“Hay que recuperar la credibilidad en la Iglesia”

8:00 a.m. | 15 mar 24 (RD/EC).- “Aunque comenzó en 2014, prácticamente estamos empezando”. Es el balance de esta década de reforma financiera expresado por el actual prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede, Maximino Caballero Ledo. Y lo hace, con un aviso: “Es un proceso largo”, por lo que considera que “hay que tener paciencia, todavía se necesitan muchos más ajustes”. En una conferencia revisó la reforma y el funcionamiento de sus oficinas, y aseguró que el objetivo último de este proceso es “poner a la Santa Sede como referencia internacional desde el punto de vista de transparencia y de recuperación de la credibilidad”.

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El primer año del nuevo prefecto

En diciembre pasado se cumplió un año desde que el papa Francisco puso en manos de Maximino Caballero Ledo la Secretaría para la Economía (SpE), que tiene bajo su responsabilidad la regulación y el control económico, financiero, administrativo, informático, y de los recursos humanos de la Santa Sede, tal como se detalla en la Carta Apostólica en forma de motu proprio Fidelis dispensator et prudens del 24 febrero 2014, que inició la reforma de asuntos económicos. Dada la importancia del cargo que ocupa, se reúne semanalmente con el Pontífice para despachar todo lo relativo a las cuestiones económicas de la Santa Sede.

Durante este tiempo, paso a paso, Caballero Ledo ha continuado una reforma silenciosa que busca servir mejor a la Iglesia. La SpE es una institución reciente dentro de la curia en la que trabajan poco más de 50 empleados y colaboradores. Francisco los recibió en audiencia el pasado 13 de noviembre y así los presentaba en su discurso el mismo prefecto: “Nuestra institución es joven, nacida con el inicio de la reforma económica; una institución que se ha ido adaptando a las distintas estructuras requeridas en el contexto de la reforma de la Curia Romana”.

El guion de la reforma económica se comenzó a esbozar en 2014 al crearse la Secretaría de Asuntos Económicos como Dicasterio de la Curia Romana con el cardenal George Pell a la cabeza, pero no fue hasta el 2019 con la llegada del jesuita Juan Antonio Guerrero como prefecto y de Maximino Caballero como secretario general cuando se diseñaron planes específicos para que la reforma pudiera llevarse a cabo y se dieran los pasos decisivos para su ejecución. Poco antes de cerrar el 2022, Guerrero renunció por motivos de salud, y Caballero asumió la responsabilidad.

Maximino Caballero ha cerrado su primer año haciendo suyo el lema del “paso a paso, pero siempre adelante”, muy consciente de que los cambios en una estructura con 2.000 años de historia requieren de tiempo. Sin hacer mucho ruido está poniendo en marcha una revolución pacífica en las finanzas vaticanas, con reformas de calado necesarias en un estado en el que disminuyen las donaciones y se incrementan los gastos.

La Santa Sede tiene una estructura administrativa especial, muy compleja, compuesta de aproximadamente 150 entidades de distinta naturaleza y funciones, que en ocasiones se confunde con el Estado de la Ciudad del Vaticano. En la práctica se trata de dos realidades independientes, jurídicamente distintas y con legislaciones diversas: ley civil vaticana para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Derecho Canónico especial para la Santa Sede. También son independientes desde el punto de vista económico y patrimonial.

Durante el 2023 se dio un paso adelante hacia un cambio de mentalidad en el ámbito financiero, en lo referente a que el dinero de cada Dicasterio es de la Santa Sede, y, por lo tanto, ninguna entidad vaticana puede considerar los recursos como propios. La publicación del motu proprio de 20 de febrero de 2023, El Derecho Nativo sobre el patrimonio de la Sede Apostólica, dio luz a este punto, porque aclaraba la naturaleza de los bienes adquiridos por las instituciones curiales y las entidades vinculadas a la Santa Sede. Y a inicios de este año, Francisco impuso más medidas-2 para evitar despilfarros. En la siguiente reseña de la conferencia, el prefecto explica más detalles sobre el avance de la reforma y el funcionamiento del aparato financiero de la Santa Sede.


