Francisco a jóvenes: No a la discriminación, sí a la “projimidad”

2:00 p.m. | 4 jul 24 (NCR/DM).- En una nueva edición de la iniciativa “Construyendo puentes”, una docena de estudiantes universitarios dialogaron en vivo, de manera virtual, con el Papa. La salud mental, la discriminación contra minorías y el deseo de una formación en la fe más profunda y de ser más incluidos en la vida de la Iglesia, han sido algunas de las preocupaciones que los jóvenes de Asia – Pacífico han compartido con Francisco, buscando su comentario y orientación. El encuentro ha tenido una hora de duración y el diálogo se desarrolló en grupos de tres.

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“Construyendo puentes”, en su cuarta edición, es un espacio inédito que desde 2022 invita a estudiantes universitarios de diversas regiones geográficas a compartir abiertamente entre ellos y con el Papa cuestiones que afectan a los jóvenes. En este último encuentro virtual, los estudiantes compartieron sus preocupaciones sobre una serie de cuestiones, como la salud mental, la discriminación contra las minorías (incluidas las personas LGBTQ+) y el deseo de una formación en la fe más profunda y de ser más incluidos en la vida de la Iglesia.

Este cuarto episodio de la iniciativa, que busca crear una experiencia sinodal, reunió a estudiantes de la región Asia-Pacífico, entre ellos de Japón, Nueva Zelanda, Taiwán, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Singapur y Timor Oriental (de hecho, Francisco visitará estos últimos cuatro países en septiembre), mientras que los anteriores habían facilitado encuentros entre el papa Francisco y jóvenes de América, África y Asia Meridional.

Organizada por la Pontificia Comisión para América Latina y la Universidad Loyola de Chicago, el evento se coordinó con seis universidades de la región Asia-Pacífico para orientar y acompañar a los estudiantes en reuniones con modalidad sinodal previo al encuentro con el Papa. Han sido 12 grupos de trabajo, que se han encontrado durante los últimos meses para debatir sobre diversas temáticas. En ellos han participado estudiantes de Teología, Psicología, Ciencias Empresariales, Física, Derecho, Informática, Química, Filosofía, etc.

Por ejemplo, la Australian Catholic University (ACU) fue seleccionada para supervisar la participación de universitarios de toda Australia, Nueva Zelanda y Papúa Nueva Guinea, pero los jóvenes australianos que participaron procedían de un amplio abanico de universidades.

Doce estudiantes fueron seleccionados para hablar con el Papa sobre los temas que se debatieron en sus subgrupos nacionales durante la etapa previa. Durante el encuentro virtual, los jóvenes fueron divididos en cuatro grupos de tres, en los que compartieron experiencias personales y comunes, opiniones, llamados y puntos de vista con Francisco, terminando con una pregunta, la mayoría de las veces en busca de consejo y orientación. El pontífice no respondió directamente a todas las preguntas y afirmaciones, pero recogió algunos de los puntos principales y temas recurrentes de los estudiantes.


“Pertenecer nos salva de la vulnerabilidad”

Seamus Lohrey, desde Nueva Zelanda, dijo al Papa que, en su opinión, la Iglesia no debería culpar a la gente por no asistir a misa y que, en su lugar, debería realizar una labor más activa, atendiendo directamente a las personas allí donde se encuentren.

“Esperamos que la gente cumpla nuestras normas, en lugar de cumplirlas nosotros. Estoy seguro de que esto aleja a la gente de una relación con Cristo y hace que nuestra Iglesia sea poco atractiva”, afirmó. Las personas que han abortado, por ejemplo, están “desesperadamente necesitadas de amor incondicional” y, sin embargo, “deben cumplir nuestros requisitos antes de entregarlo plenamente… y eso es una contradicción de la palabra incondicional”, dijo y le preguntó al Papa cómo podría la Iglesia reconocer mejor la dignidad de todas las personas y “no sólo de los asistentes habituales a misa”.

