El compromiso de la Iglesia en la COP16: La Ruta Laudate Deum

7:00 p.m. | 7 nov 24 (CL/AA).- La COP16 sobre biodiversidad ha finalizado en Colombia con acuerdos significativos en inclusión, pero también con pendientes urgentes, como asuntos sobre financiación, que no encontraron consenso. La Iglesia católica latinoamericana hizo sentir su presencia, organizando varias actividades, con la base del enfoque de ecología integral, y también se ha presentado el manifiesto La Ruta Laudate Deum, que expresa el compromiso (con propuestas y acciones concretas) que todos los católicos asumen con la biodiversidad y el cuidado del medioambiente.

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¿Cuál es el objetivo de esta COP16 y en qué se diferencia de la COP29 en Azerbaiyán?

La Conferencia de las Partes (COP) es el órgano rector del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), un tratado internacional adoptado en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992. Su objetivo es establecer agendas, compromisos y marcos de acción para conservar la diversidad biológica y darle un uso sostenible, así como garantizar la participación justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos. Es importante diferenciar esta COP sobre biodiversidad de la COP sobre cambio climático (CMNUCC), aunque ambas son conferencias internacionales bajo el sistema de las Naciones Unidas.

Mientras que la COP sobre biodiversidad se centra exclusivamente en la conservación de la naturaleza, la gestión sostenible de los recursos biológicos y la protección de los ecosistemas, la COP más conocida (que recién se celebrará en Azerbaiyán desde el 11 de noviembre) se enfoca en abordar las causas y efectos del cambio climático, con énfasis en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación a sus impactos globales. Ambas COP están estrechamente relacionadas, ya que el cambio climático es una de las principales amenazas para la biodiversidad, pero cada una tiene objetivos y marcos de acción específicos.

La COP16 se celebró en la ciudad de Cali, Colombia, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre de 2024, bajo el eslogan: “Paz con la Naturaleza”. El avance de las metas trazadas por más de 190 países para mantener el equilibrio con la naturaleza, las fuentes de financiación, los mecanismos de monitoreo y el seguimiento de los planes para proteger la diversidad biológica a nivel mundial, fueron los puntos centrales que se abordaron en la Conferencia. Esta COP es el evento más importante en el mundo para conservar la biodiversidad, y se realiza cada dos años para revisar y actualizar compromisos.

Tiene como hoja de ruta el Marco Mundial Kunming-Montreal para la Biodiversidad, un plan global, adoptado durante la COP15 en Canadá, para detener y revertir la pérdida de biodiversidad para el año 2030. El plan exhorta a los más de 190 países a tomar acciones hacia el cumplimiento de sus cuatro objetivos y 23 metas, entre las que destacan: la conservación de al menos el 30% de las zonas terrestres, de aguas continentales y costeras y marinas, la restauración del 30% de los ecosistemas degradados, la reducción a la mitad de la introducción de especies invasoras y la reducción de US$ 500.000 millones al año en subvenciones perjudiciales.

En la edición número 16 los resultados han sido mixtos, con importantes logros, sobre todo enfocados en la participación de poblaciones indígenas, pero también pendientes urgentes sin resolver, y con pocos avances, en temas esenciales como financiamiento. Pero antes de revisar a detalle las conclusiones de la Conferencia, revisamos la participación y aporte de la Iglesia latinoamericana, que justamente puede ser un impulso clave para resolver los obstáculos más difíciles.

El compromiso de la Iglesia católica

Sobre el cierre de la cumbre, la Iglesia católica de América Latina y del Caribe presentó el documento: La Ruta Laudate Deum, un aporte que fue ofrecido a la mesa negociadora de la Asamblea de la COP16, quienes tiene en sus manos la responsabilidad de tomar decisiones importantes sobre la biodiversidad. Se trata de una contribución donde la Iglesia expresa el compromiso que asumirá por la biodiversidad y el cuidado medioambiental bajo un enfoque de ecología integral. La Ruta presentada en rueda de prensa aborda siete áreas de preocupación de diferentes instituciones eclesiales ante la crisis ambiental del planeta y plantea algunas acciones con el fin de contribuir a los esfuerzos comunes de la sociedad, fortalecer la conciencia ambiental, enfrentar los desafíos del cuidado de la Casa Común y aportar a la construcción de soluciones y alternativas sostenibles.