“La Santa Sede como referente internacional de transparencia”

“La administración económica al servicio de la persona y de la misión evangelizadora de la Iglesia” fue el tema que se abordó en el evento internacional organizado por la Universidad de Valencia (España) y entre las exposiciones destacó la del prefecto de la Secretaría para la Economía (SpE) de la Santa Sede, Caballero Ledo. En su ponencia sobre los “Avances normativos en la gestión económica de la Santa Sede”, explicó que la reforma económica de la Santa Sede “es un proceso a largo plazo que, aunque comenzó en 2014, prácticamente está empezando, se necesita paciencia, habrá ajustes. Todo nos llevará al objetivo último: poner a la Santa Sede como referencia internacional desde el punto de vista de transparencia y de recuperación de la credibilidad”.

Del mismo modo, el Prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos subrayó que “la transparencia es el principio más mencionado, y más utilizado en las normativas de la reforma económica, porque hablamos de un patrimonio público alimentado de fuentes limitadas, en la mayoría de ocasiones, procedente de donaciones de los fieles. Por tanto, tenemos que dar y rendir cuentas. Transparencia no sólo es publicar las cuentas, es demostrar que tenemos unos procesos que funcionan, que cada ente es responsable de sus actos y que luchamos contra la corrupción”.

Además de rendir cuentas a los fieles, Caballero explicó que “hay que recuperar la credibilidad que, a nivel de Santa Sede, está muy dañada, y solo se puede hacer a través de una transparencia total. No sólo por la necesidad de dinero -hay que tener fe en la providencia- porque ese dinero no vendrá sin transparencia, sin rendir cuentas o si no hacemos las cosas cómo se deben hacer“.


Una reforma económica “radical y profunda”

Caballero Ledo recordó que la Ciudad del Vaticano y la Santa Sede “son entidades soberanas independientes y que la Santa Sede es el organismo del que se sirve el Santo Padre y los obispos para realizar la tarea del gobierno de la Iglesia en el mundo. La reforma económica se refiere, por ello, a la Santa Sede aunque la mayoría de las normativas se han aplicado a la Ciudad del Vaticano”. La Santa Sede cuenta con alrededor de 150 entidades que son entes públicos: las instituciones curiales -dicasterios, órganos de Justicia, organismos económicos y oficinas-; las vinculadas a la Santa Sede; y las referidas a la Santa Sede.

Esta organización es el fruto de una reforma iniciada en los últimos años que culminó con la constitución Praedicate evangelium, promulgada por el papa Francisco el 19 de marzo de 2022, por tanto, “la reforma económica se engloba dentro de una reforma organizativa, más general, de la Santa Sede, y es, si no la más importante, una de las más radicales y profundas que se ha hecho”. Esta se inició en el 2013, cuando Francisco creó una comisión, denominada COSEA, para hacer sugerencias al Santo Padre sobre iniciativas económicas. En este sentido, Caballero destacó que “en aquel momento se vio necesario tener una estructura profesional y adecuada para gestionar el patrimonio de la Santa Sede” vinculado, además, a la necesidad de una protección frente a las crisis económicas.

En el 2014, con el motu proprio del Papa, Fidelis dispensator et prudens, “se da el disparo de salida a la reforma económica desde el punto de vista organizativo: se crea la Secretaría para la Economía, el Consejo para la Economía y la Oficina del Revisor General, que son organismos regulatorios, de control y de auditorías, tareas que hasta entonces no existían”. Por tanto, “en 2014 se crea, por primera vez, la estructura económica de la Santa Sede”, que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y que hoy tiene seis organismos: los tres citados; uno que existía antes, la Administración para el Patrimonio de la Santa Sede (APSA); la Comisión de Materias Reservadas y el Comité de Inversiones de la Santa Sede.

VIDEO. La economía al servicio de la Evangelización (sobre la conferencia)

 

Centro del proceso de cambio y renovación

“En el centro de toda esta organización, y del proceso de cambio y de reforma económica, está la Secretaría para la Economía, una de las dos Secretarías de la Santa Sede, junto con la de Estado”, indicó el prefecto. “Nos encargamos de emitir las guías y principios para ejecutar los presupuestos de la Santa Sede y de cada uno de sus entes, y de comprobar el control de su gestión. Es decir, regulación y control: somos responsables de la elaboración de las normas económicas de la Santa Sede y del control de su aplicación”, precisó.