Francisco respondió que los que dan testimonio de Cristo con sus acciones son los que atraen a otros a la Iglesia. El Papa relacionó esa idea con la preocupación de otro estudiante por la salud mental, diciendo que dar testimonio de Cristo, ayudar a la gente a sentir que pertenece a un grupo o comunidad y dar a la gente la oportunidad de participar con los demás es lo que construye la dignidad humana de una persona.

“Pertenecer es lo que nos salva de la vulnerabilidad”, dijo el Papa, pidiendo a los estudiantes que reflexionen sobre cuáles son sus mayores debilidades y que dejen que otros les ayuden. La vulnerabilidad está conectada con la salud mental, dijo, añadiendo que “una de las cosas que más afecta a la salud mental es la discriminación”. Pidió a los estudiantes que pensaran en cómo pueden sentirse discriminados y cómo pueden discriminar a los demás, pero sin perder su sentido de pertenencia e identidad que les ayuda a trabajar, acompañar y avanzar con los demás.


La projimidad como respuesta a la discriminación

El segundo grupo de estudiantes incluía a Jack “JLove” Lorenz Acebedo Rivera, de Filipinas, quien había comentado a los moderadores de Loyola que quería llevar una cinta arco iris para representar a la comunidad LGBTQ+, pero tampoco quería parecer demasiado “político”. Habló de la discriminación contra los musulmanes y las mujeres, y de cómo se siente como un marginado que es “intimidado debido a mi bisexualidad, mi homosexualidad, mi identidad y por ser hijo de una madre soltera” que quiere, pero no puede conseguir, el divorcio.

“Por favor, permitan el divorcio en Filipinas y dejen de utilizar un lenguaje ofensivo contra la comunidad LGBTQIA+. Esto provoca un inmenso dolor”, dijo Acebedo al Papa, apelando a él y a la Iglesia católica para que ayuden a combatir la discriminación contra todas las personas.

El Papa comentó teniendo en cuenta también los argumentos de los otros dos estudiantes sobre la identidad, el odio y las personas sedientas del amor incondicional de Dios. La cercanía, la búsqueda de relaciones y la identidad están vinculadas, dijo Francisco. “No puedes encontrar tu propia identidad si no tienes una relación” construida sobre la fraternidad y no sobre la discriminación.

“Jack habló de una discriminación tan intensa, de políticas discriminatorias que son muy comunes entre la gente”, como el ejemplo de su madre y la discriminación de las personas “por su identidad”, dijo. De ahí surge la discriminación de la mujer, que es “una cosa muy, muy peligrosa”. Manifestó que, en la concepción social moderna, las mujeres son “de segunda categoría”, “los que valemos somos los hombres, pero nosotros vemos que hoy en día en el mundo las mujeres son las mejores dirigentes, y aquí en el Vaticano tenemos muchas mujeres dirigentes”, observó y pidió volver a ver la grandeza de la mujer, pues “es superior al hombre en cuanto a capacidad, intuición”.

El Santo Padre sugirió que el problema de la discriminación se resuelve con la “projimidad”, un término que ya ha utilizado en otras ocasiones para designar la capacidad de hacerse prójimo. “Somos todos prójimo (…) la ‘projimidad’ nos hace cercanos sin discriminación y con mucho amor”, continuó, y enriqueció su mensaje con unas consideraciones sobre el amor, recordando que la capacidad de amar hace crecer a las personas. La única discriminación que deben practicar, dijo el Papa, es ser capaces de “discriminar entre el verdadero amor y el falso amor; elegir siempre el verdadero amor”.

A colación de las palabras de un estudiante sobre el género, que mencionó la elevada tasa de VIH en Filipinas, el Papa solicitó luchar para asegurarnos de que la sanidad esté preparada para tratar y ayudar a todas las personas, sin exclusión, viéndolas como hermanos y hermanas.


