11:00 a.m. | 3 may 24 (LN/VTN).- En una visita de cinco horas, Francisco se convirtió en el primer pontífice que visita la Bienal de Arte de Venecia, la más antigua del mundo, que se remonta a 1895, se reunió con mujeres detenidas, con artistas, con jóvenes, y presidió una misa al aire libre ante miles de personas en la espléndida plaza San Marcos. Desde allí, lanzó un llamado a cuidar el patrimonio ambiental y humano de Venecia, ciudad frágil que hasta podría dejar de existir, según advirtió, que “está llamada a ser signo de belleza accesible a todos, a partir de los últimos, signo de fraternidad y de cuidado para nuestra casa común“.
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Luego de partir a las 6 de la mañana en helicóptero desde el Vaticano, dos horas más tarde Francisco comenzó su visita a la ciudad de la laguna en el impactante pabellón que la Santa Sede montó para la Bienal de Arte en la cárcel de mujeres de la isla de la Giudecca. El patio interior de este instituto penitenciario, que alguna vez albergó un convento, se ha convertido en uno de los destinos más populares de la Bienal. En este espacio, ocho destacados artistas contemporáneos, incluyendo al italiano Maurizio Cattelan, exhibieron sus obras en colaboración con algunas detenidas. Además, el Papa tuvo un encuentro conmovedor con ochenta mujeres encarceladas.
A las detenidas: Sin quitar dignidad, dar posibilidades
“La cárcel es una dura realidad, y problemas como el hacinamiento, la falta de instalaciones y recursos y los episodios de violencia generan mucho sufrimiento en ella”, reconoció. “Sin embargo, también puede convertirse en un lugar de renacimiento, renacimiento tanto moral como material, donde la dignidad de mujeres y hombres no se “incomunica”, sino que se fomenta a través del respeto mutuo y el cultivo de talentos y capacidades, quizá dormidos o aprisionados por las vicisitudes de la vida, pero que pueden resurgir para el bien de todos y que merecen atención y confianza”, dijo.
“Nadie le quita la dignidad a una persona ¡Nadie!”, clamó, provocando aplausos. “Por favor, no aislar la dignidad, sino dar nuevas posibilidades”, pidió. “No olvidemos que todos tenemos errores que perdonar y heridas que sanar, yo también, y que todos podemos llegar a ser sanados que llevan la sanación, perdonados que llevan perdón, renacidos que llevan renacimiento”, agregó.
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