Un joven mártir de la anticorrupción

1:00 p.m. | 25 jun 21 (VN/SE).- “Se puede ser santo y joven” es un ciclo de coloquios que organizó la Universidad Católica Argentina. En uno de los encuentros se presentó aspectos desconocidos de la figura de Floribert Bwana Chui, joven congoleño, asesinado en 2007 por haber rechazado un soborno de parte de las autoridades a cambio de dejar pasar una partida de arroz en mal estado, que habría dañado la salud del pueblo. Además de Floribert, se dialogó también sobre la experiencia de vida de los beatos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati. Por su modalidad virtual, la UCA ha difundido los videos de estas presentaciones.

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La historia dramática de Floribert hay que contextualizarla en la historia convulsionada en que se encuentra, desde hace muchas décadas, la República Democrática del Congo. En esta perspectiva, asume un valor muy importante dar a conocer la vida y los valores de una firme fe cristiana a los jóvenes y público en general de nuestros países, de quien, como Floribert con sus 26 años, ha donado su vida para resistir a la corrupción e indicar a las nuevas generaciones congoleñas, y no solo, el valor de la integridad.

Esto mismo ha señalado en una apasionada entrevista, el obispo emérito de Goma, Mons. Teophile Kaboy, que en 2016 inició el proceso diocesano para la futura beatificación del joven mártir congoleño, hoy declarado Siervo de Dios. Sabemos que la corrupción es un fenómeno mundial que también en estos últimos tiempos de pandemia ha asumido en América Latina tal magnitud, al punto de amenazar la estabilidad de sistemas democráticos latinoamericanos, ya tan golpeados por políticas, muchas veces, autoritarias y populistas.

En el coloquio de la UCA se ha escuchado el testimonio del padre Francesco Tedeschi, italiano, postulador general de la causa de beatificación de Floribert, quien ha evidenciado las fuertes raíces cristianas del joven mártir, su espíritu evangélico, su profundo amor por los pobres, que le había sido comunicado a través de la amistad brindada por la Comunidad de San Egidio a comienzos del 2000.

Su servicio generoso a los niños de la calle de la ciudad de Goma había madurado en Floribert el deseo de no poner sus preocupaciones personales por encima del pedido de los más pobres. Esta integridad de Floribert brotará con fuerza cuando será promovido en su trabajo como inspector de la Aduana. En este puesto de responsabilidad vivirá la elección evangélica, como ha subrayado Francesco Tedeschi, entre Dios y el dinero, eligiendo donar su vida en pos del bien común, que en este caso era la salud del pueblo.

Es importante destacar el análisis que durante el coloquio ha realizado el historiador italiano Francesco De Palma, autor de una biografía sobre Floribert, remarcando el contexto de inestabilidad permanente del país congoleño, desde de los tiempos de la independencia con la muerte del primer ministro Lubumba, pasando por la larga dictadura de Mobutu, que cambia hasta el nombre del país por Zaire, hasta el gobierno de Laurent Kabila y luego de su hijo Joseph.

ENLACE. Coloquio: Floribert Bwana Chui (VIDEO)

 

Responsabilidad ante los demás

Floribert nace el 13 de junio de 1981 en Goma, al este de la República Democrática del Congo, en la frontera con Ruanda, y crece en un tiempo que no conoce la paz, a causa de dos recientes sangrientas guerras. Sin dejar de lado los estudios, que termina el verano de 2006 licenciándose en Economía, presta su ayuda a los niños de la calle. Luego empieza a trabajar en Kinshasa, en la Office Congolais de Contrôle (OCC), la agencia estatal que se ocupa de comprobar la calidad de las mercancías que transitan por el Congo. Poco después, Floribert es trasladado a Goma, donde viven sus padres, su prometida, sus amigos y muchos niños de la calle a los que conoce. Allí aumenta la responsabilidad que tiene. Sobre todo, por su conciencia de creyente: a través del trabajo siente que la vida y la salud de la gente dependen de sus decisiones.

En su calidad de controlador de calidad alimenticia, debe secuestrar y destruir las partidas alimentarias que entran en el Congo desde Ruanda por los pasos fronterizos de Goma sin los requisitos higiénicos comerciales previstos por la ley. La honestidad se alimenta de la fe. Floribert encuentra fuerzas en la fe. En su Biblia hay un pasaje subrayado que lo interpela: “A los soldados que le preguntan ‘Y nosotros ¿qué debemos hacer?’ él les contestó: ‘No hagáis extorsión a nadie; no hagáis denuncias falsas y contentaos con vuestra soldada'” (Lc 3,12-14). Para Floribert es un imperativo moral: no exigir nada más de lo que está fijado. La vida de Floribert enseña que si alguien no empieza a rebelarse contra la corrupción, la historia común no se salvará.

Entre finales de junio y principios de 2007 Floribert le confía a un amigo: “Se reciben muchas presiones. Pero no quiero ceder. Si no destruyera lo que es perjudicial para la salud de tanta gente, si aceptara la corrupción, sería como traicionar todo lo que he creído, sería como se aceptara la mía, de destrucción. Yo sigo mi camino, he bloqueado grandes cantidades de arroz en mal estado. No puedo exponer a la población a ese peligro”.

El martirio de Floribert

Son décadas donde hay un saqueo sistemático de los recursos naturales de ese país africano, como los minerales preciosos, donde crecen también los choques étnicos entre decenas y decenas de grupos armados. El resultado de este clima de inestabilidad y de caos es el empobrecimiento del país, la búsqueda por parte de los jóvenes de encontrar un futuro en el enrolamiento de los grupos guerrilleros y en la participación de negocios ilícitos. En este clima de inestabilidad va ubicado, como ha notado el historiador italiano, el martirio del joven Floribert.

En los días previos a su desaparición, Floribert había sido amenazado y le habían ofrecido un soborno con miles de dólares. Esta oferta, si hubiera sido aceptada por el joven, habría significado un futuro tranquilo y sin problemas para él. En este sentido, como ha explicado el padre Tedeschi, Floribert evidencia su integridad y sus valores cristianos. Pocos días antes de su martirio, Floribert conversó sobre estos sobornos con una amiga religiosa, y una vez confirmada su elección de no ceder a estas propuestas, se encamina con coraje sorprendente, como ha comentado el obispo Kaboy de Goma, hacia el martirio.

La religiosa contó lo que Floribert le dijo: “El dinero desaparecerá pronto. En cambio, ¿qué habría sido de las personas que consumieran aquellos productos? ¿Vivo en Cristo o no? ¿Vivo para Cristo o no? Por eso no puedo aceptarlo. Es mejor morir antes que aceptar ese dinero”. Floribert fue encontrado dos días después del secuestro y su cuerpo presenta heridas y golpes de tortura. La entrega de su vida ha engendrado una nueva generación de congoleños donde la búsqueda de la plata fácil no es más el verdadero objetivo de sus vidas.

La antorcha de la integridad, como ha afirmado el obispo Kaboy, ilumina de perspectivas nuevas la vida de estos jóvenes, y cuando alguien en Goma y en los alrededores quiere infiltrar el virus de la corrupción, se han escuchado respuestas contundentes: “Nosotros somos como Floribert”. La integridad de la vida, la honestidad, ha ingresado en la conciencia de muchos. Su ejemplo de vida asume un valor universal y representa un llamado concreto a la resistencia contra el demonio de la corrupción, siempre al acecho.

ENLACE. Conocer más de la vida y martirio de Floribert Bwana Chui

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Fuentes:

Revista Vida Nueva / Comunidad San Egidio / UCA y Rome Reports (Videos)

 

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