Unidad católica – ortodoxa avanza al revisar la historia

11:00 a.m. | 18 ago 23 (AO/VN).- La comisión de diálogo ecuménico entre la Iglesia católica y las ortodoxas aprobó una posición común sobre cómo se vivió la sinodalidad y el primado en el segundo milenio de historia de la Iglesia, temas claves en sus relaciones. La comisión, que se reúne desde 1979 y cuyo último encuentro se remonta al 2016, ha buscado una lectura común de la historia y un diálogo abierto para impulsar la confianza mutua, ante la complejidad del presente y con esperanza hacia el futuro. Del estudio se destaca que ni para los católicos la sinodalidad es “meramente consultiva”, ni para los ortodoxos el primado es “meramente honorífico”.

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La unidad entre católicos y ortodoxos dio otro paso hacia adelante. Esta es la principal conclusión tras la última plenaria de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa -fundada por Juan Pablo II en 1979- que ha celebrado su 15a edición y cuyo último antecedente se dio en la localidad italiana de Chieti en 2016.

El encuentro de este año, celebrado en Alejandría (Egipto), fue copresidido por el cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y por el metropolitano Job de Pisidia, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. En total, se reunieron 18 representantes del ámbito católico y 10 comunidades nacionales ortodoxas, sin contar con el Patriarcado Ortodoxo de Moscú, encabezado por Cirilo, cada vez más distanciado de Constantinopla y del patriarca Bartolomé.

Como en cada reunión de la Comisión, al cierre de la misma se ha hecho público un amplio texto de acuerdo, conocido este último extraoficialmente como “Documento de Alejandría” y titulado como tal así: “Sinodalidad y primacía en el segundo milenio y hoy”. La reflexión sobre ambos principios, que vertebra la reflexión teológica entre ortodoxos y católicos en las últimas décadas, ha ido un paso más allá y, desde la certeza de que “nuestro Señor oró para que sus discípulos ‘sean todos uno’ (Jn 17, 21)”, ambas confesiones se comprometen “a encontrar los medios para superar la alienación y la separación que se produjeron durante el segundo milenio”.

Para ello, se dedica un meticuloso análisis histórico a analizar qué cambió para que, tras un primer milenio marcado por la “unidad en la diversidad” del cristianismo, en el segundo, en el año 1504, llegara un “cisma”. Así, si bien al principio “el vínculo de unidad se manifestaba en las múltiples reuniones de los obispos en concilios o sínodos para discutir en común cuestiones de doctrina y de práctica”, habiendo una “comunión” que “se veía favorecida por la cooperación entre las cinco sedes patriarcales”, llegó un momento en el que “la práctica de la sinodalidad y la primacía” se debilitó hasta romperse.

VIDEO. Acuerdo entre ortodoxos y católicos sobre el primado del Papa y sinodalidad (2016)

 

Hitos históricos para la separación: excomuniones y cruzadas

El culmen se dio en “la agitada historia del segundo milenio”, marcada por muchos episodios críticos. Empezando por “las excomuniones de 1054” y siguiendo por “las cruzadas, y en particular de la conquista de Constantinopla por la cuarta cruzada (1204)”. Mientras en Occidente, en virtud de “la falsa Donación de Constantino” (origen de los Estados Pontificios), se “subrayaba la figura central del Papa en la Iglesia latina”, en Oriente se ponía en valor la autonomía de sus primados, que a su vez ejercían la autoridad en sus Iglesias desde la “sinodalidad”.

Un momento de ruptura se dio con el IV Concilio de Letrán (1215), cuya Constitución afirmaba que “la Iglesia romana (…), por disposición del Señor, tiene una primacía de potestad ordinaria sobre todas las demás Iglesias, en cuanto es madre y maestra de todos los fieles de Cristo”. Llamamiento que “no fue aceptado” por los patriarcas orientales.


Comprensión auténtica

Ahora, a la luz de la Historia y conscientes de que en el inicio de este tercer milenio se puede y debe virar el rumbo, se llama a “una comprensión auténtica de la sinodalidad y la primacía en la Iglesia”. En sus conclusiones, el Documento de Alejandría subraya que “la interdependencia de sinodalidad y primado es un principio fundamental en la vida de la Iglesia”. Por un lado, “la Iglesia no se entiende propiamente como una pirámide, con un primado que gobierna desde la cima; pero tampoco como una federación de Iglesias autosuficientes”. Ambas interpretaciones son inadecuadas, según el estudio de la historia de la Iglesia en el segundo milenio.


