualizado’ o incluso ‘reformulación’ católica de las enseñanzas del Vaticano I”. También hace hincapié en los llamados a “una distinción más clara entre las diferentes responsabilidades del Obispo de Roma, especialmente entre su ministerio patriarcal en la Iglesia de Occidente y su ministerio primado de unidad en la comunión de las Iglesias, tanto de Occidente como de Oriente”.
“También es necesario distinguir entre las funciones patriarcal y de primado del Obispo de Roma y su función política como jefe de Estado”, dice el texto, y añade: “Un mayor acento en el ejercicio del ministerio del Papa en su Iglesia particular, la diócesis de Roma, pondría de relieve el ministerio episcopal que comparte con sus hermanos obispos, y renovaría la imagen del papado”.
El nuevo documento aparece meses después de que el papa Francisco recuperó el título de “Patriarca de Occidente” entre la lista de títulos papales del anuario del Vaticano, después de que su predecesor Benedicto XVI lo suprimiera. Comentando este hecho en la conferencia de prensa de presentación de “El Obispos de Roma”, el cardenal Koch dijo que ni Francisco ni Benedicto XVI ofrecieron explicaciones detalladas sobre el cambio. “Pero estoy convencido de que no querían hacer algo contra nadie, sino que ambos intentaban hacer algo respetuoso desde el punto de vista ecuménico“, comentó.
Otra sugerencia es que la Iglesia católica desarrolle más su práctica de la sinodalidad, en particular mediante “una mayor reflexión sobre la autoridad de las conferencias episcopales católicas nacionales y regionales, su relación con el Sínodo de los Obispos y con la Curia Romana”. Por último, el texto menciona un pedido de encuentros habituales entre los líderes de la Iglesia a nivel mundial, en un espíritu de “comunión conciliar”.
¿Qué nos deja este documento hacia el futuro?
El documento de estudio termina con la breve propuesta del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos para el ejercicio del primado en el siglo XXI, que aprobó en 2021. “Nuestro dicasterio desea compartir esta propuesta, junto con el documento de estudio, con las diversas comuniones cristianas, solicitando sus reflexiones al respecto”, dijo Koch a L’Osservatore Romano. “Esperamos así continuar la discusión, ‘evidentemente juntos’, para un ejercicio del ministerio de unidad del Obispo de Roma reconocido por unos y otros”.
El nuevo documento es, por tanto, un pequeño, pero notable hito en el larguísimo camino hacia una mayor unidad de los cristianos.
LEER. Síntesis completa de Zenit en español
VIDEO. Los puntos principales del documento sobre el primado de Pedro
Primado y sinodalidad: Dos dimensiones constitutivas de la Iglesia
“Evidentemente juntos”: todavía hoy resuena aquella invitación lanzada por san Juan Pablo II a los demás cristianos para encontrar juntos las formas en las que el ministerio del Obispo de Roma “pueda realizar un servicio de amor reconocido por los demás”. Han pasado casi treinta años desde la Encíclica Un unum sint, de hecho, publicada en 1995, y la reflexión sobre la cuestión del primado y la sinodalidad sigue viva, junto con la urgencia de la unidad de la Iglesia y la petición de encontrar un modo de ejercer el ministerio petrino que sea compartido por las Iglesias.
Aquí, pues, el documento “El Obispo de Roma”, pretende ofrecer algunas conclusiones. Así lo ha reiterado el cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, al presentar el documento a los periodistas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. “La conclusión más importante”, dijo, es que ahora hay acuerdo sobre la “necesidad de un servicio de unidad a nivel universal”, aunque con modalidades “sujetas a diferentes interpretaciones”. En cualquier caso, hoy “la cuestión del primado ya no se ve sólo como un problema, sino también como una oportunidad para la reflexión común sobre la naturaleza de la Iglesia y su misión en el mundo”.
