Decálogo para una sana democracia

10:00 p.m. | 17 mar 22 (PVI/VN).- Es posible “recuperar una sana democracia al servicio de la dignidad de la persona y del bien común de la sociedad”, explicó el presidente del episcopado español durante la inauguración del Congreso Iglesia y Democracia, y luego presentó un decálogo “meditado desde Fratelli Tutti” para enriquecerla y cuidarla. El congreso, que reunió conferencias, mesas redondas, y otros invitados como Adela Cortina, fue organizado por la Fundación Pablo VI con el objetivo de potenciar “el rol de la Iglesia en la sociedad y su diálogo con la política, la economía, sociedad civil, la ciencia y la cultura”. Aquí reunimos reseñas, enlaces y videos de toda la programación del evento.

——————————————————————————————–

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, inauguró el II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática de la Fundación Pablo VI, celebrado el 9 y 10 de marzo. Poniendo en valor el objetivo de este Congreso, “que hace mucho bien” al sentar en la misma mesa a personas de distintas instituciones y sectores que trabajan para edificar una sociedad “más humana, más justa y fraterna”, reconoció y pidió perdón por los “errores gravísimos” provocados por miembros de la Iglesia, mientras resaltó su verdadera misión que sigue siendo fundamental ante los retos del mundo hacia el futuro en relación a la sociedad democrática.

Sugirió que la Iglesia no puede quedar excluida de un diálogo en el que puede aportar un bagaje de más de 2.000 años de historia “que ha permanecido en permanente reforma y conversión”. Porque el mensaje de Jesucristo es profundamente actual y sobre él se puede inspirar un sistema democrático “al servicio del ser humano”. Si ese fin se pierde de vista, como sucede en nuestros días, se produce un retroceso y un “escepticismo democrático”. Para frenarlo y revertirlo, el cardenal ha ofrecido un decálogo por una “sana democracia” basado en la encíclica social del papa Francisco:

1) No hay democracia que dure en el tiempo sin una buena política y unos buenos políticos. La democracia no es eterna, si se corrompe se destruye.

2) No hay democracia que perviva si no hay justicia social. Es indispensable atacar la creciente pobreza y desigualdad económica con todas las herramientas posibles.

3) La democracia muere cuando deja de promover una economía al servicio de las personas que gestione de manera eficaz y eficientemente los recursos, haciendo frente a la creciente pobreza y desigualdad social, que son el caldo de cultivo de los populismos que destrozan la democracia.

4) La democracia es compleja y, por tanto, requiere la participación, la implicación, el esfuerzo y la paciencia de los políticos y también de todos los ciudadanos. Es una forma familiar de vida que hemos de cuidar y respetar entre todos para que no se pervierta ni se destruya.

5) Los medios de comunicación son vitales en una democracia. De ahí que los gobiernos traten de controlarlos. Hemos de acabar con esta práctica. Los ciudadanos tienen necesidad de una buena información para evitar ser manipulados.

6) Una sana democracia no enfrenta el sector público al sector privado, sino que promueve su cooperación y asegura un uso eficaz de los recursos en beneficio de los ciudadanos, evitando duplicidades ineficientes e innecesarias.

7) Una sana democracia que quiera perdurar en el tiempo debe poner todos los medios a su alcance para que los ciudadanos, a pesar de sus diferencias de opinión, no se vean como enemigos o competidores, sino como hermanos.

8) Necesitamos una democracia que descubra el diálogo auténtico y respetuoso, la escucha real, la reflexión profunda y sosegada sobre los temas importantes, y no las prisas a las que someten los lobbies de diversas ideologías. La Iglesia está redescubriendo el camino de la sinodalidad, que no es el de las mayorías simples de votos, sino el camino más lento, pero más seguro y firme del consenso.

9) Una democracia que no se preocupa por sus jóvenes y por sus ancianos, es una sociedad que agoniza.

10) Una auténtica democracia respeta los derechos fundamentales, entre los cuales se encuentra el derecho a la libertad religiosa. Quiero recordar que la Iglesia católica no pide privilegios, pero tampoco quiere que se la discrimine.

