La misa en la Montaña Negra

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11.00 a m| ROMA, 17 ago. 10 (CHIESA/BV).-La misa en la montaña negra la celebró el patriarca de Constantinopla por primera vez luego de muchos años, en un histórico monasterio derruido, con millares de fieles que llegaron desde Grecia y Rusia. Pero los cristianos desconfían de las concesiones hechas por el gobierno turco. El 15 de agosto, que para los ortodoxos es la fiesta de la Dormición de la Santa Madre de Dios, el gobierno turco ha autorizado la celebración de una Misa en un lugar que es símbolo de la fe cristiana de Oriente, tanto de su florecimiento como de su violenta erradicación: el monasterio de Sumela o (en griego) de la Virgen de la Montaña Negra.

La concesión fue recibida con sorpresa por la comunidad ortodoxa, no sólo en Turquía, donde los greco-bizantinos del patriarcado de Constantinopla se han reducido a unos pocos miles de fieles, sino también en el exterior, especialmente en Grecia y en Rusia. De todos modos, es una concesión limitada a unas pocas horas. La Misa podrá ser celebrada una sola vez, en la parte externa del monasterio, frente a sus ruinas.

En efecto, el monasterio de Sumela, luego de haber resistido durante quince siglos a las tempestades de la historia y luego de haber permanecido con vida durante el dominio otomano, ha sido vaciado y reducido a ruinas en 1923, con la cacería llevada a cabo contra los griegos ortodoxos por el actual Estado turco. Desde entonces no se ha podido celebrar allí jamás una Misa.

Para el 19 de agosto, el gobierno turco ha hecho una concesión análoga a los armenios. Ha autorizado la celebración de una Misa en la iglesia de la Santa Cruz, en Akhtamar, en una pequeña isla del lago de Van. Las autoridades turcas han rechazado el pedido del patriarca armenio, quien había pedido colocar una cruz en el vértice de la iglesia restaurada. La iglesia debe permanecer sin una cruz, sin campanas, sin insignias sagradas, sin pastores y sin fieles. En compensación, en la ceremonia de finalización de la restauración estaban en una gran muestra los retratos de Mustafa Kemal Atatürk, el fundador del Estado turco moderno.

En las Misas de Sumela y Akhtamar, del 15 y 19 de agosto, participaron y asistirán algunos miles de fieles, muchos de los cuales provienen del extranjero: un número inusitado por Turquía, cuna del primer cristianismo propagado por san Pablo y durante siglos tierra cristiana muy floreciente, pero donde hoy las Iglesias – esas poquísimas que hoy quedan – no tienen ni siquiera el reconocimiento jurídico.

Las concesiones hechas en este mes de agosto por el gobierno de Ankara son interpretadas como un movimiento en un tablero de ajedrez del problemático ingreso de Turquía a la Unión Europea, imposible en ausencia de estándares mínimos respecto a la libertad religiosa. Pero junto a estas y otras apariencias de apertura subsiste una consistente y persistente clausura. Uno de los motivos por el que las autoridades turcas combaten la libertad religiosa es el temor que, si aumentan los lugares de culto, pueden salir a la luz esos numerosos cristianos ocultos, registrados como musulmanes, que se considera viven en el país..

Imagen: (Panoramio) Monasterio de Sumela ubicado en la montaña Negra

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