Oportunidad para lo católico en China del siglo XXI

11:00 a.m. | 17 jul 20 (LCC).- En el transcurso de la historia, China fue marcando diferencias sociales, políticas y culturales con la gran mayoría de países del mundo, y por mucho tiempo fue una nación subestimada. Lustros atrás, un conjunto de estrategias con mayor apertura internacional ha permitido que ahora China disfrute de un impactante crecimiento económico, aunque su población se ha expuesto al materialismo y se ha distanciado de lo espiritual.

¿Qué puede proponer la Iglesia católica -en notoria minoría- en un contexto como el de China? Un artículo de La Civiltà Cattolica repasa brevemente la historia de lo católico en China y plantea ideas para trascender en una población que podría estar buscando un sentido a sus vidas. Enfocarse en potenciar la labor de los laicos y una actitud de apreciar y comprender los valores de la tradición local serían los pilares.

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El cristianismo llegó a China por primera vez hace más de mil años, pero no duró mucho. Alopen, un monje sirio, introdujo el cristianismo nestoriano en la dinastía Tang y fundó varios monasterios e iglesias. Luego, el cristianismo nestoriano declinó en China sustancialmente, para finalmente resurgir en la era mongólica a principios del siglo XIV.

El catolicismo romano crecería a expensas de los nestorianos durante la última dinastía Yuan. El obispo franciscano Juan de Montecorvino comenzó su misión de evangelización de los mongoles en Beijing, pero su misión cesó con el fin de la dinastía mongol Yuan en 1368.

Con la llegada de los misioneros jesuitas en 1582, Matteo Ricci y sus compañeros, se pudo avanzar en la misión durante la dinastía Ming hasta la dinastía Qing temprana (1644), antes que el emperador chino prohibiera el cristianismo durante cien años. Antes de la prohibición, los católicos gozaban de un alto perfil y respeto en la sociedad china, incluso entre los oficiales del gobierno, miembros de la familia real y académicos. El número de católicos aumentó.

Después de la segunda Guerra del Opio en 1842, el Tratado de Nanjing concedió más privilegios para las misiones cristianas en los puertos y eventualmente en otras provincias, y los jesuitas regresaron a China con el apoyo político del Gobierno francés. Los primeros jesuitas que llegaron fueron líderes intelectuales de la Iglesia católica y pioneros del intercambio cultural y educativo entre Oriente y Occidente. El regreso de jesuitas y otros misioneros enfrentó una situación política, económica y diplomática más complicada que acabó intensificando la relación entre los chinos y los grupos religiosos extranjeros.

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Durante el período de la República (1911 -1949), el catolicismo contribuyó significativamente a la sociedad china en el ámbito de la educación, el servicio social, la caridad y la atención médica, ganando el respeto de muchos chinos. Desde 1949 hasta la política china de “puertas abiertas” en 1978, el catolicismo se enfrentó a diferentes desafíos y problemas.

En la década de 1990 a finales del siglo pasado, se hizo más dinámico y se dedicó a la evangelización, los servicios y los intercambios de formación con otras regiones y países extranjeros. La generación más joven de sacerdotes y religiosas recibió una mejor preparación en comparación con la generación anterior, y la gente acudía en masa a la iglesia para la misa y otros sacramentos. A medida que China avanzaba rápidamente hacia el siglo XXI, la Iglesia católica comenzó a enfrentar nuevos desafíos.

La búsqueda del significado de la vida

China se ha convertido en una nación más capitalista que comunista en la última década, y la economía en rápida expansión atrae más atención de la comunidad internacional. En medio de ese rápido desarrollo y avance económico, la sociedad china y su población se ven buscando un sentido a sus vida.

Muchos chinos confrontan las cuestiones más profundas de la búsqueda de sentido y propósito en la vida a través de diferentes tradiciones y disciplinas. Y hoy la búsqueda de sentido y propósito a través del cristianismo es un tema vivo en el discurso social, político y educativo del país. El desarrollo y el avance económico no alejan las necesidades espirituales. La fe y la espiritualidad contribuyen de manera significativa a la comprensión de los seres humanos, sus valores y sus aspiraciones.

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La sociedad y el pueblo chino se enfrentan ahora no sólo a una crisis moral, sino también -y más aún- a una crisis espiritual o de confianza. La vida se ha vuelto demasiado materialista y utilitaria, y ha alejado a muchas personas de su cultura y tradiciones morales y espirituales. También se enfrentan a un grave dilema: por un lado, muchos chinos buscan el sentido y el objetivo final de su vida en medio del desarrollo económico. Por otro lado, también se sienten muy atraídos por el materialismo.

