Investigación: Sacerdotes en Facebook en la pandemia
7:00 p.m. | 25 feb 22 (RD/VTN).- Un equipo de estudiantes de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Gregoriana, coordinados por el profesor y sacerdote jesuita Peter Lah, ha presentado un estudio comparativo a nivel internacional de la experiencia de los sacerdotes católicos en Facebook, así como su uso durante la pandemia. Además, integra observaciones sobre las implicaciones de la sacramentalidad virtual y la relación entre el ministerio sacerdotal y la comunidad cristiana en la era de las redes sociales. Concluye con algunas lecciones de tipo académico y pastoral con respecto a la idea de una Iglesia virtual.
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“Navigating Hyperspace. A Comparative Analysis of Priests’ Use of Facebook”, es el título del libro publicado por la editorial Wipf and Stock Publishers. Un trabajo colaborativo, editado y coordinado por el sacerdote jesuita Peter Lah, prodecano y profesor de sociología de la comunicación en la facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. La obra explora cómo los sacerdotes católicos habitan el ambiente digital de las redes sociales, específicamente de Facebook. Los autores observaron cómo se presentan los clérigos, qué publican y cómo sus contactos interactúan con este contenido. Además, en el contexto de la pandemia, examina cómo se está empleando la tecnología digital y las redes sociales para los propósitos del ministerio sacerdotal. El objetivo del libro, como lo aclara su editor “es ayudar no solo a los sacerdotes, sino a todas las personas a llegar a ser competentes no solo en las cuestiones del mundo virtual, sino también en la práctica de la virtud”.
Esta publicación nació como un proyecto de investigación en el curso de Mass Media and Comunication de esta facultad durante el año académico 2018-2019. A lo largo de esos meses se hicieron algunas aproximaciones al tema de las redes sociales y se trazó el diseño metodológico. El grupo de trabajo quedó constituido por estudiantes de varias nacionalidades. Al final, la investigación fue realizada en algunas diócesis del Congo, Eslovenia, Italia, Filipinas, Brasil, Colombia, Haití y España. De hecho, los capítulos de este libro incluyen los resultados obtenidos en cada país, un análisis comparativo entre ellos y otros ensayos que abordan los temas de la celebración de la eucaristía durante la pandemia, la relación entre el ministerio sacerdotal y la comunidad cristiana en la era de las redes sociales y algunas lecciones de tipo académico y pastoral con respecto a la idea de una iglesia virtual.
Fernando Sahuquillo, redactor multimedia en Europa Press Baleares, llevó a cabo su trabajo en la Arquidiócesis de Valencia (España). En la muestra estudiada se observa que ahí los clérigos emplean Facebook con un fin institucional más que personal. Fernando asevera que “Facebook funciona como una especie de altavoz para la comunidad parroquial, es decir, que los sacerdotes emplean esta red social para la difusión de la realidad o las actividades parroquiales”. Al constatar que las publicaciones que más interacción obtienen son las que se han incluido dentro de la categoría de “vida privada”, Sahuqillo recuerda que “la popularidad que por lo general es caracterizada por un ‘like’ no es una medida de relevancia social, de ahí que debamos aceptar el hecho de que lo relevante no siempre es popular. Sin embargo, esto no debería ser una excusa para que el estilo comunicativo de los sacerdotes no sea más vivo y personal”.
Plaisil Birbek, estudiante haitiano de doctorado en esta Facultad analizó a los clérigos de una diócesis del sur de su país. En su ensayo, se ve que estos sacerdotes usan Facebook manteniendo su identidad sacerdotal. Son bastante reservados cuando se trata de su vida privada. En general no hablan de sí mismos, sino que tratan temas que afectan a la vida de sus comunidades. Al preguntarle sobre la utilidad de Facebook para el ministerio de estos sacerdotes, Birbek responde: “Ante la situación de crisis que atraviesa Haití, la Iglesia, a través de sus sacerdotes presentes en las redes, encuentra una nueva forma de mostrar su cercanía y solidaridad con el pueblo de Dios”.
