Jesuitas y Nicaragua: “Valores cristianos acaban venciendo”

4:00 p.m. | 30 ago 23 (VTN/BBC).- Desde la violenta represión de las manifestaciones del 2018 -que acabó con miles de civiles muertos y heridos- el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, dupla que dirige un gobierno totalitario, sostienen un accionar agresivo contra la Iglesia por apoyar a la población en necesidad. En las últimas semanas, el mayor impacto lo recibió la Compañía de Jesús, que vio confiscada la Universidad Centroamericana (UCA), cancelada su personalidad jurídica y a sus bienes expropiados. El portavoz de la Compañía en la región explicó que el pensamiento crítico fomentado en la UCA era una molestia para el gobierno, y que con la presencia que mantienen en el país, los jesuitas quieren ser signos de resistencia en la misión de estar cerca del que sufre.

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El portavoz de los jesuitas, el sacerdote José María Tojeira desde El Salvador contó a Vatican News que “al ser la universidad productora de conocimiento y pensamiento crítico y abierto, el gobierno tendía a verla casi automáticamente como enemiga”. Además, dijo que “la constancia y la resistencia en los valores cristianos acaban siempre venciendo, aunque haya momentos en que tengamos que pasar por la cruz”, y reconoció que “la expulsión o la confiscación de bienes es siempre parte del horizonte que vislumbran los religiosos y religiosas presentes en el país”.

¿Cuál cree ha sido el motivo para que el gobierno en Nicaragua tomara esta decisión contra la Compañía de Jesús?

El gobierno de Nicaragua trata de tener un control total de la opinión a su favor. Es en este contexto que persigue a la Iglesia y a la Compañía de Jesús. En particular de la Compañía le ha molestado la defensa de los Derechos de la Gente en 2018, especialmente de la Universidad Centroamericana UCA, y el respaldo dado a los reclamos de amplias manifestaciones que pedían libertad y respeto a derechos concretos de la población. La labor de mediación entre los jóvenes estudiantes y el gobierno, encomendado por el cardenal Brenes al rector de la UCA, también molestó al gobierno. Al ser la universidad productora de conocimiento y pensamiento crítico y abierto, el gobierno tendía a verla casi automáticamente como enemiga.

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¿Cuál es el trabajo pastoral que desarrollan los jesuitas en Nicaragua, además de la UCA?

Los jesuitas además de la UCA, hoy en manos del gobierno, dirigen dos colegios de enseñanza media y la red internacional de Fe y Alegría, que tiene más de 800 colaboradores, entre laicos, religiosos y sacerdotes, y atiende, entre educación formal e informal a un poco más de 54.000 personas. Hasta hace poco teníamos también una parroquia que está en proceso de traslado al arzobispado de Managua a causa de la salida del país del jesuita que la atendía y la dificultad de que puedan llegar sustitutos.

¿Luego del cierre de la Universidad Centroamericana y de la cancelación jurídica de la Compañía de Jesús en Nicaragua, abandonaran el país o temen de ser expulsados o encarcelados?

Han salido del país algunos jesuitas de edad avanzada y enfermos, dado que teníamos dificultad en el ambiente actual, para darle la debida atención. Pero el resto continúa trabajando en las obras mencionadas. La expulsión o la confiscación de bienes es siempre parte del horizonte que vislumbran los religiosos y religiosas presentes en el país. Las Hermanas de la Caridad (Sta Teresa de Calcuta), las Hijas de la Caridad (Sta Luisa de Marillac), la Dominicas de la Anunciata, entre otras congregaciones, ya han sido despojadas de sus pertenencias y expulsadas del país total o parcialmente. De todos modos es ejemplar la constancia en el trabajo de quienes no solo permanecen sino desean permanecer a pesar de los riesgos y hostilidad gubernamental.

¿Cómo afrontarán la tarea misionera de los Jesuitas en un país donde son perseguidos?

En situaciones como las de Nicaragua es importante la constancia, la cercanía con la gente, la apertura al diálogo cuando haya posibilidad y el acompañamiento a los que sufren. Es lo que trata de hacer la Iglesia y lo que tratamos de hacer también los jesuitas.

Luego de un año de la encarcelación de Mons. Rolando Álvarez, y tantas otras situaciones de persecución contra la Iglesia, ¿cuál es el mensaje como Jesuitas al pueblo nicaragüense?

Mons. Rolando Álvarez es un signo de la fidelidad de la Iglesia al pueblo nicaragüense. San Cipriano de Cartago en el siglo III llamaba mártires a los cristianos que habían resistido y sobrevivido la dura condena a trabajos forzados en las minas de Sicilia. El obispo de Matagalpa está en una situación, cambiando las circunstancias históricas, semejante a quienes padecieron en las minas en tiempos del imperio romano. Los jesuitas queremos también ser signos de resistencia en la fidelidad al mandato de Jesús de estar cerca de los que sufren y poner una palabra de esperanza en medio del dolor del pueblo. La constancia y la resistencia en los valores cristianos acaba siempre venciendo, aunque haya momentos en que tengamos que pasar por la cruz.

Ante esta situación, ¿cuál es la respuesta de los jesuitas al gobierno de Nicaragua?