Muchos padres, familias y escuelas chinas se centran únicamente en el rendimiento académico y las necesidades materiales de los estudiantes, descuidando las dimensiones espirituales y de fe que son parte integral de sus vidas y su crecimiento. El pensamiento y el comportamiento de muchos chinos contemporáneos son contrarios a las costumbres y valores espirituales tradicionales chinos, y también a las normas comunes. ¿Ha pensado la Iglesia católica china en nuevas estrategias de evangelización y servicio para estas personas que están en constante búsqueda? ¿Está lista para enfrentar este desafío?

El nuevo materialismo y la formación de los laicos

Los católicos chinos no están exentos de los movimientos seculares y han perdido su fe o han descuidado su vida espiritual debido a la lucha entre sus creencias y las distracciones de la vida. A pesar de la libertad religiosa condicionada en China, la Iglesia católica todavía puede desempeñar un papel importante en la misión y el servicio. Sin embargo, ¿cómo afronta esta Iglesia los cambios y desafíos de la sociedad secular contemporánea y cómo aborda su papel en el desarrollo espiritual y moral para encontrar su camino en una sociedad china más pluralista y global?

En el decenio de 1990, la Iglesia católica de China experimentó un rápido crecimiento de las vocaciones al sacerdocio, pero ahora su número está disminuyendo. El número de sacerdotes en formación se ha reducido a menos de 900 en los principales seminarios oficiales y no oficiales. Según datos de la Conferencia Episcopal, el número de clérigos es pequeño: 3.316 sacerdotes y 5.622 religiosas para pastorear de 20 a 25 millones de católicos, además de otros ministerios para diferentes sectores de la población.

En una época con una sociedad más secular y centrada en la actividad económica, una vida con lujos ha desalentado a muchos jóvenes chinos de optar por el servicio en la Iglesia, donde hay menos comodidad e incluso pobreza. Además, la política de un solo hijo también se convirtió en una nueva barrera para los padres y los jóvenes a la hora de valorar la vocación religiosa y su importancia. China se enfrenta a una grave crisis de vocaciones.

Mientras se continúa promoviendo las vocaciones y formando al clero y a las religiosas con el fin de desarrollar una visión y un espíritu misionero, también se debe establecer una estrategia de formación clara y completa para los laicos que son los recursos potenciales y el núcleo de la futura Iglesia en China. La cuestión de la formación de laicos en algunas diócesis de China está en sus inicios, mientras que otras diócesis no tienen ni idea de esta necesidad o ni siquiera son conscientes de su importancia.

En 2012, la Comisión Vaticana para la Iglesia de China declaró claramente que “los fieles laicos en China deben crecer en gracia ante Dios y los hombres, alimentando y perfeccionando su propia vida espiritual como miembros activos de la comunidad parroquial y comprometiéndose en el apostolado, también con la ayuda de asociaciones y movimientos eclesiales que fomenten su formación permanente”. Por lo tanto, la Iglesia católica china debe prestar atención a esta necesidad urgente de la misión y el ministerio, formando un laicado más dedicado que pueda servir a sus hermanos y hermanas en medio de la disminución de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

La Comisión subrayó además que “los pastores, tanto los obispos como los sacerdotes, deben hacer todo lo posible por consolidar el conocimiento de las enseñanzas del Concilio Vaticano II entre los fieles laicos, en particular, de la eclesiología y la doctrina social de la Iglesia”. La formación integral de los laicos católicos, sobre todo en los lugares donde se produce una rápida evolución social y un importante desarrollo económico, forma parte del compromiso de hacer que la Iglesia local sea vibrante y próspera.

Con esta oportuna directriz, la Iglesia católica china y sus líderes en diferentes niveles no pueden hacer otra cosa que acelerar la planificación y el proceso de formación de los laicos y desarrollar programas sostenibles para esto. Los líderes de la Iglesia, como los párrocos y los obispos, deben seguir capacitando a los laicos para que asuman más funciones de liderazgo en la misión y el servicio de la Iglesia y buscar a aquellos que estén lo suficientemente preparados para apoyar las actividades de la Iglesia.

La fe y la formación espiritual de los católicos chinos

Tradicionalmente, para muchos católicos en China, la asistencia a misa, la oración personal y los sacramentos son las pocas formas en que pueden aferrarse y crecer en su creencia. Aquellos católicos que buscan desarrollar su vida de fe, normalmente sólo tienen a su disposición unas pocas opciones: la misa diaria, la adoración eucarística, el rezo del rosario, el oficio divino y otras devociones similares. Compartir la fe con un grupo, el estudio privado de la Biblia y otras actividades no son comunes para muchos católicos. En el pasado, cuando la gente se bautizaba, habían pocas maneras de ayudarles a entender las enseñanzas y la doctrina católica, y cómo aplicarlas a sus vidas.

