“Economía de Francisco”: enseñanza católica para un mundo mejor

11:00 a.m. | 29 abr 22 (NCR/VTN).- Jeffrey Sachs, destacado economista especialista en desarrollo sostenible, es uno de los asesores principales de la iniciativa “Economía de Francisco”, movimiento internacional que agrupa miles de jóvenes economistas y empresarios comprometidos con una propuesta de una nueva economía inclusiva y responsable. En un artículo, Sachs expone las intenciones de esta convocatoria global y cómo se vinculan sus objetivos con el mensaje y enseñanza católica. Además, sirve como invitación abierta a unirse o seguir un programa que continuará en setiembre de este año, cuando se realizará el tercer encuentro mundial, que tendrá por primera vez un desarrollo presencial.

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Durante los dos últimos años hemos participado en una notable iniciativa del papa Francisco llamada la Economía de Francisco, un movimiento internacional de jóvenes economistas, empresarios y agentes de cambio comprometidos en un proceso de diálogo inclusivo y cambio global. La idea es desarrollar una nueva economía para el siglo XXI, que responda a los retos de nuestro tiempo. Con su inimitable sabiduría, el Papa encomendó la tarea a jóvenes economistas de todo el mundo, con veteranos como nosotros como asesores y cajas de resonancia. ¿Por qué los jóvenes quieren y necesitan una nueva economía? ¿No está funcionando muy bien el sistema de mercado? No en la opinión de Francisco, ni en la de los jóvenes del mundo. Y estamos de acuerdo.

Los jóvenes de hoy estarán hasta el final del siglo XXI. Pero, ¿a qué tipo de mundo se enfrentarán? Teniendo en cuenta que las catástrofes climáticas ya nos afectan, ¿cuánto más graves serán estas catástrofes en 2050 o 2070? Si ya nos hemos enfrentado a innumerables epidemias en los primeros años de este siglo -la última es la COVID-19-, ¿a cuántas más se enfrentarán los jóvenes de hoy en su vida? Si la combinación del cambio tecnológico, la globalización y la política plutocrática alimenta la desigualdad y el descontento, ¿cómo socavará esta desigualdad la estabilidad social y la democracia en las próximas décadas? Si millones de personas ya se ven obligadas a emigrar debido a la sequía, la violencia y el hambre, ¿cuántas más se verán desarraigadas de sus hogares?

La Iglesia católica tiene mucho que decir sobre todas estas cuestiones, no como especialistas técnicos, sino como portadores de un mensaje moral de 2.000 años de antigüedad, según el cual debemos tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. No es de extrañar que una enseñanza similar haya surgido en otros lugares del mundo. Confucio ofreció un mensaje similar al Estado Lu, y la civilización china se ha beneficiado durante más de dos milenios de la sabiduría confuciana. Nuestra economía actual no se basa en dichos principios morales. Se basa en una idea muy diferente: que si cada uno persigue sus propios objetivos, podemos alcanzar el bien común. Adam Smith fue el artífice de este punto de vista, al que llamó la “mano invisible” de la economía de mercado. Hay cierta sabiduría en ello: La iniciativa individual motivada por los beneficios puede dar lugar a innovaciones extraordinarias y al crecimiento económico.

Sin embargo, la mano invisible resulta ser un concepto profundamente imperfecto, que conduce a la complacencia frente al sufrimiento y a la destrucción involuntaria de la propia Tierra. Cuando cada persona mira principalmente por sí misma, esperando que el milagro del mercado arregle las cosas, el resultado resulta ser un nivel asombroso de indiferencia ante la creciente gama de calamidades globales. El papa Francisco ha llamado a esto la globalización de la indiferencia.

Aunque la Iglesia católica no se especializa en el análisis técnico de la economía, ha desarrollado un corpus de pensamiento, llamado enseñanza social católica, que ofrece valiosas ideas éticas para los jóvenes que se dedican a repensar la economía mundial. Estas enseñanzas se basan en la sabiduría acumulada de dos milenios de reflexiones sobre la justicia, la equidad, la reciprocidad y la responsabilidad de algunos de los más grandes pensadores de la historia.

Las enseñanzas sociales católicas modernas se han desarrollado con perspectivas sólidas desde finales del siglo XIX, cuando la Iglesia comenzó a lidiar con las profundas desarticulaciones sociales y económicas provocadas por la industrialización. Estas enseñanzas han identificado preceptos éticos para la vida económica y la gestión del Estado, centrados en el bien común y rechazando tanto el colectivismo asfixiante como el libre mercado sin restricciones. Un principio clave es el destino universal de los bienes, lo que significa que la economía debe beneficiar a todas las personas. En contraste con la ideología del libre mercado, la propiedad privada no es un derecho absoluto o incondicional. La ayuda a los pobres y la protección de la Tierra son prioridades éticas.

Hemos visto de cerca cómo se aplican estos principios éticos a los grandes desafíos de nuestro tiempo. Al abordar cuestiones como el cambio climático, la exclusión económica, el tráfico de personas o la protección de la selva amazónica y sus comunidades indígenas, la Iglesia explora sistemáticamente los mejores conocimientos científicos y éticos sobre estas cuestiones. La Pontificia Academia de las Ciencias y la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, entre otras instancias de la Santa Sede, se ponen en contacto con los mejores especialistas y profesionales de todo el mundo, extrayendo las ideas de personas de todas las religiones y regiones. Las ideas técnicas se estudian y se discuten, y sobre todo se consideran desde una perspectiva moral. La primera pregunta que hay que hacerse es qué significan para los pobres, los vulnerables, los jóvenes y las generaciones futuras.