En el marco de la COP16, representantes de la Iglesia católica señalaron que este escenario internacional, fue una plataforma para presentar las acciones estratégicas que la institución adelanta en el desarrollo de iniciativas sostenibles con comunidades indígenas, afro, campesinas y diversas organizaciones territoriales, con el fin de restaurar y mitigar la crisis climática y la pérdida de la biodiversidad.

Estuvieron presentes en la rueda de prensa: monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali; monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social; Liliana Zamudio, subdirectora de Pastoral Social Cáritas Colombiana; Musamba Mubanga, asesora de Incidencia para la seguridad alimentaria y cambio climático; Victor Genina, director de Desarrollo Humano Integral de Caritas Internationalis, Nicolas Meyer, coordinador de Cáritas América Latina y el Caribe.

La COP16 no puede quedarse en “ideales bonitos”

Monseñor Luis Fernando Rodríguez, se mostró esperanzado en que este evento no se quedará solo en discursos y textos escritos por parte de los entes gubernamentales y dijo además que, todo lo vivido en la COP16, debe ser asumido como un compromiso de todos y no quedarse en ideales bonitos, esto -agregó- “debe concretizarse en la conciencia de las personas y debe trabajarse por una educación ambiental, creando una conciencia ciudadana ecológica”. A este respecto dijo que la Iglesia católica integrará un plan de trabajo donde se diseñen estrategias que permitan visibilizar todo lo vivido en este escenario de la COP16 y pondrá en marcha un proceso para integrar en los diferentes escenarios La Ruta Laudate Deum.

Por su parte, monseñor Juan Carlos Barreto, intervino señalando que la Iglesia al hacer parte de la sociedad, también está llamada a participar en estos eventos que reúnen preocupaciones del mundo entero, a lo que observó que su aporte viene desde dos perspectivas: teológica y ética. Por otra parte, propuso ocho aspectos que dijo pueden contribuir para hacer un seguimiento a lo que emerge de la COP16. Estos son: Identificar y monitorear los compromisos que asumen los gobiernos; visibilizar las buenas prácticas que se generan en los diferentes sectores; conexión entre actores relevantes, desde una perspectiva de la construcción de redes; la formación y la pedagogía frente a un analfabetismo ecológico; incidir en diversos sectores de la sociedad; la participación efectiva de la sociedad civil; visibilización y la denuncia; y por último un desarrollo humano integral.

“Creemos que el camino es difícil, pero no es imposible y la Iglesia a través de estos mecanismos, puede hacer una contribución en nombre del Dios de la vida, el Dios creador, el Dios que nos invita a todos a la fraternidad universal”, explicó monseñor Barreto.

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Visibilizar las voces de los territorios

Así también, tomó la palabra Musamba Mubanga, quien celebró la presencia de la Iglesia en la zona azul de la COP16, pues indicó que es el lugar donde se toman decisiones y se tiene el privilegio de recibir una cantidad de información para incidir luego en los territorios donde desarrolla su tarea. Señaló que “el hecho de que la Iglesia esté presente en la COP16, en los espacios donde los gobiernos toman decisiones, es ya un privilegio porque le permite que se exprese las voces de los territorios y se conozca el trabajo que se hace con las comunidades”.

Indicó que llevar las voces de las comunidades locales y de los pueblos indígenas a estos escenarios, ayuda a fortalecer el papel de la Iglesia como un actor estable y sirve de puente entre las distintas partes que participan en el proceso de negociación, “lo que da un papel relevante porque ayuda a discernir en los consensos o puntos de acuerdo entre los actores que tiene posiciones privilegiadas”.