En los últimos años, sin embargo, se ha intentado que esta situación cambie y hay una mejora gradual en la formación de la fe. Algunas diócesis y parroquias han establecido diferentes actividades, por ejemplo, programas de escuela dominical para niños, retiros de verano para jóvenes, comunidades para adultos, estudios bíblicos, encuentros matrimoniales, programas de oración, retiros de formación espiritual para católicos, campamentos de verano para estudiantes universitarios, y actividades de servicio social.

Estos programas no solo ayudan al desarrollo de la fe, sino que también han hecho que la Iglesia católica sea conocida por la sociedad secular en general. Para fomentar la formación en la fe de más católicos, es necesario preparar a los laicos, de modo que estén en capacidad de liderar grupos de lectura de la Biblia, espacios para compartir la fe, encuentros para educación religiosa o servicios sociales. Aunque la formación de la fe y espiritual para los laicos es la prioridad de los párrocos y obispos, muchos están sobrecargados de trabajo o pasan por alto la necesidad de estos programas. Por lo tanto, los laicos deben asumir la responsabilidad de esto.

La China contemporánea se enfrenta a muchos problemas sociales y éticos. Los jóvenes católicos, la esperanza de la Iglesia del futuro, están tratando de comprender cómo integrar la fe en sus vidas y relacionarla con otras necesidades sociales. Quieren servir de manera eficiente en la Iglesia para cuando sean adultos, y eso requiere una mayor colaboración y cooperación entre el clero y el liderazgo adulto. Esto requiere tomar la iniciativa y proporcionar actividades regulares.

El impacto de Internet para el catolicismo

En las últimas dos décadas, Internet ha comenzado a remodelar la vida y el desarrollo social del mundo. Aunque ha influido en la gente tanto de manera negativa como positiva, el cambio se sentirá con más fuerza aún en China en un futuro próximo. En la última década en China, el acceso a la Internet no sólo ha generado repercusiones económicas positivas sino que también ha beneficiado a muchos otros sectores. Internet ha modificado profundamente la estructura y las relaciones sociales de China. Aunque el Gobierno sigue vigilando y censurando la Internet, ésta se ha convertido en una fuente y una ventana principal de información y estudios. Ha influido y seguirá influyendo en el conocimiento ético y en la toma de decisiones de todos los sectores de la vida, en particular la generación más joven.

Hay algunos sitios web católicos conocidos que proporcionan información y conocimientos básicos de la Iglesia. Sin embargo, es necesario hacer más, oficial y profesionalmente. Los sitios web de muchas diócesis no se actualizan con frecuencia ni funcionan bien. En esta era de Internet y medios de comunicación, la Iglesia católica china debe reajustar la estrategia de su misión adoptando plataformas o métodos en las redes sociales para sus servicios y ministerios.

Es importante que la Iglesia católica china utilice nuevas tecnologías de la información como Wechat, el blog Sina, Weibo (microblog) y otras plataformas de medios de comunicación de masas para llevar el mensaje del Evangelio al pueblo chino y compartir sus valores de manera más eficiente y eficaz. A medida que la Internet impregna la vida china, su influencia se ha extendido a las esferas de la fe y la religión, permitiendo así que una proporción creciente de la población busque y tal vez experimente algo sobre Dios en el ciberespacio. Si el catolicismo en la China del siglo XXI quiere desempeñar un papel importante en la sociedad, debe repensar y reimaginar su presencia y actividad en redes sociales para la misión y la evangelización a fin de estar a la altura de los tiempos.

Diálogo con la cultura local

Con el desarrollo de la globalización y la internacionalización, la sociedad y el pueblo chino se han vuelto más abiertos y tolerantes con la Iglesia católica. La vida y las prácticas religiosas en algunas regiones están floreciendo. El gobierno y la sociedad china valoran el importante papel y la tarea de los grupos religiosos y su contribución al servicio social. Debido a que China es tan diferente del resto del mundo, la Iglesia católica china necesita aprender a tratar con la cultura local y la autoridad política. En otras palabras, manteniendo su identidad católica, la Iglesia debe establecer una “Iglesia católica china con características chinas”, si es que quiere inculturar las enseñanzas de la Iglesia y los valores evangélicos que son relevantes para el pueblo chino y servir tanto a sus necesidades espirituales como a las de los católicos.

La Iglesia católica china y su liderazgo tienen que adoptar nuevas estrategias para intentar llegar a una mayor cantidad de población, y establecer un diálogo y comunicación en una sociedad secularizada en la que los valores y los significados a menudo se interpretan mal. La Iglesia católica china debe someterse a una transformación para cambiar sus formas tradicionales de servicio y predicación a fin de seguir siendo relevante para las necesidades de la nueva generación.