Una mirada a los retos del mundo futuro desde la solidaridad

El mundo se enfrenta a multitud de retos que van más allá de campos cerrados como la economía, la política o la educación. Algunos de ellos se abordaron en uno de los coloquios del congreso, con las miradas de la filósofa Adela Cortina, catedrática de Ética de la Universidad de Valencia, la viróloga Isabel Sola, codirectora del Laboratorio de Coronavirus CNB-CSIC y la misionera Victoria Braquehais, de la congregación de la Pureza de María. A modo de encuentro multidisciplinar se han abordado asuntos como el retroceso de las democracias, algo que para Adela Cortina estamos viendo desde los años 90 y que nos sitúa “en un punto de inflexión” en el que debe primar un espíritu de solidaridad y esperanza para no anteponer la seguridad a una “libertad bien entendida”.

Cortina fue tajante en afirmar que “ante lo sufrido con autocracias y totalitarismos en el siglo XX, no nos ha servido de nada, no hemos aprendido nada”. “Atravesamos un momento muy preocupante… la crisis de Ucrania nos ha dejado absolutamente estupefactos”, aseveró sobre la invasión rusa. Hizo un llamado para defender “los valores de la democracia liberal y social” y no darlos por conquistados. “Son valores básicos que se pueden perder, más en este momento de cambio de la historia”, compartió.

“Yo me identifico con la esperanza, que es una virtud ética que hay que construir, necesitamos razones para la esperanza”, reflexionó la filósofa que puso en valor la fortaleza y resiliencia del pueblo ucraniano, así como a los ciudadanos rusos que, sin ser mayoría en las calles “se la han jugado y están dispuestos a decir ‘no en mi nombre’ para que se masacre a un país pacífico”. “Nuestra esperanza está en esas personas que en cualquier lugar del mundo dicen: Esto no se pude permitir”, rubricó.

La presencia de la viróloga Isabel Sola ha permitido analizar la situación actual de la COVID-19, una realidad que nos da “razones para la esperanza”, que nos recuerda la importancia de invertir en ciencia y que ha puesto a la humanidad ante la certeza de su “vulnerabilidad”, algo que para algunos es difícil de asumir y lleva a crear “explicaciones alternativas” o negacionistas. Ese shock trascendental ha llevado a Adela Cortina a pedir un cambio de mentalidad en el que se ponga en valor la dignidad de cada persona. El mundo que deja la pandemia es distinto.

Ahora, con la invasión de Rusia a Ucrania nos encontramos con una nueva crisis de refugiados que requiere de una respuesta que ya se tendría que haber dado en otros lugares y con otros pueblos, recordaba Cortina. “El tema de asilo y refugio se está dando en todos los rincones de la Tierra. Y ya que hemos aprendido que hay que acoger a los que vienen de Ucrania, acojamos a todos. Ahí están los seis millones que han huido de Venezuela. Los refugiados es un tema que hay que resolverlo globalmente”.

Por su parte, la hermana Victoria reconoció que ve el mundo “desde la periferia” y pide que se abra la mirada para comprender que hay otras realidades. La religiosa ha podido ver el mundo de la inmigración desde el otro lado, desde el punto de partida de aquellos que tienen un sueño de una vida mejor y por eso pide una regulación atenta a dos horizontes, “el de que todo ser humano tiene derecho a desarrollar su vida donde quiera” y el de resolver el problema de fondo que es el de “invertir y capacitar a los países en vías de desarrollo”. Y a propósito de la pobreza, entre los caminos para reducir ese problema mundial, ha insistido en priorizar el acceso a la educación, especialmente el de las niñas.

Información relacionada
Antecedentes
Fuentes

Fundación Pablo VI (2) / Revista Vida Nueva (2) / Videos y Fotos: Fundación Pablo VI

Puntuación: 5 / Votos: 1

Buena Voz

Buena Voz es un Servicio de Información y Documentación religiosa y de la Iglesia que llega a personas interesadas de nuestra comunidad universitaria. Este servicio ayuda a afianzar nuestra identidad como católicos, y es un punto de partida para conversar sobre los temas tratados en las informaciones o documentos enviados. No se trata de un vocero oficial, ni un organismo formal, sino la iniciativa libre y espontánea de un grupo de interesados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *