Proceso sinodal dedicado a personas con discapacidad

9:00 a.m. | 17 jun 22 (LVF/VTN).- “La Iglesia es tu casa. La contribución de las personas con discapacidad al Sínodo sobre la Sinodalidad”: con este tema se celebró una sesión de escucha en línea. El objetivo fue “dar voz” directamente a las personas con discapacidad, que a menudo “están al margen de nuestras iglesias”. En la sesión participaron representantes de conferencias episcopales y asociaciones internacionales, y además marcó el inicio de un proceso sinodal internacional dedicado a ellos. En este encuentro inaugural participaron más de 30 personas con discapacidades sensoriales, físicas o cognitivas (de 20 países diferentes) y tienen el encargo de alimentar un documento en estos meses que servirá de insumo para el Sínodo sobre la sinodalidad.

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En un diálogo dinámico, la treintena de participantes con discapacidades sensoriales, físicas o cognitivas -conectados desde más de 20 países de todo el mundo- pudieron expresarse en sus propias lenguas (incluidas tres lenguas de señas) con vistas a la redacción conjunta de un documento que responda a la pregunta fundamental del Sínodo: ¿Cómo caminamos con Jesús y nuestros hermanos para anunciarlo? Para mañana, ¿qué pide el Espíritu a nuestra Iglesia para crecer en nuestro caminar con Jesús y con nuestros hermanos para anunciarlo?

El encuentro virtual se enriqueció con cuatro conmovedores testimonios de Liberia, Ucrania, Francia y México, que “llamaron la atención sobre la necesidad de superar la discriminación, la exclusión y el paternalismo”. El comunicado del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y la Secretaría General del Sínodo de los Obispos evidencia las conmovedores palabras de una catequista francesa con síndrome de Down: “Al nacer, podría haber sido abortada. Estoy feliz de vivir”, dijo, “quiero a todo el mundo y doy gracias a Dios por haberme creado”. Consagrada, recibió un doble mandato de su obispo: oración y evangelización.

En la inauguración, el Card. Mario Grech, Secretario General del Secretariado del Sínodo de los Obispos, compartió su experiencia personal: “Tengo una deuda con las personas con discapacidad. Fue uno de ellos el que me puso en el camino de la vocación sacerdotal. Si se descarta el rostro del hermano o hermana con discapacidad, es la Iglesia la que se convierte en discapacitada”.

Por su parte, el Secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el P. Alexandre Awi Mello, expresó a los participantes que en el proceso sinodal el reto es “superar cualquier prejuicio de quienes creen que quienes tienen dificultades para expresarse no tienen un pensamiento propio, ni nada interesante que comunicar”. Finalmente, la Hermana Nathalie Becquart, Subsecretaria de la Secretaría del Sínodo de los Obispos, propuso a los participantes guardar un momento de silencio, para “escuchar”, dijo, “cómo el Espíritu Santo ha hablado a cada uno”. Hay tesoros de la humanidad que se han compartido y se ofrecen a la Iglesia.


Un documento común de experiencias

Los participantes fueron invitados a elaborar en los próximos meses un documento común basado en sus experiencias y conocimientos que han adquirido de primera mano y a través de su compromiso pastoral. El documento se entregará a la Secretaría General del Sínodo de los Obispos para que lo tenga en cuenta en la continuación del camino sinodal.

El encuentro se enmarca en un camino lanzado en diciembre de 2021 por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida con la campaña de vídeo #IamChurch, sobre el protagonismo eclesial de las personas con discapacidad y pretende ser una respuesta al llamamiento del Papa en Fratelli Tutti (nº 98) cuando invita a las comunidades a “dar voz” a aquellos “exiliados ocultos”… que sienten que existen sin pertenecer y sin participar”. El objetivo -continúa el Santo Padre- no es solo la asistencia, sino “la participación activa en la comunidad civil y eclesial”.

La escucha por etapas

La reunión es la primera de un camino “por etapas” que debería terminar en Roma en septiembre. El objetivo es valorizar la contribución que las personas con discapacidad pueden ofrecer a la vida de la Iglesia y promover un enfoque de escucha y confrontación, destinado a superar la actitud paternalista y asistencial que a menudo mortifica una riqueza que ya lucha por emerger, como explica en esta entrevista Vittorio Scelzo, responsable de la pastoral de las personas con discapacidad del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

-¿De dónde viene la necesidad de esta reunión y cuáles son las expectativas?