Diego Meza, estudiante colombiano de doctorado de la mencionada Facultad escribió el capítulo titulado: “To Appear or not to Appear”: How Catholic Priests in Colombia use Facebook before and during the COVID-19 Pandemic. En su trabajo realizado en Ipiales, una diócesis del suroccidente colombiano, establece una clasificación de sacerdotes usuarios de Facebook: el fisgón, el lector de información, el evangelizador y el transmisor de datos. Además, indica los cambios producidos por la pandemia en cuanto a frecuencia de publicaciones y tipo de contenido compartido. En este sentido, Diego nos refiere que “existe una amplia teoría que explica el crecimiento de la religiosidad online durante la pandemia. Sin embargo, lo que percibí en la muestra que estudié fue que las publicaciones de los sacerdotes respondían a otras necesidades”.
El libro también aborda algunas consideraciones de tipo pastoral. Todo lo que es válido para la homilética, la pedagogía y la comunicación efectivas también sirve para la comunicación en línea y no hay que olvidarlo o menospreciarlo. En esta dirección, el profesor Lah nos cuenta que “todos podemos aprender mucho a través de la visualización y la escucha reflexivas y decididas de aquello que publicamos o transmitimos a través de Internet. Por ejemplo, un análisis formal de nuestros discursos, saludos y homilías pueden enseñarnos mucho sobre lo que funciona (o no) en la pantalla. Predicar, catequizar y adorar son actividades de comunicación sui generis. El énfasis no está en impartir conocimientos sobre algunas cosas. No se trata de información o educación, tampoco de entretenimiento. No obstante, todos estos elementos están presentes en toda homilía y liturgia. Deben ser instructivas, relevantes e informativas, y deben ser entregadas de una manera atrayente y atractiva”.
Con respecto a las misas en streaming, Lah señala que “un uso apropiado de la tecnología en el contexto de la liturgia no puede reducirse a colocar una cámara de video en el templo y conectarla a Internet, mientras se sigue haciendo todo como de costumbre. Hacer esto se parecería a los primeros programas de noticias de radio y televisión que consistían en leer informes de noticias o artículos de periódicos ante un micrófono o una cámara de video”. Sin saber todavía cuando volveremos a celebrar la liturgia en nuestros templos con la presencia de varios integrantes de nuestras comunidades cristianas, este sacerdote jesuita nos invita a leer su libro y a aprovechar esta crisis como una oportunidad para aprender cosas nuevas y mejores en relación con la comunicación eclesial, nuestra presencia en las redes sociales y las celebraciones religiosas online:
“Este libro ofrece un aporte con respecto al uso adecuado de Internet (y de las tecnologías modernas en general) en nuestras actividades pastorales, especialmente en lo que respecta a los sacramentos. No solo es el resultado del análisis estadístico de los perfiles de sacerdotes en Facebook sino también de una serie de conversaciones con clérigos y laicos. Creo que puede ser muy fructífero para todo nuestro trabajo evangelizador en el contexto de un mundo cada vez más digital”.
Es la misma invitación que hace Nataša Govekar, directora teológico-pastoral, del Dicasterio para la Comunicación de la santa sede: “¿Existe una forma adecuada de utilizar las redes sociales con fines pastorales? ¿O corremos el riesgo, sin nuestra participación consciente, de cambiar nuestras comunidades reales, aunque imperfectas, por el aislamiento de la cámara de resonancia? Este libro nos ayuda a reflexionar sobre cómo nosotros, como cristianos, podemos crear un entorno digital más saludable que pueda afrontar mejor el desafío de la construcción de una comunidad”.
Finalmente, el libro señala la necesidad en una mayor alfabetización en el uso y función de las redes sociales. ¿Qué podemos aprender al respecto? El profesor Lah nos responde: “Nuestros análisis revelaron que pocos sacerdotes son expertos en el uso de Facebook, y aquellos que lo son se lo deben más a sus cualidades inherentes que al conocimiento sistemático. La alfabetización mediática está a la par de la alfabetización general. De hecho, difícilmente se puede considerar maduro —espiritual, intelectual, psicológica y políticamente— a quien no sabe interpretar la realidad cada vez más digitalizada que le rodea, y comprometerse con esta realidad. Proponemos que la alfabetización mediática e informacional se convierta en una parte integral de nuestra formación y misión pastoral. Creo que este libro puede contribuir en algo a este proceso”.
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