Otro actor importante que intervino durante la rueda de prensa fue Nicolas Meyer, coordinador de Cáritas América Latina y el Caribe, quien explicó que, con la participación nutrida de los directores nacionales de 6 países de la región, se demuestra el compromiso y la apuesta que las Cáritas de toda la región tiene por la protección de la biodiversidad y expuso que es importante pensar en los territorios de manera articulada, es decir -agregó- “todo está interconectado y por tanto se debe pensar de manera global para luego actuar localmente”.

Del mismo modo, observó que la propuesta concreta que hace Cáritas en la COP16, consiste en fortalecer los liderazgos locales, para repensar la localización. Apuntó que sin liderazgos locales va a ser difícil la transformación estructural, por lo que celebró los espacios que se ofrecieron de la zona verde, donde se presentaron las expresiones que emergen de las periferias.

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Acciones de la Iglesia y el camino a la COP30

Liliana Zamudio explicó la estrategia de trabajo que la Iglesia propuso de camino para la COP16, a nivel local, nacional, regional e intercontinental como apuesta a la reivindicación de los derechos de los pueblos y comunidades que la Iglesia acompaña, con la guía de Laudato si’ y Laudate deum. La funcionaria resaltó varios momentos que se desarrollaron como estrategia de preparación para la COP entre ellos, espacios de visibilización durante la Semana por la Paz, el Día de Paz con la Naturaleza, el evento de la Pre-COP16, entre otras actividades. Aclaró además que luego de este evento la Iglesia seguirá asumiendo el compromiso de realizar un acompañamiento de las buenas prácticas que se han identificado trabando de la mano con los diferentes actores de la sociedad.

Finalmente, para Víctor Genina, esta COP16 fue una oportunidad para tener una mirada integral de las diferentes actividades y objetivos que se tienen que plantear como marco de preparación para la cumbre del clima COP30 que se realizará en Brasil en el 2025. A este respecto, resaltó que es urgente que la Iglesia empiece a preparar los aportes para las consultas intermedias en Bonn, Alemania, donde se discuten los avances de las negociaciones de cambio climático.

El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la Conferencia Episcopal de Colombia y la Comisión de Ecología Integral de Latinoamérica y el Caribe (CEILAC) y la arquidiócesis de Cali, han sido los responsables de sacar adelante las más de 30 actividades que ha ofrecido la Iglesia católica en el marco de la COP16.

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Sobre la participación de la Iglesia en la COP16

Logros y grandes pendientes al finalizar la COP16 en Colombia

La 16ª Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP16) llegó a su fin después de 12 días de discusiones en Cali, la ciudad del Pacífico colombiano que recibió a 170 delegaciones oficiales, según el balance del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible del país anfitrión. El principal acuerdo que se logró es el reconocimiento de las comunidades indígenas y afrodescendientes como protagonistas de la conservación de la biodiversidad. Financiación y monitoreo de acciones, fueron los puntos pendientes.

Al cierre de la COP16, se aprobó la creación del órgano subsidiario del artículo 8J para pueblos indígenas y comunidades locales, contemplado en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el instrumento internacional para “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”. El objetivo central del Convenio, adoptado por 196 países en el año 1992, es promover medidas que conduzcan a un futuro sostenible.

El artículo 8J señala, específicamente, que cada país firmante “respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica”. También destaca que se promoverá su aplicación más amplia con la aprobación y la participación de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prácticas, y fomentará que los beneficios derivados de su utilización se compartan equitativamente.

Se trata de un espacio que permitirá fortalecer la articulación de los países con los pueblos indígenas y las comunidades locales en la definición de acciones que contribuyan a la protección de la naturaleza. Los otros dos órganos subsidiarios que asisten a la Conferencia de las partes son el de asesoramiento científico, técnico y tecnológico, que realiza la evaluación del estado de la biodiversidad; y el de implementación, que formula recomendaciones sobre aspectos técnicos y científicos de la aplicación del convenio.