Estas ideas inspiran al Papa, que comparte sus reflexiones éticas con el mundo en sus encíclicas y otras comunicaciones. También se convierten en la fuente desde la cual los jóvenes deliberan en la Economía de Francisco. Las dos encíclicas recientes de Francisco, Laudato Si y Fratelli Tutti, son poderosos ejemplos de este proceso único. En Laudato Si, ofreció una visión moral convincente para hacer frente a la crisis del cambio climático. La encíclica fue ampliamente leída por los líderes del mundo en el período inmediatamente previo a la convención sobre el clima de 2015 que adoptó el acuerdo climático de París. En Fratelli Tutti, Francisco nos aconseja a todos, cómo tender la mano para cooperar con los demás y superar las divisiones nacionales, religiosas, raciales y étnicas.

Su mensaje es tan claro como poderoso. Como él dice: “La interdependencia nos obliga a pensar en un mundo con un plan común”. Necesitamos, en definitiva, superar nuestra indiferencia, nuestros conflictos y nuestro excesivo individualismo para trabajar juntos como una sola familia humana unida por un propósito común. Parte de nuestro trabajo conjunto en el Vaticano en los últimos años ha consistido en colaborar con líderes religiosos de muchas confesiones, filósofos y expertos técnicos para ayudar a encontrar las bases de este plan común. Esto también forma parte del trabajo de los jóvenes de Asís. Las noticias en este frente son buenas. Vemos todos los indicios de que la esperanza del Papa de un plan común está al alcance de la mano. Cristianos, judíos, musulmanes, budistas, hindúes, confucianos, líderes indígenas y filósofos seculares han encontrado una y otra vez que hay perspectivas comunes sobre cómo proceder en favor del interés común global.

Recomendamos encarecidamente la gran alegría de profundizar en las enseñanzas sociales de la Iglesia, empezando por las recientes encíclicas del Papa. Los jóvenes de Asís y nuestros propios estudiantes de todo el mundo están de acuerdo de corazón. No es muy frecuente que uno pueda dedicarse intensamente al pensamiento de Aristóteles, Jesús, Tomás de Aquino, Francisco de Asís, el Patriarca Ecuménico Bartolomé de Constantinopla, el Gran Imán Sheikh Ahmad el-Tayeb de la Universidad de Al-Azhar y el papa Francisco. Las enseñanzas sociales de la Iglesia hacen posible que todo el mundo se una a esta conversación de 2.000 años de antigüedad. Esta conversación puede ser un trampolín para un mundo mejor. Ese es el verdadero objetivo de la Economía de Francisco.

ENLACE. La Economía de Francisco: repensar la empresa desde los Derechos Humanos

 

En septiembre llega Economía de Francisco en modalidad presencial

Tres días de debate y escucha para una economía con un rostro más humano. Este es el objetivo de “La economía de Francisco”, que se celebrará del 22 al 24 de septiembre de 2022, en Asís. El evento cuenta con el firme apoyo del papa Francisco, que ha invitado en repetidas ocasiones a los jóvenes a dejar aflorar sus ideas y sueños, para un cambio radical de la economía. “Ustedes no son el futuro: son el presente”, dijo el Papa en varias ocasiones, subrayando cómo el planeta necesitaba y sigue necesitando del coraje de los jóvenes.

“Sólo construyendo una economía del compartir, más atenta al hombre que al dinero, podremos sentar las bases para construir un mundo menos desequilibrado y menos expuesto a tensiones, conflictos y guerras”. Son las palabras del obispo de Asís, monseñor Domenico Sorrentino, presidente del comité promotor de “La economía de Francisco”. En los últimos años, la iniciativa ha tenido lugar principalmente en la modalidad online, debido al Covid, pero hoy pesa la guerra de Ucrania, una página oscura que -dice Sorrentino- demuestra “que nuestro sistema está equivocado”. Por su parte, el profesor Luigino Bruni, catedrático de Economía Política e Historia del Pensamiento Económico de la Universidad LUMSA, que también es el director científico del evento, comparte la misma opinión: “Estos retos de la humanidad nos dicen que es necesaria una nueva economía, sostenible para el planeta, para las relaciones humanas, para la justicia. Los jóvenes no quieren huir y encerrarse, sino comprometerse con el verdadero bien común”.

La economía de Francisco en cifras

La Economía de Francisco nace tras la invitación que el Papa envió el 1 de mayo de 2019 a economistas, emprendedores y empresarios menores de 35 años del mundo. En los dos años anteriores han participado desde los cinco continentes decenas de miles de jóvenes de 120 países, principalmente de Italia, Brasil, Estados Unidos, Argentina, España, Portugal, Francia, México, Alemania y el Reino Unido. Se retransmitieron en directo dos eventos globales online con más de 500 mil visitas, más de 50 seminarios web, unos 25 proyectos empresariales, 2 escuelas de EoF online y la primera Summer School presencial, una Academia EoF con 18 investigadores y 25 miembros senior.

Estos son algunos de los números de Economía de Francisco, pero también cabe destacar: más de 50 expertos de renombre internacional que participan (incluyendo 3 premios Nobel), 2 mensajes de vídeo que el Papa dirigió a los jóvenes de EoF. Doce “aldeas” temáticas virtuales, entre las que se encuentran Trabajo y Cuidados; Energía y Pobreza; Vocación y Beneficios. Toda la información y novedades están disponibles en la web y en los canales sociales oficiales del evento: Facebook @francescoeconomy; Instagram @francesco_economy; Twitter @FrancescoEcon; Youtube y Flickr.

ENLACE. Invitación para participar de La Economía de Francisco (evento 2022)

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Fuentes

National Catholic Reporter / Vatican News / Video: Iglesia de Santiago / Foto: Vatican Media

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