¿Nueva visión del papel del Papa?

Aunque en la Iglesia católica tiene más peso el primado del Papa, “está claro que para los católicos romanos la sinodalidad no es meramente consultiva”. De hecho, en los últimos tiempos “hay un esfuerzo creciente para promoverla en todos los niveles”. Al mismo tiempo, mientras que las Iglesias ortodoxas son más sinodales, para ellas “el primado no es meramente honorífico”. Una vía para superar esta aparente contradicción la dio el Concilio Vaticano II, que “abrió nuevas perspectivas al interpretar fundamentalmente el misterio de la Iglesia como un [misterio] de comunión”.

Las conclusiones también reconocen que existe en la Iglesia católica una “buena disposición para distinguir entre lo que se podría denominar el ministerio patriarcal del Papa dentro de la Iglesia latina de su servicio primado en relación a la comunión de todas las Iglesias”. Es decir, que en un hipotético contexto futuro de plena comunión, su autoridad podría vivirse de forma diferente respecto a la Iglesia católica romana y a las demás. Esta voluntad “ofrece nuevas oportunidades para el futuro”.

Con todo, el documento recuerda que la interdependencia entre sinodalidad y primado “debe aplicarse en un contexto histórico específico”. Bajo “nuevas circunstancias se exige una aplicación nueva”. Pero puede orientarse por “la valiosa guía” de cómo se vivieron en el primer milenio.


Implicaciones para los ortodoxos

Estas afirmaciones no solo son claves para el diálogo entre católicos y ortodoxos en lo relativo al papel del Obispo de Roma, principal punto de desacuerdo entre ellos. Como explica el experto en Ortodoxia Peter Anderson, “también tiene que ver con la cuestión de si el Patriarcado ecuménico de Constantinopla solo tiene una posición honorífica” entre las Iglesias ortodoxas, “o si también tiene una cierta autoridad sobre las otras Iglesias ortodoxas locales”. Las diferencias en este punto son las que han llevado a la división actual entre Iglesias ortodoxas. Desde Moscú niegan que Constantinopla tenga cualquier autoridad para, por ejemplo, conceder la independencia a una nueva Iglesia ortodoxa, como se hizo en 2019 con la Iglesia ortodoxa de Ucrania.

Esta división se ha puesto de manifiesto en el encuentro de Alejandría. En él, participaron diez Iglesias ortodoxas, pero estuvieron ausentes las de Moscú, Bulgaria, Antioquía y Serbia. Desde 2019, el Patriarcado de Moscú no participa en ninguna entidad u encuentro que presida o copresida el Patriarcado de Constantinopla, como es el caso de la Comisión Mixta Internacional. También ha roto la comunión con el Patriarcado de Alejandría, que ha reconocido a la Iglesia ortodoxa de Ucrania.

La Iglesia ortodoxa búlgara lleva décadas sin participar en el diálogo ecuménico. En cuanto a las de Antioquía y Serbia, aunque no han roto la comunión ni con Constantinopla ni con Alejandría, son cercanas a Moscú. A diferencia de ellas, las Iglesias ortodoxas polaca y checa y eslava sí participaron, a pesar de estar también próximas a Rusia.


Fundamentos teológicos

Por otro lado, el comunicado final explica que la delegación del Patriarcado de Georgia expresó su desacuerdo con algunos párrafos del documento. Con todo, no puso obstáculos a que se aprobara. “En general, el lado ortodoxo exige una aprobación unánime de todas las Iglesias ortodoxas presentes”, explica Anderson. Sin embargo, “parece que la Iglesia de Georgia probablemente afirmó que su descuerdo no debería ser fundamento para rechazar el documento”.

Es de prever que durante 2024 el Comité de Coordinación de la comisión se reúna para decidir el tema de la próxima plenaria, que acogerá la parte católica. Ya analizada la evolución histórica de la sinodalidad y el primado, Anderson apunta que un posible tema pueden ser sus aspectos teológicos. “Las discusiones puramente históricas no son suficientes”, pues la “Iglesia está profundamente enraizada en el misterio de la Santísima Trinidad, y es clave una eclesiología eucarística de comunión”.

VIDEO. Claves: ¿Quiénes son los ortodoxos y por qué se produjo el cisma?

Información adicional
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Fuentes

Revista Alfa y Omega / Revista Vida Nueva / Videos: Rome Reports / Foto: Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

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