Evitar la tentación de un cristianismo tibio

Elizabeth Fernández, de Sydney, dijo al Papa que muchos jóvenes se sienten solos y “bombardeados por ideologías seculares, burlados por nuestra fe y superados en nuestras misiones de ser faros de esperanza”. Muchos jóvenes católicos carecen de una formación adecuada en la fe, agravada por algunos profesores de religión en las escuelas católicas que “utilizan el tiempo de clase para predicar sus propias agendas de aborto, anticoncepción y teoría de género”, dijo. “Proponemos que todos los profesores de religión sean catequistas formados y que se incentive a los jóvenes para que se conviertan ellos mismos en catequistas”, que enseñarían a sus compañeros en las escuelas públicas.

Respondiendo a Fernández, el Papa aludió al peligro de las ideologías: “Vivimos en una cultura muy ideologizada, y esto es grave”, opinó. Además, ponderó el drama que representa cualquier ideología y encomendó a los jóvenes esforzarse en el diálogo con armonía con otras culturas. A su vez, abogó por crear relaciones pacíficas, estables y constructivas.

“Dices que a veces la gente se burla de nosotros, nos persigue, nos restringe”, dijo el Papa. Lo que pasa es que los cristianos siempre han sido perseguidos, burlados y condenados al ostracismo “desde el principio”. La clave es evitar la tentación de desarrollar “un cristianismo tibio, un cristianismo diluido que no tiene sustancia. No, el cristianismo (es) concreto (…) si nos persiguen, tenemos que aguantar porque el martirio es parte del cristianismo”, dijo.

Explayándose sobre el valor de la diversidad de religiones, Francisco los estimuló a dialogar con los demás y aseveró que el aislamiento daña el corazón. “Y en una persona que se aísla crecen toda clase de vicios, toda clase de malas costumbres. Para no aislarse tenemos que tener la formación en la fe: saber bien qué es nuestra fe, y eso nos lleva a ser cristianos auténticos”, prosiguió.

También resaltó la necesidad de una educación armónica, en la que la mente, el corazón y las manos estén coordinados y, como ha hecho en otras ocasiones durante su Pontificado, comentó que en algunos lugares se ofrece una educación solamente cerebral, de conceptos. “Eso no es educación, es instrucción parcial”, sentenció. Sobre este punto, el Pontífice aseguró que, para crecer bien, hay que estar en la lucha cotidiana, en el trabajo, en el cambio de ideas de todos los días.

Antes de las conclusiones, el Santo Padre puntualizó que todavía vivimos en una cultura machista, en la que la mujer es relegada a un segundo plano, y llamó a luchar contra ella. “El machismo es una enfermedad grave de la sociedad”, zanjó. También reiteró su llamamiento a sembrar la paz, que “no es fácil, pero es lo mejor que podemos hacer”, dilucidó.

El Papa agradeció a los estudiantes todo lo que dijeron porque le permite comprender mejor la vida de los jóvenes para estar siempre cerca de ellos. Les recordó que en septiembre viajará a Indonesia y a otros países de Extremo Oriente. Dijo que le entusiasmaba aprender más sobre sus culturas porque “tienen mucho que dar como cultura. No se sientan inferiores”.

También se proyectaron videomensajes de saludos, ánimo y de apoyo a este espacio enviados por el Cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y por Monseñor Luis Marín de San Martín, Subsecretario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. A su vez, la secretaria de la CAL leyó una carta del Cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación.

VIDEO. Construyendo Puentes en la Región Asia-Pacífico

Testimonios desde la etapa previa

Louise y Daniel formaron parte de los 20 estudiantes (5 de ellos de Melbourne) que contribuyeron a los debates que sustentaron la presentación de Elizabeth Fernández, estudiante de Administración de Empresas y Derecho en la Universidad Macquarie de Sídney, que fue elegida junto con Seamus Lohrey, estudiante de Derecho y Relaciones Públicas de la Universidad de Waikato en Nueva Zelanda, para representar a los jóvenes de Australia, Nueva Zelanda y Papúa Nueva Guinea. Aunque Louise y Daniel no hablaron durante la llamada con el Papa, se unieron a ella por Internet.

