Ahsoka, Star Wars: La fe cuando falla la religión organizada

9:00 a.m. | 2 may 24 (AM).- A días que se celebre el Día de Star Wars (4 de mayo), compartimos una reflexión sobre la más reciente serie de la franquicia: Ahsoka. Un tema que caracteriza el universo de Star Wars es la “fuerza” de la presencia de lo espiritual y lo religioso, y esta última entrega de Disney se enfoca en la pérdida de la fe, de una manera específica. Ahsoka Tano fue aprendiz de Anakin Skywalker y es testigo de su -maligna- transformación en Darth Vader, lo que lleva a un rompimiento con la Orden Jedi. Sin embargo, Ahsoka no abandona su vida espiritual, y más bien, este distanciamiento la lleva a descubrir una nueva relación con la “Fuerza”.

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Si hay un aspecto que define a grandes rasgos la era Disney de Star Wars, ese ha sido el giro de la saga hacia la búsqueda personal. Dependiendo del grupo creativo que lleve a cabo dicho ejercicio, el objetivo cambió ligeramente. The Mandalorian, de Jon Favreau, es una apreciación artística de los temas principales de las películas originales: la importancia de la familia (encontrada o no); la entrega a la esperanza incluso cuando uno se siente perdido; y el triunfo fundamental del bien sobre el mal.

Otras veces, la franquicia decidió ahondar más en esa búsqueda –Los últimos jedi, de Rian Johnson, demostró que Star Wars era capaz de abordar los errores del turbulento pasado de sus personajes- al tiempo que se enfrenta a la propia preocupación de la franquicia por desarrollar la historia. Del mismo modo, Andor, de Tony Gilroy, demostró que la victoria de la esperanza sobre la adversidad suele ser trágica y costosa. El último esfuerzo de la franquicia, Ahsoka, aborda algo más específico: ¿Qué te ocurre cuando pierdes la fe?

Ahsoka Tano es la antigua aprendiz de Anakin Skywalker, que fue un reconocido caballero jedi antes de perder el rumbo y convertirse en Darth Vader. Aunque vivió una vida de muerte y destrucción como Vader, Anakin acabó redimiéndose gracias al amor y el perdón de su hijo, Luke Skywalker, cuya inquebrantable fe en su padre le permitió encontrar la redención en sus últimos momentos. Una historia increíble, con ecos bíblicos. Star Wars, siguiendo el ejemplo del Nuevo Testamento, concluye que nunca es (ni nadie está) demasiado tarde para redimirse.

La relación de Ahsoka con su antiguo maestro es más compleja que la de Vader con su hijo, y se remonta mucho más atrás. Como se muestra en The Clone Wars, la serie de animación en la que Ahsoka debutó, su relación con los jedi acabó degradándose hasta el punto de que tomó la decisión de abandonar la Orden y a su maestro. Luke tuvo el “beneficio” de conocer a su padre solo como Vader; no tuvo que presenciar su lenta transformación en un villano.

Esto no quiere decir que la decisión de Ahsoka de retirarse de la Orden implicara abandonar por completo su vida espiritual. Al contrario, el hecho de que Ahsoka abandonara a los jedi permitió que su relación con la Fuerza evolucionara de un modo que habría sido imposible si se hubiera quedado. En esta última serie, Ahsoka tiene dificultades para distinguir lo bueno de lo malo en su tradición religiosa. Ha tenido que considerar el reconocer la bondad innata de su maestro y, al mismo tiempo, reconciliarla con la maldad que llegó a encarnar. Ahsoka creció en tiempos de guerra y siguió luchando en muchos conflictos después, y le preocupa que el “legado de muerte y destrucción” de Anakin siga vivo en ella.

El miedo de Ahsoka a ser cómplice de la maldad de su maestro podría despertar algunos sentimientos encontrados en la audiencia. ¿Cuántas veces hemos estado en presencia del mal y no nos hemos dado cuenta? ¿Cuántas veces no hemos dicho nada cuando alguien que conocemos ha hecho algo malo? ¿Cuántas veces nos hemos sorprendido a nosotros mismos repitiendo las malas decisiones de nuestros predecesores?