Reconocimiento a comunidades afrodescendientes

El otro logro de la COP16 es el reconocimiento que obtuvieron las comunidades afrodescendientes como parte del artículo 8J del Convenio sobre Diversidad Biológica. Con ello se les considera actores fundamentales para el cuidado y la protección de la biodiversidad y se les concede el acceso a recursos para financiar proyectos que ayuden a salvaguardar el medio ambiente. De igual forma, podrán participar en discusiones ambientales globales, incluida la próxima Conferencia de las Partes (COP).

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Un fondo para repartir los beneficios

La COP16 también dio lugar a la creación del fondo mundial para el recaudo de recursos económicos provenientes del uso de información de secuencias genéticas digitalizadas y su distribución justa y equitativa. De este modo, las empresas que utilicen esta información para el desarrollo de sus productos tendrán que destinar parte de sus ganancias a un fondo, del cual se destinarán recursos a pueblos indígenas y comunidades locales, directamente o por medio de los gobiernos. Para compartir los beneficios, se tendrán en cuenta criterios como las necesidades de conservación y la riqueza en materia de biodiversidad de los países. En referencia a la sede de la COP16, se le ha denominado “fondo Cali”.


Financiación y monitoreo: puntos pendientes

Al término de la COP16 quedaron dos puntos pendientes de acuerdo, ambos trascendentales para la implementación del Marco Mundial Kunming-Montreal para la Biodiversidad, el plan global que se adoptó durante la COP15 en Canadá para detener y revertir la pérdida de biodiversidad para el año 2030. La razón fue la suspensión de la cumbre debido a que ya no había un número suficiente de negociadores. “Eso deja algunos retos para la convención y corresponde empezar a subsanarlos”, reconoció la ministra de ambiente de Colombia y presidenta de la Conferencia, Susana Muhamad.

Uno de ellos fue la falta de definición de un modelo de financiamiento para llevar el plan de protección de la biodiversidad a la realidad, identificando las fuentes de recursos, los mecanismos de acceso y de ejecución. Los cálculos indican que para la implementación del marco se requieren 700.000 millones de dólares. El otro punto que no se alcanzó a concretar fue el del mecanismo de monitoreo para medir los avances de los países en el cumplimiento de la hoja de ruta para la protección de la biodiversidad.

Recordar que la COP16 arrancó con la tarea medio hecha. Antes de que comenzara la reunión solo 34 países de 196 habían presentado su plan nacional explicando cómo piensan cumplir con el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, el histórico acuerdo firmado hace dos años con 23 metas para 2030, entre las que está proteger el 30% de los ecosistemas del mundo. La cifra sigue sin ser muy alta tras las dos semanas de conversaciones: solo 44 países lo han hecho.

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Perú presentó estrategia de diversidad biológica

En la COP16, el Perú no solo se hizo presente a través de su pabellón donde se desarrollaron diversos eventos, sino también presentó de manera formal su Estrategia Nacional de Diversidad Biológica (ENDB) al 2050, un documento que marcará la pauta para la gestión de la biodiversidad en los próximos años. El fin de este documento es lograr que las entidades públicas estén en condiciones de realizar una gestión que permita reducir la degradación de la biodiversidad mediante productos, bienes y servicios eficaces y de calidad a todos los ciudadanos y en todos los niveles.

La ENDB, contiene 5 objetivos estratégicos, 29 metas nacionales y 143 acciones. Estos objetivos son: reducir el cambio de uso del suelo y de los ambientes acuáticos; minimizar los impactos negativos de la variación de los patrones climáticos en la diversidad biológica; reducir la contaminación en los ecosistemas; mejorar la gestión de las especies silvestres, recursos hidrobiológicos y las especies exóticas invasoras; y fortalecer la gobernanza de la diversidad biológica.

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Fuentes

ADN CELAM / Noticias ONU / Actualidad Ambiental / Videos: Noticias Caracol – El Espectador – CELAM TV – Episcopado Colombia / Foto: Joaquin Sarmiento (AFP)

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