Louise, que estudia pedagogía en la Universidad de Nueva Inglaterra y que también trabaja como responsable de relaciones con el Ministerio Católico Aborigen de Victoria, dijo que le sorprendió la capacidad del Papa “para comprometerse con compasión y dar cabida a las muchas preocupaciones que la gente traía a la reunión. Imagino que para él es bastante complicado y abrumador tratar simultáneamente una gran cantidad de temas, y al mismo tiempo mantener la calma y la gracia”.

Daniel, que estudia biomedicina en la Universidad de Melbourne, donde también es presidente de la Sociedad Católica, se hizo eco de esta opinión. “Aquí está el sucesor del Príncipe de los Apóstoles (…) escuchando atentamente y dialogando con inmensa alegría y energía como si fuera uno de nosotros”, afirma.

Louise afirma que durante todo el proceso comprendió mejor “la importancia de colaborar con los demás para debatir e intercambiar ideas” sobre cómo abordar las dificultades que experimentan muchas personas. Fue un “itinerario de conexión”, afirmó, “y el diálogo fue esencial para proporcionarme una experiencia espiritual enriquecedora”. A Daniel también le impresionó lo rápido que se afianzaron las actitudes de honestidad y confianza entre los estudiantes de su grupo, sabiendo que “la Iglesia estaba aquí para escuchar”, al igual que el Papa.

“Del sincero intercambio de ideas aprendí hasta qué punto el desarrollo singular de cada persona influye en sus preocupaciones”, dijo, subrayando la importancia de abordar estas cuestiones juntos a través del diálogo y de un modo que respete la dignidad humana. Louise afirmó que también aprendió lo importante que es “ofrecer a la gente una plataforma segura para debatir los problemas, ya que muchos pensaban que ésta era la única forma en que podían hablar de las cuestiones que les afectaban”.

En la reunión preparatoria, Louise -que es nueva en la Iglesia católica, ya que fue bautizada a principios del año pasado- investigó cómo tender puentes entre la historia y la cultura aborígenes y la fe católica, mientras que otros miembros del grupo destacaron una serie de cuestiones importantes, como la soledad, los desafíos a la unidad familiar, los peligros de las redes sociales y el deseo de una mejor formación en la fe.

El Director Asociado de Misión y Ministerio de la ACU, Mark Doyle, dijo que el diálogo entre los universitarios para preparar la reunión en línea con el papa Francisco había sido robusto, reflexivo y lúcido. “Los estudiantes hablaron con gran pasión sobre diversos temas complejos, y quedó claro que están comprometidos a hacer del mundo un lugar mejor”, explicó.

Encuentros previos

La iniciativa Construir puentes pretende facilitar la creación de “puentes” entre estudiantes de diferentes regiones geográficas y acompañarles en su compromiso de escucha, diálogo y discernimiento sobre temas sociales compartidos, a través de sus propias experiencias y esperanzas.

Por ejemplo, el 26 de setiembre de 2023, el encuentro fue con estudiantes del sur de Asia, y el suicidio juvenil, los estereotipos de belleza y la dificultad de construir consensos fueron los temas más destacados en los medios. Antes, el 1 de noviembre de 2022, Francisco dialogó con jóvenes africanos sobre los temas de las guerras, las migraciones forzadas, la participación en la vida política, la falta de oportunidades laborales y la explotación de los recursos en el continente negro. Temas sobre los que el Pontífice ofreció criterios de discernimiento y valentía a las nuevas generaciones.

Y en febrero del 2022, con los jóvenes de América, Francisco dialogó durante más de una hora, respondiendo a preguntas sobre el drama de las migraciones, el cuidado de la Creación y la Iglesia sinodal. El Papa denunció entonces la violencia que “destruye”, como demuestran -dijo- las dictaduras de la historia, e invitó a los jóvenes a la bondad: “Una de las cosas humanas más bellas”.

Información adicional
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Fuentes

National Catholic Reporter / Diócesis de Melbourne / Vatican News / Video: Loyola University / Foto: Captura Youtube

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