La Iglesia católica china con características chinas ofrecerá tanto a la Iglesia como al pueblo, esperanza, fe y un futuro prometedor. Sólo cuando vaya más allá de su propio ámbito para acoger otros aspectos de la vida humana, hará una contribución significativa al desarrollo cultural, espiritual e incluso social de la sociedad china. La Iglesia no solo ofrece servicios sacramentales y religiosos, sino que también puede dialogar con las tradiciones y culturas chinas a través de su rica historia en las artes, la música, la literatura y la poesía.

Se ha sostenido durante mucho tiempo que la Iglesia católica puede contribuir al proceso de civilización espiritual de China. Por ejemplo, las enseñanzas de la Iglesia sobre el amor, la armonía, la paz, la justicia, la piedad filial, los valores del matrimonio, la estabilidad social y los valores familiares, etc., son características que la Iglesia católica china puede preservar y con ellas tratar de revitalizar la cultura y la tradición.

Mientras el Partido Comunista Chino esté en el gobierno, el marxismo seguirá siendo la guía ideológica de la sociedad. Así, la Iglesia católica china tiene que redefinir su papel y su relación con el Partido y sus teorías ideológicas. Esto no significa necesariamente que la Iglesia tenga que estar completamente de acuerdo con la política y los valores del Partido, pero debe encontrar una forma flexible y efectiva de continuar su misión y ministerio en China.

Si se estableciera un diálogo entre la Iglesia católica y la sociedad china, no habrán roces innecesarios. Los valores culturales y tradicionales chinos y los valores evangélicos y las enseñanzas de la Iglesia -la tradición confuciana y la tradición cristiana- tienen mucho en común.

Conclusión

El catolicismo chino del siglo XXI se enfrenta a muchos retos y oportunidades. El historiador de la Iglesia Richard Madsen escribió que el cristianismo necesita profundizar su capacidad de cuidar de los demás y hacer de la Iglesia un testimonio más auténtico en respuesta a la necesidad social, en particular con respecto al sufrimiento del resto del mundo.

La Iglesia católica china necesitará atender las necesidades de los demás, discernir los signos de los tiempos y responder a ellos con mayor prontitud y eficiencia. Aunque será necesario que se conforme un equipo de liderazgo con visión y que prepare a su clero, también las congregaciones religiosas y los laicos deben discernir nuevas formas de lograr su misión. A medida que la sociedad china en general se abra cada vez más a las religiones, y a la Iglesia católica en particular, el catolicismo puede establecerse de manera más sólida, siempre que siga siendo una Iglesia abierta y con características e identidad china. La sociedad y la Iglesia necesitan comprender y apreciar los valores arraigados en las tradiciones y contextos sociales y culturales de cada uno y continuar su diálogo para buscar el bien común.

Este fue precisamente el mensaje del papa Francisco a China. En una primera entrevista histórica, el 28 de enero de 2016 con Francesco Sisci para Asia Times, el Pontífice: “[China] es una tierra bendecida con muchas cosas. Y la Iglesia católica, cuyo deber es respetar todas las civilizaciones antes de esta civilización, diría yo, tiene el deber de respetarla con una ‘R’ mayúscula. La Iglesia tiene un gran potencial para recibir cultura”.

El mensaje de diálogo, encuentro y armonía ha sido repetido muchas veces por Francisco, como lo hizo el 21 de mayo del 2017 en el Regina Coeli. Apelando a Nuestra Señora Auxiliadora venerada en el santuario de Sheshan en Shanghai, dijo: “Todos nos uniremos espiritualmente con los católicos en China”. Y prosigue: “A los católicos chinos les digo: Miremos a nuestra Madre María para que nos ayude a discernir la voluntad de Dios para el camino actual de la Iglesia en China y nos apoye en la acogida con generosidad de su proyecto de amor. Que María nos anime a hacer nuestra contribución personal a la comunión entre los creyentes y a la armonía en toda la sociedad. No nos olvidemos de dar testimonio de la fe a través de la oración y el amor, siempre abierto al encuentro y al diálogo”.

Recordemos también que un año antes, en la misma ocasión (Ángelus, 22 de mayo de 2016), el Papa dijo: “Que los católicos chinos, junto con los que siguen otras nobles tradiciones religiosas, se conviertan en signos concretos de caridad y reconciliación. De esta manera, promoverán una auténtica cultura de encuentro y la armonía de toda la sociedad, esta armonía que tanto ama el espíritu chino”.

Antecedentes en Buena Voz:
Fuente:

Artículo “Catholicism in 21st Century China” escrito por You Guo Jiang SJ y publicado en La Civiltà Cattolica. Traducción libre de Buena Voz Noticias / Foto: AsiaNews

 

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