Uno de los antagonistas de Ahsoka, el antiguo general jedi Baylan Skoll, se presenta como la contracara de Ahsoka y sirve para ilustrar aún más esta dicotomía. Ahora es un mercenario a sueldo que hace tiempo abandonó el ideario de la Orden, pero Baylan conserva algunas de esas tradiciones. Su atuendo recuerda al que llevaban los jedi en épocas anteriores y mantiene un sentido similar del honor y la disciplina, sin exaltar nunca sus emociones ni expresar una conexión con el lado oscuro de la Fuerza, en marcado contraste con el mucho más malvado Vader y el Emperador Palpatine.

VIDEO. Ahsoka – Tráiler América Latina – Disney+

 

Lo más intrigante es su relación con su aprendiz, Shin Hati. A diferencia de otros aprendices jedi, incluida la propia Ahsoka, Shin es emocionalmente muy diferente, todo lo contrario al perfil tradicional. Es feroz y sanguinaria, como una bestia enjaulada que siempre está castañeando los dientes. Sin embargo, en otros momentos, puede sentirse perdida, incluso asustada. Baylan, a pesar de enseñarle a ser diferente de lo que él conoce, sigue estructurándolo todo en torno a cómo él mismo fue educado: la espada de ella sigue el modelo de la suya, mantienen la tradicional relación maestro-aprendiz y Baylan incluso le hace peinarse con una trenza de padawan, señal de que aún es una aprendiz.

En un momento dado, Shin se compara con una aprendiz de jedi. “No”, responde él. “Te entrené para ser algo más”. Cuando Shin le pregunta a Baylan si echa de menos alguna vez la Orden Jedi, él mira a la distancia con nostalgia. “Echo de menos la idea”, dice. “Pero no la verdad, la debilidad. Allí no había futuro”.

¿Cuántos de nosotros podemos sentir lo mismo que Baylan, especialmente cuando se trata de la Iglesia? ¿Cuántos de nosotros recordamos los días en que éramos niños, cuando la fe nos llegaba con facilidad y seguridad, antes de que los vicios demasiado humanos de sus líderes se hicieran evidentes? Muchos abandonan la Iglesia por lo que Baylan considera “debilidad”.

Baylan está bastante seguro de la falibilidad de los jedi, y eso le impulsó a buscar un camino diferente, aunque ese camino le llevara a abandonar muchos de sus antiguos principios en nombre de la supervivencia. Se hace eco de los sentimientos del propio Luke Skywalker en Los últimos jedi, que estuvo a punto de rendirse con la Orden después de que sus propios errores empezaran a reflejar los fallos de sus mentores, hasta que fue devuelto a la senda de la esperanza para intentar rescatar a su sobrino Kylo Ren.

Aunque Baylan sea el más firme defensor de estos temas de tradición y reconstrucción del pasado, Ahsoka sigue siendo el centro de atención. En el quinto episodio de la serie, Ahsoka se reúne con su antiguo maestro en forma de espectro. Esto ocurre después de que Ahsoka perdiera un combate y quedara postrada, luchando por vivir. De forma parecida a las visitas de los fantasmas en Cuento de Navidad de Charles Dickens, Anakin le muestra imágenes de su pasado, todas ellas de espantosas batallas en las que ella desempeñó un papel clave. Esto representa la filosofía moral de Star Wars en su máxima expresión: Ahsoka tiene que aprender a perdonarse a sí misma por la violencia en la que ha participado y de la que ha sido cómplice en el pasado.

“Mi legado es de muerte y guerra”, dice Ahsoka. “Pero tú eres más que eso”, dice Anakin. “Porque yo soy más que eso”. Antes de su muerte, Anakin finalmente reconcilió las dos partes de su ser: el héroe y el villano. Llegó a aceptar que no estaba del todo perdido y que era más que sus peores momentos. Su forma fantasmal transmite este conocimiento a Ahsoka al estilo clásico de Anakin: a través de una batalla de sables láser.

Pero una vez que lo entiende, lo entiende. No se deja dominar por la desesperanza. Acepta su parte en lo que ha ocurrido antes y hace un esfuerzo activo para superarlo, para crecer más allá no sólo de sus propios fallos, sino de los fallos de la institución en la que se ha formado. Decide seguir luchando. Star Wars siempre ha tratado sobre la superación y el perdón, y Ahsoka lleva adelante ese legado introspectivo de forma convincente.

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VIDEO. Ahsoka – Teaser – Temporada 2

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Fuentes

America Magazine / Videos: Star Wars LA – PopCorn Info / Imagen: Disney

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