El universo digital: manipulación desde el poder

10:00 a m| 27 ago 19 (GCP/VATN).- Ahora muchos líderes políticos emplean las redes sociales como espacios privilegiados para tener acceso a los electores, y no es complicado ejercer vigilancia y control. Así explica el sacerdote y teólogo German Rosa, cómo la revolución tecnológica digital alteró la cultura y el modo de hacer política.

También comenta sobre el sentido de la colectividad, ahora opacado por un narcisismo digital que nos aleja de la realidad. El sacerdote hondureño, con referencias del filósofo contemporáneo Byung-Chul Han, reflexiona sobre estas amenazas y sugiere alguna receta pensada desde la solidaridad.

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Para el P. Rosa, un recurso muy utilizado por políticos en las redes sociales consiste en no debatir lo realmente importante, sino aquello que distrae. “Así se sigue practicando la eterna estrategia de ‘pan y circo’, para que el pueblo se olvide de los sufrimientos y de su propia tragedia. La charlatanería, el folklore político, los pleitos cargados de humorismo hacen que no salgan a la luz los problemas políticos, sociales, económicos en las campañas políticas o cuando se está gobernando. Desafortunadamente esto está ocurriendo en muchos países del mundo”.

German Rosa se apoya en los aportes del filósofo Byung-Chul en su obra “El enjambre”, particularmente en el concepto de “enjambre digital”, quien lo explica así: “A diferencia de la masa clásica, el enjambre digital consta de individuos aislados, carecen de alma, de un nosotros capaz de una acción común, de andar en una dirección o de manifestarse en una voz”.

“La híper-comunicación digital destruye el silencio que necesita el alma para reflexionar y para ser ella misma. Se percibe solo ruido, sin sentido, sin coherencia. Todo ello impide la formación de un contrapoder que pudiera cuestionar el orden establecido, que adquiere así rasgos totalitarios”.

Rosa continúa citando: “El enjambre no permite el silencio, tampoco pensar ni la reflexión” (…) “El enjambre digital promueve modelos de colectividad o movimientos sociales fugaces e inestables. A los enjambres digitales les falta decisión, no desarrollan energías políticas, tampoco son capaces de cuestionar las relaciones de poder dominantes”.

Para el filósofo coreano, la imagen de las abejas le sirve para explicar lo que sucede en los humanos: “El enjambre digital estimula los impulsos electrónicos, son como las abejas que persiguen a los internautas, los acosan, les crean adicción y las redes sociales fácilmente se convierten en cadenas que someten y doblegan la voluntad y la libertad humana. El enjambre digital condiciona y crea un modo específico de pensar y de acción política volátil y fugaz, crea consenso y hegemonía social y política sobre la base de que todo es efímero y nada es permanente”.

German Rosa insiste: “La dependencia y la adicción que crean las redes sociales son insidiosas y hacen creer que cuanto más conectados a la red estamos somos más felices. Pero no podemos olvidar que la felicidad real se vive cuando se comparte con los otros, superando el narcisismo digital. Asumiendo responsabilidades comunitarias, creando verdaderas comunidades de seres reales físicos y no solo reales virtuales, haciendo posible una comunidad sanamente fraterna y solidaria”.

“La verdadera humanidad en las redes sociales se recupera no solo desde lo virtual-real, sino desde lo real-físico e histórico en la sociedad a través de la cultura del encuentro con la realidad humana, y no solo con aquella realidad que causa placer, satisfacción, sino con tantas personas que sufren, los empobrecidos, los excluidos, los desvalidos, las víctimas de la historia”.

El P. Rosa subraya que muchos son los impactos que tiene la revolución digital en la sociedad actual; sin embargo, es prioritario “recuperar el potencial educativo y de sociabilidad para crear vínculos de solidaridad humana, para abrirnos a los otros y para humanizar la técnica en función de resolver los grandes problemas de la humanidad y de nuestro mundo de hoy”.

 

En el Enjambre: el pensamiento de Byung-Chul Han

En esta obra el universo digital es el centro del debate, un universo que nos ha obligado a dejar de ser individuos que trabajan en pos de una colectividad y nos ha conformado en un “enjambre digital” en el cual solo nos preocupamos por nosotros mismos. Ya no se perciben las voces de los individuos sino “ruido”, cuestión que puede ser observable cuando uno ingresa a redes sociales, en estos espacios el individuo deja de ser un agente que manifieste ideas para la comunidad y solo se vuelve parte del ruido informático.

La noción de colectividad en este entorno se vuelve volátil e inestable, no piensa más en una idea de masa tal y como la pensarían otros críticos de la sociedad. Considera que hoy los medios y en particular las redes sociales, se vuelven medios que desmediatizan la comunicación, en donde cada individuo es capaz de divulgar lo que mejor le plazca y volverse el agente que determine lo que debe comunicarse, por eso es que al pensar en estos medios “desmediatizados” piensa que lo que se genera es ruido.

La “indignación digital” que ha sido aplaudida por muchos teóricos como Manuel Castells para Han no es capaz de acción, es más adolece de narrativa, se vuelve un estado afectivo. Esto ha provocado que los representantes políticos sean barreras que detienen la presión de la desmediatización, no es como algunos piensan que la política se esté desmediatizando al contrario hoy vivimos más mediatizados que nunca.

Es la rápida velocidad con la que la vida social se está fragmentando y un sistema de medios de comunicación que nos aleja de pensar las cosas de manera compleja, hoy no se tiene amplitud de mirada, hoy los aparatos electrónicos nos han generado una nueva forma de coacción, una en la cual nos autoesclavizamos y volvemos que todo lugar sea nuestro puesto de trabajo, a donde quiera que vamos nos movemos acompañados de un instrumento que extiende los espacios del área de trabajo de manera ilimitada.

Nos está erosionando como comunidad, destruyendo el espacio público y acrecentando de manera preocupante el aislamiento que vivimos, y en donde a la par de esta soledad que estamos alimentando estamos atrofiando el pensamiento.

 

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Fuentes:

Vatican News / Grado Cero Prensa

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