Se espera que la voz de las personas con discapacidad sea escuchada en el proceso sinodal. El Papa en Fratelli Tutti dice algo muy claro, que debemos tener la valentía de dar voz a los que son discriminados por su discapacidad, y eso es exactamente lo que queremos hacer con este proceso sinodal. Más de 30 personas con discapacidad, procedentes de más de 20 países de todo el mundo, tienen la oportunidad de responder a la pregunta fundamental del Sínodo sobre la Sinodalidad; la idea es elaborar una síntesis de su aportación, que se entregará al Sínodo para que la tenga en cuenta en la redacción del Instrumentum laboris.

-¿Cuáles son las aportaciones y los testimonios de las personas con discapacidad que están participando?

Es una sorpresa, en el sentido de que estamos escuchando precisamente porque queremos saber de las personas con discapacidad lo que piensan, cuál es su visión de la Iglesia, cómo creen que la Iglesia puede avanzar hacia una mayor inclusión. Vienen de diferentes historias y realidades, hay por ejemplo un diácono alemán sordo-ciego, hay personas con Síndrome de Down, hay autistas, otros que sólo tienen discapacidades físicas. Vienen de Liberia, de Filipinas, de Australia, de Italia, de México… hay una mujer ucraniana de Lviv que nos recordó el vínculo entre la guerra y la discapacidad y también cómo muchas personas adquieren la discapacidad a causa del conflicto. Tantas historias humanas que construyen un discurso común que dice que estas personas pueden dar tanto a la vida de la Iglesia.

-Entonces, ¿las personas con discapacidad no son sólo objeto de atención y cuidado, sino que son ellas mismas protagonistas de la vida de la Iglesia?

Exactamente, la Iglesia lleva mucho tiempo cuidando y haciendo mucho por las personas con discapacidad, pero el Papa dice que hay que escucharlas, y ¿qué mejor ocasión tenemos que el Sínodo? Muchas veces, con respecto a las personas con discapacidad, existe el prejuicio de que quienes tienen dificultades para expresarse no tienen nada que decir. Esto debe ser desmentido, hay una riqueza que lucha por emerger. Hay una fe vivida, a veces quizás de forma afectiva, que es una contribución muy relevante a nuestro camino. Entonces debemos superar el paternalismo, esa actitud que nos lleva solo a enseñarles, a creer que los que van en silla de ruedas sólo tienen que escuchar. Nos están pidiendo que lo superemos.

-La Iglesia católica tiene una larga teología y tradición en este ámbito, empezando por los Evangelios, donde conocemos a los ciegos y lisiados, hasta los muchos santos que la han experimentado. Esta es una predisposición que muchos círculos no tienen…

Jesús cura a los ciegos y a los lisiados pero les dice que le sigan, en los Evangelios hay un enfoque en el cuerpo pero Jesús libera a la gente porque pide a los que experimentan una discapacidad que le sigan. Escuchamos la historia de Mateo, un hombre de Liberia que se curó gracias a la labor de una asociación fundada por una religiosa. Hoy en día, Mateo atiende personalmente a otras personas con discapacidad, en un país africano en el que tantas personas se han visto afectadas por la guerra y las minas terrestres, ofreciéndoles ayuda alimentaria y defendiendo sus derechos. Su curación se hizo plena cuando empezó a seguir al Señor.

-La discapacidad también nos recuerda la importancia de la interdependencia y de las relaciones en una sociedad del despilfarro que llama a todos a ser más autosuficientes y a tener más poder. ¿Es ésta otra lección importante que hay que entender?

Sí, si nos tomamos en serio lo que significa decir que nadie se salva solo, las personas con discapacidad, con su debilidad y su capacidad de obtener ayuda, son realmente maestros. En la vida no siempre se gana, es importante darse cuenta ahora. No se gana solo y no se salva solo, el Papa insiste mucho en estos conceptos. Entonces se entiende la vida como un vínculo, y para una persona discapacitada el vínculo es muy a menudo algo indispensable, sin un amigo que te ayude no vas a ninguna parte, pero esto es así para todos. Hay una lección antropológica que aprender de las personas con discapacidad, y esperamos que este camino sinodal de mañana también ponga de relieve este aspecto. Pero repito, se dará la palabra a las personas con discapacidad y escucharemos lo que tengan que decir.

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Fuentes

Dicasterio para los Laicos, la Familia, y la Vida / Vatican News / Videos: Rome Reports – Vatican Media / Fotos: Oficina de Prensa Vaticana

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