Nuestro deseo es que haya diálogo, devolución de bienes y de presencia, liberación de condenas y de medidas violatorias de DDHH, como la privación de nacionalidad y destierro. Establecer un proceso de diálogo, por el que tanto trabajó la Iglesia en Nicaragua, resulta indispensable para una salida de una situación oprimente que solo puede llevar a una acentuación de los conflictos.

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Los ataques en las últimas semanas

De acuerdo con la información oficial, el gobierno ordenó disolver la orden religiosa supuestamente por no reportar los estados financieros en 2020, 2021 y 2022. Así como por no haber renovado la junta directiva que está vencida desde el 27 de marzo de 2020. La medida también supone el traspaso de sus bienes e inmuebles a nombre del Estado de Nicaragua, lo que podría afectar a los colegios Loyola y Centroamérica, además de las escuelas de Fe y Alegría. La decisión se toma justo una semana después que el gobierno de Daniel Ortega ordenara confiscar la Universidad Centroamericana (UCA), que había sido administrada por la orden religiosa desde hace más de 60 años y que ahora llevará por nombre la Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro.

A raíz de ese hecho, la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) emitió un comunicado para expresar su rechazo por considerar que la UCA ha sido calumniada y hostigada. “Su denuncia de los hechos calificados como crímenes de lesa humanidad por el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua, de la Organización de las Naciones Unidas, la ha hecho víctima de múltiples y progresivas agresiones desde 2018“, reseña el comunicado. “La confiscación de facto de los bienes de la UCA es una represalia por el trabajo que ha hecho esta institución en la búsqueda de una sociedad más justa, así como por su compromiso para proteger la vida, la verdad y la libertad del pueblo nicaragüense”, continúa.

El 15 de agosto, el gobierno de Daniel Ortega abrió una causa penal contra la Universidad Centroamericana (UCA) por el delito político de “terrorismo”. Una acción que docentes y líderes estudiantiles han visto como una represalia por la participación de la institución en las manifestaciones de abril de 2018.

“Se nos notificó la incautación de bienes inmuebles, muebles, dinero en moneda nacional o extranjera de las cuentas bancarias inmovilizadas, productos financieros en moneda nacional o extranjera propiedad de la UCA”, denunciaron las autoridades universitarias en un comunicado. Cuatro días después, se ordenó confiscar la residencia Villa del Carmen, donde viven los religiosas que trabajan en la UCA. La policía se presentó en la residencia para exigir que los jesuitas abandonaran la propiedad. Pese a que el inmueble no pertenece a la universidad, tuvieron que marcharse a Managua.

Según denunció la AUSJAL, a la UCA se le negó injustificadamente las certificaciones para cumplir con su misión de educar, producir conocimiento y vincularse socialmente, al igual que ocurrió con otros 27 centros de educación superior cuyos bienes fueron confiscados. Al ser excluida de estos órganos, la UCA perdió acceso al presupuesto público, lo que afectó al alumnado que requería de este presupuesto para financiar sus estudios.

La Compañía de Jesús en el mundo se ha pronunciado ante la injusta medida de despojo, impuesta por el Poder Judicial contra la Universidad Centroamericana (UCA), en Managua, Nicaragua. Desde la Curia General en Roma, las universidades y las redes regionales, luego de que Provincia Centroamericana denunció, el pasado 16 de agosto, que el juzgado Décimo Distrito Penal de Audiencias ordenó confiscar los bienes de la universidad jesuita al imputarles ser un “Centro de terrorismo” y por “traicionar la confianza del pueblo nicaragüense”.

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A pesar de las amenazas y el acoso del gobierno, 11 jesuitas permanecen en Nicaragua

Los jesuitas que permanecen se enfrentan ahora a la preocupación fundamental de ser expulsados o detenidos si empeoran las relaciones entre la Compañía de Jesús y el gobierno del ex comandante sandinista Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. Los propios jesuitas no están seguros de lo que les puede deparar el futuro tras las recientes medidas adoptadas contra ellos, pero el gobierno de Ortega ha mostrado pocas dudas a la hora de detener, encarcelar o exiliar a miembros de la Iglesia local, de los medios de comunicación nicaragüenses o de su oposición política.

Tres entidades jesuitas registradas ante el gobierno nicaragüense siguen activas. El padre Tojeira confirmó que “dos colegios y Fe y Alegría siguen activos y con jesuitas trabajando en ellos”.

La provincia centroamericana ha denunciado las múltiples medidas contra los jesuitas nicaragüenses iniciadas por el gobierno de Ortega este mes y está estudiando qué recursos legales pueden quedar para revertir sentencias judiciales y de otro tipo contra los jesuitas con la esperanza de restaurar la administración jesuita en la UCA y recuperar los bienes incautados.

“Estamos estudiando posibles denuncias ante organismos internacionales, las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, que velan por los derechos humanos, ante la imposibilidad de hacer reclamos o demandas legales dentro de Nicaragua”, dijo el Padre Tojeira, agregando que otras órdenes y organizaciones relacionadas con la Iglesia católica en Nicaragua han sufrido penurias similares debido a órdenes gubernamentales o fallos del poder judicial nicaragüense.

Reacciones de los jesuitas y de universidades de América Latina
Información adicional
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Fuentes

Vatican News / BBC Mundo / America Magazine / Videos: Audiovisuales UCA – BBC Mundo / Foto: Arnulfo Franco (AP)

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