Una idea “particularmente interesante”, explicó el cardenal Koch, es que “el ministerio petrino del obispo de Roma es intrínseco a la dinámica sinodal, al igual que el aspecto comunitario que incluye a todo el Pueblo de Dios y la dimensión colegial del ministerio episcopal”. De este modo, primacía y sinodalidad pueden entenderse “no como dos dimensiones eclesiales contrapuestas, sino como dos realidades mutuamente constitutivas”.
El cardenal Mario Grech, Secretario General de la Secretaría General del Sínodo, se detuvo especialmente en este punto: “Si existe un ‘lugar’, un contexto que hoy puede manifestar -de hecho, está manifestando- un nuevo modo de ejercer el primado, éste es precisamente el proceso sinodal (…) el Papa no está, por sí mismo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella” como bautizado entre los bautizados y como obispo entre los obispos, subrayó el cardenal.
LEER. Reseña de la conferencia de prensa / Transcripción completa
Cardenal Kurt Koch: “El primado del Papa es de servicio y se ejerce de manera sinodal”
¿Qué metodología se ha utilizado para elaborar este documento?
El documento es el resultado de un verdadero trabajo ecuménico y sinodal. En su realización participaron no sólo los funcionarios, sino también los miembros y consultores del Dicasterio, que lo discutieron en dos asambleas plenarias. Se consultó a numerosos expertos católicos y estudiosos de diversas tradiciones cristianas, orientales y occidentales, en colaboración con el Instituto de Estudios Ecuménicos del Angelicum. Por último, el texto fue enviado a diversos dicasterios de la Curia romana y a la Secretaría General del Sínodo. En total, se tuvieron en cuenta más de cincuenta opiniones y aportaciones. Nuestro documento también tiene en cuenta las últimas intervenciones en el proceso sinodal.
En los dos milenios de historia de la Iglesia, ¿cómo ha cambiado el modo de ejercer el primado? ¿Y qué desarrollo podría haber para que este ejercicio sea aceptable también para otras Iglesias que hoy no están en plena comunión con Roma?
Ciertamente, el modo de ejercer el ministerio petrino ha evolucionado a lo largo del tiempo, en función de las circunstancias históricas y de los nuevos desafíos. Sin embargo, para muchos diálogos teológicos, los principios y modelos de comunión honrados en el primer milenio siguen siendo paradigmáticos para una futura restauración de la plena comunión. Algunos criterios del primer milenio han sido identificados como puntos de referencia y fuentes de inspiración para el ejercicio de un ministerio de unidad universalmente reconocido. Aunque el primer milenio es decisivo, muchos diálogos reconocen que no debe ser idealizado ni simplemente recreado, porque los desarrollos del segundo milenio no pueden ser ignorados y también porque un primado a nivel universal debe responder a los desafíos contemporáneos. En cualquier caso, un renovado ejercicio del primado debe ser modelado en definitiva sobre el servicio, sobre la diakonía. Autoridad y servicio están estrechamente relacionados.
Este documento se publica mientras la Iglesia católica está viviendo un camino sinodal centrado precisamente en el tema de la sinodalidad. ¿Qué relación hay entre sinodalidad y primado?
La mayoría de las respuestas y documentos de diálogo coinciden claramente en la recíproca interdependencia entre primado y sinodalidad en todos los niveles de la Iglesia: local, regional e incluso a nivel universal. En consecuencia, el primado debe ejercerse de manera sinodal, y la sinodalidad requiere el primado. Sobre todos estos aspectos, nuestro Dicasterio ha organizado también conferencias tituladas Listening to the East e Listening to the West, (Escuchar a Oriente y Escuchar a Occidente), poniéndonos a la escucha las diferentes tradiciones cristianas con respecto a la sinodalidad y al primado, como contribución al proceso sinodal.
LEER. Entrevista completa al cardenal Kurt Koch
VIDEO. ¿Qué dice el nuevo documento vaticano sobre el primado del Obispo de Roma?
Información adicional
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Fuentes
Vatican News (2) / The Pillar Catholic / Omnes Magazine / L’Osservatore Romano / Videos: Rome Reports – Radio María (ARG) / Foto: L’Osservatore Romano