Respecto al resto de organismos, el Consejo para la Economía “es un consejo de alto nivel de supervisión que aconseja al Santo Padre en materia económica y jurídica y aprueba los presupuestos; la Oficina del Revisor General realiza controles del tercer nivel y es autoridad anticorrupción; y el APSA gestiona el patrimonio inmobiliario, es el tesorero de la Santa Sede”. Igualmente, la Comisión de Materias Reservadas “controla y autoriza los actos cubiertos por el secreto de Estado. Es una de las evoluciones más importantes de esta reforma económica”, señaló.

El Comité de Inversiones de la Santa Sede, por su lado, está formado “por profesionales de alto nivel financiero, voluntarios, que deciden las estrategias de inversión de los fondos de la Santa Sede, algo que se ha centralizado, y estas decisiones antes estaban fragmentadas”. En el pasado, cada oficina funcionaba de forma independiente y la carencia de unos criterios comunes, unida a la existencia de multitud de intermediarios y asesores financieros, convertía las inversiones en “presa fácil” para cualquier malintencionado. Desde el año 2021 se fueron diseñando las bases de un cambio radical en esta área, con la publicación de la Política de inversiones de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano y la creación del Comité.

Además de la centralización, el Comité también se viene asegurando que se cumpla esa Política de Inversiones establecida mientras se intenta obtener el rendimiento más adecuado. Durante los últimos meses se ha elaborado una estructura y metodología que permite garantizar que las inversiones son acordes con la doctrina de la Iglesia y al mismo tiempo se pueda eliminar cualquier conflicto de intereses, profesionalizando las inversiones. Sin embargo, el prefecto explicó que el Comité “todavía no está funcionando del todo”, pero está a punto de hacerlo. “Si conseguimos que haga lo que tiene que hacer, o le dejen hacer, será uno de los mejores legados que dejemos en la Santa Sede”.

En la misma línea, Caballero hizo una recomendación a todas las diócesis: “Intenten que cada uno no tome sus propias decisiones. Seleccionemos bien a los expertos, confiemos en ellos, también hay que controlarlos pero dejemos que funcionen”.


Ética y servicio, pilares de la estructura

Esta estructura “ha ido creando su normativa para aplicar los principios básicos definidos por el Santo Padre: ética -respeto a la doctrina de la Iglesia-; servicio -todo está al servicio de la misión de la Santa Sede, y no al revés, y los distintos entes deben usar sus recursos de forma eficiente-; sostenibilidad económica y financiera -los recursos son muy limitados y debería haber un equilibrio entre entradas y salidas-. En este punto, existen otros principios relacionados: la racionalización y centralización de recursos, es decir, no duplicar estructuras en todos los entes”, según Caballero.

Otro principio importante es “la segregación de funciones para evitar errores y delitos, aplicar el criterio de los cuatro ojos: no debería haber nadie que no tuviera que rendir cuentas”. Sobre esto, el Prefecto defendió que “desde hace dos años ningún ente de la Santa Sede está exento del control de otro ente, todo tiene supervisión”. También habló de dos principios fundamentales, la transparencia y la credibilidad, y avanzó que “con estos principios del Papa, las recomendaciones de la COSEA y la organización económica y sus entes, se ha ido introduciendo una serie de normativas. La primera es la visibilidad y hoy día existe una visión de conjunto”, matizó el Prefecto de la SpE.

“El hito más importante de la reforma es un motu proprio publicada en diciembre de 2020, que permitió traspasar todos los fondos de donaciones de los fieles -Óbolo de San Pedro- al APSA e incluirlo dentro del estado financiero de la Santa Sede. El efecto más positivo es que las entidades de control, a partir de entonces, tienen acceso a ellos”, explicó.

En su intervención, Caballero Ledo al motu proprio Fidelis dispensator et prudens, en el que el papa Francisco asegura que “la economía no es el centro de la reforma de la curia, es un medio al servicio de la curia y del Santo Padre”. Sin embargo, explicó el experto, “la reforma es difícil de implementar. Se pide a los entes un cambio radical de algo que durante siglos han hecho de modo diferente y no es fácil. No sólo estamos introduciendo burocracia, que la hay, también hay controles y disciplina”.

Finalmente, Caballero dijo sentirse “privilegiado por estar al frente de este proceso de cambio, en el que el centro es la Secretaría para la Economía” y pidió “rezar para implementar aquello que no sólo es una aspiración sino también una obligación para los que componemos la Santa Sede y, en conjunto, la Iglesia”.

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Fuentes

Revista Vida Nueva / Religión Digital / Ecclesia / Video: Arquidiócesis de Valencia / Foto: Shutterstock

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